A. En su camino del anuncio de la buena nueva del reino de Dios, Jesús experimento adhesión y rechazo. Muchos se hicieron sus discípulos y lo acompañaron en su camino. Pero también creció el número de sus adversarios que se opusieren a su camino. Hoy nos enteramos como estos le querían poner una trampa con la cuestión de los impuestos, una cuestión políticamente explosiva. Pero no quiero tratar el asunto de los impuestos, sino solamente fijarme en la palabra hipócrita de sus adversarios: “Maestro, sabemos que eres sincero, que enseñas realmente el camino de Dios”; eso suena como una profesión de fe. Ni los discípulos de Jesús hubieran podido expresar una mejor afirmación de su fe.B. Quiero invitarles a ustedes a apoderarse de esta confesión de fe y ponerla en práctica en su vida: “Sabemos que eres sincero, que enseñas realmente el camino de Dios”. En los Hechos de los Apóstoles podemos encontrar que las primeras comunidades de los discípulos de Jesús se autodenominó preferentemente: el camino. Lo que quería decir: el camino de Dios hacia nosotros y también nuestra comunidad de camino hacia Dios.
1. Sabemos que realmente enseñas el camino de Dios, dijeron sus adversarios. Jesús enseña realmente el camino de Dios a los hombres. El anuncia la buena nueva de que Dios no se ha olvidado de la humanidad y no la ha abandonado y no la ha perdido de su mirada. Por eso mandó a los profetas los cuales invitaron a la conversión desde la lejanía de Dios ofreciendo una alianza con él. Ellos anunciaron una venida definitiva de Dios y en la persona del Mesías hablan de un extraordinario enviado de Dios. Los discípulos de Jesús y también sus adversarios comprendieron muy bien que, con Jesús, Dios dio el último paso. Ahora se ha acercado, ya ha comenzado el reinado de Dios en el mundo. Jesús no es solamente un profeta que anuncia la venida de Dios, sino con él llegó Dios al mundo, él es el Hijo del eterno Padre que apareció haciéndose hombre.
2. Sabemos que realmente enseñas el camino de Dios, así afirmaron los adversarios de Jesús. Esto significa también que Jesús nos indica nuestro camino hacia Dios. Y no solamente lo anuncia, sino el mismo va adelante mostrándonos el camino con el ejemplo de su vida. Es el camino de vuelta a la casa paterna, el camino que lleva a Dios y a la vida eterna. El cristianismo es camino. Todos los días estamos llamados de nuevo a descubrir este camino, a emprenderlo y a seguirlo hasta el final. Conocemos la palabra de san Agustín: “Intranquilo es nuestro corazón, hasta que encuentra su quietud en Dios”. Hasta que encuentre el camino a la patria definitiva. Cristo es el más seguro guía en este nuestro camino a Dios. Y todos nosotros, sus discípulos, podemos y debemos ser guía para muchos otros, comenzando con la propia comunidad familiar y vecinal etc.
3. La palabra de los adversarios de Jesús se pueden entender en un tercer sentido. Jesús dice una vez: Yo soy el camino; no solamente indico el camino y voy adelante, sino yo soy el camino; el camino de Dios a nosotros y nuestro camino a Dios. Quien me encuentra a mí, encuentra la vida. Una comunión fiel, esperanzada y amante con Jesús ya se adelanta en el camino y es profunda comunión con Dios en Cristo Jesús.
Convendría leer de nuevo la carta de san Pablo a la comunidad de Tesalónica. También Pablo fue adversario de Cristo y se puso en el camino a perseguir a los seguidores del Señor; pero después se convirtió y anunció a Cristo como el camino de Dios a nosotros y de nosotros a Dios. Más o menos veinte años después de la muerte y resurrección del Señor, Pablo escribe a la comunidad cristiana de Tesalónica fundada por él: “A la iglesia de los tesalonicenses, fundada en Dios Padre y el Señor Jesucristo” y les escribe que continuamente agradece a Dios el Padre por su fe, por el esfuerzo de su amor y por la constancia de su esperanza en el Señor Jesucristo.
C. Celebramos la eucaristía para recuperar fuerzas y para poder permanecer en el camino que es Cristo Jesús. Amén. HG.JF.
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