Autor: Camino misionero
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Hoy Señor quiero ponerme en tu presencia con pocas palabras, para que seas Tú el que hable. Ayúdame a que mi oración sea sencilla y humilde, para poder acercarme a tu Voluntad y poder adentrarme en tus Misterios.
Pocos días han pasado en esta nueva Cuaresma, y ya se están comenzando a poner difíciles las cosas. El mundo parece que aún no se ha enterado que el carnaval a terminado, que deben “sujetarlo” al diablo que entre todos hemos desempolvado para que comience una serie de fiestas descontroladas y desenfrenadas, que no son otra cosa que recursos catárticos de una serie de infelicidades a la que en conjunto caímos, por no querer admitir que Sólo Tu BASTAS.
Definitivamente es así. Recurrimos a una vida que quiere ser un carnaval ininterrumpido. Buscamos, de alguna manera, a ése que nos acompañará, sin que medie conciencia, en nuestros bajos instintos, en nuestras pulsiones de muerte, en los deseos más privados y retorcidos que albergan nuestros abismos. Y… si! Debemos reconocer que necesitamos que nos despejen la cancha, para que salgamos a arrasar con todos nuestros deseos reprimidos.
No necesitamos de vos Señor.
Hoy lo queremos a él. Porque nos conviene. Él me promete que todo va ha resolverse ahora. Que la alegría la puedo conseguir en un abrir y cerrar de ojos. Me dice que son posibles todas mis fantasías. Y, para mejor, que no es difícil conseguirlas. Me coloca en el centro de la escena y veo que mis manos no son inútiles, me hace caer en cuenta que todo depende de mí. Que la ambición desmedida, no es otra cosa que la búsqueda de la perfección. Y que de alguna manera, soy perfecto. O puedo llegar a serlo. Él no me interpela, como lo haces Tú Señor. Él me deja tranquilo. No vas a creerlo, pero tan tranquilo, y cómodo, que hasta a veces me olvido de ese invento que llaman “conciencia”. No tengo porque cuestionarme nada, ni tener que “ejercitarme” todos los días en muchas cosas que me hacen perder tiempo y no hacen otra cosa que alejarme del mundo, y convertirme en un santurrón aburrido y preocupado. No. Por el contrario, él es un buen maestro, porque me enseña todos los trucos que hay en la calle para poder sobrevivir en ella. Después de todo, somos del mundo ¿porque rechazar las cosas que nos ofrece?
En realidad, cuando me dejo llevar por él, me siento con un verdadero amigo, porque el me dice las cosas que quiero escuchar y me apoya en todos los impulsos que me surgen. Como diría Santa Teresa, ahora sé porque tienes tan pocos amigos Señor, ¡Si los tratas de esa manera! Creo, que te falta un poco de marketing en estos tiempos. Estas un poco anticuado, y él si que se las sabe a todas. Está a la vanguardia de los cambios. Es más, se preocupa muchísimo por tratar de elaborar estrategias para que todos los pobres infelices del mundo la pasen un poco mejor. La droga, aunque más no sea por un momento, logra que el desdichado se olvide de sus penas y tristezas. El sexo prostituido y pornografizado, nos regala un poquito del amor que tanto nos esquiva. Las discotecas y bailables, nos transportan a un mundo de ensueño, donde todo es posible, aunque más no sea hasta que termine la noche. Y así te podría enumerar una serie de inventos que él propició y que tanto “ayudan” a la humanidad de hoy.
Quiero confesarte Señor, que muchas veces, al hacer un paneo de este mundo que tenemos por hogar, me da la impresión que es él, el que manda.
Y me pregunto: a quien debo servir? Debo estar del lado de la mayoría? De los que ganan la partida? De los que me prometen soluciones fáciles y rápidas? De los que me esconden los problemas? De los que me quitan mi naturaleza de hijo tuyo? De los que me matan el alma y el cuerpo?
Y dentro de tantas preguntas, de tantos miedos e inseguridades, mi espíritu busca a tu Espíritu. La criatura y el Creador se atraen. Y no por vanas promesas. Sino por Amor. Tan grande. Tan infinito. Tan gratuito.
Y entonces me doy cuenta: SOLO DIOS BASTA!
No hay nada, ni nadie que se ofrezca enteramente como Tú lo haces con nosotros. No hay nadie que me regale la Felicidad eterna para ser compartida sin componendas.
GRACIAS! SIMPLEMENTE.
Por que ha pesar de tanto esfuerzo que hace el “otro”, vos te seguís manifestando con gestos tan finos y delicados. Con esas atenciones que desbordan el alma, cuando estamos dispuestos a descubrirlas e identificarlas.
Sólo así es posible vencer todas las mentiras y juegos que el otro nos propone. Solo con tu ayuda. Solo con un accionar desinteresado.
¡Que difícil es esta Cuaresma! Pero con tu compañía nos envalentonamos Señor. Tu ejemplo de haber vencido las tentaciones nos abre el camino para entrar en este desierto largo y sinuoso. Solo queda abandonarnos a seguir las huellas que nos vas dejando. Dejamos de lado todo para seguirte. Aunque algunas veces no sepamos el lugar adonde nos llevas. Y por favor Señor, en los momentos de nuestras diarias tentaciones y nuestras habituales caídas, no te olvides lo que siempre te pedimos y esperamos de vos: LÍBRANOS DEL MAL. AMEN.
Definitivamente es así. Recurrimos a una vida que quiere ser un carnaval ininterrumpido. Buscamos, de alguna manera, a ése que nos acompañará, sin que medie conciencia, en nuestros bajos instintos, en nuestras pulsiones de muerte, en los deseos más privados y retorcidos que albergan nuestros abismos. Y… si! Debemos reconocer que necesitamos que nos despejen la cancha, para que salgamos a arrasar con todos nuestros deseos reprimidos.
No necesitamos de vos Señor.
Hoy lo queremos a él. Porque nos conviene. Él me promete que todo va ha resolverse ahora. Que la alegría la puedo conseguir en un abrir y cerrar de ojos. Me dice que son posibles todas mis fantasías. Y, para mejor, que no es difícil conseguirlas. Me coloca en el centro de la escena y veo que mis manos no son inútiles, me hace caer en cuenta que todo depende de mí. Que la ambición desmedida, no es otra cosa que la búsqueda de la perfección. Y que de alguna manera, soy perfecto. O puedo llegar a serlo. Él no me interpela, como lo haces Tú Señor. Él me deja tranquilo. No vas a creerlo, pero tan tranquilo, y cómodo, que hasta a veces me olvido de ese invento que llaman “conciencia”. No tengo porque cuestionarme nada, ni tener que “ejercitarme” todos los días en muchas cosas que me hacen perder tiempo y no hacen otra cosa que alejarme del mundo, y convertirme en un santurrón aburrido y preocupado. No. Por el contrario, él es un buen maestro, porque me enseña todos los trucos que hay en la calle para poder sobrevivir en ella. Después de todo, somos del mundo ¿porque rechazar las cosas que nos ofrece?
En realidad, cuando me dejo llevar por él, me siento con un verdadero amigo, porque el me dice las cosas que quiero escuchar y me apoya en todos los impulsos que me surgen. Como diría Santa Teresa, ahora sé porque tienes tan pocos amigos Señor, ¡Si los tratas de esa manera! Creo, que te falta un poco de marketing en estos tiempos. Estas un poco anticuado, y él si que se las sabe a todas. Está a la vanguardia de los cambios. Es más, se preocupa muchísimo por tratar de elaborar estrategias para que todos los pobres infelices del mundo la pasen un poco mejor. La droga, aunque más no sea por un momento, logra que el desdichado se olvide de sus penas y tristezas. El sexo prostituido y pornografizado, nos regala un poquito del amor que tanto nos esquiva. Las discotecas y bailables, nos transportan a un mundo de ensueño, donde todo es posible, aunque más no sea hasta que termine la noche. Y así te podría enumerar una serie de inventos que él propició y que tanto “ayudan” a la humanidad de hoy.
Quiero confesarte Señor, que muchas veces, al hacer un paneo de este mundo que tenemos por hogar, me da la impresión que es él, el que manda.
Y me pregunto: a quien debo servir? Debo estar del lado de la mayoría? De los que ganan la partida? De los que me prometen soluciones fáciles y rápidas? De los que me esconden los problemas? De los que me quitan mi naturaleza de hijo tuyo? De los que me matan el alma y el cuerpo?
Y dentro de tantas preguntas, de tantos miedos e inseguridades, mi espíritu busca a tu Espíritu. La criatura y el Creador se atraen. Y no por vanas promesas. Sino por Amor. Tan grande. Tan infinito. Tan gratuito.
Y entonces me doy cuenta: SOLO DIOS BASTA!
No hay nada, ni nadie que se ofrezca enteramente como Tú lo haces con nosotros. No hay nadie que me regale la Felicidad eterna para ser compartida sin componendas.
GRACIAS! SIMPLEMENTE.
Por que ha pesar de tanto esfuerzo que hace el “otro”, vos te seguís manifestando con gestos tan finos y delicados. Con esas atenciones que desbordan el alma, cuando estamos dispuestos a descubrirlas e identificarlas.
Sólo así es posible vencer todas las mentiras y juegos que el otro nos propone. Solo con tu ayuda. Solo con un accionar desinteresado.
¡Que difícil es esta Cuaresma! Pero con tu compañía nos envalentonamos Señor. Tu ejemplo de haber vencido las tentaciones nos abre el camino para entrar en este desierto largo y sinuoso. Solo queda abandonarnos a seguir las huellas que nos vas dejando. Dejamos de lado todo para seguirte. Aunque algunas veces no sepamos el lugar adonde nos llevas. Y por favor Señor, en los momentos de nuestras diarias tentaciones y nuestras habituales caídas, no te olvides lo que siempre te pedimos y esperamos de vos: LÍBRANOS DEL MAL. AMEN.
Etiquetas: misioneros, catolicos, cristianos, teologia, liberacion, dios, jesus, jesuitas, reflexion, oracion, liturgia, cuaresma, navidad, pascua, iglesia, musica, videos, misiones, comunidad, perdon, dolor, sacerdotes, religiosos, argentina, america, familia ignaciana, cvx, pascua, parroquia, movimientos, instituciones, espiritualidad, homilias, exegesis, informacion, busqueda
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