NO DEJES DE VISITAR
GIF animations generator gifup.com www.misionerosencamino.blogspot.com
El Blog donde encontrarás abundante material de formación, dinámicas, catequesis, charlas, videos, música y variados recursos litúrgicos y pastorales para la actividad de los grupos misioneros.
Fireworks Text - http://www.fireworkstext.com
BREVE COMENTARIO, REFLEXIÓN U ORACIÓN CON EL EVANGELIO DEL DÍA, DESDE LA VIVENCIA MISIONERA
SI DESEAS RECIBIR EL EVANGELIO MISIONERO DEL DÍA EN TU MAIL, DEBES SUSCRIBIRTE EN EL RECUADRO HABILITADO EN LA COLUMNA DE LA DERECHA

martes, 26 de agosto de 2008

Testimonio de una Madre: Aquí me Tienes, Señor

Laura Edwards,
Laica Ignaciana

Me han pedido dar un testimonio de cómo he sentido la presencia del Señor en mi vida junto a mis dos niños enfermos. No es fácil resumir una experiencia de 52 años en unas pocas líneas. Pero si esto puede ayudar a otras personas que viven una situación similar, trataré de hacerlo.

Pasamos junto a mi marido momentos muy duros y dolorosos; momentos en que nos preguntábamos qué sentido podían tener estos niños con un daño cerebral tan profundo. Lo que más me llama la atención es que, aun en los momentos más difíciles, siempre sentí esa presencia del Señor: a veces con mucho enojo, a veces sin entender nada, pero siempre diciéndole:”aquí me tienes”.

Con los años, puedo ver de cuántas maneras el Señor se hizo presente en mi vida a través de tantas personas que puso en mi camino en los momentos más duros. ¡Cuánto cariño y cuánta amistad he recibido en todos estos años!

Con mi comunidad de la Comunidad de Vida Cristiana, CVX, pude compartir estas experiencias y recibir el apoyo que me era tan necesario. Ahora recuerdo de manera especial la primera vez que hice los Ejercicios, donde pude decir desde el fondo de mi corazón: “Tomad, Señor, y recibid…” esta entrega se ha ido profundizando con los años, en la oración, en los Ejercicios repetidos en varias oportunidades, con la compañía de sacerdotes que me han ayudado a vivir esta realidad.

Hace seis meses murió la Laurita unos días antes de cumplir los 50 años. El día antes de su muerte sentí un deseo profundo de escribirle una carta, carta que ella jamás podría leer. Pero en ella quedó plasmado lo que su vida significó para mí.

Con cierto pudor entrego esta carta; allí encontrarán mi testimonio de lo que el Señor hizo en mí a través de mi niñita.


CARTA A LALITA



Santiago, 25 de enero de 2008.

Lalita, mi niñita tan querida:

No sé qué sentido tiene escribirte esta carta que tú nunca podrás leer. Quizás es la necesidad de expresar todo lo que siento en mi corazón; o quizás la idea de que de alguna manera hay una misteriosa forma de comunicación entre las personas que se quieren.

Verte tan enferma me ha hecho recordar todo lo que he vivido junto a ti. Cuando naciste y supe de tu enfermedad sentí todo el dolor que puede sentir una mamá: mi segunda hija también había nacido enferma. Pero no es eso lo que me ha venido a la mente en estos días. Es más bien toda la alegría que tú me has dado, mi niñita querida.

He ido recordando diversas etapas de tu crecimiento y veo cómo esa vida tuya, que al comienzo creí tan sin sentido, fue obrando milagros a tu alrededor. La alegría que nos dabas a cuantos te queríamos al ver cada avance tuyo, por pequeño que fuese. Tus primeros pasos a los cinco años fueron para nosotros como si hubieras escalado el Everest. Tus primeras palabras, cuando dijiste “mamá” y “papá”, cosa tan natural en cualquier niño, pero un milagro para nosotros. Cada progreso era vivido con un gozo tan grande de parte nuestra.

Ahora, en esta loca carta, quiero contarte lo que ha sido más importante para mí, lo que tú, mi niñita, has significado para mí.

En primer lugar, gracias a ti pude conocer el amor del Padre Dios. Quizás te parezca raro esto que te digo, pero fue tu vida la que me hizo aprender a ponerme en los brazos del Padre confiando en su amor. No entendía el sentido de lo que pasaba, pero aprendí a entregarme y decir:”Aquí me tienes, Señor; haz de mí lo que tú quieras”. Es cierto que tuve momentos de mucho enojo, de rebeldía, pero los viví siempre con el Señor. Sentía que El me sostenía en los momentos más duros; que nunca estuve sola, ni siquiera en las circunstancias más difíciles.

Y tú, Lalita, me enseñaste a querer sin esperar nada. Gracias a ti pude sentir que, de cierta manera, había entendido lo que es el amor gratuito de Dios por nosotros, ese amor que no depende de nuestros métodos ni capacidades. Ese amor de Dios que no puede dejar de amar a sus hijos porque es Padre.

Así aprendí a quererte yo a ti: te quiero porque soy tu mamá y porque el solo verte llena mi corazón de ternura.

Y este cambio producido en mi corazón lo pude ver en tantas personas que te conocieron a ti. Efectivamente, con tu inocencia fuiste haciendo milagros por donde pasabas. Tu carita sonriente, los besos que dabas y que tú misma celebrabas cuando decías ”Rico!” iban conquistando los corazones de cuantos te conocían. Con tu personita ibas agrandando esos corazones. Y yo he tenido el regalo de ver esto y descubrir así el sentido que ha tenido tu vida.

Por todo esto, ahora que te veo tan enferma, a pesar de la pena de verte, siento mucha paz.

Si el Señor quiere llevarte con El, comenzarás a vivir una vida en plenitud que no pudiste tener aquí. Correrás en el cielo jugando con tu hermano José Antonio, Toñito, como tú le decías. Y será Antonio el que te reciba en sus brazos, tu papá que tanto te quiso y a quién tú quisiste como a nadie. Y el Padre Dios, junto a Jesús, te regalonearán como a una hija predilecta. Y tu mamá será María, que te dará un amor muchísimo más grande que el que yo pude darte en esta vida. Esta certeza me llena de paz y esperanza en medio de la pena.

Pero si el Señor no quiere llevarte aún, yo sólo le pido que nos dé a mí y a Oriana la fuerza para cuidarte siempre con amor.

Termino esta carta dando gracias a Dios por haberme dado este regalo que has sido tú, mi niña querida.

Te abrazo y beso con todo mi amor

Tu mamá

No hay comentarios: