I - HERMOSAS CASAS QUE NO SON HOGARES.
1.- Muy queridos amigos:
La celebración del nacimiento del Señor Jesús se acerca vertiginosamente, tanto en nuestro año litúrgico así como en nuestra vida eclesial, familiar y personal. ¡Dios se encuentra buscando un hogar para poder nacer!
Y acontece que esa búsqueda de Dios se entrecruza en el horizonte de la historia con una búsqueda que el hombre también anda realizando. El hombre anda buscando a Dios para ofrecerle un espacio físico dentro de su ámbito existencial.
2.- Y aquí nos resulta necesarísimo percibir como en la primera lectura tomada del primer libro de Samuel ya se nos presenta a un Rey David manifiestamente preocupado por construirle a Dios una casa cómoda. A David le resulta muy poco digno, y quizá ingrato y hasta avergonzante, el que Dios esté residiendo en una tienda de campaña mientras que él vive plácida y confortablemente en una hermosa y segura casa de cedro. Al descendiente de Jesé le resulta imposible e impensable que, precisamente gracias a la benevolencia y providencia de Dios, él se encuentre viviendo majestuosamente y rodeado de imponentes lujos, y mientras tanto el arca de la presencia esté residiendo en una especie de carpa de esas que se utilizaban para desplazarse y acampar en el desierto...
David está resuelto a ofrecerle algo mucho más decoroso a Dios, pero..., éste Rey parece ignorar que Dios anda precisamente en búsqueda de otra cosa muy distinta pero igualmente más digna.
3.- Dios no anda buscando una casa, ¡digamos que,... Él ni siquiera tiene necesidad de ella! Dios anda en búsqueda de un hogar, y ese hogar lo encontrará en la ciudad de Nazaret, en el interior de una muy modesta casa..., y más que casa será un corazón y un cuerpo íntegro convertido en tabernáculo. La plenitud de la historia se dará inicio en el corazón dispuesto de María de Nazaret... será precisamente allí en donde Dios se encontrará con un espacio digno para así plantar su tienda entre nosotros...
Y es que, mientras que David se encuentra preocupado por disponer para Dios de un bello espacio externo y material con un suntuoso proyecto, la Virgen María está disponible para ofrecer un espacio interior de escucha y de oración.
Los preparativos del Rey David, aunque generosos y con aparentes intenciones buenas, no serán aceptados por Dios. Dios quiere otra cosa: más que habitar en casas de piedras o de maderas finas, Dios prefiere hacer de su pueblo y de cada hombre su propio templo.
A Dios parece no gustarle un lugar estático que le aprisione, sino que Dios, el Dios de la historia prefiere caminar con el hombre..., y este es el misterio que acontece en la Navidad.
Dime: ¿Qué lugar se le puede ofrecer a Dios para que resida,... sí Dios es el dueño del Universo y la tierra es el estrado en donde Él pone sus pies? Como nos lo ha recordado el profeta Isaías (Is 66,1).
La Virgen María le está ofreciendo ese único espacio del que Él ha querido tener necesidad: su cuerpo, su persona, su corazón, su vida, su historia... todo su ser.
A Dios, ni le interesa ni tiene necesidad de esa colosal e imponente casa que se encuentra en el pensamiento y en los bocetos y planos del Rey David. Y es que, muy en el fondo, Dios conoce que David sabe que, a través de su proyecto arquitectónico, está buscando competir con las grandes construcciones de los reinos vecinos. Un gran templo significará,... ¡sin lugar a dudas!, fama para David, será una especie de emblema para la posteridad, una manifestación de su riqueza, de su esplendor y de su poder ¡Sí, que nadie se olvide que yo estuve en este mundo!
Y Dios va mucho más allá de los planes que tiene el hombre, y de esos sus sueños de grandeza.
4.- Resulta que Dios prefiere un hogar cálido en el seno de una familia sencilla que vive cotidianamente del fruto del trabajo sencillo, aún y cuando esta familia tenga que vivir itinerante y en medio de los peligros esos siguientes años en que se encarnó el Hijo Eterno del Padre, y que Dios tuvo a bien plantar su tienda entre nosotros.
Nazareth, Belén, el desierto, Egipto, y todos esos lugares que están en el camino, serán el espacio en donde esta familia que Dios ha escogido pondrá su residencia, y en donde se pasarán los siguientes años después de que Dios quiso poner su morada entre nosotros.
Este contraste tan expresivo ilumina la diferencia entre los caminos de Dios y los caminos de los hombres, entre las grandezas humanas y la grandeza de Dios. Nuestra tentación como creyentes ha sido y será siempre la de tomar como norma de comportamiento y como signo de grandeza lo que corresponde a las miras de este mundo, y el olvidarnos de pensar conforme a los criterios de Dios.
5.- ¿No lo quieres creer? Entonces revisa qué has hecho con el Adviento que está por terminar. La Navidad la celebraremos el próximo jueves. ¿Cómo te has preparado para el nacimiento del Salvador?
En el Rey David y en la Virgen María tenemos nuestros dos modos de interpretar el Adviento, las dos formas de estar viviendo la espera.
El Monarca David afanoso para realizar su propio proyecto, un plan soberbio pero,... reducido y muy distante respecto al plan del Señor, después de haber interpelado a su consejero de confianza. La Virgen María capaz de introducirse en el proyecto de Dios, sin otro bagaje que una fe intrépida, y desde la entrega más completa, propia solamente de la criatura más libre: "Aquí está la esclava del Señor".
La lección es demasiado transparente: no hay que confundir las promesas de Dios con las previsiones y las esperas de los hombres.
También nuestro adviento tiene el peligro, muchas veces, de asemejarse a la "programación" de David. ¡Dios sigue buscando un hogar, más que una casa para nacer en la Navidad cristiana!
6.- Decían los antiguos: “para Adán el paraíso era su hogar y que para sus descendientes, el hogar debe ser su paraíso”. Pero muchos ni siquiera un verdadero hogar tenemos. ¿Tú tienes una casa o tienes un hogar?
Nuestras casas pueden ser muy sencillas o hasta fastuosas, pero lo importante será siempre la calidez de vida que tengamos dentro de ellas.
La casa son las paredes, el techo, el piso, el refrigerador, el televisor, la recámara, los sanitarios, la pintura, los adornos, los maceteros...
El hogar es esencialmente el amor manifiesto en el buen trato, la preocupación recíproca, el perdón, la sencillez, la servicialidad, la corresponsabilidad y la entrega.
El hogar es algo cálido, acogedor, algo que se busca con ansia. El hogar es el lugar en el que la persona vive en la intimidad de la propia existencia.
Muchas casas, aún y cuando tengan calefacción, suelen ser frías, cuando el ambiente es de frialdad. Se vive en nuestras casas en la amargura, la desilusión, la incomprensión, la apatía, la envidia y la frustración. Entonces, nuestra casa “habitación” se vuelve un espacio inhabitable por lo asfixiante del ambiente.
La esposa empieza a sentir su casa como si fuera una prisión y el esposo le da varias vueltas a la manzana antes de decidir entrar a su propia casa. Los hijos emigran durante el día en búsqueda de un lugar más acogedor y convierten, cuando mucho, su casa en dormitorios. No existe un sentido de pertenencia, de convocatoria, de identidad ni de intimidad.
Ya decía Plinio el joven, en las fronteras del siglo I y II, que el hogar no lo constituyen cuatro paredes o la belleza de una construcción, sino que “El hogar es el lugar en dónde habita el corazón”.
Lo decía bellamente el español Don Ramón de Campoamor en el siglo XIX: ¿Qué es un hogar?
“ El hogar no son piedras, son almas.
El mueblaje no es oro, es cariño.
Si se quieren, qué ricos los pobres,
Si no se aman, qué pobres los ricos.
El amor inventó los hogares
Y las aves del cielo los nidos.
Si se quieren, el agua qué fresca,
El pan qué exquisito.
No hacen falta en la mesa más flores
Que las flores que pone el cariño”.
7.- Dios anda buscando para nacer no una hermosa casa sino un verdadero hogar. Tú,…. ¿Tienes uno para brindarle?
¿Cómo están nuestros hogares? Es tiempo de Navidad. Los hijos y los padres más que una prenda de vestir y mucho más que un viaje, anhelamos el cariño, la palabra amorosa y comprensiva. Debemos aprender a robarle tiempo al trabajo, a la televisión, al periódico y,... a nuestro egoísmo para platicar, hacer oración y realmente acompañarnos. Esto es lo que puede hacer de nuestras casas unos verdaderos hogares cristianos.
¿Eres realmente feliz? ¿Le das más importancia a lo material? A Dios no le interesa el barniz de las cosas sino la madera con que están hechas. Tenía razón Goethe al decir que: “El hombre realmente feliz, es aquel que siendo Rey o campesino, encuentra la paz en su hogar”
¿Y tú qué le ofreces a Dios: una casa o un hogar? ¿Te podrías identificar con el preocupado Rey David o con las ocupaciones diarias de la Virgen María? ¿Le ofreces a Dios una grande y fría construcción en tu imponente Jerusalén o le ofreces un modesto pero caluroso hogar en tu sencillo Belén o Nazaret, con la disponibilidad para ir a donde se tenga que ir con tal de cuidar incansablemente lo que Dios mismo te ha querido confiar en tu familia?
“En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un varón de la estirpe de David, llamado José. La virgen se llamaba María.
Entró el ángel a donde ella estaba y le dijo: “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo”. Al oír estas palabras, ella se preocupó mucho y se preguntaba qué querría decir semejante saludo.
El ángel le dijo: “No temas, María, porque has hallado gracia ante Dios. Vas a concebir y a dar a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús”.
1.- Muy queridos amigos:
Acerca de la Navidad Cristiana pareciera ser que todo mundo tiene una opinión cualificada. Todos hablamos de tal forma que parecemos expertos sobre este difícil tema que encierra uno de los tres grandes misterios de la vida cristiana.
Podríamos decir que al escuchar tantos y tantos consejos, programas, opiniones y debates se podrían distinguir seis tipos de Navidades. Y, no es que haya varias expresiones de una realidad tan sagrada, lo que pasa es que son cada vez más los que se han apropiado de este misterio divino.
2.- Por un lado aparecemos aquellos que vivimos una Navidad llamémosle Folklórica. Se trata de aquellos que pugnamos por los villancicos, que coleccionamos y exhibimos nacimientos, que hacemos exposiciones de las piñatas a lo largo de la historia, que tenemos un verdadero museo con diferentes imágenes o pinturas del nacimiento del Salvador. Entre los folklóricos estamos todos aquellos que tenemos colección de discos antiguos con cánticos de Navidad... y hasta los presumimos.
Hay otros que vivimos la Navidad Emotiva: aquellos que nos recreamos en los recuerdos tanto para bien como para no pocas veces deprimirnos. Aquellos que vivimos de las imágenes del pasado, o que sensibilizados pasajeramente aprovechamos este tiempo para hacer una obra de misericordia tratando de compensar un año vivido en el egoísmo.
Otros, parece ser que cada vez más personas, vivimos la Navidad de los Snobistas. Se trata de nuevas formas de evadir la vida cristiana copiando modelos ajenos a nuestra propia vida. Es lamentable que, en algunos círculos, se viva la Navidad lejos de la familia, se piensa en una playa, un salón de eventos, un crucero, un hotel o un restaurante. Esto parece ser que se está difundiendo más aprisa de lo que pensamos. En otras capas de la sociedad se piensa en un rodeo, una diskoteque, un “antro”, se vive el misterio de Dios en la embriaguez. La Navidad ha dejado de ser cristiana, o mejor dicho, parece ser que nuestra sociedad ha dejado de ser cristiana.
Otros vivimos la Navidad de los Intelectuales: se trata de aquellos que vivimos en el discurso y en las discusiones, proponemos un análisis y una comparación entre las religiones. Solicitamos que se consideren los estudios sobre la sociología y la religiosidad del judaísmo contemporáneo al nacimiento de Jesucristo, así como de los calendarios del apacentamiento de los rebaños y de los ciclos litúrgicos en el templo. Se trata de aquellos que perdemos nuestra vida discutiendo sobre el análisis filológico de la Palabra Katalyma. Proponemos una crítica textual y un análisis pragmaliguístico del Evangelio de san Lucas, y nos vamos a dormir sin ofrecer un abrazo.
No puede faltar la Navidad de los Consumistas. Se trata de aquellos que hemos convertido esta fiesta en un pujante mercado. Todos los detalles son cuidados o son inventados. Nuevas necesidades se implementan cada año. En este mercado todo se vende con motivos navideños: servilletas, tenedores, manteles, ropa, toallas,... Un sinfín de cosas llenan nuestra largas listas de adquisiciones: la cena, el árbol, la sidra o el vino, la corona, las luces, la bota, la chimenea, la piñata, los regalos...
3.- Finalmente tenemos que considerar el rostro de la verdadera Navidad, llamémosle la Navidad cristiana.
El Misterio de la Navidad es la celebración del nacimiento temporal del Hijo Eterno del Padre. Es la manifestación visible en la historia de Aquel que es la Palabra, y que ha venido a todos nosotros desde ese momento precioso de la Anunciación del Arcángel Gabriel y de la Concepción Virginal en María Santísima, por obra y gracia del Espíritu Santo, que hoy estamos meditando.
La Navidad es el misterio de la presencia de Dios hecho hombre en nuestro mundo. La Vida del Hijo del Padre Eterno será un hacer presente el amor de Dios en medio de las condiciones humanas concretas de su tiempo, de su espacio y de su gente. Allí vivía Dios en su plenitud.
La celebración de la fiesta de la Navidad es para cada uno de nosotros la renovación gozosa del misterio del Nacimiento del Hijo de Dios en el Mundo, en su Iglesia y en cada uno de los Bautizados.
La alegría de estas fiestas debe ser manifiesta, y es que celebramos la real y verdadera presencia de Dios en este mundo, en su nacimiento, lo cual nos aseguró para siempre la confianza de que Dios no es un sueño del hombre ni mucho menos es una pasión inútil.
Con la Navidad, se ha iniciado la búsqueda definitiva y apasionante de Dios. Ya no se trata del hombre que busca a Dios sino del Dios que anda en búsqueda del hombre, del Dios que no se ha resignado a la lejanía.
Si el pecado y la perdición de la humanidad habían tenido su consistencia en la pretensión del querer “ser como dioses”,ahora Dios les está ofreciendo la salvación a todos los hombres, precisamente al querer Dios hacerse hombre, como cada uno de nosotros. En la Navidad Dios se convierte en el Emmanuel, el “Dios con nosotros”.
4.- No obstante, con todo lo anteriormente referido, quisiera cuestionarte y cuestionarme en este momento... ¿Qué es lo que celebramos en la Navidad: una fecha o el inicio de una historia? ¿Cómo saber que tú y yo estamos viviendo una Navidad Cristiana?
Hoy se libran discusiones sin sentido, en los areópagos de la modernidad, de parte de aquellos que intelectualizan la Navidad y hasta en algunos que nos profesamos cristianos: que si esta fecha es la histórica o que si fue en otra, que si el apacentamiento nocturno de los rebaños de parte de aquellos pastores exigiría que la Navidad se ubicara en otros meses mucho menos fríos, que si se toman en cuenta el registro histórico de los censos romanos, que si consideramos los Ciclos Litúrgicos del servicio en el Templo cuando Zacarías y el clan o la familia a la que pertenecía, estaban programados para ejercer el culto sagrado...
Hablando de fechas o de calendarios, todos podemos disentir, ya que existen varias formas, por no decir muchas, de computar el tiempo aún en nuestro naciente siglo XXI que está ya muy avanzado en su primera década. Bastaría solamente que pensáramos en la realidad del tiempo en el Oriente y en el Occidente.
El mismo concepto de tiempo sueles ser tan variado: podemos decir que existe el tiempo cronológico, el psicológico, el biológico, el historiológico o historiográfico, el kairós como tiempo de salvación, el tiempo litúrgico...
Las discusiones pueden continuar en el laberinto conceptual de aquellos que se sienten sabios y entendidos. Y tendría que decirte que, en lo personal, a mí no me importa la fecha, me importa que el Hijo de Dios nos ha nacido... Si fue en Diciembre o en Abril,... eso es lo de menos.
5.- Y es que la Navidad no es en realidad una fecha, sino que debe ser ante todo y sobre todo un inicio. La Navidad es el inicio de toda la historia para nosotros los cristianos. Se trata del vértice del tiempo de la salvación para todos los hombres.
Esta Navidad del 2008 debiera ser también el inicio de una historia nueva en tu vida y en mi vida. De no ser así, seguirá siendo una simple fecha en el calendario de nuestra existencia.
¿Qué es la Navidad? ¿Una fecha o el inicio de una historia nueva?
Nuestra vida se va entretejiendo de fechas y de pequeñas historias. Las pequeñas historias van teniendo sentido en torno al día en que se les dio inicio. Y las fechas van teniendo sentido en cuanto que una nueva historia ha empezado, o una historia se ha transformado.
Una fecha por sí misma no tiene sentido, es un dato frío, un número, una forma de organizar, se trata de una convencionalidad.
La fecha tendrá su importancia por la historia del día siguiente, por lo que inicia.
¡Fíjate! Como algunos nos vamos acordando perfectamente de las fechas, pero nos olvidamos de la historia que se inició en ese día del calendario. Con la fecha se ponen en orden las cosas. El inicio, por el contrario, debiera poner en orden nuestra vida.
Refiriéndonos solamente a una fecha, decimos con ello lo que ha ocurrido. Pero colocándonos en la perspectiva de un inicio, debemos ser conscientes de aquello que ha nacido para nosotros.
6.- La Navidad interpretada como una simple fecha es algo tan antiguo y que puede ser tan poco atractivo, aunque nos afanemos por hacer cosas nuevas. De lo anterior, se desprende el que algunos, en los días más santos de nuestra vida, estemos viviendo en inhumanas soledades y en terribles amarguras.
Viviéndola como inicio, la Navidad aparece de verdad por lo que es: la más grande “buena nueva” que ha escuchado el hombre sobre la tierra; el anuncio de un evangelio; la “noticia nueva” que se nos ha traído al mundo.
Dios nos invita para que revisemos no las fechas sino las historias. Hoy debemos pensar no en las celebraciones sino que debemos escrutar el significado de estas celebraciones.
¿La Navidad es para mí una fecha o realmente significa mi historia propia y verdaderamente cristiana? ¿Significa el inicio de la auténtica historia de la humanidad?
7.- El acontecimiento de la Navidad tiene, sin lugar a dudas, su importancia en el magnifico acontecimiento del nacimiento del Señor, se trata del Dios que se hizo hombre. En la Navidad ha aparecido el Misterio de la Salvación para todos los hombres.
El festejo de la Navidad tiene su grandeza en cuanto que Dios pueda provocar un verdadero cambio en nuestra vida.
Yo mismo debo ser capaz de quitar los odios, los resentimientos, las iras y la soberbia. Soy yo quien debo ofrecerle la palabra amable a todo aquel que me rodea, la sonrisa amigable a los tristes y la mano generosa a quien lo solicite.
Si cada día puede ser un nuevo inicio del resto de nuestros días. ¡Cuánto más debiera ser para nosotros un día tan especial, como lo es la celebración de la Navidad Cristiana!
8.- ¿Qué tipo de Navidad estoy viviendo? La verdadera Navidad empieza un día después, es decir, “el día 26 de Diciembre”. Será ese día cuando sabremos si esta Navidad fue solamente una fecha o realmente ha sido el inicio de una historia nueva en mi vida cristiana. ¡Sería muy triste el constatar al día siguiente, que la verdadera Navidad no ha dado inicio en mi vida!
El ángel le dijo: “No temas, María, porque has hallado gracia ante Dios. Vas a concebir y a dar a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús. Él será grande y será llamado Hijo del Altísimo; el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, y él reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reinado no tendrá fin”.
María le dijo entonces al Ángel: “¿Cómo podrá ser esto, puesto que yo permanezco virgen?” El ángel le contestó: “El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso, el Santo, que va a nacer de ti, será llamado Hijo de Dios.
1.- Muy queridos amigos, gracias por concedernos el honor y la fineza de su atención:
Podemos decir que la Navidad prácticamente ha llegado y, quizá casi todos nosotros nos estemos ufanando de que al parecer no nos falta nada, o nos falta muy poco, de todo aquello que tenemos que preparar. Sin embargo, resulta lamentable el constatar que si bien no nos falta nada, es muy posible que nos esté faltando Alguien. Lo más entristecedor es el encontrarnos con que es Dios quien está faltando en nuestra casa y en nuestra vida.
Nos preocupamos tanto por lo material que no nos ocupamos de lo esencial
Hoy, quiero invitarte para que releas el Evangelio que anuncia la encarnación junto con el texto de la Navidad, y constatamos que en esas líneas evangélicas nos encontramos con la ternura, con las evocaciones dulces y con los suaves pensamientos.
2.- Y, no obstante, en esos textos nos encontraremos también con el cuestionamiento, y la molestia que se genera de la autorevisión, que está más allá de un necio sentimentalismo.
Y es que Dios condena una Navidad hinchada de retórica, llena de papeles multicolores y de conmociones baratas.
A Dios parece no agradarle nuestra propuesta de Navidad, poco o nada cristiana, cursi y muchas veces ficticia. Le hemos inyectado toneladas de sentimentalismos, de folklore, de pacotilla variada y de mal gusto. Nuestra Navidad parece ser más un pretexto que una celebración cristiana.
Francamente, hemos deshecho la Navidad. Hemos saboteado su sencillez. Nuestra rica Navidad se ha impuesto y ha empobrecido a la Navidad verdadera.
La fiesta de la Navidad nos recuerda que a Dios le agrada la sencillez, y esto lo meditábamos los últimos dos domingos cuando contemplábamos el semblante de san Juan el Bautista, y lo podemos constatar este cuarto domingo de Adviento, en que aparece el rostro precioso de la Virgen María en diálogo profundo y piadoso con el mensajero celestial.
Sin embargo, la sencillez de Dios no es comprendida por el hombre. El padre José Luis Martín Descalzo, que de Dios goce, lo dice con una bella y poética soltura:
El mundo no comprendía
Que Dios fuera tan sencillo
Y corrió con sus guirnaldas,
Sus diademas, sus anillos,
A camuflar a este Dios
Que sólo quería ser niño.
Belén, Belén era un gran escándalo
Que ponía al hombre en ridículo.
Si Dios se hubiera encarnado
En un notario, en un químico,
Un carabinero, un buzo,
Un almirante, un obispo,
Un guardia o un farmacéutico,
El mundo habría comprendido.
¿Más cómo reconocer
en un bebé al Infinito?
Así, si todas las puertas
Se cerraron cuando Él vino
Y si la historia acabó
Con un final menos digno,
La culpa, la culpa la tuvo el cielo
Por andar con acertijos.
3.- Cristo Jesús nació en un establo, y no en un Belén de chocolate o de luces intermitentes. Pero su nacimiento es solamente el prólogo de una vida que fue abnegada por la entrega a los demás a lo largo de su existencia hasta la donación total, vacío de sí mismo, en el árbol de la cruz.
Contemplar al Señor Jesús en Belén debe llevarnos al aprendizaje del estilo de vida de quien ha elegido ser niño y que nos enseña que el ingreso al Reino pasa inequívocamente por el camino de la infancia, del querer ser niños. Es por ello que, en primer lugar, al mirar el Pesebre debemos pensar sí realmente vivimos la infancia espiritual, el abandono filial.
Otro aspecto digno de meditarse, a la luz del nacimiento de Jesús en Belén, es el realismo incuestionable de su humanidad. El Hijo de Dios se hizo hombre en verdad, esto contra cualquier doctrina de ayer y de hoy que pretenda hacernos pensar que Jesucristo se disfrazó de hombre, sin que llegara a experimentar el sabor agridulce de una auténtica naturaleza humana, como la tuya y como la mía.
El entronque real del Hijo de Dios con nuestra humanidad nos obliga a pensar en el interés que Dios tiene en el hombre, lo cual nos debe llevar a secundarlo todos nosotros que nos apellidamos cristianos.
Así mismo, el nacimiento temporal del Hijo de Dios nos lleva a ser más y mejores hombres, ya que Jesús es el modelo humano, al constituirse por derecho propio en el único ejemplar de la raza humana sin pecado y ser el máximo revelador de la plena dimensión religiosa del hombre. Recuerda que la Virgen María no tuvo pecado por un privilegio especial de Dios.
Jesucristo ha venido a traernos la perfección de la plenitud de la revelación. El cristianismo no está destinado a coronar las insuficiencias de las antiguas religiones dándoles el toque que les faltaba. Jesucristo no viene a terminar edificios inacabados, sino que ha venido a construir un nuevo Templo del Espíritu Santo. Las piedras que utiliza somos los mismos hombres purificados con su nacimiento.
4.- Y se preguntarán ustedes. ¿Cuál es nuestro papel en una verdadera Navidad cristiana?
En el concierto de la actualidad, en la común lucha por una humanidad mejor, el cristianismo debe tener una aportación específica: ofrecer un humanismo del amor y de la trascendencia, nuestra contribución se sitúa en la línea de la máxima exigencia y del ideal. Este es el factor cristiano: amor y trascendencia. Nuestro peligro será la perdida del realismo en la desconexión que nos lleva a ser simplemente unos ilusos idealistas.
Navidad quiere decir precisamente esto: una sonrisa divina se ha posado sobre nuestras miserias, que constituye el motivo más fundado de esperanza y es indicio de una posibilidad nueva ofrecida a todos por la paciencia de Dios.
Dios no muestra un rostro airado, ni la cara regada por las lágrimas de la desilusión, sino que nos ofrece un don de paz ofrecido por Áquel que es el más fuerte y que, resultando victorioso a través del amor, puede dictar las condiciones de paz. Es más, ha puesto una sola condición: dejarse amar.
5.- Querido amigo:
Muchos usamos, durante este tiempo santo, el mecanismo de la compensación. Al sentirnos mal a causa de nuestras muchas deficiencias durante el año que casi estamos por terminar, empezamos a compensar nuestras carencias con atenciones, regalos..., momentáneos y fugaces.
Navidad no es tiempo de compensar, sino de revisar, de convertirnos y empezar a hacer lo que tenemos que hacer.
Debemos cuidar que nuestros regalos no sean compensaciones de lo que en justicia debimos haber hecho durante todo el año.
6.- Se preguntarán ustedes: ¿Y Quién está necesitado del amor cristiano? Eduardo Galeano escribe en el Libro de los abrazos la siguiente anécdota:
“El Doctor Fernando Silva, un amigo, dirige el hospital de niños en Managua, Nicaragua. En vísperas de la Navidad, se quedó trabajando hasta muy tarde. Ya estaban sonando la música estridente y los cohetes, y empezaban los fuegos artificiales a iluminar el cielo, cuando el Doctor Fernando decidió marcharse. En su casa lo esperaban su esposa y su hijo para cenar y festejar. El Doctor hizo un último recorrido por las salas, viendo detenidamente si estaba todo en orden; y en eso estaba cuando sintió que unos pasos lo seguían. Unos pasos como de nube: él se volvió y descubrió que uno de los niños enfermitos le andaba atrás. En la penumbra, lo reconoció. Era un niño que estaba sólo. El Doctor Fernando reconoció su cara ya marcada por la sombra inevitable de la muerte, y esos ojos que pedían disculpas o quizá pedían permiso. El Doctor Fernando se acercó para pedirle que regresara a su lugar, y el niño le rozó con la mano: “Vos decidle a...” –susurró el niño- “Vos, decidle a alguien que yo estoy aquí”.
Ese niño está enfermo, está marcado por la muerte; peor aún, el niño está solo. Completamente solo. Y es la Nochebuena, y él bien lo sabe. Él, como todos, nota las primeras sombras que anuncian el comienzo de la noche sagrada. En esto, el niño oye pasos en el pasillo y sale con la esperanza de encontrar compañía en la fiesta de todos. El niño es tímido y delicado y no quiere molestar a nadie. Sólo un ligero tacto de su mano infantil, un débil murmullo, una súplica inocente. “Por favor, decidle... decidle a alguien. No importa a quién. No importa dónde. Basta con que vos le digas a alguien que yo estoy aquí. La gente aún tiene corazón y quizá vendrá. No van a dejar a un niño sólo en la noche en que nace Jesús. Solo y con la muerte en su rostro. Solo en el banquillo del hospital de niños. Solo mientras los cohetes festivos explotan en el cielo y la música invade la sombra de la noche”. El niño está enfermo, y su enfermedad se llama soledad. La peor enfermedad de la raza humana de todos los tiempos.
7.- Amigos: aquel que predica a Jesucristo no puede ser en modo alguno un aguafiestas, un amargado y un cenizo, sino un amante de la vida y del amor que no admite ni comprende la degradación del hombre entrampado en el placer que solamente conduce a la soledad y al hastío.
Y tiene que recordar, quien predica al Señor, si es preciso a gritos, dónde está la verdadera vida en medio de una sociedad opulenta que ha olvidado su destino y que ya ignora su lugar.
¡Les deseo a todos ustedes una Felíz y muy cristiana Navidad!
María le dijo entonces al Ángel: “¿Cómo podrá ser esto, puesto que yo permanezco virgen?” El ángel le contestó: “El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso, el Santo, que va a nacer de ti, será llamado Hijo de Dios.
Ahí tienes a tu parienta Isabel, que a pesar de su vejez, ha concebido un hijo y ya va en el sexto mes la que llamaban estéril, porque no hay nada imposible para Dios”. María contestó: “Yo soy la esclava del Señor; cúmplase en mí lo que me has dicho”. Y el ángel se retiró de su presencia”
1.- Muy queridos amigos:
Dios tiene un proyecto a favor del hombre en el que siempre respetará la manifestación de libertad de parte del ser humano.
Hoy el Evangelio nos muestra el FIAT de la Virgen María. Ese “Hágase” o “Cúmplase” pronunciado por nuestra Madre Santísima, y que al ser esperado y escuchado por Dios nos manifiesta ese respeto que el Señor tiene para la libertad de María. Se trata de una historia de salvación en la cual es necesario que ella pronuncie el sí para que se haga realidad el misterio de la Encarnación.
El Evangelio nos muestra a una Mujer santa que activará plenamente los mismos dones de Dios, para con ello responder al mismo llamado del Creador. En el sí de María se ha puesto en ejercicio su libertad, su inteligencia y su voluntad elevadas por las virtudes teologales de la fe, la esperanza y la caridad, es decir toda su acción personal aunada a la acción de la Persona de Dios.
2.- Conforme a lo anterior quisiera invitarte para que reflexionemos sobre el FIAT que pronunciamos en momento puntual de nuestra vida, un servidor en el ministerio ordenado como tú en una decisión de familia.
Para profundizar en este ámbito, los novios deben aprender a marcar la diferencia entre el solo enamoramiento y el amor verdadero.
¿Cuál es la diferencia?
El enamoramiento: Se basa en las formas externas (aquello que cautiva y emociona). Pero ¿qué es lo que pasa cuando hay un accidente? El noviazgo se nutre de los estados de ánimo que vive la persona: Son las emociones, los sentimientos y los estados de ánimo los que marcan la cercanía o la lejanía respecto a la persona amada.
El amor auténtico: Supone todo lo bello y rico del enamoramiento, pero lo supera, lo trasciende y lo complementa. Los sentimientos y las emociones son sólo las primicias.
3.- Debemos entender que del tamaño de la ilusión es también el tamaño del sufrimiento, porque entre más grande es el engaño es menor la probabilidad de llenar las expectativas y resulta todavía mayor la decepción. La historia del sufrimiento de muchos esposos no es otra que la propia historia de sus deseos frustrados.
Y luego vienen los reclamos: me engañaste porque no eras como yo te imagine, me engañaste porque no fuiste como yo te creí. ¿Por qué no me dijiste que eras así como estas resultando ser? La verdad es que nadie engaña a nadie; es el corazón el que se auto-engaña en los apresuramientos...
Por eso cuando el corazón del enamorado se da cuenta que ella tiene detalles desagradables y burdos, el corazón se apaga y entra en crisis.
4.- Para ahondar en lo anterior debemos ser conscientes de que el enamoramiento surge como una defensa de los afectos para los momentos de oscuridad y, en ocasiones, este se llega a dar en las más penosas situaciones.
Los enamoramientos surgen para aumentar la energía del corazón en los momentos difíciles (cuando el adolescente deja de ser niño y todavía no es adulto, cuando se está en la gran depresión porque murió una persona querida, cuando se vive la gran quiebra económica, cuando se experimenta la sequedad emocional en la vida matrimonial). Es por ello que tenemos que decir que las personas que están llenas de energía auténtica no se enamoran. Se enamoran los deprimidos o los que están sumergidos en la melancolía, los abandonados.
El corazón entre más desnutrido de amores se encuentre (conflictos con sus padres, reprobado en materias, amenazado de expulsión en la escuela) más se acelerará al enamoramiento de la primera persona que se acerque con un poco de bondad en el alma y un poco de caricias en las manos. Es seguro que se enamora de la primera mujer que le diga te entiendo, te comprendo y le haga la primera caricia con mano tierna y femenina en la mejilla.
4.- En este campo del matrimonio, como en otros muchos, nos toca vivir en un mundo en el que se crean corrientes que nos pueden arrastrar si no tenemos bases firmes, al grado que muchas parejas se casan y dicen su FIAT sólo porque “ya les toca”.
Y así también es triste ver familiares, amigos o conocidos que una vez se juraron amor y fidelidad hasta la muerte y ahora se encuentran separados porque “se acabó el amor” o porque dicen que: “nunca lo hubo”. ¿Cómo?
Las causas del divorcio son diversas y deben ser tratadas más bien por expertos, sin embargo, tener una buena preparación viviendo un noviazgo adecuado puede ayudar a prevenir futuros desequilibrios, y sobre todo a preparar esa comunidad especial de amor llamada matrimonio.
La relación de los novios es activada normalmente por la atracción física de uno o los dos miembros de la pareja, a partir de entonces, debe prevalecer la firme convicción de entregarse completamente para dar la felicidad al otro, lo cual se llevará a cabo en un proceso que durará toda la vida.
Aquí la fe cristiana es un factor fundamental en nuestra comprensión de la familia, se trata de poner a Dios como nuestro cimiento.
Tener el cimiento en Dios. Se trata también de no amilanarse por un simple temporal que azota contra nuestra casa. Mucho menos, si se está consciente de que, es el Señor mismo, el cimiento de nuestra construcción.
5.- Las crisis y las tormentas forman parte de la vida del cristiano y de cualquiera. Sin ellas nuestra fe cristiana no madura, no puede crecer. La verdadera vida cristiana, será la capacidad de afirmarse y abandonarse durante las crisis de la vida en la fe que tiene como cimiento sólido a Aquel que es más grande que nuestras propias crisis. Pero en no pocas ocasiones la peor crisis en el matrimonio no es otra sino la de nuestra precipitación en el FIAT o la de nuestra superficialidad al pronunciarlo.
6.- Aunque podrían referirse muchas más, he aquí 5 razones que no deben usarse para que alguien pronuncie el FIAT e inicie el matrimonio cristiano.
Los Temperamentales: Las personas deben medir las consecuencias de sus actos antes de sentirse mayorcitos. Y, es que, más de una persona no supo darse su lugar durante el noviazgo y en el descontrol de las emociones y las pasiones, los anticipos se multiplicaron sin percibir que en la vida “todos los anticipos se pagan con intereses redoblados”.
Los jóvenes no deben engañarse ya que ellos conocen a la perfección cuáles son las ocasiones próximas: Ciertos horarios de los que sabemos somos propensos a perder nuestro dominio. Ciertos espectáculos o la recurrencia a los “antros” que se convierten en la antesala de nuestros tropiezos. La soledad y el aislamiento premeditado durante las reuniones de los núcleos de familia y amistades. Ciertos lugares de nuestra ciudad que se convierten en el boleto ganador en la rifa de nuestros errores. La punta de alcohol que disminuye las defensas…
Presión Social: Otras personas acceden a un nuevo estilo de vida por el que dirán si me quedo soltero/a, o por el simple hecho de no dar marcha atrás a un comentario delante de la familia o las amistades, a un acuerdo entre las familias, a unos preparativos,.. y así al precipitarnos en las decisiones parece que no distinguimos que el precipicio del dolor y de nuestro fracaso está danzando en nuestra vida. Cervantes así lo sentenciaba: “Aquel sí que se pronuncia con dos letras y da que llorar muchos años“. Esta es, sino la única, sí considero que la principal razón por la que la Iglesia no acepta que los novios sean padrinos de Bautismo, y es que se trata de salvaguardar la santidad del sacramento, así del bautismo como del matrimonio.
Problemas: No pocos hemos llegado a pensar que el matrimonio es la mejor solución a los problemas e insatisfacciones que en la casa paterna se viven. Se piensa que con la persona con la que se convive dos horas se vivirá mejor que con aquellos que convivimos más horas y hemos convivido más años, pero esto es un engaño ya que en el momento en que las dos horas se conviertan en más horas y, años..., las cosas regresarán atrás transformando el engañoso futuro de ensueño en una repetición del pasado que se quiso evadir.
Algunos visualizan el matrimonio como el hallazgo de aquella media naranja que se nos narraba en los mitos platónicos y no poco tiempo después nuestra vida se convertirá en el más irresoluto de nuestros problemas. Es necesario estar enterado que “para hacer una pareja sana en el matrimonio no bastan dos mitades; se necesitan dos enteros”.
Panacea: Aunque no lo creas hay quienes ven el matrimonio como una panacea y como el antídoto que soluciona todos los males, así de la soledad, de los fracasos académicos, de la sensación de no aceptación,… sin que se alcance a apreciar que el placebo de nuestra ignorancia nos defraudará terriblemente, tal y como lo sentenciaba aquel pensamiento anónimo: “El que se casa de prisa se arrepiente despacio”.
Interés: Aunque pareciera algo del pasado, no lo es tanto y aún existen aquellos que acceden al matrimonio por un interés mezquino. Porque el matrimonio para algunos es la mejor forma de salir de pobre, o de salir del pueblo, o de subir a la elite y parecen no admitir que para aquellos que han olvidado la dignidad del corazón vivirán siempre en la más terrible de las pobrezas.
7.- Para cultivar un matrimonio feliz, no basta con tener nobles sentimientos e idealizar una relación, pues al caer en la realidad pueden venir tremendas desilusiones, es necesario tomar en cuenta otros elementos que ayuden a fundamentar una relación fuerte, basada en la propia donación libre, fruto de un conocimiento verdadero.
Al contemplar el diálogo de la Virgen con el Ángel, sabemos que lo más importante que también ha dado buenos resultados en matrimonios sólidos y duraderos es el discernimiento en la oración.
Y es que todos nosotros hemos recibido el don y la posibilidad del ejercicio de las facultades, así llamadas, espirituales: inteligencia, voluntad y libertad.
Jesucristo nos ha traído la Gracia Divina, la Gracia del Espíritu Santo, que tiene el poder de santificarnos, es decir, de lavarnos de nuestros pecados y darnos la posibilidad de responder a nuestra vocación y destino.
La Gracia Divina nos permite obrar el bien. Es una participación de la vida de Dios. Es un favor, un regalo, un auxilio gratuito, que Dios nos da para responder a su llamada, de allí la necesidad del a oración.
La vocación cristiana es sobrenatural, y depende enteramente de la iniciativa gratuita de Dios. Sobrepasa las capacidades de la inteligencia y las fuerzas de la voluntad humana. El hombre sólo debe estar dispuesto a que en la oración del corazón la Gracia actúe en él y así seguir la voz de su conciencia, para obrar según la voluntad de Dios.
La celebración del nacimiento del Señor Jesús se acerca vertiginosamente, tanto en nuestro año litúrgico así como en nuestra vida eclesial, familiar y personal. ¡Dios se encuentra buscando un hogar para poder nacer!
Y acontece que esa búsqueda de Dios se entrecruza en el horizonte de la historia con una búsqueda que el hombre también anda realizando. El hombre anda buscando a Dios para ofrecerle un espacio físico dentro de su ámbito existencial.
2.- Y aquí nos resulta necesarísimo percibir como en la primera lectura tomada del primer libro de Samuel ya se nos presenta a un Rey David manifiestamente preocupado por construirle a Dios una casa cómoda. A David le resulta muy poco digno, y quizá ingrato y hasta avergonzante, el que Dios esté residiendo en una tienda de campaña mientras que él vive plácida y confortablemente en una hermosa y segura casa de cedro. Al descendiente de Jesé le resulta imposible e impensable que, precisamente gracias a la benevolencia y providencia de Dios, él se encuentre viviendo majestuosamente y rodeado de imponentes lujos, y mientras tanto el arca de la presencia esté residiendo en una especie de carpa de esas que se utilizaban para desplazarse y acampar en el desierto...
David está resuelto a ofrecerle algo mucho más decoroso a Dios, pero..., éste Rey parece ignorar que Dios anda precisamente en búsqueda de otra cosa muy distinta pero igualmente más digna.
3.- Dios no anda buscando una casa, ¡digamos que,... Él ni siquiera tiene necesidad de ella! Dios anda en búsqueda de un hogar, y ese hogar lo encontrará en la ciudad de Nazaret, en el interior de una muy modesta casa..., y más que casa será un corazón y un cuerpo íntegro convertido en tabernáculo. La plenitud de la historia se dará inicio en el corazón dispuesto de María de Nazaret... será precisamente allí en donde Dios se encontrará con un espacio digno para así plantar su tienda entre nosotros...
Y es que, mientras que David se encuentra preocupado por disponer para Dios de un bello espacio externo y material con un suntuoso proyecto, la Virgen María está disponible para ofrecer un espacio interior de escucha y de oración.
Los preparativos del Rey David, aunque generosos y con aparentes intenciones buenas, no serán aceptados por Dios. Dios quiere otra cosa: más que habitar en casas de piedras o de maderas finas, Dios prefiere hacer de su pueblo y de cada hombre su propio templo.
A Dios parece no gustarle un lugar estático que le aprisione, sino que Dios, el Dios de la historia prefiere caminar con el hombre..., y este es el misterio que acontece en la Navidad.
Dime: ¿Qué lugar se le puede ofrecer a Dios para que resida,... sí Dios es el dueño del Universo y la tierra es el estrado en donde Él pone sus pies? Como nos lo ha recordado el profeta Isaías (Is 66,1).
La Virgen María le está ofreciendo ese único espacio del que Él ha querido tener necesidad: su cuerpo, su persona, su corazón, su vida, su historia... todo su ser.
A Dios, ni le interesa ni tiene necesidad de esa colosal e imponente casa que se encuentra en el pensamiento y en los bocetos y planos del Rey David. Y es que, muy en el fondo, Dios conoce que David sabe que, a través de su proyecto arquitectónico, está buscando competir con las grandes construcciones de los reinos vecinos. Un gran templo significará,... ¡sin lugar a dudas!, fama para David, será una especie de emblema para la posteridad, una manifestación de su riqueza, de su esplendor y de su poder ¡Sí, que nadie se olvide que yo estuve en este mundo!
Y Dios va mucho más allá de los planes que tiene el hombre, y de esos sus sueños de grandeza.
4.- Resulta que Dios prefiere un hogar cálido en el seno de una familia sencilla que vive cotidianamente del fruto del trabajo sencillo, aún y cuando esta familia tenga que vivir itinerante y en medio de los peligros esos siguientes años en que se encarnó el Hijo Eterno del Padre, y que Dios tuvo a bien plantar su tienda entre nosotros.
Nazareth, Belén, el desierto, Egipto, y todos esos lugares que están en el camino, serán el espacio en donde esta familia que Dios ha escogido pondrá su residencia, y en donde se pasarán los siguientes años después de que Dios quiso poner su morada entre nosotros.
Este contraste tan expresivo ilumina la diferencia entre los caminos de Dios y los caminos de los hombres, entre las grandezas humanas y la grandeza de Dios. Nuestra tentación como creyentes ha sido y será siempre la de tomar como norma de comportamiento y como signo de grandeza lo que corresponde a las miras de este mundo, y el olvidarnos de pensar conforme a los criterios de Dios.
5.- ¿No lo quieres creer? Entonces revisa qué has hecho con el Adviento que está por terminar. La Navidad la celebraremos el próximo jueves. ¿Cómo te has preparado para el nacimiento del Salvador?
En el Rey David y en la Virgen María tenemos nuestros dos modos de interpretar el Adviento, las dos formas de estar viviendo la espera.
El Monarca David afanoso para realizar su propio proyecto, un plan soberbio pero,... reducido y muy distante respecto al plan del Señor, después de haber interpelado a su consejero de confianza. La Virgen María capaz de introducirse en el proyecto de Dios, sin otro bagaje que una fe intrépida, y desde la entrega más completa, propia solamente de la criatura más libre: "Aquí está la esclava del Señor".
La lección es demasiado transparente: no hay que confundir las promesas de Dios con las previsiones y las esperas de los hombres.
También nuestro adviento tiene el peligro, muchas veces, de asemejarse a la "programación" de David. ¡Dios sigue buscando un hogar, más que una casa para nacer en la Navidad cristiana!
6.- Decían los antiguos: “para Adán el paraíso era su hogar y que para sus descendientes, el hogar debe ser su paraíso”. Pero muchos ni siquiera un verdadero hogar tenemos. ¿Tú tienes una casa o tienes un hogar?
Nuestras casas pueden ser muy sencillas o hasta fastuosas, pero lo importante será siempre la calidez de vida que tengamos dentro de ellas.
La casa son las paredes, el techo, el piso, el refrigerador, el televisor, la recámara, los sanitarios, la pintura, los adornos, los maceteros...
El hogar es esencialmente el amor manifiesto en el buen trato, la preocupación recíproca, el perdón, la sencillez, la servicialidad, la corresponsabilidad y la entrega.
El hogar es algo cálido, acogedor, algo que se busca con ansia. El hogar es el lugar en el que la persona vive en la intimidad de la propia existencia.
Muchas casas, aún y cuando tengan calefacción, suelen ser frías, cuando el ambiente es de frialdad. Se vive en nuestras casas en la amargura, la desilusión, la incomprensión, la apatía, la envidia y la frustración. Entonces, nuestra casa “habitación” se vuelve un espacio inhabitable por lo asfixiante del ambiente.
La esposa empieza a sentir su casa como si fuera una prisión y el esposo le da varias vueltas a la manzana antes de decidir entrar a su propia casa. Los hijos emigran durante el día en búsqueda de un lugar más acogedor y convierten, cuando mucho, su casa en dormitorios. No existe un sentido de pertenencia, de convocatoria, de identidad ni de intimidad.
Ya decía Plinio el joven, en las fronteras del siglo I y II, que el hogar no lo constituyen cuatro paredes o la belleza de una construcción, sino que “El hogar es el lugar en dónde habita el corazón”.
Lo decía bellamente el español Don Ramón de Campoamor en el siglo XIX: ¿Qué es un hogar?
“ El hogar no son piedras, son almas.
El mueblaje no es oro, es cariño.
Si se quieren, qué ricos los pobres,
Si no se aman, qué pobres los ricos.
El amor inventó los hogares
Y las aves del cielo los nidos.
Si se quieren, el agua qué fresca,
El pan qué exquisito.
No hacen falta en la mesa más flores
Que las flores que pone el cariño”.
7.- Dios anda buscando para nacer no una hermosa casa sino un verdadero hogar. Tú,…. ¿Tienes uno para brindarle?
¿Cómo están nuestros hogares? Es tiempo de Navidad. Los hijos y los padres más que una prenda de vestir y mucho más que un viaje, anhelamos el cariño, la palabra amorosa y comprensiva. Debemos aprender a robarle tiempo al trabajo, a la televisión, al periódico y,... a nuestro egoísmo para platicar, hacer oración y realmente acompañarnos. Esto es lo que puede hacer de nuestras casas unos verdaderos hogares cristianos.
¿Eres realmente feliz? ¿Le das más importancia a lo material? A Dios no le interesa el barniz de las cosas sino la madera con que están hechas. Tenía razón Goethe al decir que: “El hombre realmente feliz, es aquel que siendo Rey o campesino, encuentra la paz en su hogar”
¿Y tú qué le ofreces a Dios: una casa o un hogar? ¿Te podrías identificar con el preocupado Rey David o con las ocupaciones diarias de la Virgen María? ¿Le ofreces a Dios una grande y fría construcción en tu imponente Jerusalén o le ofreces un modesto pero caluroso hogar en tu sencillo Belén o Nazaret, con la disponibilidad para ir a donde se tenga que ir con tal de cuidar incansablemente lo que Dios mismo te ha querido confiar en tu familia?
II - LA NAVIDAD NO ES UNA FECHA SINO UN INICIO.
“En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un varón de la estirpe de David, llamado José. La virgen se llamaba María.
Entró el ángel a donde ella estaba y le dijo: “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo”. Al oír estas palabras, ella se preocupó mucho y se preguntaba qué querría decir semejante saludo.
El ángel le dijo: “No temas, María, porque has hallado gracia ante Dios. Vas a concebir y a dar a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús”.
1.- Muy queridos amigos:
Acerca de la Navidad Cristiana pareciera ser que todo mundo tiene una opinión cualificada. Todos hablamos de tal forma que parecemos expertos sobre este difícil tema que encierra uno de los tres grandes misterios de la vida cristiana.
Podríamos decir que al escuchar tantos y tantos consejos, programas, opiniones y debates se podrían distinguir seis tipos de Navidades. Y, no es que haya varias expresiones de una realidad tan sagrada, lo que pasa es que son cada vez más los que se han apropiado de este misterio divino.
2.- Por un lado aparecemos aquellos que vivimos una Navidad llamémosle Folklórica. Se trata de aquellos que pugnamos por los villancicos, que coleccionamos y exhibimos nacimientos, que hacemos exposiciones de las piñatas a lo largo de la historia, que tenemos un verdadero museo con diferentes imágenes o pinturas del nacimiento del Salvador. Entre los folklóricos estamos todos aquellos que tenemos colección de discos antiguos con cánticos de Navidad... y hasta los presumimos.
Hay otros que vivimos la Navidad Emotiva: aquellos que nos recreamos en los recuerdos tanto para bien como para no pocas veces deprimirnos. Aquellos que vivimos de las imágenes del pasado, o que sensibilizados pasajeramente aprovechamos este tiempo para hacer una obra de misericordia tratando de compensar un año vivido en el egoísmo.
Otros, parece ser que cada vez más personas, vivimos la Navidad de los Snobistas. Se trata de nuevas formas de evadir la vida cristiana copiando modelos ajenos a nuestra propia vida. Es lamentable que, en algunos círculos, se viva la Navidad lejos de la familia, se piensa en una playa, un salón de eventos, un crucero, un hotel o un restaurante. Esto parece ser que se está difundiendo más aprisa de lo que pensamos. En otras capas de la sociedad se piensa en un rodeo, una diskoteque, un “antro”, se vive el misterio de Dios en la embriaguez. La Navidad ha dejado de ser cristiana, o mejor dicho, parece ser que nuestra sociedad ha dejado de ser cristiana.
Otros vivimos la Navidad de los Intelectuales: se trata de aquellos que vivimos en el discurso y en las discusiones, proponemos un análisis y una comparación entre las religiones. Solicitamos que se consideren los estudios sobre la sociología y la religiosidad del judaísmo contemporáneo al nacimiento de Jesucristo, así como de los calendarios del apacentamiento de los rebaños y de los ciclos litúrgicos en el templo. Se trata de aquellos que perdemos nuestra vida discutiendo sobre el análisis filológico de la Palabra Katalyma. Proponemos una crítica textual y un análisis pragmaliguístico del Evangelio de san Lucas, y nos vamos a dormir sin ofrecer un abrazo.
No puede faltar la Navidad de los Consumistas. Se trata de aquellos que hemos convertido esta fiesta en un pujante mercado. Todos los detalles son cuidados o son inventados. Nuevas necesidades se implementan cada año. En este mercado todo se vende con motivos navideños: servilletas, tenedores, manteles, ropa, toallas,... Un sinfín de cosas llenan nuestra largas listas de adquisiciones: la cena, el árbol, la sidra o el vino, la corona, las luces, la bota, la chimenea, la piñata, los regalos...
3.- Finalmente tenemos que considerar el rostro de la verdadera Navidad, llamémosle la Navidad cristiana.
El Misterio de la Navidad es la celebración del nacimiento temporal del Hijo Eterno del Padre. Es la manifestación visible en la historia de Aquel que es la Palabra, y que ha venido a todos nosotros desde ese momento precioso de la Anunciación del Arcángel Gabriel y de la Concepción Virginal en María Santísima, por obra y gracia del Espíritu Santo, que hoy estamos meditando.
La Navidad es el misterio de la presencia de Dios hecho hombre en nuestro mundo. La Vida del Hijo del Padre Eterno será un hacer presente el amor de Dios en medio de las condiciones humanas concretas de su tiempo, de su espacio y de su gente. Allí vivía Dios en su plenitud.
La celebración de la fiesta de la Navidad es para cada uno de nosotros la renovación gozosa del misterio del Nacimiento del Hijo de Dios en el Mundo, en su Iglesia y en cada uno de los Bautizados.
La alegría de estas fiestas debe ser manifiesta, y es que celebramos la real y verdadera presencia de Dios en este mundo, en su nacimiento, lo cual nos aseguró para siempre la confianza de que Dios no es un sueño del hombre ni mucho menos es una pasión inútil.
Con la Navidad, se ha iniciado la búsqueda definitiva y apasionante de Dios. Ya no se trata del hombre que busca a Dios sino del Dios que anda en búsqueda del hombre, del Dios que no se ha resignado a la lejanía.
Si el pecado y la perdición de la humanidad habían tenido su consistencia en la pretensión del querer “ser como dioses”,ahora Dios les está ofreciendo la salvación a todos los hombres, precisamente al querer Dios hacerse hombre, como cada uno de nosotros. En la Navidad Dios se convierte en el Emmanuel, el “Dios con nosotros”.
4.- No obstante, con todo lo anteriormente referido, quisiera cuestionarte y cuestionarme en este momento... ¿Qué es lo que celebramos en la Navidad: una fecha o el inicio de una historia? ¿Cómo saber que tú y yo estamos viviendo una Navidad Cristiana?
Hoy se libran discusiones sin sentido, en los areópagos de la modernidad, de parte de aquellos que intelectualizan la Navidad y hasta en algunos que nos profesamos cristianos: que si esta fecha es la histórica o que si fue en otra, que si el apacentamiento nocturno de los rebaños de parte de aquellos pastores exigiría que la Navidad se ubicara en otros meses mucho menos fríos, que si se toman en cuenta el registro histórico de los censos romanos, que si consideramos los Ciclos Litúrgicos del servicio en el Templo cuando Zacarías y el clan o la familia a la que pertenecía, estaban programados para ejercer el culto sagrado...
Hablando de fechas o de calendarios, todos podemos disentir, ya que existen varias formas, por no decir muchas, de computar el tiempo aún en nuestro naciente siglo XXI que está ya muy avanzado en su primera década. Bastaría solamente que pensáramos en la realidad del tiempo en el Oriente y en el Occidente.
El mismo concepto de tiempo sueles ser tan variado: podemos decir que existe el tiempo cronológico, el psicológico, el biológico, el historiológico o historiográfico, el kairós como tiempo de salvación, el tiempo litúrgico...
Las discusiones pueden continuar en el laberinto conceptual de aquellos que se sienten sabios y entendidos. Y tendría que decirte que, en lo personal, a mí no me importa la fecha, me importa que el Hijo de Dios nos ha nacido... Si fue en Diciembre o en Abril,... eso es lo de menos.
5.- Y es que la Navidad no es en realidad una fecha, sino que debe ser ante todo y sobre todo un inicio. La Navidad es el inicio de toda la historia para nosotros los cristianos. Se trata del vértice del tiempo de la salvación para todos los hombres.
Esta Navidad del 2008 debiera ser también el inicio de una historia nueva en tu vida y en mi vida. De no ser así, seguirá siendo una simple fecha en el calendario de nuestra existencia.
¿Qué es la Navidad? ¿Una fecha o el inicio de una historia nueva?
Nuestra vida se va entretejiendo de fechas y de pequeñas historias. Las pequeñas historias van teniendo sentido en torno al día en que se les dio inicio. Y las fechas van teniendo sentido en cuanto que una nueva historia ha empezado, o una historia se ha transformado.
Una fecha por sí misma no tiene sentido, es un dato frío, un número, una forma de organizar, se trata de una convencionalidad.
La fecha tendrá su importancia por la historia del día siguiente, por lo que inicia.
¡Fíjate! Como algunos nos vamos acordando perfectamente de las fechas, pero nos olvidamos de la historia que se inició en ese día del calendario. Con la fecha se ponen en orden las cosas. El inicio, por el contrario, debiera poner en orden nuestra vida.
Refiriéndonos solamente a una fecha, decimos con ello lo que ha ocurrido. Pero colocándonos en la perspectiva de un inicio, debemos ser conscientes de aquello que ha nacido para nosotros.
6.- La Navidad interpretada como una simple fecha es algo tan antiguo y que puede ser tan poco atractivo, aunque nos afanemos por hacer cosas nuevas. De lo anterior, se desprende el que algunos, en los días más santos de nuestra vida, estemos viviendo en inhumanas soledades y en terribles amarguras.
Viviéndola como inicio, la Navidad aparece de verdad por lo que es: la más grande “buena nueva” que ha escuchado el hombre sobre la tierra; el anuncio de un evangelio; la “noticia nueva” que se nos ha traído al mundo.
Dios nos invita para que revisemos no las fechas sino las historias. Hoy debemos pensar no en las celebraciones sino que debemos escrutar el significado de estas celebraciones.
¿La Navidad es para mí una fecha o realmente significa mi historia propia y verdaderamente cristiana? ¿Significa el inicio de la auténtica historia de la humanidad?
7.- El acontecimiento de la Navidad tiene, sin lugar a dudas, su importancia en el magnifico acontecimiento del nacimiento del Señor, se trata del Dios que se hizo hombre. En la Navidad ha aparecido el Misterio de la Salvación para todos los hombres.
El festejo de la Navidad tiene su grandeza en cuanto que Dios pueda provocar un verdadero cambio en nuestra vida.
Yo mismo debo ser capaz de quitar los odios, los resentimientos, las iras y la soberbia. Soy yo quien debo ofrecerle la palabra amable a todo aquel que me rodea, la sonrisa amigable a los tristes y la mano generosa a quien lo solicite.
Si cada día puede ser un nuevo inicio del resto de nuestros días. ¡Cuánto más debiera ser para nosotros un día tan especial, como lo es la celebración de la Navidad Cristiana!
8.- ¿Qué tipo de Navidad estoy viviendo? La verdadera Navidad empieza un día después, es decir, “el día 26 de Diciembre”. Será ese día cuando sabremos si esta Navidad fue solamente una fecha o realmente ha sido el inicio de una historia nueva en mi vida cristiana. ¡Sería muy triste el constatar al día siguiente, que la verdadera Navidad no ha dado inicio en mi vida!
III - NACIMIENTO DEL DIOS CERCANO.
El ángel le dijo: “No temas, María, porque has hallado gracia ante Dios. Vas a concebir y a dar a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús. Él será grande y será llamado Hijo del Altísimo; el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, y él reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reinado no tendrá fin”.
María le dijo entonces al Ángel: “¿Cómo podrá ser esto, puesto que yo permanezco virgen?” El ángel le contestó: “El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso, el Santo, que va a nacer de ti, será llamado Hijo de Dios.
1.- Muy queridos amigos, gracias por concedernos el honor y la fineza de su atención:
Podemos decir que la Navidad prácticamente ha llegado y, quizá casi todos nosotros nos estemos ufanando de que al parecer no nos falta nada, o nos falta muy poco, de todo aquello que tenemos que preparar. Sin embargo, resulta lamentable el constatar que si bien no nos falta nada, es muy posible que nos esté faltando Alguien. Lo más entristecedor es el encontrarnos con que es Dios quien está faltando en nuestra casa y en nuestra vida.
Nos preocupamos tanto por lo material que no nos ocupamos de lo esencial
Hoy, quiero invitarte para que releas el Evangelio que anuncia la encarnación junto con el texto de la Navidad, y constatamos que en esas líneas evangélicas nos encontramos con la ternura, con las evocaciones dulces y con los suaves pensamientos.
2.- Y, no obstante, en esos textos nos encontraremos también con el cuestionamiento, y la molestia que se genera de la autorevisión, que está más allá de un necio sentimentalismo.
Y es que Dios condena una Navidad hinchada de retórica, llena de papeles multicolores y de conmociones baratas.
A Dios parece no agradarle nuestra propuesta de Navidad, poco o nada cristiana, cursi y muchas veces ficticia. Le hemos inyectado toneladas de sentimentalismos, de folklore, de pacotilla variada y de mal gusto. Nuestra Navidad parece ser más un pretexto que una celebración cristiana.
Francamente, hemos deshecho la Navidad. Hemos saboteado su sencillez. Nuestra rica Navidad se ha impuesto y ha empobrecido a la Navidad verdadera.
La fiesta de la Navidad nos recuerda que a Dios le agrada la sencillez, y esto lo meditábamos los últimos dos domingos cuando contemplábamos el semblante de san Juan el Bautista, y lo podemos constatar este cuarto domingo de Adviento, en que aparece el rostro precioso de la Virgen María en diálogo profundo y piadoso con el mensajero celestial.
Sin embargo, la sencillez de Dios no es comprendida por el hombre. El padre José Luis Martín Descalzo, que de Dios goce, lo dice con una bella y poética soltura:
El mundo no comprendía
Que Dios fuera tan sencillo
Y corrió con sus guirnaldas,
Sus diademas, sus anillos,
A camuflar a este Dios
Que sólo quería ser niño.
Belén, Belén era un gran escándalo
Que ponía al hombre en ridículo.
Si Dios se hubiera encarnado
En un notario, en un químico,
Un carabinero, un buzo,
Un almirante, un obispo,
Un guardia o un farmacéutico,
El mundo habría comprendido.
¿Más cómo reconocer
en un bebé al Infinito?
Así, si todas las puertas
Se cerraron cuando Él vino
Y si la historia acabó
Con un final menos digno,
La culpa, la culpa la tuvo el cielo
Por andar con acertijos.
3.- Cristo Jesús nació en un establo, y no en un Belén de chocolate o de luces intermitentes. Pero su nacimiento es solamente el prólogo de una vida que fue abnegada por la entrega a los demás a lo largo de su existencia hasta la donación total, vacío de sí mismo, en el árbol de la cruz.
Contemplar al Señor Jesús en Belén debe llevarnos al aprendizaje del estilo de vida de quien ha elegido ser niño y que nos enseña que el ingreso al Reino pasa inequívocamente por el camino de la infancia, del querer ser niños. Es por ello que, en primer lugar, al mirar el Pesebre debemos pensar sí realmente vivimos la infancia espiritual, el abandono filial.
Otro aspecto digno de meditarse, a la luz del nacimiento de Jesús en Belén, es el realismo incuestionable de su humanidad. El Hijo de Dios se hizo hombre en verdad, esto contra cualquier doctrina de ayer y de hoy que pretenda hacernos pensar que Jesucristo se disfrazó de hombre, sin que llegara a experimentar el sabor agridulce de una auténtica naturaleza humana, como la tuya y como la mía.
El entronque real del Hijo de Dios con nuestra humanidad nos obliga a pensar en el interés que Dios tiene en el hombre, lo cual nos debe llevar a secundarlo todos nosotros que nos apellidamos cristianos.
Así mismo, el nacimiento temporal del Hijo de Dios nos lleva a ser más y mejores hombres, ya que Jesús es el modelo humano, al constituirse por derecho propio en el único ejemplar de la raza humana sin pecado y ser el máximo revelador de la plena dimensión religiosa del hombre. Recuerda que la Virgen María no tuvo pecado por un privilegio especial de Dios.
Jesucristo ha venido a traernos la perfección de la plenitud de la revelación. El cristianismo no está destinado a coronar las insuficiencias de las antiguas religiones dándoles el toque que les faltaba. Jesucristo no viene a terminar edificios inacabados, sino que ha venido a construir un nuevo Templo del Espíritu Santo. Las piedras que utiliza somos los mismos hombres purificados con su nacimiento.
4.- Y se preguntarán ustedes. ¿Cuál es nuestro papel en una verdadera Navidad cristiana?
En el concierto de la actualidad, en la común lucha por una humanidad mejor, el cristianismo debe tener una aportación específica: ofrecer un humanismo del amor y de la trascendencia, nuestra contribución se sitúa en la línea de la máxima exigencia y del ideal. Este es el factor cristiano: amor y trascendencia. Nuestro peligro será la perdida del realismo en la desconexión que nos lleva a ser simplemente unos ilusos idealistas.
Navidad quiere decir precisamente esto: una sonrisa divina se ha posado sobre nuestras miserias, que constituye el motivo más fundado de esperanza y es indicio de una posibilidad nueva ofrecida a todos por la paciencia de Dios.
Dios no muestra un rostro airado, ni la cara regada por las lágrimas de la desilusión, sino que nos ofrece un don de paz ofrecido por Áquel que es el más fuerte y que, resultando victorioso a través del amor, puede dictar las condiciones de paz. Es más, ha puesto una sola condición: dejarse amar.
5.- Querido amigo:
Muchos usamos, durante este tiempo santo, el mecanismo de la compensación. Al sentirnos mal a causa de nuestras muchas deficiencias durante el año que casi estamos por terminar, empezamos a compensar nuestras carencias con atenciones, regalos..., momentáneos y fugaces.
Navidad no es tiempo de compensar, sino de revisar, de convertirnos y empezar a hacer lo que tenemos que hacer.
Debemos cuidar que nuestros regalos no sean compensaciones de lo que en justicia debimos haber hecho durante todo el año.
6.- Se preguntarán ustedes: ¿Y Quién está necesitado del amor cristiano? Eduardo Galeano escribe en el Libro de los abrazos la siguiente anécdota:
“El Doctor Fernando Silva, un amigo, dirige el hospital de niños en Managua, Nicaragua. En vísperas de la Navidad, se quedó trabajando hasta muy tarde. Ya estaban sonando la música estridente y los cohetes, y empezaban los fuegos artificiales a iluminar el cielo, cuando el Doctor Fernando decidió marcharse. En su casa lo esperaban su esposa y su hijo para cenar y festejar. El Doctor hizo un último recorrido por las salas, viendo detenidamente si estaba todo en orden; y en eso estaba cuando sintió que unos pasos lo seguían. Unos pasos como de nube: él se volvió y descubrió que uno de los niños enfermitos le andaba atrás. En la penumbra, lo reconoció. Era un niño que estaba sólo. El Doctor Fernando reconoció su cara ya marcada por la sombra inevitable de la muerte, y esos ojos que pedían disculpas o quizá pedían permiso. El Doctor Fernando se acercó para pedirle que regresara a su lugar, y el niño le rozó con la mano: “Vos decidle a...” –susurró el niño- “Vos, decidle a alguien que yo estoy aquí”.
Ese niño está enfermo, está marcado por la muerte; peor aún, el niño está solo. Completamente solo. Y es la Nochebuena, y él bien lo sabe. Él, como todos, nota las primeras sombras que anuncian el comienzo de la noche sagrada. En esto, el niño oye pasos en el pasillo y sale con la esperanza de encontrar compañía en la fiesta de todos. El niño es tímido y delicado y no quiere molestar a nadie. Sólo un ligero tacto de su mano infantil, un débil murmullo, una súplica inocente. “Por favor, decidle... decidle a alguien. No importa a quién. No importa dónde. Basta con que vos le digas a alguien que yo estoy aquí. La gente aún tiene corazón y quizá vendrá. No van a dejar a un niño sólo en la noche en que nace Jesús. Solo y con la muerte en su rostro. Solo en el banquillo del hospital de niños. Solo mientras los cohetes festivos explotan en el cielo y la música invade la sombra de la noche”. El niño está enfermo, y su enfermedad se llama soledad. La peor enfermedad de la raza humana de todos los tiempos.
7.- Amigos: aquel que predica a Jesucristo no puede ser en modo alguno un aguafiestas, un amargado y un cenizo, sino un amante de la vida y del amor que no admite ni comprende la degradación del hombre entrampado en el placer que solamente conduce a la soledad y al hastío.
Y tiene que recordar, quien predica al Señor, si es preciso a gritos, dónde está la verdadera vida en medio de una sociedad opulenta que ha olvidado su destino y que ya ignora su lugar.
¡Les deseo a todos ustedes una Felíz y muy cristiana Navidad!
IV - INTELIGENCIA, VOLUNTAD Y LIBERTAD.
María le dijo entonces al Ángel: “¿Cómo podrá ser esto, puesto que yo permanezco virgen?” El ángel le contestó: “El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso, el Santo, que va a nacer de ti, será llamado Hijo de Dios.
Ahí tienes a tu parienta Isabel, que a pesar de su vejez, ha concebido un hijo y ya va en el sexto mes la que llamaban estéril, porque no hay nada imposible para Dios”. María contestó: “Yo soy la esclava del Señor; cúmplase en mí lo que me has dicho”. Y el ángel se retiró de su presencia”
1.- Muy queridos amigos:
Dios tiene un proyecto a favor del hombre en el que siempre respetará la manifestación de libertad de parte del ser humano.
Hoy el Evangelio nos muestra el FIAT de la Virgen María. Ese “Hágase” o “Cúmplase” pronunciado por nuestra Madre Santísima, y que al ser esperado y escuchado por Dios nos manifiesta ese respeto que el Señor tiene para la libertad de María. Se trata de una historia de salvación en la cual es necesario que ella pronuncie el sí para que se haga realidad el misterio de la Encarnación.
El Evangelio nos muestra a una Mujer santa que activará plenamente los mismos dones de Dios, para con ello responder al mismo llamado del Creador. En el sí de María se ha puesto en ejercicio su libertad, su inteligencia y su voluntad elevadas por las virtudes teologales de la fe, la esperanza y la caridad, es decir toda su acción personal aunada a la acción de la Persona de Dios.
2.- Conforme a lo anterior quisiera invitarte para que reflexionemos sobre el FIAT que pronunciamos en momento puntual de nuestra vida, un servidor en el ministerio ordenado como tú en una decisión de familia.
Para profundizar en este ámbito, los novios deben aprender a marcar la diferencia entre el solo enamoramiento y el amor verdadero.
¿Cuál es la diferencia?
El enamoramiento: Se basa en las formas externas (aquello que cautiva y emociona). Pero ¿qué es lo que pasa cuando hay un accidente? El noviazgo se nutre de los estados de ánimo que vive la persona: Son las emociones, los sentimientos y los estados de ánimo los que marcan la cercanía o la lejanía respecto a la persona amada.
El amor auténtico: Supone todo lo bello y rico del enamoramiento, pero lo supera, lo trasciende y lo complementa. Los sentimientos y las emociones son sólo las primicias.
3.- Debemos entender que del tamaño de la ilusión es también el tamaño del sufrimiento, porque entre más grande es el engaño es menor la probabilidad de llenar las expectativas y resulta todavía mayor la decepción. La historia del sufrimiento de muchos esposos no es otra que la propia historia de sus deseos frustrados.
Y luego vienen los reclamos: me engañaste porque no eras como yo te imagine, me engañaste porque no fuiste como yo te creí. ¿Por qué no me dijiste que eras así como estas resultando ser? La verdad es que nadie engaña a nadie; es el corazón el que se auto-engaña en los apresuramientos...
Por eso cuando el corazón del enamorado se da cuenta que ella tiene detalles desagradables y burdos, el corazón se apaga y entra en crisis.
4.- Para ahondar en lo anterior debemos ser conscientes de que el enamoramiento surge como una defensa de los afectos para los momentos de oscuridad y, en ocasiones, este se llega a dar en las más penosas situaciones.
Los enamoramientos surgen para aumentar la energía del corazón en los momentos difíciles (cuando el adolescente deja de ser niño y todavía no es adulto, cuando se está en la gran depresión porque murió una persona querida, cuando se vive la gran quiebra económica, cuando se experimenta la sequedad emocional en la vida matrimonial). Es por ello que tenemos que decir que las personas que están llenas de energía auténtica no se enamoran. Se enamoran los deprimidos o los que están sumergidos en la melancolía, los abandonados.
El corazón entre más desnutrido de amores se encuentre (conflictos con sus padres, reprobado en materias, amenazado de expulsión en la escuela) más se acelerará al enamoramiento de la primera persona que se acerque con un poco de bondad en el alma y un poco de caricias en las manos. Es seguro que se enamora de la primera mujer que le diga te entiendo, te comprendo y le haga la primera caricia con mano tierna y femenina en la mejilla.
4.- En este campo del matrimonio, como en otros muchos, nos toca vivir en un mundo en el que se crean corrientes que nos pueden arrastrar si no tenemos bases firmes, al grado que muchas parejas se casan y dicen su FIAT sólo porque “ya les toca”.
Y así también es triste ver familiares, amigos o conocidos que una vez se juraron amor y fidelidad hasta la muerte y ahora se encuentran separados porque “se acabó el amor” o porque dicen que: “nunca lo hubo”. ¿Cómo?
Las causas del divorcio son diversas y deben ser tratadas más bien por expertos, sin embargo, tener una buena preparación viviendo un noviazgo adecuado puede ayudar a prevenir futuros desequilibrios, y sobre todo a preparar esa comunidad especial de amor llamada matrimonio.
La relación de los novios es activada normalmente por la atracción física de uno o los dos miembros de la pareja, a partir de entonces, debe prevalecer la firme convicción de entregarse completamente para dar la felicidad al otro, lo cual se llevará a cabo en un proceso que durará toda la vida.
Aquí la fe cristiana es un factor fundamental en nuestra comprensión de la familia, se trata de poner a Dios como nuestro cimiento.
Tener el cimiento en Dios. Se trata también de no amilanarse por un simple temporal que azota contra nuestra casa. Mucho menos, si se está consciente de que, es el Señor mismo, el cimiento de nuestra construcción.
5.- Las crisis y las tormentas forman parte de la vida del cristiano y de cualquiera. Sin ellas nuestra fe cristiana no madura, no puede crecer. La verdadera vida cristiana, será la capacidad de afirmarse y abandonarse durante las crisis de la vida en la fe que tiene como cimiento sólido a Aquel que es más grande que nuestras propias crisis. Pero en no pocas ocasiones la peor crisis en el matrimonio no es otra sino la de nuestra precipitación en el FIAT o la de nuestra superficialidad al pronunciarlo.
6.- Aunque podrían referirse muchas más, he aquí 5 razones que no deben usarse para que alguien pronuncie el FIAT e inicie el matrimonio cristiano.
Los Temperamentales: Las personas deben medir las consecuencias de sus actos antes de sentirse mayorcitos. Y, es que, más de una persona no supo darse su lugar durante el noviazgo y en el descontrol de las emociones y las pasiones, los anticipos se multiplicaron sin percibir que en la vida “todos los anticipos se pagan con intereses redoblados”.
Los jóvenes no deben engañarse ya que ellos conocen a la perfección cuáles son las ocasiones próximas: Ciertos horarios de los que sabemos somos propensos a perder nuestro dominio. Ciertos espectáculos o la recurrencia a los “antros” que se convierten en la antesala de nuestros tropiezos. La soledad y el aislamiento premeditado durante las reuniones de los núcleos de familia y amistades. Ciertos lugares de nuestra ciudad que se convierten en el boleto ganador en la rifa de nuestros errores. La punta de alcohol que disminuye las defensas…
Presión Social: Otras personas acceden a un nuevo estilo de vida por el que dirán si me quedo soltero/a, o por el simple hecho de no dar marcha atrás a un comentario delante de la familia o las amistades, a un acuerdo entre las familias, a unos preparativos,.. y así al precipitarnos en las decisiones parece que no distinguimos que el precipicio del dolor y de nuestro fracaso está danzando en nuestra vida. Cervantes así lo sentenciaba: “Aquel sí que se pronuncia con dos letras y da que llorar muchos años“. Esta es, sino la única, sí considero que la principal razón por la que la Iglesia no acepta que los novios sean padrinos de Bautismo, y es que se trata de salvaguardar la santidad del sacramento, así del bautismo como del matrimonio.
Problemas: No pocos hemos llegado a pensar que el matrimonio es la mejor solución a los problemas e insatisfacciones que en la casa paterna se viven. Se piensa que con la persona con la que se convive dos horas se vivirá mejor que con aquellos que convivimos más horas y hemos convivido más años, pero esto es un engaño ya que en el momento en que las dos horas se conviertan en más horas y, años..., las cosas regresarán atrás transformando el engañoso futuro de ensueño en una repetición del pasado que se quiso evadir.
Algunos visualizan el matrimonio como el hallazgo de aquella media naranja que se nos narraba en los mitos platónicos y no poco tiempo después nuestra vida se convertirá en el más irresoluto de nuestros problemas. Es necesario estar enterado que “para hacer una pareja sana en el matrimonio no bastan dos mitades; se necesitan dos enteros”.
Panacea: Aunque no lo creas hay quienes ven el matrimonio como una panacea y como el antídoto que soluciona todos los males, así de la soledad, de los fracasos académicos, de la sensación de no aceptación,… sin que se alcance a apreciar que el placebo de nuestra ignorancia nos defraudará terriblemente, tal y como lo sentenciaba aquel pensamiento anónimo: “El que se casa de prisa se arrepiente despacio”.
Interés: Aunque pareciera algo del pasado, no lo es tanto y aún existen aquellos que acceden al matrimonio por un interés mezquino. Porque el matrimonio para algunos es la mejor forma de salir de pobre, o de salir del pueblo, o de subir a la elite y parecen no admitir que para aquellos que han olvidado la dignidad del corazón vivirán siempre en la más terrible de las pobrezas.
7.- Para cultivar un matrimonio feliz, no basta con tener nobles sentimientos e idealizar una relación, pues al caer en la realidad pueden venir tremendas desilusiones, es necesario tomar en cuenta otros elementos que ayuden a fundamentar una relación fuerte, basada en la propia donación libre, fruto de un conocimiento verdadero.
Al contemplar el diálogo de la Virgen con el Ángel, sabemos que lo más importante que también ha dado buenos resultados en matrimonios sólidos y duraderos es el discernimiento en la oración.
Y es que todos nosotros hemos recibido el don y la posibilidad del ejercicio de las facultades, así llamadas, espirituales: inteligencia, voluntad y libertad.
Jesucristo nos ha traído la Gracia Divina, la Gracia del Espíritu Santo, que tiene el poder de santificarnos, es decir, de lavarnos de nuestros pecados y darnos la posibilidad de responder a nuestra vocación y destino.
La Gracia Divina nos permite obrar el bien. Es una participación de la vida de Dios. Es un favor, un regalo, un auxilio gratuito, que Dios nos da para responder a su llamada, de allí la necesidad del a oración.
La vocación cristiana es sobrenatural, y depende enteramente de la iniciativa gratuita de Dios. Sobrepasa las capacidades de la inteligencia y las fuerzas de la voluntad humana. El hombre sólo debe estar dispuesto a que en la oración del corazón la Gracia actúe en él y así seguir la voz de su conciencia, para obrar según la voluntad de Dios.
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