Los jesuitas se han visto involucrados con las personas sin hogar, a lo largo de toda su historia. Ignacio de Loyola inició la Casa de Santa Marta para prostitutas. El jesuita Alberto Hurtado, recientemente canonizado, estableció el Hogar de Cristo, para los sin techo en Chile. En 1.998, el Provincial de Chicago, Dick Baumann, S.J., le pidió a Bill Creed, también jesuita, hallar la manera de llevar los Ejercicios Espirituales, de una manera adaptada, a los que son materialmente pobres.Para marzo de 2008, se habían ofrecido más de 100 retiros nocturnos, y unas 1.200 personas sin hogar se habían visto implicados en estos retiros que se han tenido en Atlanta, Baltimore, Boston, Chicago, Cincinnati, Cleveland, Indianápolis, New York y Seattle.
Todos hacen los Ejercicios Espirituales juntos. Todos comparten sus historias y algunas de sus batallas antes de dejar que Dios sea lo primero y principal en sus vidas. Los jesuitas descubren que el retiro les trae gracias de transparencia y vulnerabilidad, semejante a los dones de las Dos Banderas y las Tres Maneras de Humildad.
Hoy, el Proyecto de Espiritualidad Ignaciana ha descubierto que han iniciado una relación con los que están sin techo, y que esta experiencia les ha conducido de modo sorprendente. El Proyecto de E.I. tiene una carta trimestral, un Consejo de Dirección y una página web
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