La conversión de san Pablo
Quizás hemos ya experimentado unos cambios radicales en nuestra vida: cambios de residencia, cambio de oficio, cambio de condición social… Cada vez eso nos da la impresión de una ruptura, de una novedad que traduce cierta dificultad de adaptación, o de una satisfacción como de haber realizado por fin un sueño vivido desde hace tiempo. Todos los cambios no están siempre deseados; algunos nos son impuestos, otros aceptados de mala gana. De todas formas inauguramos otra manera de vivir consecuente de ese cambio.
El cambio (la conversión) es posible. Ninive, la inmensa ciudad pervertida, normalmente y definitivamente perdida, será salvada por haber escuchado la predicación de Jonás. Todos hacen penitencia. Ante tal cambio, tal conversión, Dios no puede quedarse insensible, no puede sino dejarle la vida… Y Jonás no pensaba que era allí donde tenía que predicar.
Jesús cambiará radicalmente la vida de algunos hombres. Unos pescadores sin problemas están invitados a dejar su oficio para meterse en otro. Es lo que les pasa a Simón y Andrés, a Santiago y a Juan. Sin tardar, a la primera llamada, dejan las redes y sus familias para ir en pos de Jesús. El Evangelio de hoy se refiere sólo a los cuatro primeros discípulos; pero el caso de Mateo, e l publicano es muy parecido. Dejará su puesto de recaudador, más, celebrará una fiesta para señalar ese acontecimiento.
Nos hacemos un montón de preguntas ante esos textos: ¿Por qué Nínive, y no tantas aldeas de Judea que hubieran merecido recibir la predicación de Jonás? ¿Por qué escoger pescadores, probablemente no preparados, y un cobrador que trabaja para el ocupante para hacerlos unos apóstoles que tendrán que llevar la Palabra?
La respuesta nos está dada a continuación: Pedro y los demás apóstoles, empapados por el Espíritu Santo, obrarán maravillas. Gracias a su predicación la Iglesia surgirá y esos pretendidos incapaces, se comportarán como unos maravillosos profesionales de la Palabra, animando los grupos de creyentes.
¿Por qué haber escogido a Saulo como apóstol? ¿Un perseguidor enfurecido puede tener un puesto entre los fieles, más, ser un responsable? Su acción dirá que fue una excelente elección. La conversión de san Pablo es ya una sorpresa, pero más sorpresa será verlo hacerse un propagandista infatigable de lo que había atacado. Este, judío y fariseo, luchará para que los paganos se vean aceptados en la comunidad de los creyentes. Su decisión, la fuerza de su fe nos maravillan y nos dan ánimos.
Demasiado jóvenes, demasiado viejos, sin calificación, falta de aptitudes… Es probablemente lo que somos, vosotros y yo. Y sin embargo Jesús nos escoge para continuar su misión.
Reflexión
Nuestra sociedad abunda en noticias y el móvil cada día gana más terreno. Hablamos mucho, pero tal vez somos cada vez más individualistas. Hablamos de muchas cosas, pero nos da vergüenza hablar de Dios. En público demasiadas veces utilizamos la ironía o damos razones tontas cuando nos creemos atacados. Jesús conoce la dificultad del seguimiento. No se limita a pedir confianza en su persona, da los medios para que los discípulos puedan apoyarse unos en los otros. Saber vivir en grupo es tarea ardua pero muy enriquecedora.
Se aprende a ceder o a mantener las decisiones a pesar de encontrar dificultades. En el grupo aprendemos a valorar y respetar los roles. Todos somos necesarios y cada uno tiene su lugar. Cuando las cosas van mal, nunca podemos señalar a nadie. Sencillamente hemos perdido el equilibrio. La crisis nos recuerda que nos hemos creído protagonistas de la comunidad cuando en realidad Cristo es el punto de unión. Por Él nos movemos, existimos y somos. Que Él nos acompañe a lo largo de la semana.
Quizás hemos ya experimentado unos cambios radicales en nuestra vida: cambios de residencia, cambio de oficio, cambio de condición social… Cada vez eso nos da la impresión de una ruptura, de una novedad que traduce cierta dificultad de adaptación, o de una satisfacción como de haber realizado por fin un sueño vivido desde hace tiempo. Todos los cambios no están siempre deseados; algunos nos son impuestos, otros aceptados de mala gana. De todas formas inauguramos otra manera de vivir consecuente de ese cambio.
El cambio (la conversión) es posible. Ninive, la inmensa ciudad pervertida, normalmente y definitivamente perdida, será salvada por haber escuchado la predicación de Jonás. Todos hacen penitencia. Ante tal cambio, tal conversión, Dios no puede quedarse insensible, no puede sino dejarle la vida… Y Jonás no pensaba que era allí donde tenía que predicar.
Jesús cambiará radicalmente la vida de algunos hombres. Unos pescadores sin problemas están invitados a dejar su oficio para meterse en otro. Es lo que les pasa a Simón y Andrés, a Santiago y a Juan. Sin tardar, a la primera llamada, dejan las redes y sus familias para ir en pos de Jesús. El Evangelio de hoy se refiere sólo a los cuatro primeros discípulos; pero el caso de Mateo, e l publicano es muy parecido. Dejará su puesto de recaudador, más, celebrará una fiesta para señalar ese acontecimiento.
Nos hacemos un montón de preguntas ante esos textos: ¿Por qué Nínive, y no tantas aldeas de Judea que hubieran merecido recibir la predicación de Jonás? ¿Por qué escoger pescadores, probablemente no preparados, y un cobrador que trabaja para el ocupante para hacerlos unos apóstoles que tendrán que llevar la Palabra?
La respuesta nos está dada a continuación: Pedro y los demás apóstoles, empapados por el Espíritu Santo, obrarán maravillas. Gracias a su predicación la Iglesia surgirá y esos pretendidos incapaces, se comportarán como unos maravillosos profesionales de la Palabra, animando los grupos de creyentes.
¿Por qué haber escogido a Saulo como apóstol? ¿Un perseguidor enfurecido puede tener un puesto entre los fieles, más, ser un responsable? Su acción dirá que fue una excelente elección. La conversión de san Pablo es ya una sorpresa, pero más sorpresa será verlo hacerse un propagandista infatigable de lo que había atacado. Este, judío y fariseo, luchará para que los paganos se vean aceptados en la comunidad de los creyentes. Su decisión, la fuerza de su fe nos maravillan y nos dan ánimos.
Demasiado jóvenes, demasiado viejos, sin calificación, falta de aptitudes… Es probablemente lo que somos, vosotros y yo. Y sin embargo Jesús nos escoge para continuar su misión.
Reflexión
Nuestra sociedad abunda en noticias y el móvil cada día gana más terreno. Hablamos mucho, pero tal vez somos cada vez más individualistas. Hablamos de muchas cosas, pero nos da vergüenza hablar de Dios. En público demasiadas veces utilizamos la ironía o damos razones tontas cuando nos creemos atacados. Jesús conoce la dificultad del seguimiento. No se limita a pedir confianza en su persona, da los medios para que los discípulos puedan apoyarse unos en los otros. Saber vivir en grupo es tarea ardua pero muy enriquecedora.
Se aprende a ceder o a mantener las decisiones a pesar de encontrar dificultades. En el grupo aprendemos a valorar y respetar los roles. Todos somos necesarios y cada uno tiene su lugar. Cuando las cosas van mal, nunca podemos señalar a nadie. Sencillamente hemos perdido el equilibrio. La crisis nos recuerda que nos hemos creído protagonistas de la comunidad cuando en realidad Cristo es el punto de unión. Por Él nos movemos, existimos y somos. Que Él nos acompañe a lo largo de la semana.
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