Pubicado por Entra y Verás
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Cuando a uno se le cruzan los planes, cuando algo se cruza en el camino suele sobrevenir la crisis, la angustia, el cabreo, la desesperación. El camino liso se convierte por momentos en un campo minado. Cuando un proyecto fracasa parece que nuestra vida también cae por la borda, naufraga con él. Pero lo que cae es lo secundario: los éxitos, la imagen, el prestigio, la reputación… y nos quedamos solamente con lo que somos ni más ni menos. Pero el fracaso puede ser el comienzo de una nueva vida que nos abra radicalmente a la experiencia de Dios que pasa por olvidarnos de nosotros mismos. Bernanos escribió en una ocasión que es una enorme gracia poder aceptarse a sí mismo pero la gracia de todas las gracias es poder olvidarse de sí. Olvidarse de sí, ponerse con toda sencillez en la presencia de Dios y contemplar actuando. Es una oportunidad inigualable de sentirnos libres en las ocupaciones de la vida ordinaria. La verdadera libertad está en amar sin egoísmo, con el corazón abierto, volcado hacia el otro.
Pues san José precisamente vivió esto hasta sus últimas consecuencias. Conocemos bien la historia. José estaba resignado a repudiarla en secreto para evitar perjudicar a María pero una vez más, en sueños, aparece el ángel del Señor cuyas palabras no tienen desperdicio: No tengas reparo, no temas. Esta es una de las frases fundamentales. No hay nada que temer pues yo el Señor estoy contigo. Así le dijo Dios a Abraham o también a Moisés cuando le encomendó la misión de liberar al pueblo de Israel. La confianza en el Señor es fundamental y solamente puede obtenerse por medio de la fe. Aquí sí que no sirven para nada los experimentos y los avances científicos. En una situación como la de José o te lo crees o no te lo crees; desaparece toda seguridad y solo nos queda la fe, el dar. José se fió de Dios creyó en él y se dio.
El ejemplo y la figura de San José tiene que servirnos en todo momento. Pues él supo abrir su corazón a Dios cuando todo se había venido abajo, supo renunciar a sí mismo y supo convertirse en un regalo para María y para el pequeño Jesús.
Roberto Sayalero Sanz, agustino recoleto.
Chiclana de la Frontera (Cádiz, España)
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