¿Hemos prestado atención alguna vez, cuando vamos a comulgar, a lo que el ministro nos dice? ¿Hemos pensado en lo que recibimos y en nuestro amén?. La fiesta del Corpus es el solemne AMÉN de toda la Iglesia, de todas y cada una de sus comunidades.
Todo se inicia en aquel primer Jueves Santo, en el gesto que realiza Jesús al celebrar anticipadamente la entrega de su vida con el pan y el cáliz, su cuerpo y su sangre.
Constatamos repetidamente tres hechos:
- Algunos dejan de acudir a misa los domingos.
- Muy pocos hacen la visita al Santísimo.
- No se recibe al Cuerpo de Cristo con el debido respeto.
Por ello año tras año la fiesta del CORPUS nos recuerda el gran tesoro de Cristo, presente entre nosotros bajo la forma del Pan consagrado en la eucaristía. Pan de vida para comer. Pan de vida reservado en el sagrario para ser llevado a enfermos y ancianos y para venerarlo en recuerdo y testimonio de su presencia entre nosotros.
Hoy, fiesta del Corpus, Cristo presente en el pan eucarístico será paseado por las calles de nuestros pueblos y ciudades, desfilará por calles adornadas con alfombras florales, será alabado con numerosos cantos y llegarán a él oraciones impregnadas de numerosos deseos y peticiones.
¿Sabemos apreciar el gran tesoro que el propio Señor nos ha confiado?
¿ Somos conscientes de la maravilla que se hace presente a nuestros ojos?
¿ Sentimos el deseo de permanecer unidos a Jesús y sentirlo junto a nosotros?
Para que así sea, es preciso:
TENER HAMBRE. Si, hambre de algo más que unas vacaciones, un viaje, un coche nuevo, unos días de fiesta... para saciar los deseos de sentirnos amados y amar, de vivir en paz y esperanza pese a nuestras limitaciones, saciar los deseos de transformar nuestro mundo, o si queréis, nuestros pequeño mundo, para que sea más habitable y sembrar en él las semillas del evangelio... Si experimentamos tales deseos, si tenemos este hambre, buscaremos el aliento necesario en el Pan de Vida.
ESTAR EN COMUNIÓN CON ÉL Conscientes de las palabras del Señor: "si no permanecéis en mi, no podéis dar fruto", debemos estar en comunión con él, en una unión lo más íntima posible, porque se hace carne de nuestra carne por medio de su cuerpo. Al mismo tiempo es el fundamento de la comunión entre nosotros, sus discípulos, y signo de la comunión a la que la humanidad siempre aspira.
ADORACIÓN Y ALABANZA. Es tan grande el tesoro que se nos ha confiado que la actitud más profunda es la adoración y la alabanza, que puede expresarse de muchas formas, pero en la jornada del Corpus se hace bien visible en la procesión del Santísimo, las alfombras florales, los cantos y otras manifestaciones populares.
Corpus es un día concreto en el calendario litúrgico, pero puede serlo todos los días y debería serlo todos los domingos en la celebración de la eucaristía; y también por medio de los actos comunitarios y personales de oración y adoración al Santísimo. hoy, fiesta del Corpus, la Eucaristía, la procesión, el acto eucarístico... sean nuestro gran AMÉN DE ACCIÓN DE GRACIAS, ALABANZA Y ADORACIÓN A CRISTO, PAN DE VIDA.
Todo se inicia en aquel primer Jueves Santo, en el gesto que realiza Jesús al celebrar anticipadamente la entrega de su vida con el pan y el cáliz, su cuerpo y su sangre.
Constatamos repetidamente tres hechos:
- Algunos dejan de acudir a misa los domingos.
- Muy pocos hacen la visita al Santísimo.
- No se recibe al Cuerpo de Cristo con el debido respeto.
Por ello año tras año la fiesta del CORPUS nos recuerda el gran tesoro de Cristo, presente entre nosotros bajo la forma del Pan consagrado en la eucaristía. Pan de vida para comer. Pan de vida reservado en el sagrario para ser llevado a enfermos y ancianos y para venerarlo en recuerdo y testimonio de su presencia entre nosotros.
Hoy, fiesta del Corpus, Cristo presente en el pan eucarístico será paseado por las calles de nuestros pueblos y ciudades, desfilará por calles adornadas con alfombras florales, será alabado con numerosos cantos y llegarán a él oraciones impregnadas de numerosos deseos y peticiones.
¿Sabemos apreciar el gran tesoro que el propio Señor nos ha confiado?
¿ Somos conscientes de la maravilla que se hace presente a nuestros ojos?
¿ Sentimos el deseo de permanecer unidos a Jesús y sentirlo junto a nosotros?
Para que así sea, es preciso:
TENER HAMBRE. Si, hambre de algo más que unas vacaciones, un viaje, un coche nuevo, unos días de fiesta... para saciar los deseos de sentirnos amados y amar, de vivir en paz y esperanza pese a nuestras limitaciones, saciar los deseos de transformar nuestro mundo, o si queréis, nuestros pequeño mundo, para que sea más habitable y sembrar en él las semillas del evangelio... Si experimentamos tales deseos, si tenemos este hambre, buscaremos el aliento necesario en el Pan de Vida.
ESTAR EN COMUNIÓN CON ÉL Conscientes de las palabras del Señor: "si no permanecéis en mi, no podéis dar fruto", debemos estar en comunión con él, en una unión lo más íntima posible, porque se hace carne de nuestra carne por medio de su cuerpo. Al mismo tiempo es el fundamento de la comunión entre nosotros, sus discípulos, y signo de la comunión a la que la humanidad siempre aspira.
ADORACIÓN Y ALABANZA. Es tan grande el tesoro que se nos ha confiado que la actitud más profunda es la adoración y la alabanza, que puede expresarse de muchas formas, pero en la jornada del Corpus se hace bien visible en la procesión del Santísimo, las alfombras florales, los cantos y otras manifestaciones populares.
Corpus es un día concreto en el calendario litúrgico, pero puede serlo todos los días y debería serlo todos los domingos en la celebración de la eucaristía; y también por medio de los actos comunitarios y personales de oración y adoración al Santísimo. hoy, fiesta del Corpus, la Eucaristía, la procesión, el acto eucarístico... sean nuestro gran AMÉN DE ACCIÓN DE GRACIAS, ALABANZA Y ADORACIÓN A CRISTO, PAN DE VIDA.
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