El informe anual sobre Libertad Religiosa del Departamento de Estado de EE UU fue portada la semana pasada en Israel al reconocer «intentos por parte del Ministerio de Interior de revocar la ciudadanía o beneficios del estado de bienestar a personas al descubrirse sus creencias mesiánicas o cristianas».
«Nosotros hemos ayudado a hacer este informe», dice a LA RAZÓN el abogado de los judíos mesiánicos, Caleb Mayers, con quien hablamos en la Congregación Shemen Sasón de Jerusalén, minutos antes de empezar las canciones de alabanza de la comunidad. «Hay organizaciones judías, que se consideran “antimisioneras”, que nos denuncian sistemáticamente para quitarnos la ciudadanía, la residencia, las licencias de nuestros locales, dificultar la inmigración mesiánica, etc. Hemos tratado 350 casos judiciales, y los 15 que han subido al Tribunal Supremo los hemos ganado. La Justicia trabaja bien», explica Mayers, que considera que hay 10.000 mesiánicos en Israel.
Joel Werberg, rabino experto en relaciones interreligiosas, afirma que «un judío mesiánico define a Jesús de forma casi idéntica que un cristiano evangélico. Los hay que visten como judíos ultraortodoxos, de negro, y guardan todos los ayunos. Otros sólo adoptan algunos aspectos del judaísmo. Para el Estado, y para el judaísmo israelí, el problema viene cuando actúan como misioneros».
Salo Kapusta, judío de familia ucraniana, criado en Venezuela y líder de una comunidad mesiánica en Jerusalén, afirma que «no hacemos proselitismo, pero si alguien nos pregunta, explicamos nuestra fe, que Jesús es el Mesías y el Hijo de Dios». Salo es un reputado guía turístico y su comunidad cuenta con un parque temático bíblico al que acuden grupos de cristianos pentecostales, evangélicos y mesiánicos de todo el mundo.
«Los primeros cristianos eran judíos mesiánicos, que cumplían las leyes judías, pero desaparecieron con las guerras del año 70 d.C. y del 135 d.C», explica el padre Vincent T. Nagle, secretario del Patriarcado Latino. «Los actuales judíos mesiánicos son un movimiento moderno. Disgustan a los ultraortodoxos y al sionismo político. En Israel, el 80 por ciento de los judíos se declaran agnósticos o ateos», afirma Nagle. Él mismo era en su juventud un judío sionista y ateo, de familia comunista. Ahora que es sacerdote católico ve al sionismo como una religión oficial, un nacionalismo de Estado. «Ya hay rabinos que predican que el Mesías prometido no es una persona, sino el sionismo, el Estado mismo», afirma.
Novias filipinas y fieles rusos
Según el padre Vincent T. Nogle, hay un ligero crecimiento del número de judíos que practica el catolicismo en Tierra Santa. Son mil en 4 parroquias. Hay judíos que se casan con inmigrantes filipinas y adoptan su fe. También hay inmigrantes que llegaron de Rusia o Ucrania por ser de etnia judía, pero que nunca practicaron esa religión, están bautizados y descubren el catolicismo una vez en Israel. Muchos hijos de inmigrantes crecen como israelíes de lengua hebrea y de religión católica.
«Nosotros hemos ayudado a hacer este informe», dice a LA RAZÓN el abogado de los judíos mesiánicos, Caleb Mayers, con quien hablamos en la Congregación Shemen Sasón de Jerusalén, minutos antes de empezar las canciones de alabanza de la comunidad. «Hay organizaciones judías, que se consideran “antimisioneras”, que nos denuncian sistemáticamente para quitarnos la ciudadanía, la residencia, las licencias de nuestros locales, dificultar la inmigración mesiánica, etc. Hemos tratado 350 casos judiciales, y los 15 que han subido al Tribunal Supremo los hemos ganado. La Justicia trabaja bien», explica Mayers, que considera que hay 10.000 mesiánicos en Israel.
Joel Werberg, rabino experto en relaciones interreligiosas, afirma que «un judío mesiánico define a Jesús de forma casi idéntica que un cristiano evangélico. Los hay que visten como judíos ultraortodoxos, de negro, y guardan todos los ayunos. Otros sólo adoptan algunos aspectos del judaísmo. Para el Estado, y para el judaísmo israelí, el problema viene cuando actúan como misioneros».
Salo Kapusta, judío de familia ucraniana, criado en Venezuela y líder de una comunidad mesiánica en Jerusalén, afirma que «no hacemos proselitismo, pero si alguien nos pregunta, explicamos nuestra fe, que Jesús es el Mesías y el Hijo de Dios». Salo es un reputado guía turístico y su comunidad cuenta con un parque temático bíblico al que acuden grupos de cristianos pentecostales, evangélicos y mesiánicos de todo el mundo.
«Los primeros cristianos eran judíos mesiánicos, que cumplían las leyes judías, pero desaparecieron con las guerras del año 70 d.C. y del 135 d.C», explica el padre Vincent T. Nagle, secretario del Patriarcado Latino. «Los actuales judíos mesiánicos son un movimiento moderno. Disgustan a los ultraortodoxos y al sionismo político. En Israel, el 80 por ciento de los judíos se declaran agnósticos o ateos», afirma Nagle. Él mismo era en su juventud un judío sionista y ateo, de familia comunista. Ahora que es sacerdote católico ve al sionismo como una religión oficial, un nacionalismo de Estado. «Ya hay rabinos que predican que el Mesías prometido no es una persona, sino el sionismo, el Estado mismo», afirma.
Novias filipinas y fieles rusos
Según el padre Vincent T. Nogle, hay un ligero crecimiento del número de judíos que practica el catolicismo en Tierra Santa. Son mil en 4 parroquias. Hay judíos que se casan con inmigrantes filipinas y adoptan su fe. También hay inmigrantes que llegaron de Rusia o Ucrania por ser de etnia judía, pero que nunca practicaron esa religión, están bautizados y descubren el catolicismo una vez en Israel. Muchos hijos de inmigrantes crecen como israelíes de lengua hebrea y de religión católica.
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