NO DEJES DE VISITAR
GIF animations generator gifup.com www.misionerosencamino.blogspot.com
El Blog donde encontrarás abundante material de formación, dinámicas, catequesis, charlas, videos, música y variados recursos litúrgicos y pastorales para la actividad de los grupos misioneros.
Fireworks Text - http://www.fireworkstext.com
BREVE COMENTARIO, REFLEXIÓN U ORACIÓN CON EL EVANGELIO DEL DÍA, DESDE LA VIVENCIA MISIONERA
SI DESEAS RECIBIR EL EVANGELIO MISIONERO DEL DÍA EN TU MAIL, DEBES SUSCRIBIRTE EN EL RECUADRO HABILITADO EN LA COLUMNA DE LA DERECHA

sábado, 22 de mayo de 2010

Domingo 23 V 10 Pentecostés. No dejemos que triunfe Babel

Publicado por El Blog de X. Pikaza

La Iglesia celebra hoy el fin del tiempo de pascua, con la venida del Espíritu Santo y el nacimiento de la Iglesia, Ciudad Universal de Libertad, a diferencia de la Torre de Babel que quisieron construir en otro tiempo los guerreros y urbanitas poderosos de un primer imperio mundial, en Mesopotamia.

En la Liturgia Judía, esta fiesta se llama de las Semanas (viene siete semanas tras pascua) y en ella se celebra el Don de la Ley, que Dios ofreció a Moisés en el Sinai, para juntar y "humanizar" a los hombres (judíos), cumpliendo la voluntad del mismo Dios, (superando así la soberbia de de Babel).

En la Liturgia Cristiana esta fiesta se llama de Pentecostés (=Cincuenta Días tras pascua, en griego), y en ella se celebra el Don del Espíritu Santo, que Jesús ha ofrecido para que hombres y mujeres puedan amarse y juntarse, en concordia, superando las divisiones y violencias de Babel.

Las lecturas principales de este día son del Libro de los Hechos (relato simbólico de la Venida del Espíritu: Hech 2, 1-11) y del Evangelio de Juan (promesa del Espíritu-Paráclito, en Jn 14, 15-16. 23b-26. Pero he comentado ya esos textos en años anteriores y, por eso, prefiero comentar hoy el de Babel, que es la primera lectura de este día.

La liturgia católica piensa que Pentecostés es la inversión de Babel , que significaba el riesgo de una cultura y de un imperio mundial de violencia que se impone sobre todos, sin dejar que hombres y pueblos puedan hablar, entenderse y vivir en libertad. Frente a Babel (un mito poderoso, un riesgo sangrante), la fiesta de Pentecostés nos permite soñar en una comunión universal de amor, una ciudad abierta para todos, sin torres de imposición, sin violencia y sin destrucciones.

Este lectura y signo de Babel nos permite entender mejor la fiesta de Pentecostés y la tarea (¡hay tarea, ay tarea!) de la Iglesia. Además, ellas nos mantiene en la línea de los temas del Apocalipsis (Bestias y Prostituta) que he comenzado a comentar ayer y seguiré comentando en los días que siguen.


Babel, el riesgo del imperialismo
(Texto tomado de X. Pikaza, Antropología Bíblica,Sígueme, Salamanca 2006)

Al final de Gen 9 (tras el Diluvio Universal) viene un relato sobre los hijos de Noe (Gen 9, 19-29) y después una tabla con la genealogía extensa de los hijos de Noé, que componen el conjunto de los pueblos conocidos de la tierra en aquel tiempo (Gen 10). Tras eso, antes de la genealogía ya más concreta de los semitas, que le permitirá pasar a la familia de Abrahán, de la que seguirá ocupándose la Biblia (Gen 11, 10-32), el autor del Pentateuco introduce un formidable relato donde ofrece su tercera versión del pecado (Gen 11, 1-9):

-- la primera había sido el asesinato (Caín y Abel);
-- la segunda, la perversión del tiempo del diluvio;
-- la tercera será la los hombres, que se creen dueños del bien y del mal, construyendo por ley una ciudad/torre para competir con Dios. Así dice el texto de la Biblia:

El mundo entero hablaba la misma lengua, con las mismas palabras. Y al emigrar del oriente, los hombres encontraron una llanura en la tierra de Senaar y se establecieron allí. Entonces se dijeron unos a otros: «Venid... edifiquémonos una ciudad y una torre cuya cúspide llegue al cielo, para hacernos famosos y para no dispersarnos sobre la faz de toda la tierra«. Yahvé descendió para ver la ciudad y la torre que edificaban los hombres. Entonces dijo Yahvé: «He aquí que este pueblo está unido, y todos hablan el mismo idioma. Esto es lo que han comenzado a hacer, y ahora nada les impedirá conseguir lo que se proponen. Vamos, pues, descendamos y confundamos allí su lenguaje, para que uno no entienda lo que dice el otro». Así los dispersó Yahvé de allí sobre la faz de toda la tierra, y dejaron de edificar la ciudad. Por tanto, el nombre de dicha ciudad fue Babel (lb,êB'), porque Yahvé allí confundió (ll;îB') el lenguaje de toda la tierra, y desde allí los dispersó sobre la faz de toda la tierra (Gen 11, 1-9).

El autor está jugando con la etimología popular de Babel (Bab-El), Babilonia, que significa «Puerta de Dios», pero que puede interpretarse igualmente, en semita antiguo, como «confusión»: allí donde los hombres quieren construir su ciudad imperial de dominio sin límites nacen los enfrentamientos, surge la confusión, avanza la muerte.

Babel (la gran Babilonia que conquistó el Oriente entero hacia el 600-570 a.C.) es la ciudad-imperio que aspira al dominio universal (como harán después los persas, macedonios o romanos), pero no en gesto de respeto y de diálogo, sino de imposición.

Babel es el signo del sistema que quiere imponer su propia seguridad «divina» sobre el mundo. Sus constructores no son irreligiosos (pero tienen una religión patológica y eficaz, centrda en la voluntad de poder de Marduk).

Ciertamente, los babelitas o babilonios quieren elevar una ciudad en la que quepan todos, para que no tengan ya que dispersarse sobre el mundo; buscan un estado total que se funda y expresa en los principios de la ley humana de violencia. Lógicamente, dentro de esa ciudad (aspecto más político) edifican también una torre, un ziggurat o templo donde habita el mismo Dios, sacralizando y avalando de esa forma la potencia del imperio .

Pero de esa forma hacen imposible el diálogo, no dejan libertad para los pueblos, sacrifican a los otros (a los pobres de diverso tiempo)... porque en el fondo sólo le impota su ciudad y torre, su imperio.

Los judíos,obervadores de la Torre Mundial

Esa ciudad-torre, símbolo del poder total de unos hombres que se creían capaces de enfrentarse al mismo Dios, apasionaba a los judíos, especialmente a los apocalípticos, que reflexionaban sobre el carácter «divino» (perverso) de los grandes imperios bajo cuyo dictado vivían sometidos. El hombre que había empezado por hacerse dueño del bien/mal intenta construir ahora, con sus propios poderes, un imperio total.

La Escritura nos sitúa aquí ante una antropología del poder absoluto, del sistema completo, que pretende volverse divino y tiene, sin embargo, los pies de barro (cf. Dan 2, relacionado con Gen 2, 7: el hombre es barro de la tierra), pues unos no se entienden con los otros. De esa forma anticipa los motivos más fuertes de la antropología contemporánea, obsesionada también por el tema de un imperio mundial, que parece dominar la misma muerte y, sin embargo, es homicida, pues impide que los hombres se entiendan con los hombres. Nosotros, ilustrados del siglo XXI, seguimos empeñados en construir la ciudad y torre de nuestra seguridad y lo hacemos todavía por ley de imposición y no por gracia.

La cultura de Caín, creador de la primera ciudad que tomó el hombre de su hijo, Henoc (Gen 4, 17), ha venido a culminar en esta ciudad (imperio) y en esta torre (religión). La referencia a Henoc, que en la tradición de Gen 5, 21-24 (y luego en los libros de su nombre) tiene un sentido positivo, resulta enigmática y de ella hablaremos en el próximo capítulo.

Por ahora nos basta con decir que, conforme a Gen 11, en el principio de la historia, se arraiga el recuerdo de la Ciudad Mundial (con su torre religiosa) y que ella es signo de un orgullo o ley perversa, que impide que los hombres dialoguen entre sí, en vez de compartir la vida como gracia. Externamente la narración parece trasparente: todos los hombres se juntan, antes de haberse dispersado, para tener un refugio al que volver, para «salvarse» a sí mismos a través de lo que hacen. Significativamente, los constructores parecen todos varones, creadores de una cultura de muerte. Es como si las mujeres no existieran: su función de madres o portadoras de una vida distinta, por amor, ha desaparecido o no se tiene en cuenta; sólo importa la cultura violenta de varones.

Estos constructores-varones de la torre quieren su propia seguridad, en la línea de la «justicia de las obras», es decir, de su ley de poder y de esa forma, construyendo la ciudad y torre siempre inacabada, se confunden y destruyen a sí mismos.

(1) Ciertamente, todos se han unido, pero su unidad no brota de la gracia, sino del deseo de poder, que se despliega en forma de egoísmo múltiple y se traduce en forma de confusión y enfrentamiento.
(2) Este pasaje sigue en la línea de los «pecados» anteriores (asesinato de Abel y diluvio) y nos habla de caída original, que puede y debe interpretarse también en línea escatológica: nos sitúa ante un verdadero «riesgo de futuro», que sólo ahora (siglo XXI) nos muestra toda su maldad. Los constructores de Babel se creían dueños del mundo, pero sólo dominaban un entorno reducido del oriente.

Babel somos nosotros

Los constructores del imperio mundial de la actualidad (año 2010) pueden dominar y dominan, de algún modo, el mundo entero y no dejarán su torre inacabada sino que, si persisten en alzarla hasta el final, se destruirán a sí mismos, destruyendo la misma vida humana del planeta.

El riesgo de este proyecto no está en el intento de lograr la unidad de todos los hombres, pues ésa es una tarea central del cristianismo (como muestra la fiesta de Pentecostés) , que es por esencia «católico», sino en la forma de construir esa unidad, con métodos de fuerza, con intenciones de dominio y no de fraternidad universal.

Los constructores de esta Ciudad-Torre de Babel no tienen enemigo externo (como tampoco los tiene el imperio actual, el capitalismo mundial); no hay pueblos que pueda venir de fuera a derrotarles, pues ellos, los que edifican la torre, han formado un «sistema mundial», como centro de poder único, como ejército invencible de constructores de la torre.

Pues bien, precisamente en ese poder está su riesgo: los que quieren construir la ciudad por pura ley acaban suscitando siempre un tipo más peligroso de enemigos interiores, personas que hablan otros «lenguajes» humanos, lo que hoy suele llamarse terroristas.

El riesgo de estos constructores de la torra universal está en su propio éxito: mientras van avanzando en la tarea de la construcción pueden tener motivos para seguir, pues les quedan todavía nuevas metas. Pues bien, en el momento en que parece que han logrado culminar su obra, cuando su edificio parece elevarse ya perfecto frente al cielo empieza a resquebrajarse por dentro.

Los «constructores del Todo» no se entienden, pues no dejan lugar en sus vida para Dios (es decir, para el Infinito de la gracia, es decir, para los pobres y distintos, para aquellos que no quieren o no pueden consttuir este tipo de Torre). Cada uno se siente y toma como Todo p, mejor dicho, se identirica con un Todo opresor... de manera que ya no dialoga con los otros, hasta destruirse todos .

Mito de Babel, historia agridulce

Mirada hacia atrás, la historia de los primeros fabricantes de la Ciudad-Torre puede resultar beneficiosa: aquellos hombres, confundidos por su mismo deseo de tocar el Absoluto (de hacerse absolutos), tuvieron que dejar la construcción (el Todo), para sobrevivir y desarrollarse por caminos distintos, en una historia que la Biblia ha comenzado en Gen 12 con la llamada de Abrahán y su peregrinación creyente.

Por eso, no existió una historia de imposición y muerte universal, sino muchas historias parciales, enfrentadas entre sí (con el riesgo de volverse también impositiva), pero abiertas al diálogo: fracasó la ciudad-torre, surgió la humanidad múltiple que hemos sido y somos, con lenguas y culturas enfrentadas, pero también dialogantes.

Por eso, la antropología única (que proviene del único Adán-Eva, es decir, de la unidad del ser humano como especia y pensamiento, como genoma y lenguaje) ha venido a expresarse y concretarse a través de las antropologías parciales de los pueblos y culturas de la tierra. La única humanidad ha crecido y se ha dado en humanidades diferentes.

Hoy es el día de Babel, el tiempo de la Torre mundial

El deseo de unidad de los constructores de la torre ha seguido latiendo en el fondo de la historia humana y ahora, pasados los tiempos de la gran separación, los tiempos parecen estar ya maduros para la nueva Torre. Nosotros, fabricantes de la gran Ciudad-Torre del imperio mundial del siglo XXI, somos muy parecidos a los constructores de la vieja Babel, que fue con Egipto el primer imperio conocido de la Biblia.

Pero ya no podemos escapar como escaparon aquellos primeros fabricantes de imperios, a no ser que lleváramos nuestra cultura (¡cultura imperial!) a otros planetas: estamos condenados a formar parte de esta torre mundial, dominados por un capitalismo y un imperio que parecen definir lo que somos y podemos, a no ser que lo cambiemos por dentro.

Por eso, muchos añaden que estamos ya sentenciados a morir bajo las ruinas de esta ciudad-torre, por la locura del nuevo imperio mundial capitalista, capaz de destruir todas las formas de vida del planeta, bajo las tres bombas (atómica, biológica, social) que nos amenazan.

Pues bien, a pesar de que el riesgo actual parece más grande, queremos recordar que Gen 11 contó la vieja historia como historia de un intento fracasado. De manera semejante, podemos y debemos afirmar que el intento de la gran Babel moderna puede y debe hallarse condenado al fracaso, pero no por negación violenta, sino por superación, a través de una experiencia más honda de gracia, como supone y muestra el relato de Pentecostés: todos los pueblos se reúnen en la gran plaza de Jerusalén (no en Babel), para escuchar una palabra que se expresa en muchas lenguas: medos, partos,elamintaas... griegos y árabes, judíos y romanos (Hch 2).

Ese será un argumento que culmina en la parte final del Apocalipsis, cuando se diga que Babel, ciudad prostituta ha sido destruida (Ap 17-21), para que surja la ciudad novia de las bodas del Cordero, con las aguas y el árbol de la vida, como espacio de encuentro liberado y gratuito de todos los hombres de la tierra (Ap 21-22) .

Curiosidad final ¿dónde está la Torre de Babel?

Las ruinas de ciudad-torre antigua están hoy en Irak, cerca de Bagdad.

Algunos han pensado que la nueva Babel puede ser alguna estructura socio-religisa, como el antiguo Ziggurat-Torre Religiosa de Babilonia...

Otros han identificado a Babel con algunoa estructura básicamente político/militar, como el Capitolio o el Pentágono o el Kremlin con la Plaza Roja de Moscú...

Otros aseguran que Babel es el Mercado Mundial... con sus Torres Financieras, más o menos visibles (como las viejas-caidas Torres Gemelas)...

Otros dicen que Babel es la Red Informática, desde los periódicos y las televisiones que controlan en parte el punto del pensamiento hasta "la" inter-net, torres sin paralela...)

Yo dejo el tema así, para que lo pienen todos los que quieran en estos días de fiesta de Pentecostés. Me he quedado con la primera lectura de la Feista, el anti-signo de Babel... Seguiré hablando del Apocalipsis, que remota ese motivo. Quizá, si alguno quiere, puedo evocar los rasgos positivos del Pentecostés cristiano, que es reunión de todos los pueblos, en palabra y comida, en la Plaza de la Nueva Jerusalén.

Por eso, termino diciendo, como al principio: No dejemos que triufne Babel. Estamos a Tiempo, pues existe Dios, hay Espíritu santo.

No hay comentarios: