Liturgia y Contemplacion: DOMINGO DE PENTECOSTÉS

Publicado por CIPECAR
Lecturas: Hechos 2, 1-11; Salmo 103, 1-34; 1 Corintios 12, 3b-7.12-13
Evangelio: Juan 20,19-23

"Al anochecer de aquel día, el día primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo:
-«Paz a vosotros.»
Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:
-«Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo.»
Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: -«Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.»
v. 19: Al atardecer de aquel día, el primero de la semana, estando cerradas, por miedo a los judíos, las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: «La paz con vosotros.»

Primer día de la semana. Estamos en lo que será nuestro domingo por la tarde. El primer día de la semana se convertirá en el dies domenica, el día del Señor, nuestro domingo.
Se presentó Jesús, en medio de ellos, uno más, como cuando vivía en este mundo
“La Paz con vosotros”. El saludo ordinario sonaría extraordinariamente, porque la Palabra divina de Jesús es eficaz, es decir, hace lo que dice
Los discípulos:
- tienen bien cerradas las puertas por miedo a los líderes judíos,
- están juntos, sin saber bien lo que pueden hacer.
vv. 20-23: Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Los discípulos se alegraron de ver al Señor. Jesús les dijo otra vez: «La paz con vosotros. Como el Padre me envió, también yo os envío.» Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.» Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Los discípulos se alegraron de ver al Señor.

El Señor:
-Les mostró las manos y el costado. Se identifica. Es una bella manera de narrar que este Señor espiritual, que traviesa paredes, es el mismo Crucificado.

-les dijo otra vez: “La paz con vosotros”. Otra vez y mil veces más nos dice el Señor este saludo de tantas maneras.

-Como el Padre me envió, os envío yo. En Juan se da una relación íntima entre el envío del Hijo de parte del Padre con el envío de los hijos en el Hijo de parte del Señor Jesús.

- Recibid el Espíritu Santo. Adán recibió el espíritu o aliento de vida y resultó un ser viviente, así el Espíritu que nos da el Señor Jesús nos hace seres vivientes en la Trinidad.
Entonces Yahvé Dios formó al hombre con polvo del suelo, e insufló en sus narices aliento de vida, y resultó el hombre un ser viviente (Gn 2,7).

El perdón de los pecados. Solo Dios puede perdonar. Jesús reivindicó ese poder perdonar pecados, presenciando la credencial de sanar a un paralítico. Ahora el Señor Jesús, lleno de poder divino, transmite la capacidad de perdonar los pecados a su Iglesia.
Nada más transmitir el poder perdonar pecados, les mostró las manos y el costado. Es como si Jesús no quisiera que nos olvidemos que Él, el Gran Señor, es el mismo Fracasado Crucificado.
Los DISCÍPULOS se alegraron de ver al SEÑOR. Ni más ni menos. ¡Cuántas cosas hace Jesús en esta escena! Y todo para que los discípulos puedan gozar. No nos olvidemos que el Reino de Dios, según San Pablo (cf Rm 14,17), es justicia, gozo y paz que da el Espíritu Santo. Aquí tenemos a Jesús propiciando el Reino de Dios.
Señor Jesús, entra en nuestros corazones, aunque a veces tengamos las puertas interiores bien cerradas por miedo a que nos hieran. Te pedimos que tu Presencia nos produzca gozo interior. Haz que en ese contacto contigo podamos oír de ti: Dichoso tú que entras en contacto conmigo. Te reconocemos como nuestro Determinante, nuestro Dios y Todo. Amén