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martes, 19 de abril de 2011

La Última Cena fue el Martes, no el Jueves Santo (Ariel Álvarez 1)


Publicado por El Blog de X. Pikaza

El último post, con la discusión del Papa sobre la fecha y carácter de la Última Cena, ha tenido muchísimos lectores, lo que significa que el tema importa. El Papa había dicho (Jesús de Nazaret I, 18) que, más allá de la investigación histórica, siempre falible, el Jesús “real” es el Jesús de los evangelios. Pues bien, en su nuevo volumen (Jesús de Nazaret II), el mismo Papa ha tenido que acudir a la investigación exegética para determinar dónde está y quién es el Jesús real, porque los evangelios tienen opiniones diferentes (y se oponen o complementan).
El caso más visible de esa oposición es la fecha y carácter de la Última Cena, que se ha dicho siempre que fue en Jueves, y que fue Cena de Pascua. Después de una larga discusión con la señora A. Jaubert (quien sostenía hace tiempo que la Cena fue el Martes Santo), el Papa se inclina a pensar que fue el Jueves, aunque no tuvo tuvo carácter de Pascua. Muchos me han rogado que precise el tema, y le he pedido a A. Álvarez que tenga la amabilidad de hacerlo, y así lo ha hecho, en el trabajo que sigue, que he dividido en dos partes: Hoy la fecha de la Cena (que fue el Martes); mañana el “iter” del juicio y pasión de Jesús.
Sigue introducción de X. Pikaza
Lo anterior significa que, al menos en algún sentido, el Papa ha tenido que dar marcha atrás, aceptando la opinión de gran parte de la exégesis protestante y católica desde hace varios decenios y afirmando que al Jesús real de los evangelios se llega a través de la investigación histórica, que es siempre (o, al menos en muchos casos) bastante hipotética. En esa línea, basándose en la diferencia entre los evangelios, y acudiendo a la crítica histórica, el Papa afirma, con Juan (en contra de Mt y Mc) que la Última Cena de Jesús no fue pascual, con lo que ha levantado la protesta de los ultra-católico (ultra-montanos, más papistas que él mismo).
En su estudio de la fecha de la Última Cena, el Papa expone, de un modo minucioso y muy cercano la hipótesis de A. Jaubert (La Date de la Cène: Calendrier Biblique et Liturgie Chrétienne, Études Bibliques, J. Gabalda, Paris 1957), y lo hace de tal forma que el lector tiene la impresión de que también él la defenderá, diciendo que su Cena se celebró el Martes Santo, como parecían hacer algunos esenios… Pero, al fin de su discurso, dando quizá una pirueta, con la ayuda de J. Meier, el Papa se decanta por la hipótesis de Juan, diciendo que la Cena fue el Jueves, por sin ser Cena Pascual. De esa forma ha mostrado que el Jesús Real es el de los evangelios...., pero es un Jesús que ha de ser estudiado con la lupa de la crítica histórica, que ofrece pistas y caminos (pero no respuestas dogmáticas).
Así lo han seguido, en mi último post, miles de lectores, de los cuales, unos cuantos me han preguntado y pedido precisiones. Pues bien, como éste es un campo que exige un estudiado especializado, aunque tengo algunas ideas (y estudié en su tiempo con pasión el tema), le he pedido a mi amigo A. Álvarez Valdés que nos lo explique, pues él quien más sabe de esto entre nosotros.
Amablemente, Ariel me ha respondido con un precioso trabajo que voy a publicar hoy (en su primera mitad) y mañana en la siguiente. Ariel A. Valdés afirma dos cosas.
(a) Que la Última Cena fue pascual, pero se celebró el Martes Santo (en la línea de la hipótesis de A. Jaubert, que el Papa expone con detalle, para luego no aceptarla).
(b) Que el juicio de Jesús fue más largo de lo que suponen los evangelios actuales, durando tres días, como indicaré mañana.
Ariel publicó su trabajo el año 1994, cuando casi nadie entre nosotros se ocupaba del problema… Tiene la ventaja de la claridad y expone una hipótesis que es, al menos, tan verosímil como la del Papa, con la ventaja de que defiende el carácter pascual de la Última Cena de Jesús.
Gracias, Ariel, por permitirme publicar tu trabajo. Mis lectores (que son los tuyos, y los del libro del Papa) te lo agradecerán, viendo que en este campo eres más “ortodoxo” que el mismo Papa (pues defiendes el carácter pascual de la Cena de Jesús). Quiero añadir que el trabajo de Ariel, notable por su claridad, va en la línea del de A. Jaubert, pero aporta precisiones y aclaraciones que son muy importantes
La Fecha de la Última Cena I (Ariel Álvarez Valdés)
La postura de san Juan
El jueves santo, todos los católicos del mundo celebran la última vena de Jesús, durante la cual instituyó la eucaristía, lavó los pies a sus discípulos, y nos dejó el mandamiento del amor al prójimo. Al día siguiente, a las 3 de la tarde, moría clavado en una cruz.
¿Pero esa cena realmente tuvo lugar un jueves? Para poder plantear el problema, conviene tener presente una característica de la cultura judía. Mientras para nosotros, el día comienza a la medianoche, es decir, a la hora cero, para los judíos el día comienza la tarde anterior, alrededor de las 5. Es decir, el lunes comienza el domingo a la tarde, el martes comienza el lunes a la tarde, y así sucesivamente.
Ahora bien, según el Evangelio de Juan, el año en que murió Jesús la Pascua cayó en sábado (Jn 19,31); por lo tanto, había que comer el cordero pascual la tarde anterior, es decir, el viernes. Pero como Jesús iba a estar muerto ese viernes a las 3 de la tarde, y no llegaría a cenar con sus discípulos, la adelantó para el jueves. Por eso san Juan dice que Jesús celebró la última cena “antes de la fiesta de la Pascua” (Jn 13,1), es decir, el jueves por la noche. De ahí que también los cristianos celebremos el jueves como día de la última cena.
El disenso de los otros tres
Pero el problema se plantea cuando vemos que los otros tres Evangelios, aunque coinciden con Juan en que Jesús murió un viernes a las 3 de la tarde (Mt 27,62; Mc 15,42; Lc 23,54), afirman que Jesús no adelantó la cena, sino que cenó el mismo día de Pascua.
Así, Mateo y Marcos dicen que cenaron “el primer día de los ázimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual” (Mt 26,17; Mc 14,12). Los “ázimos” era el primero de los siete días que duraba la pascua, y por lo tanto, el viernes a la noche. Lucas, más explícito, aclara que Jesús se sentó a cenar en “la fiesta de los ázimos, llamada Pascua” (Lc 22,1.7.14).
O sea que mientras para Juan, la última cena fue antes de la Pascua (el jueves), para los sinópticos fue el mismo día de Pascua (el viernes). ¿Cuál de las dos versiones sería la verdadera?
La solución: Qumrán
A lo largo de los siglos se han propuesto distintas soluciones, sin que llegara a convencer ninguna. Pero en 1947 fueron descubiertos los manuscritos del Mar Muerto, en Qumrán, y con ellos apareció una nueva solución, que parece arrojar nuevas luces a este acertijo.
¿Qué son los manuscritos del Mar Muerto? Formaban parte de una vieja biblioteca del s.I a. C, perteneciente a una secta judía llamada de los esenios. Entre los numerosos libros allí encontrados, se hallaron dos (el Libro de los Jubileos, y el Libro de Henoc), que revelaron que en tiempos de Jesús no había uno sino dos calendarios distintos en uso. El primero, llamado “solar” (porque se basaba en el curso del sol), estaba dividido en 12 meses, 8 de 30 días y 4 de 31, con un total de 364 días. Como este calendario tenía 52 semanas justas, todos los años eran iguales, es decir, siempre comenzaba el mismo día de la semana (el miércoles), y todas las fiestas importantes también caían el mismo día (miércoles).
¿Por qué el calendario solar daba tanta importancia al miércoles? Porque según el Génesis cuando Dios creó el mundo, fue el cuarto día, es decir, el miércoles, cuando hizo al sol, la luna y las estrellas, que son los astros que rigen el calendario. Por ello, es a partir del miércoles que se debe comenzar a contar el curso del tiempo.
Este calendario parece haber sido utilizado por los judíos en los primeros tiempos. En efecto, algunos libros del Antiguo Testamento, como el Pentateuco o Ezequiel, muestran que ciertas fechas, ciertos datos cronológicos, la fiesta de Pascua (que siempre caía en miércoles), y otras celebraciones, se regían según este calendario solar.
El cambio de calendario
En el siglo II a.C., se produjo un cambio en el calendario. Por influencia de la cultura griega, los dirigentes israelitas adoptaron el llamado calendario “lunar”, basado justamente en las fases de la luna. Éste tenía la ventaja de que todos los meses comenzaban con la luna nueva, lo cual permitía que las fiestas religiosas pudieran celebrarse según las fases de la luna. Así, por ejemplo, la Pascua coincidía con la luna llena. Pero tenía una desventaja: las fiestas ya no caían siempre en miércoles, sino que podían caer en cualquier día de la semana.
Debido a la practicidad de esta nueva manera de contar el tiempo, y a que era el calendario que estaba en uso internacionalmente, poco a poco se fue imponiendo en Palestina. Pero no todos lo aceptaron. Los círculos sacerdotales (que escribieron las tradiciones antiguas de los Patriarcas en el Pentateuco) prefirieron seguir con el solar, sobre todo en la liturgia. También algunos grupos judíos más conservadores, y los estratos más populares, mantuvieron el antiguo calendario.
Sabemos por ejemplo que un sector de los judíos (los esenios de Qumrán) se negó a aceptar el nuevo cómputo, considerándolo una alteración a la Ley de Moisés. Por eso los libros mencionados (el Libro de los Jubileos y el Libro de Henoc) ordenaban preservar el calendario primitivo. Lo mismo se lee en otra obra, llamada el Manual de Disciplina, también hallada en Qumrán, que dice: “Que no se salga ni un paso fuera de lo que la Palabra de Dios dice de sus tiempos. Que no se avancen sus fechas ni se retrase ninguna de sus fiestas”.
Los dos tenían razón
Al parecer, pues, en tiempos de Jesús estaban en vigencia los dos calendarios. El solar (más antiguo) en los estratos más populares, y en el que la fiesta de Pascua caía siempre en miércoles (es decir, el martes a la noche). Y el lunar, utilizado por el sacerdocio oficial y las clases más elevadas, en el que la fiesta de Pascua podía caer cualquier día de la semana. El año de la muerte de Jesús cayó en sábado, no en miércoles.
Ahora bien, si suponemos que Jesús con sus discípulos celebró la última cena según el calendario más antiguo (es decir, el martes por la noche), día en que lo hacía también el pueblo más simple, entonces desaparecen las contradicciones de los Evangelios. En efecto, cuando los sinópticos afirman que Jesús celebró la cena “el mismo día de Pascua”, se refieren al calendario antiguo, mientras que cuando san Juan dice que cenó “antes de la Pascua”, alude el calendario oficial (Seguirá mañana).

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