Bienaventuranzas bíblicas (Extraído de Orar con la Biblia)
José Caravias sj
José Caravias sj
1. Dichoso el mortal que vela por el derecho y practica la justicia (Is 56,1s).
2. Dichoso el que tiene piedad de los pobres (Prov 14,21).
3. El que confía en Yavé será feliz (Prov 16,20).
4. ¡Feliz el hombre a quien corrige Dios! (Job 5,17).
5. El respeto al Señor recrea el corazón, da contento y regocijo y largos días (Eclo 1,12).
6. Feliz el hombre que no se ha deslizado con su boca (Eclo 14,1).
7. Dichoso el hombre que se ejercita en la sabiduría, y que se hace preguntas hasta que obtiene respuestas (Eclo 14,20).
8. Dichoso el hombre que halla su felicidad en sus hijos (Eclo 25,7).
9. Dichoso el que no ha cometido errores hablando de más (Eclo 25,8).
10. ¡Dichoso el que encuentra un amigo y es capaz de dirigirse a un auditorio atento! (Eclo 25,9).
11. Dichoso el marido de una mujer buena; se doblarán los años de su vida (Eclo 26,1).
12. Dichoso el rico que es hallado intachable, y no se pervierte por la riqueza (Eclo 31,8).
13. Regocijo del corazón y contento del alma es el vino bebido a tiempo y con medida (Eclo 31,28).
14. Dichoso el que cuida del débil y del pobre; en el día malo lo pondrá a salvo el Señor (Sal 41,2).
15. Dichoso el que tú eliges y acercas para que viva en tus atrios (Sal 65,5).
16. Dichosos los que encuentran en ti su fuerza y la esperanza de su corazón (Sal 84,6).
17. ¡Señor, dichoso el hombre que confía en ti! (Sal 84,13).
18. Dichoso el hombre al que tú educas, al que enseñas tu ley, Señor, dándole descanso tras los años duros (Sal 94,12s).
19. Dichosos los que respetan el derecho y practican siempre la justicia (Sal 106,3).
20. Dichoso el que se apiada y presta y administra rectamente sus asuntos (Sal 112,5).
21. Felices los que guardan sus mandamientos y buscan a Dios con todo el corazón (Sal 119,2).
22. Dichosos los pobres con Espíritu, porque el reinado de Dios les pertenece (Mt 5,3).
23. Dichosos los afligidos, porque serán consolados (Mt 5,4).
24. Dichosos los desposeídos, porque heredarán la tierra (Mt 5,5).
25. Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia, porque se saciarán (Mt 5,6).
26. Dichosos los misericordiosos, porque los tratarán con misericordia (Mt 5,7).
27. Dichosos los limpios de corazón, porque verán a Dios (Mt 5,8).
28. Dichosos los que trabajan por la paz, porque serán reconocidos como hijos de Dios (Mt 5,9).
29. Dichosos los que son perseguidos por causa del bien, porque el reinado de Dios les pertenece. Dichosos ustedes, cuando por causa mía los insulten, los persigan y les levanten toda clase de calumnias. Alégrense y muéstrense contentos, porque será grande la recompensa que recibirán en el cielo (Mt 5,10-12).
30. Dichosos ustedes los pobres, porque el reino de Dios les pertenece (Lc 6,20).
31. Dichosos ustedes los que ahora padecen hambre, porque serán saciados. Dichosos ustedes los que ahora lloran, porque después reirán (Lc 6, 21).
32. Dichosos ustedes cuando los hombres los odien, y los destierren, y los insulten, y, por causa del Hijo del hombre, proscriban su nombre como infame. Alégrense y salten de gozo cuando llegue ese momento, porque en el cielo les espera una gran recompensa (Lc 6,22s).
33. ¡Dichosos aquellos para quienes yo no soy causa de tropiezo! (Lc 7,23).
34. Felices los que escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica (Lc 11,28).
35. ¡Dichosos los que creen sin haber visto! (Jn 20,29).
36. ¡Dichosos aquellos a quienes Dios ha perdonado sus culpas y ha sepultado en lo profundo sus pecados! (Rm 4,7).
37. ¡Dichoso el hombre que puede tomar una decisión sin angustias de conciencia! (Rm 14,22).
38. Si son ultrajados por seguir a Cristo, dichosos ustedes, porque el Espíritu glorioso de Dios alienta en ustedes (1Pe 4,14).
39. Dichosos ya desde ahora los muertos que mueren en el Señor (Ap 14,13).
40. Dichosos los invitados al banquete de bodas del Cordero (Ap 19,9).
41. Mira que estoy a punto de llegar. ¡Dichoso quien preste atención al mensaje profético de este libro! (Ap 22,7).
42. ¡Dichosos los que han decidido lavar sus vestiduras para tener acceso al árbol de la vida y poder entrar por las puertas de la ciudad! (Ap 22,14).
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