Las Bienaventuranzas

¿SOY FELIZ?
Autor: Camino Misionero

En la liturgia de esta semana, nos volvemos a encontrar con un Jesús que nos interpela, hasta llegar al punto de sumergirnos en una gran contradicción humana. Desde el convencimiento de estar en comunión con el Padre, Jesús nos propone al detalle “en que” debemos convertirnos para participar del Reino de los Cielos.
Es una buena forma de prepararnos para comenzar esta Cuaresma 2008, volviendonos a poner en forma, orando y meditando las Bienaventuranzas. Atrás han quedados las vacaciones y los festejos de fin de año. Es el momento de repensarnos en nuestro hoy inmediato y la realidad que nos afecta, y que tambien nosotros afectamos. Es hora de volver a realizar una mirada a nuestro entorno y a nuestro interior, buscando la respuesta a la tan dificil pregunta ¿Soy feliz?. Es un tema central en nuestras vidas, ya que de ello depende todo. De acuerdo a nuestra conciencia de felicidad determinaremos la forma de relacionarnos con las demás personas, lo que motive nuestra cotidianeidad, lo que leamos, lo que compremos, lo que pensemos, lo que soñemos, en fin, lo que vivamos...
Ser feliz es posible. No es fácil. Pero la cosa viene a contramarcha del mundo. Felicidad evangélica no es sinónimo de bienestar económico y comodidad social. Muy por el contrario, los grandes santos fueron bendecidos con la Gracia de sentirse molestos con lo que el sistema le proponía. Sus sentidos fueron ilimitadamente expandidos para rechazar lo que el poder de este mundo les imponía. Quizás uno de los grandes íconos de esa Alegría cristiana del siglo XX fue Alberto Hurtado sj, quien buscando sentir con Cristo, de sentir como Cristo y de sentir en Cristo, entendió que el Verbo se encarna constantemente en cada empobrecido, abandonado, humillado, desempleado, maltratado, violado, drogrado, torturado, golpeado, denigrado, ajusticiado y desposeído de esta América Latina. Sentir cercano a Cristo, es hacerlo cercano al pobre. Es sentir lo que a ellos les pasa. No volcando un sentimiento lastimoso, llevandolos a una conjunción de miserabilidad y falsa compasión. Si sufrimos con los pobres, sufrimos con Cristo. Si acompañamos a ese Cristo pobre, estamos acompañando a Jesus a hacer redención de toda la humanidad.
La felicidad que Jesus nos propone tiene una puerta que ineludiblemente debemos abrir para poder ingresar en ella. Esa puerta es la del dolor. Jesus nos lo mostró con su ejemplo. No hay redención sin cruz. El resucitado es el que murió en la cruz. Donde hay cruz, hay redención. Los pobres son los nuevos crucificados de estos tiempos. Los Golgotas versión 2008, se erigen en las villas miserias, en las fabricas esclavizadoras, en los prostibulos, en las casa que venden drogas, en los paises que está prohibido creer, opinar y pensar, en las largas colas de los jubilados que buscan cobrar una misera pensión o retirar algun medicamento, en los maestros mal pagados y faltos de formación, en los miles planes “trabajar”, en los endeudados, en los indigenas que luchan por sus tierras, en los niños explotados, en las grandes ciudades y en los pequeños pueblos. Sentir a Jesus es llegar a adentrarse en el misterio de las Bienaventuranzas. Es sentirlo al Padre a traves de Jesus. Solo de esta manera, nuestro ser comienza a participar del Reino, ya en este momento, en el aquí y ahora.
Bienaventurados...

Los invitamos a dedicar esta semana a profundizar estas líneas guias que Jesus nos dejó. Para ello les ofrecemos una homilia sobre las Bienaventuranzas realizada por el profeta y martir Monseñor Romero hace 30 años, y que hoy sigue teniendo una potente actualidad. Es muy rica leerla atentamente en su contexto, con los detalles de esos momentos, para poder llegar al mensaje trascendental de lo que es el pobre y la Iglesia en la enseñanza de Jesus. Además tambien, para seguir en el proceso de oración, otras reflexiones que nos llevarán a ejercitarnos en el Camino de seguirlo a Cristo.
Los dejamos con este rico material y esperamos sus sugerencias y opiniones.
Que Jesús los renueve y prepare para este camino.

VALE LA PENA ESPERAR UN MOMENTO HASTA QUE SE CARGUE EL VIDEO Y ESCUCHAR UN FRAGMENTO DE LA ULTIMA HOMILIA DE MONSEÑOR ROMERO

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