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miércoles, 23 de julio de 2008

El Reino es como un tesoro

XVII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO - CICLO A
Publicado por Misioneros monfortanos


En os años 970 antes de Jesucristo, Salomón está llamado a suceder al rey David. Por eso se encuentra en la función más alta del reino hebreo. Dios le invita a formular una oración. No desea ni la gloria ni la riqueza, tampoco una larga vida, sino “un corazón dócil para gobernar al pueblo, para discernir el mal del bien”. Esa oración le gustó al Señor: “Por haber pedido esto y no haber pedido para ti vida larga ni riquezas ni la vida de tus enemigos sino que pediste el discernimiento… te cumplo tu petición.”

Esa es una oración que el Señor nos invita a formular, él que nos ofrece su mensaje como un tesoro. Jesús compara el Reino que está anunciando, a un tesoro escondido en un campo, o también a una perla de valor extraordinario, escondida en una casa, o también a unos peces excelentes mezclados con los malos. ¿Cuál es ese tesoro tan apreciable? San Pablo en su carta a los Romanos escribe estas palabras: “Cuando los hombres aman a Dios, él lo hace todo para su bien ya que están llamados según el designio de su amor”.

El Reino de los cielos es un reino de amor: amor a Dios, amor al prójimo. Pero este Reino de amor no se nos aparece siempre de una manera clara. Muy a menudo se esconde detrás de unos gestos y actitudes muy humanas, a veces muy sencillos como los cuidados dados a un enfermo, la limpieza de casa tantas veces repetida, las compras diarias para preparar las comidas. Lo que parece muy vulgar toma valor cuando lo miramos en su conjunto para reflexionar acerca del sentido que damos a todos esos gestos…. El amor ¿no estaría escondido en alguna parte de esos gastos tantas veces repetidos?


Reflexionemos también en la parábola del pescador que va clasificando sus peces para quedarse sólo con los que pueden servir. Hay que hacer un trabajo continuo para comportarnos bien en las obras más sencillas, como en las fábricas se cuidan los gestos más delicados. Las peticiones de la vida actual son tan numerosas que no tomamos siempre el tiempo para la reflexión.

Los descubrimientos científicos, los adelantos tecnológicos nos llaman la atención y a veces nos olvidamos de meditar en las consecuencias humanas de ciertas aplicaciones. Nos alegramos por las iniciativas tomadas por los investigadores y los técnicos para crear unos grupos de ética y reflexionar en los aspectos humanos de sus trabajos… Los temas no hacen falta. Como Salomón, en la 1ª lectura, pidamos al Señor la gracia de saber discernir lo bueno.

Estamos invitados a recoger ese tesoro con prioridad. Para eso hay que buscar. El reino de Dios existe, pero se esconde. Nuestros obispos desean que todos los cristianos profundicen los cimientos de su fe en Jesucristo. Es urgente el descubrir que lo importante del mensaje del Señor es una buena noticia para el mundo.

La elección de estilo de vida que hacen ciertos cristianos, dejando su trabajo, y a veces sus bienes, para anunciar el Evangelio, concretizan bien las comparaciones utilizadas por el Señor en el Evangelio de hoy: un hombre vende todos sus bienes para comprar un campo en el que hay un tesoro escondido: un negociante vende todo su patrimonio para poder adquirir una perla preciosa. Y ese tesoro da a aquel que lo descubre una alegría inmensa.

Oración : Invertirlo todo en la compra más valiosa

El tesoro que nos has dado, Señor Dios nuestro,
consta de cosas nuevas y viejas,
de joyas modernas y antiguas,
completísimo a más no poder:
todas las enseñanzas del Antiguo Testamento
-la sabiduría, el prudente discernimiento de Salomón-
y la gran novedad del Reino, que Jesucristo inaugura.
Con una enorme red, el Reino
captura y acoge a todos; pero no todos lo abrazan...
Que nosotros seamos para Ti un tesoro,
Señor Dios nuestro, cuando hagas tu tría,
y no nos veamos castigados, privados de Ti.
¡No, eso nunca!
porque Tú, Dios nuestro, vales más que nada.
Qué pena que estés tan oculto para la mayoría de personas, que no te encuentran.
Qué felicidad tan grande, descubrirte, dispuestos a darlo todo por la perla divina.

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