FERIA DE LA DECIMOSEXTA SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO
Verde
DEL TIEMPO ORDINARIO
Verde
MISA: “Aleluya”, sin “Gloria” ni “Credo” / Oraciones de la I-XXXIV Semana del T. Ordinario
[364-397] / Prefacio Común (I-IX) [493-501] / Leccionario IV: Jr 1, 1. 4-10; Sal 70, 1-2. 3-4a.
5-6ab. 15ab y 17 [670]; Mt 13, 1-9 [411].
LITURGIA DE LAS HORAS: Tomo III / Las lecturas del Oficio (“Año II”) y la oración conclusiva
del miércoles XVI del T. Ordinario [590] / Todo lo demás del “Miércoles IV” del Salterio [1214]
/ COMPLETAS: “Miércoles” [1295].
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O BIEN: SANTA BRÍGIDA, RELIGIOSA (MEMORIA LIBRE). Blanco. Misa: Oración colecta propia [679], las demás oraciones del
Común de santos [836-837] o de la feria. Liturgia de las Horas: 2ª lectura del Oficio y oración conclusiva propias [1554].
Lectura del libro de Jeremías 1, 1. 4-10
Palabras de Jeremías, hijo de Jilquías, uno de los sacerdotes de Anatot, en territorio de Benjamín.
La palabra del Señor llegó a mí en estos términos:
«Antes de formarte en el vientre materno, Yo te conocía; antes de que salieras del seno, Yo te había consagrado, te había constituido profeta para las naciones».
Yo respondí:
«¡Ah, Señor! Mira que no sé hablar,
porque soy demasiado joven».
El Señor me dijo:
«No digas: "Soy demasiado joven",
porque tú irás adonde Yo te envíe
y dirás todo lo que Yo te ordene.
No temas delante de ellos,
porque Yo estoy contigo para librarte
-oráculo del Señor-».
El Señor extendió su mano,
tocó mi boca y me dijo:
«Yo pongo mis palabras en tu boca.
Yo te establezco en este día
sobre las naciones y sobre los reinos,
para arrancar y derribar,
para perder y demoler,
para edificar y plantar».
SALMO RESPONSORIAL 70, 1-4a. 5-6b. 15ab. 17
R. ¡Mi boca anunciará tu salvación, Señor!
Yo me refugio en ti, Señor,
¡que nunca tenga que avergonzarme!
Por tu justicia, líbrame y rescátame,
inclina tu oído hacia mí, y sálvame. R.
Sé para mí una roca protectora,
Tú que decidiste venir siempre en mi ayuda,
porque Tú eres mi Roca y mi fortaleza.
¡Líbrame, Dios mío, de las manos del impío! R.
Porque Tú, Señor, eres mi esperanza
y mi seguridad desde mi juventud.
En ti me apoyé desde las entrañas de mi madre;
desde el seno materno fuiste mi protector. R.
Mi boca anunciará incesantemente
tus actos de justicia y salvación.
Dios mío, Tú me enseñaste desde mi juventud,
y hasta hoy he narrado tus maravillas. R.
Jesús salió de la casa y se sentó a orillas del mar. Una gran multitud se reunió junto a Él, de manera que debió subir a una barca y sentarse en ella, mientras la multitud permanecía en la costa. Entonces Él les habló extensamente por medio de parábolas.
Les decía: «El sembrador salió a sembrar. Al esparcir las semillas, algunas cayeron al borde del camino y los pájaros las comieron. Otras cayeron en terreno pedregoso, donde no había mucha tierra, y brotaron en seguida, porque la tierra era poco profunda; pero cuando salió el sol, se quemaron y, por falta de raíz, se secaron. Otras cayeron entre espinas, y éstas, al crecer, las ahogaron. Otras cayeron en tierra buena y dieron fruto: unas cien, otras sesenta, otras treinta.
¡EI que tenga oídos, que oiga!»
[364-397] / Prefacio Común (I-IX) [493-501] / Leccionario IV: Jr 1, 1. 4-10; Sal 70, 1-2. 3-4a.
5-6ab. 15ab y 17 [670]; Mt 13, 1-9 [411].
LITURGIA DE LAS HORAS: Tomo III / Las lecturas del Oficio (“Año II”) y la oración conclusiva
del miércoles XVI del T. Ordinario [590] / Todo lo demás del “Miércoles IV” del Salterio [1214]
/ COMPLETAS: “Miércoles” [1295].
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O BIEN: SANTA BRÍGIDA, RELIGIOSA (MEMORIA LIBRE). Blanco. Misa: Oración colecta propia [679], las demás oraciones del
Común de santos [836-837] o de la feria. Liturgia de las Horas: 2ª lectura del Oficio y oración conclusiva propias [1554].
LECTURAS
Lectura del libro de Jeremías 1, 1. 4-10
Palabras de Jeremías, hijo de Jilquías, uno de los sacerdotes de Anatot, en territorio de Benjamín.
La palabra del Señor llegó a mí en estos términos:
«Antes de formarte en el vientre materno, Yo te conocía; antes de que salieras del seno, Yo te había consagrado, te había constituido profeta para las naciones».
Yo respondí:
«¡Ah, Señor! Mira que no sé hablar,
porque soy demasiado joven».
El Señor me dijo:
«No digas: "Soy demasiado joven",
porque tú irás adonde Yo te envíe
y dirás todo lo que Yo te ordene.
No temas delante de ellos,
porque Yo estoy contigo para librarte
-oráculo del Señor-».
El Señor extendió su mano,
tocó mi boca y me dijo:
«Yo pongo mis palabras en tu boca.
Yo te establezco en este día
sobre las naciones y sobre los reinos,
para arrancar y derribar,
para perder y demoler,
para edificar y plantar».
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL 70, 1-4a. 5-6b. 15ab. 17
R. ¡Mi boca anunciará tu salvación, Señor!
Yo me refugio en ti, Señor,
¡que nunca tenga que avergonzarme!
Por tu justicia, líbrame y rescátame,
inclina tu oído hacia mí, y sálvame. R.
Sé para mí una roca protectora,
Tú que decidiste venir siempre en mi ayuda,
porque Tú eres mi Roca y mi fortaleza.
¡Líbrame, Dios mío, de las manos del impío! R.
Porque Tú, Señor, eres mi esperanza
y mi seguridad desde mi juventud.
En ti me apoyé desde las entrañas de mi madre;
desde el seno materno fuiste mi protector. R.
Mi boca anunciará incesantemente
tus actos de justicia y salvación.
Dios mío, Tú me enseñaste desde mi juventud,
y hasta hoy he narrado tus maravillas. R.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 13, 1-9
Jesús salió de la casa y se sentó a orillas del mar. Una gran multitud se reunió junto a Él, de manera que debió subir a una barca y sentarse en ella, mientras la multitud permanecía en la costa. Entonces Él les habló extensamente por medio de parábolas.
Les decía: «El sembrador salió a sembrar. Al esparcir las semillas, algunas cayeron al borde del camino y los pájaros las comieron. Otras cayeron en terreno pedregoso, donde no había mucha tierra, y brotaron en seguida, porque la tierra era poco profunda; pero cuando salió el sol, se quemaron y, por falta de raíz, se secaron. Otras cayeron entre espinas, y éstas, al crecer, las ahogaron. Otras cayeron en tierra buena y dieron fruto: unas cien, otras sesenta, otras treinta.
¡EI que tenga oídos, que oiga!»
Palabra del Señor.
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