NO DEJES DE VISITAR
GIF animations generator gifup.com www.misionerosencamino.blogspot.com
El Blog donde encontrarás abundante material de formación, dinámicas, catequesis, charlas, videos, música y variados recursos litúrgicos y pastorales para la actividad de los grupos misioneros.
Fireworks Text - http://www.fireworkstext.com
BREVE COMENTARIO, REFLEXIÓN U ORACIÓN CON EL EVANGELIO DEL DÍA, DESDE LA VIVENCIA MISIONERA
SI DESEAS RECIBIR EL EVANGELIO MISIONERO DEL DÍA EN TU MAIL, DEBES SUSCRIBIRTE EN EL RECUADRO HABILITADO EN LA COLUMNA DE LA DERECHA

jueves, 10 de julio de 2008

XV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO - CICLO A: La Semilla, la Tierra y el Sembrador

Jesús utiliza la comparación de la semilla que el sembrador arroja al suelo, como hacían los campesinos de su tiempo, para hablar de la Palabra de Dios que llega al corazón de las personas y que fructifica y da mucho fruto. Pero ¿cuál será el fruto de esa semilla que es la Palabra? Nos imaginamos siempre un campo de cereales, con las espigas cargadas de fruto. Pero en realidad no tenemos ni idea.
Conocemos nuestra tierra y conocemos el poder de la semilla pero no sabemos el cómo ni el cuándo del fruto. Pablo en la carta a los Romanos habla de que “aguardamos la plena manifestación de los hijos de Dios” y que aguardamos “la hora de ser hijos de Dios”. Nosotros y toda la creación. También dice que nos veremos libres de la esclavitud de la corrupción para “entrar en la libertad gloriosa de los hijos de Dios”. Esa es nuestra esperanza. Esa es nuestra fe.

Un sembrador generoso

Pero, por ahora, estamos todavía en los primeros momentos de la siembra. Es de esperar que la tierra esté preparada, abierta, receptiva, para recibir la semilla, la Palabra. En la parábola se nos dice que hay diversos tipos de tierra. No se dice de ninguna de ellas que sea mejor que otra. Cada una da su fruto. El sembrador no desprecia ninguna. En todas arroja la semilla con una generosidad digna de alguien que es tan rico que se permite despilfarrar su semilla en campos y tierras que van a dar nada o casi nada.
Hay que subrayar esta generosidad del sembrador, de Dios mismo. Dios es así. No tiene medida cuando se trata de regalar su gracia, su vida, su poder. El sembrador regala lo que tiene. Sin medida. Sin cautelas ni prudencias.

Un sembrador paciente

Y, luego, como todo campesino, se vuelve a su casa. Hay que dejar tranquilo el campo. Deberán pasar meses hasta que se recoja la cosecha. La semilla fructificará según su propia medida. En la parábola, como en toda historia –en el cine, en una novela–, los tiempos vacíos pasan rápido. Hasta da la impresión de que no existen. Pero son fundamentales. Desde que se decide, por ejemplo, comenzar unos estudios, hasta que se recibe el diploma final, pasan muchas horas de estudio, de trabajo.
Lo mismo pasa en la parábola. Desde la siembra hasta la cosecha pasan meses de silencio, de heladas y lluvias, de calores y soles. Todo es necesario para que la semilla germine, crezca en la oscuridad de la tierra, salga a la luz, sobrelleve los fenómenos adversos y termine floreciendo, madurando y dando fruto.
Ese tiempo de silencio, aparentemente vacío, también forma parte de la vida cristiana y de la vida de la comunidad de creyentes. Con la diferencia de que el agricultor sabe por experiencia el tiempo que pasa de la siembra a la cosecha. Pero nosotros no sabemos exactamente el tiempo que puede pasar de la siembra de la Palabra a la cosecha que Pablo llamaba “la manifestación gloriosa de los hijos de Dios”.

Generosidad y paciencia

Generosidad y paciencia son, pues, dos características de la acción de Dios con nosotros. Y han de ser también las características del trabajo de los evangelizadores. Los resultados del trabajo pastoral, de la acción evangelizadora, no se miden como se miden los incrementos en las ventas de una empresa o como el campesino puede medir el resultado de la cosecha en el aumento de sacos.
Sembramos con nuestra forma de comportarnos, de amar a nuestros hermanos –sin poner condiciones, sin mirar si son tierra buena o mala–. Y luego dejamos que la Palabra trabaje. Que ya llegará a dar su fruto en su tiempo. Eso ya no es cosa nuestra sino de Dios. Y en él hemos puesto nuestra esperanza.

No hay comentarios: