Publicado por Sacerdotes de Schoenstatt
A. El evangelio de hoy está lleno de imágenes y símbolos. Es casi imposible explicar todo, hacerlos transparentes y mostrar lo que significan para nosotros, para encontrarnos personalmente en ellos.
B. Quisiera tomar una palabra clave para poder explicar el sentido del evangelio. Es el verbo vincular. Podemos escuchar otras palabras parecidas, como: unirse, pactar, sellar alianza, entregarse…
1. Queremos primero aclarar la palabra con que Pedro confiesa solemnemente a Cristo como Mesías e Hijo del Dios viviente.
a.) Esto significa: Tú eres entre todos los hombres del pasado y del futuro el único hombre realmente e inseparablemente unido a Dios. Nosotros experimentamos y conocemos un a humanidad que se ha separado de Dios. Hace 2000 años los apóstoles experimentaron algo parecido, a saber: pueblos desunidos entre sí y sin vinculación con el Dios de amor. Quien estudia la historia de la humanidad, e incluso al Antiguo Testamento, encontrará siempre lo mismo: una humanidad en fuga de Dios y peleando entre sí, claro también en una constante búsqueda de Dios. Estos intentos fueron apoyados por Dios a través de los profetas, que también aparecen en el evangelio de hoy: como lo son Elías o Jeremías y Juan el Bautista. Son mensajeros de Dios con la misión de restablecer los vínculos de unión del hombre con Dios, pero también para garantizar la unión entre las tribus del pueblo elegido.
Estos profetas de Israel anunciaron también la venida del Mesías que era más que un profeta o mensajero de Dios. A este Mesías descubre y confiesa Pedro con las palabras: “Tu eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”. Con otras palabras: tú eres más que un profeta; tú eres el anunciado Mesías que el pueblo de Dios está esperando y no solamente un mensajero de Dios. Tú eres el Hijo del Dios vivo; el Hijo del hombre e Hijo del Dios viviente. Desde Adán eres tú el primero y el único hombre que vive en plena unión con Dios; en ti el hombre se unió a la persona del Hijo de Dios en inseparable unión. La cristiandad y la Iglesia necesitaron siglos para entender esta profesión de fe en toda su profundidad.
b.) De esta unión del hombre con Dios en Cristo brota nuestra propia unión con Dios. Porque el Mesías, el Hijo de Dios vivo, ha llegado al mundo para sacar la humanidad de la lejanía de Dios y para guiarla a las bodas eternas. Como hijos de Dios podemos formar la gran familia de Dios que es la Iglesia, el cuerpo místico de Cristo que es nuestra cabeza. Hasta la segunda venida de Cristo, la Iglesia tiene la misión de vivir ejemplarmente esta unión por Cristo con el Padre como el gran signo de esperanza y como invitación para todos los hombres. La Iglesia sigue como instrumente de la vinculación de la humanidad con Dios.
2. Tratemos también a iluminar con la palabra del vínculo, la profesión que hace Cristo a Pedro:
a.) Jesús quiere decir: Tu Pedro tienes una gran misión en esta obra de vinculación del mundo y de la humanidad con Dios. Tú estás previsto como instrumento y artífice de esta empresa de unión de los hombres con su Dios y entre ellos. Eres constructor de la vinculación de la humanidad con Dios, conmigo y entre sí. También tienes que ayudar a desvincular al hombre de los poderes ateos y diabólicos.
b.) Un hombre pecador y necesitado de la redención recibe de parte de Dios la vocación de ser instrumento para realizar la eterna alianza de los hombres con Dios. Él es el primero de todos los llamados a los pertenecemos también nosotros. No pasará mucho tiempo y Pedro dirá: No conozco a este hombre. La roca se convertirá en una roca llorona. Pero a pesar de las lágrimas seguirá siendo roca. Su última palabra será: “Señor, tu sabes que te quiero”. Y Jesús última palabra es: “Apacienta mis ovejas”.
B. Quisiera tomar una palabra clave para poder explicar el sentido del evangelio. Es el verbo vincular. Podemos escuchar otras palabras parecidas, como: unirse, pactar, sellar alianza, entregarse…
1. Queremos primero aclarar la palabra con que Pedro confiesa solemnemente a Cristo como Mesías e Hijo del Dios viviente.
a.) Esto significa: Tú eres entre todos los hombres del pasado y del futuro el único hombre realmente e inseparablemente unido a Dios. Nosotros experimentamos y conocemos un a humanidad que se ha separado de Dios. Hace 2000 años los apóstoles experimentaron algo parecido, a saber: pueblos desunidos entre sí y sin vinculación con el Dios de amor. Quien estudia la historia de la humanidad, e incluso al Antiguo Testamento, encontrará siempre lo mismo: una humanidad en fuga de Dios y peleando entre sí, claro también en una constante búsqueda de Dios. Estos intentos fueron apoyados por Dios a través de los profetas, que también aparecen en el evangelio de hoy: como lo son Elías o Jeremías y Juan el Bautista. Son mensajeros de Dios con la misión de restablecer los vínculos de unión del hombre con Dios, pero también para garantizar la unión entre las tribus del pueblo elegido.
Estos profetas de Israel anunciaron también la venida del Mesías que era más que un profeta o mensajero de Dios. A este Mesías descubre y confiesa Pedro con las palabras: “Tu eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”. Con otras palabras: tú eres más que un profeta; tú eres el anunciado Mesías que el pueblo de Dios está esperando y no solamente un mensajero de Dios. Tú eres el Hijo del Dios vivo; el Hijo del hombre e Hijo del Dios viviente. Desde Adán eres tú el primero y el único hombre que vive en plena unión con Dios; en ti el hombre se unió a la persona del Hijo de Dios en inseparable unión. La cristiandad y la Iglesia necesitaron siglos para entender esta profesión de fe en toda su profundidad.
b.) De esta unión del hombre con Dios en Cristo brota nuestra propia unión con Dios. Porque el Mesías, el Hijo de Dios vivo, ha llegado al mundo para sacar la humanidad de la lejanía de Dios y para guiarla a las bodas eternas. Como hijos de Dios podemos formar la gran familia de Dios que es la Iglesia, el cuerpo místico de Cristo que es nuestra cabeza. Hasta la segunda venida de Cristo, la Iglesia tiene la misión de vivir ejemplarmente esta unión por Cristo con el Padre como el gran signo de esperanza y como invitación para todos los hombres. La Iglesia sigue como instrumente de la vinculación de la humanidad con Dios.
2. Tratemos también a iluminar con la palabra del vínculo, la profesión que hace Cristo a Pedro:
a.) Jesús quiere decir: Tu Pedro tienes una gran misión en esta obra de vinculación del mundo y de la humanidad con Dios. Tú estás previsto como instrumento y artífice de esta empresa de unión de los hombres con su Dios y entre ellos. Eres constructor de la vinculación de la humanidad con Dios, conmigo y entre sí. También tienes que ayudar a desvincular al hombre de los poderes ateos y diabólicos.
b.) Un hombre pecador y necesitado de la redención recibe de parte de Dios la vocación de ser instrumento para realizar la eterna alianza de los hombres con Dios. Él es el primero de todos los llamados a los pertenecemos también nosotros. No pasará mucho tiempo y Pedro dirá: No conozco a este hombre. La roca se convertirá en una roca llorona. Pero a pesar de las lágrimas seguirá siendo roca. Su última palabra será: “Señor, tu sabes que te quiero”. Y Jesús última palabra es: “Apacienta mis ovejas”.
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