Por Clemente Sobrado C.P.
¿Y donde nacerá Dios en estas Navidades? Donde siempre.
Porque Dios no nació por casualidad en las afueras de Belén.
Dios nació donde nació, porque era el único lugar donde cabe Dios.
Dios no cabe allí donde las puertas se cierran a todos.
Dios no cabe allí donde solo cabemos nosotros y no hay espacio para los demás.
Pero Dios sí cabe en un cobijo de pastores, abierto al aire libre.
Sin puertas ni ventanas. Dios sí cabe a las afueras de la ciudad.
Nosotros, los moradores de los pueblos jóvenes, Señor:
No tenemos mucho que ofrecerte. Nuestras casas son pequeñas.
Nuestras casas son pequeñas.
Por las justas entramos nosotros. Pero, aún así, podemos hacerte sitio.
No será muy cómodo. Pero no te faltará ni calor ni amistad.
¡Es la riqueza de los pobres!
No tenemos una habitación de huéspedes.
Pero siempre habrá una estera más para que te eches y descanses.
¿A caso tu pesebre era distinto a nuestras esteras?
Tampoco te imagines que nuestra cena será gran cosa.
¿Cómo fue la cena de María y de José aquella primera Nochebuena?
No te hagas ilusiones con el pavo.... Eso sí:
No te faltará un tazón de caliente chocolate.
Ni un pedazo de panetón que nos regalaron en la bolsa de Caritas.
Ni tampoco te faltará la alegría de nuestra compañía. Los pobres somos gente que nos gusta la alegría y la jarana. Es lo único que nos queda.
Ah, si te duermes y a medianoche escuchas algunos cohetones:
No te asustes. ¡Sabes que están prohibidos!
Pero son nuestras pequeñas satisfacciones. Somos ruidosos.
Ven. Vente a nuestra casa. De seguro que lo vas a pasar bien.
Y te vas a divertir con nosotros.
Ya ves, no es mucho lo que tenemos.
Tampoco era gran cosa lo que te ofrecieron los pastores.
Una cueva. Un pesebre de animales. Un ambiente que olía a hierba seca, recién montonada. El vaho caliente de un tranquilo buey tumbado.
Y para ti, sabemos que fue suficiente. Que no necesitabas más.
Para tenerlo todo, te hubieras quedado en el cielo.
Para que no te faltase nada, no hubieras salido de tu Padre.
A la tierra no has venido para tenerlo todo. A la tierra viniste, para saber lo que se siente:
Cuando no se tiene nada.
Cuando falta todo.
Cuando no hay nada.
Además, querido Niño, nos sentiremos felices de tenerte entre nosotros,
Para que nuestros Niños te conozcan, y tú los conozcas. Son bien parecidos a Ti.
Tampoco ellos saben de grandes comodidades. También ellos saben lo que es vivir en privaciones. Desde que nacieron han vivido sin nada o sin casi nada.
Igualito que Tú. La cuna de nuestros hijos, es casi igualita a la tuya.
Ya la vas a conocer. Y sin embargo, también ellos saben sonreír. También ellos saben llorar. También ellos hacen pucheritos cuando no se sienten bien.
Nuestros niños se sentirán felices de compartir contigo:
Lo poco que tienen.
Su muñeca de trapo.
Su carrito ya usadito.
Estamos seguros de que Tú también serás feliz compartiendo lo tuyo con ellos.
Queremos que juegues con ellos. Que ellos jueguen contigo.
Tendrás que jugar no sobre la alfombra, que no la tenemos.
Tendrás que jugar sobre el piso de arena y polvo.
Pero esto para Ti es ya conocido. Queremos que, Niño Tú y niños ellos,
alegréis nuestro hogar en esta Nochebuena.
La Navidad es nuestra. Tú naciste entre nosotros.
La Navidad nos pertenece. Tú eres de los nuestros.
La Nochebuena es nuestra. Que nadie nos la robe.
Nos llaman los marginados.
Y tú nos has convertido en la puerta de entrada del mundo.
Tú no entraste por la puerta por donde entran todos.
Tú entraste por la puerta de atrás. Entraste por la puerta que nadie cierra ni por la noche. Entraste por la puerta olvidada de Belén.
Entraste por la puerta por donde salen los que la ciudad margina.
Pregúntale a María, tu Madre y al pobre José.
Ellos recuerdan muy bien por donde tú entraste en nuestras vidas.
¡Navidad! ¡Y Dios nació en un Pueblo joven!
Oración
Señor: Yo no sé dónde nacerás en estas Navidades.
De lo que sí estoy seguro es que nacerás entre los pobres.
Entre los pobres que no tienen nada como Tú.
Entre los pobres que tienen siempre un corazón sencillo.
Entre los pobres que saben que te necesitan, porque eres el único que los comprendes.
Porque eres el único que está acostumbrado a oler a pobreza.
Señor, donde quiera que nazcas, que no te olvides de los demás, que aunque no te lo digamos también, también nosotros estamos necesitados de ti.
(Clemente Sobrado C.P.) www.iglesiaquecamina.com
Porque Dios no nació por casualidad en las afueras de Belén.
Dios nació donde nació, porque era el único lugar donde cabe Dios.
Dios no cabe allí donde las puertas se cierran a todos.
Dios no cabe allí donde solo cabemos nosotros y no hay espacio para los demás.
Pero Dios sí cabe en un cobijo de pastores, abierto al aire libre.
Sin puertas ni ventanas. Dios sí cabe a las afueras de la ciudad.
Nosotros, los moradores de los pueblos jóvenes, Señor:
No tenemos mucho que ofrecerte. Nuestras casas son pequeñas.
Nuestras casas son pequeñas.
Por las justas entramos nosotros. Pero, aún así, podemos hacerte sitio.
No será muy cómodo. Pero no te faltará ni calor ni amistad.
¡Es la riqueza de los pobres!
No tenemos una habitación de huéspedes.
Pero siempre habrá una estera más para que te eches y descanses.
¿A caso tu pesebre era distinto a nuestras esteras?
Tampoco te imagines que nuestra cena será gran cosa.
¿Cómo fue la cena de María y de José aquella primera Nochebuena?
No te hagas ilusiones con el pavo.... Eso sí:
No te faltará un tazón de caliente chocolate.
Ni un pedazo de panetón que nos regalaron en la bolsa de Caritas.
Ni tampoco te faltará la alegría de nuestra compañía. Los pobres somos gente que nos gusta la alegría y la jarana. Es lo único que nos queda.
Ah, si te duermes y a medianoche escuchas algunos cohetones:
No te asustes. ¡Sabes que están prohibidos!
Pero son nuestras pequeñas satisfacciones. Somos ruidosos.
Ven. Vente a nuestra casa. De seguro que lo vas a pasar bien.
Y te vas a divertir con nosotros.
Ya ves, no es mucho lo que tenemos.
Tampoco era gran cosa lo que te ofrecieron los pastores.
Una cueva. Un pesebre de animales. Un ambiente que olía a hierba seca, recién montonada. El vaho caliente de un tranquilo buey tumbado.
Y para ti, sabemos que fue suficiente. Que no necesitabas más.
Para tenerlo todo, te hubieras quedado en el cielo.
Para que no te faltase nada, no hubieras salido de tu Padre.
A la tierra no has venido para tenerlo todo. A la tierra viniste, para saber lo que se siente:
Cuando no se tiene nada.
Cuando falta todo.
Cuando no hay nada.
Además, querido Niño, nos sentiremos felices de tenerte entre nosotros,
Para que nuestros Niños te conozcan, y tú los conozcas. Son bien parecidos a Ti.
Tampoco ellos saben de grandes comodidades. También ellos saben lo que es vivir en privaciones. Desde que nacieron han vivido sin nada o sin casi nada.
Igualito que Tú. La cuna de nuestros hijos, es casi igualita a la tuya.
Ya la vas a conocer. Y sin embargo, también ellos saben sonreír. También ellos saben llorar. También ellos hacen pucheritos cuando no se sienten bien.
Nuestros niños se sentirán felices de compartir contigo:
Lo poco que tienen.
Su muñeca de trapo.
Su carrito ya usadito.
Estamos seguros de que Tú también serás feliz compartiendo lo tuyo con ellos.
Queremos que juegues con ellos. Que ellos jueguen contigo.
Tendrás que jugar no sobre la alfombra, que no la tenemos.
Tendrás que jugar sobre el piso de arena y polvo.
Pero esto para Ti es ya conocido. Queremos que, Niño Tú y niños ellos,
alegréis nuestro hogar en esta Nochebuena.
La Navidad es nuestra. Tú naciste entre nosotros.
La Navidad nos pertenece. Tú eres de los nuestros.
La Nochebuena es nuestra. Que nadie nos la robe.
Nos llaman los marginados.
Y tú nos has convertido en la puerta de entrada del mundo.
Tú no entraste por la puerta por donde entran todos.
Tú entraste por la puerta de atrás. Entraste por la puerta que nadie cierra ni por la noche. Entraste por la puerta olvidada de Belén.
Entraste por la puerta por donde salen los que la ciudad margina.
Pregúntale a María, tu Madre y al pobre José.
Ellos recuerdan muy bien por donde tú entraste en nuestras vidas.
¡Navidad! ¡Y Dios nació en un Pueblo joven!
Oración
Señor: Yo no sé dónde nacerás en estas Navidades.
De lo que sí estoy seguro es que nacerás entre los pobres.
Entre los pobres que no tienen nada como Tú.
Entre los pobres que tienen siempre un corazón sencillo.
Entre los pobres que saben que te necesitan, porque eres el único que los comprendes.
Porque eres el único que está acostumbrado a oler a pobreza.
Señor, donde quiera que nazcas, que no te olvides de los demás, que aunque no te lo digamos también, también nosotros estamos necesitados de ti.
(Clemente Sobrado C.P.) www.iglesiaquecamina.com
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