(20 de Diciembre)
LA DUDA DE SAN JOSÉ
LA DUDA DE SAN JOSÉ
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
a) Lectura del Evangelio:
“Dijo María: ´Yo soy la servidora del Señor; que se haga en mí lo que has dicho´. Después de estas palabras el ángel se retiró” (Lucas 1,38).
b) Reflexión:
Ante las palabras que María escuchó, de que para Dios nada es imposible y que todo es cosa de Dios, María se “rinde” para Dios. La respuesta es una frase o un pensamiento que deberíamos grabar con letras de oro en nuestro corazón: “Yo soy la servidora del Señor; que se haga en mí lo que has dicho”. Todos los cristianos deberían rezar cada mañana esta sencilla, profunda y bella oración que María nos ha enseñado: que se cumpla en nosotros siempre la voluntad de Dios, pues somos sus siervos. No que se haga mi capricho o mis deseos, no que se haga mi voluntad, si no la voluntad del Señor, como también nos enseñó Jesús en su oración en Getsemaní, donde pide a Dios que aparte de él ese sufrimiento, pero que no se haga su voluntad, sino la del Padre (Lucas 22,42). También en la oración del Padre Nuestro pedimos que “se haga la voluntad de Dios, tanto en la tierra como en el cielo” (Mateo 6,10).
c) Oración:
Padre Santo lleno de amor, te suplicamos que nos des fuerzas y conocimientos para cumplir siempre su Voluntad, para estar dispuestos en todo momento y circunstancia a hacer lo que te agrada, lo bueno, lo justo, lo que tu Palabra nos enseña. Que imitemos a María en su disponibilidad, en su aceptación, en su entrega incondicional. Llámanos, Señor, para ser evangelizadores, y danos fuerzas para seguir tu llamado, como María, y saber decirte: “He aquí tu siervo, hágase en mí según tu Palabra”. Te lo pedimos por Jesucristo, que nos llama y vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
d) Propósito:
Decir varias veces al día: “He aquí tu siervo, Señor, que se cumpla en mí tu palabra”..
e) Villancicos
a) Lectura del Evangelio:
“Dijo María: ´Yo soy la servidora del Señor; que se haga en mí lo que has dicho´. Después de estas palabras el ángel se retiró” (Lucas 1,38).
b) Reflexión:
Ante las palabras que María escuchó, de que para Dios nada es imposible y que todo es cosa de Dios, María se “rinde” para Dios. La respuesta es una frase o un pensamiento que deberíamos grabar con letras de oro en nuestro corazón: “Yo soy la servidora del Señor; que se haga en mí lo que has dicho”. Todos los cristianos deberían rezar cada mañana esta sencilla, profunda y bella oración que María nos ha enseñado: que se cumpla en nosotros siempre la voluntad de Dios, pues somos sus siervos. No que se haga mi capricho o mis deseos, no que se haga mi voluntad, si no la voluntad del Señor, como también nos enseñó Jesús en su oración en Getsemaní, donde pide a Dios que aparte de él ese sufrimiento, pero que no se haga su voluntad, sino la del Padre (Lucas 22,42). También en la oración del Padre Nuestro pedimos que “se haga la voluntad de Dios, tanto en la tierra como en el cielo” (Mateo 6,10).
c) Oración:
Padre Santo lleno de amor, te suplicamos que nos des fuerzas y conocimientos para cumplir siempre su Voluntad, para estar dispuestos en todo momento y circunstancia a hacer lo que te agrada, lo bueno, lo justo, lo que tu Palabra nos enseña. Que imitemos a María en su disponibilidad, en su aceptación, en su entrega incondicional. Llámanos, Señor, para ser evangelizadores, y danos fuerzas para seguir tu llamado, como María, y saber decirte: “He aquí tu siervo, hágase en mí según tu Palabra”. Te lo pedimos por Jesucristo, que nos llama y vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
d) Propósito:
Decir varias veces al día: “He aquí tu siervo, Señor, que se cumpla en mí tu palabra”..
e) Villancicos
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