
Antes de nada daros las gracias por haberme dado la ocasión de conocer África, Benin y sus gentes.
La experiencia ha sido sobrecogedora por las patologías que hemos visto allí y tremendamente enriquecedora desde el punto de vista humano, no solo por las personas que trabajan en aquel hospital , sino también por el conocimiento del pueblo de Benin, su cultura su forma de sobrevivir en un medio tan hostil y tan alejado del nuestro, sus relaciones personales, los niños y su sufrimiento, y su eterna sonrisa.
He vivido historias que marcaran siempre mi vida ; y he contado alguna que sé que también marcara la de algunos de mis hermanos amigos o compañeros de trabajo a los que le he enseñado las fotos y los videos. Como este es el caso de Saaba otra niña/mujer que sufrió una peritonitis tifoidea y que sobrevivió a varias intervenciones, y cuya gratitud al recordarla, me emociona.
Saaba es una niña de edad indeterminada que estaba ya ingresada en el hospital y había sido operada de una peritonitis tifoidea antes de nuestra llegada. No se sabia de donde venia ni a que etnia pertenecía ni su religión ( estos datos están recogidos normalmente en su historia clínica) La peritonitis tifoidea se produce por la perforación intestinal y en aquel medio esta gravada con una mortalidad cercana al 30%; y esto en los pacientes que llegan al hospital y son tratados.
En su medio natural o con la medicina tradicional la mortalidad es del 100% cuando se produce la perforación. En el tratamiento utilizado es necesario que pase varias veces por quirófano y fue allí cunado yo la conocí. Otra de las cosas que me llamo la atención del personal sanitario era la frialdad o el distanciamiento como que trataban a los pacientes; y esto era para mi mas chocante en el caso de los niños. No se si será un asunto cultural o un mecanismo de defensa para no implicarse emocionalmente ante el numero masivo de casos parecidos que deben tener.
Yo, sin embargo, no puedo ver sufrir a un niño y a todos los que llegaban a quirófano les daba la mano, hablaba con ellos y esto les hacia bien; Las siguientes veces que fue a quirófano le tranquilizaba mi presencia. me buscaba con sus grandes ojos y me alargaba su mano para juntarla conmigo. Fui a verla todos los días y le llevaba algún regalo ( mi linterna mi colonia, mi gorro de quirófano, una pastilla de jabón), y "hablábamos" con el corazón.
El ultimo día fui a despedirme muy temprano y ella entendió que me marchaba. Entonces busco en una bolsa de plástico donde tenia sus escasa pertenencias y saco al parecer su mas valiosa pertenencia, envuelta en un plástico, y me la dio quería que la viera y que me lo tomara: era un terrón de azúcar. Intente hacerle comprender que era el regalo mas bonito que me habían hecho en mi vida y que lo guardaría siempre cerca de mi corazón.
Las ultimas noticias que me ha dado Sor Cristina es que sigue bien y reponiéndose de su desnutrición severa.
Un abrazo.
La experiencia ha sido sobrecogedora por las patologías que hemos visto allí y tremendamente enriquecedora desde el punto de vista humano, no solo por las personas que trabajan en aquel hospital , sino también por el conocimiento del pueblo de Benin, su cultura su forma de sobrevivir en un medio tan hostil y tan alejado del nuestro, sus relaciones personales, los niños y su sufrimiento, y su eterna sonrisa.
He vivido historias que marcaran siempre mi vida ; y he contado alguna que sé que también marcara la de algunos de mis hermanos amigos o compañeros de trabajo a los que le he enseñado las fotos y los videos. Como este es el caso de Saaba otra niña/mujer que sufrió una peritonitis tifoidea y que sobrevivió a varias intervenciones, y cuya gratitud al recordarla, me emociona.
Saaba es una niña de edad indeterminada que estaba ya ingresada en el hospital y había sido operada de una peritonitis tifoidea antes de nuestra llegada. No se sabia de donde venia ni a que etnia pertenecía ni su religión ( estos datos están recogidos normalmente en su historia clínica) La peritonitis tifoidea se produce por la perforación intestinal y en aquel medio esta gravada con una mortalidad cercana al 30%; y esto en los pacientes que llegan al hospital y son tratados.
En su medio natural o con la medicina tradicional la mortalidad es del 100% cuando se produce la perforación. En el tratamiento utilizado es necesario que pase varias veces por quirófano y fue allí cunado yo la conocí. Otra de las cosas que me llamo la atención del personal sanitario era la frialdad o el distanciamiento como que trataban a los pacientes; y esto era para mi mas chocante en el caso de los niños. No se si será un asunto cultural o un mecanismo de defensa para no implicarse emocionalmente ante el numero masivo de casos parecidos que deben tener.
Yo, sin embargo, no puedo ver sufrir a un niño y a todos los que llegaban a quirófano les daba la mano, hablaba con ellos y esto les hacia bien; Las siguientes veces que fue a quirófano le tranquilizaba mi presencia. me buscaba con sus grandes ojos y me alargaba su mano para juntarla conmigo. Fui a verla todos los días y le llevaba algún regalo ( mi linterna mi colonia, mi gorro de quirófano, una pastilla de jabón), y "hablábamos" con el corazón.
El ultimo día fui a despedirme muy temprano y ella entendió que me marchaba. Entonces busco en una bolsa de plástico donde tenia sus escasa pertenencias y saco al parecer su mas valiosa pertenencia, envuelta en un plástico, y me la dio quería que la viera y que me lo tomara: era un terrón de azúcar. Intente hacerle comprender que era el regalo mas bonito que me habían hecho en mi vida y que lo guardaría siempre cerca de mi corazón.
Las ultimas noticias que me ha dado Sor Cristina es que sigue bien y reponiéndose de su desnutrición severa.
Un abrazo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario