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sábado, 11 de julio de 2009

Cuatro momentos para meditar el Evangelio: XV Domingo del Tiempo Ordinario (San Marcos 6,7-13) - Ciclo B


I - RAÍCES ENTRETEJIDAS

1.-Muy querido amigos:

Dios envió a los apóstoles para que fueran de dos en dos a predicar el Evangelio. Se trata de una predicación, que con esta circunstancia de la cantidad y de la compañía, busca tener un elemento que fortalezca la garantía de la verdad.

Es bueno recordar que en el mundo antiguo, y todavía en el actual, tanto en lo jurídico-social así como en lo jurídico-religioso era necesario el testimonio de dos personas como para que algo que se afirmaba fuera considerado como verídico por un tribunal.

Humanamente esto es entendible: Enseñar con el testimonio de dos que caminan juntos y que están de acuerdo, que se apoyan y que no se dan la espalda, que coinciden y que no tienen divergencias, que se respaldan y que no se refutan en lo que enseñan, suele ser lo más asimilable para aquellos que les escuchan.

2.- Tenemos que reconocer en el Evangelio, de este domingo décimo quinto del ordinario, el inicio de la misión evangelizadora de los apóstoles.

Sin embargo, debemos ser capaces de aplicarlo sin ningún temor a nuestra propia vida cristiana y, pensar, sin evasiones acomodaticias, en aquéllos que hemos recibido una vocación especial para Evangelizar, pero también es lícito pensar en muchos de ustedes que reflexionan conmigo este domingo, y a quienes Dios los ha enviado precisamente de dos en dos a predicar.

Me refiero al matrimonio, hablo de los esposos y de los padres que deben evangelizar, y también me refiero al tribunal y a esos insobornables jueces que conviven con cada uno de nosotros en nuestras propias casas.

El Señor no nos ha enviado como si fuéramos islas sino como continentes a conformar el geodiseño del mundo nuevo que Él nos ofrece.

Para realizar esta función, cada uno debe ser capaz de reconocer, lo que el otro puede aportar a la labor que Dios les ha encomendado en común y lo que yo le puedo aportar en su propio ejercicio. El Señor nos invita a reconocer la riqueza de la labor de dos personas en la conjunción no en la disyunción.

Es la fuerza de la unión y no la debilidad de la división, se trata de propiciar la elocuencia de la afirmación y de evitar las anulaciones de la contradicción.

¿Cuántas veces tú y yo nos hemos erguido como grandes monolitos, pero estamos separados de los otros? Debemos procurar la solidez de esos majestuosos monumentos pétreos, pero no podemos estar aislados. ¡En la vida cristiana no puede ser así!

3.- Es verdaderamente increíble la labor que pueden hacer dos personas, cuando estas están de acuerdo. En ocasiones uno es el que conduce y el otro es ese copiloto que con su diálogo le mantiene espabilado en la autopista de la vida; en otras ocasiones, uno toma la iniciativa y el otro es el que apoya en la ejecución; algunas veces, es uno el que en el vehículo se preocupa por activar el acelerador, y el otro, prudentemente asume el oficio de administrar el frenado para evitar las colisiones, y con ello las desgracias.

Uno suele empujar hacia el norte y el otro empuja hacia el sur, uno jalonea hacia el poniente y el otro lo hace hacia el oriente. Uno camina hacia la derecha y el otro hacia la izquierda. Uno se preocupa por lo horizontal y el otro por lo vertical; uno procura no olvidar lo humano y el otro, lo divino; uno mira hacia delante y el otro no se olvida de mirar hacia arriba; uno tiene los pies puestos en la tierra y el otro tiene su mente puesta en el cielo. Uno cuida de no tropezar con los vicios del pasado y el otro vislumbra claros proyectos para el futuro.

En el organismo de la familia hay dos órganos fundamentales que se necesitan el uno al otro, y que uno sin el otro no puede sobrevivir: uno realiza funciones cerebrales y el otro las funciones cardiacas, pero uno y otro órgano tienen necesidad de ser irrigados por la sangre siempre nueva del amor cristiano.

Son dos, los que pueden tener la mejor perspectiva de la vida, de la misma manera en que lo hacen aquellos que trabajan en la construcción, quienes suelen utilizar el así llamado “nivel” con dos gotas de líquido verdoso y que dirigen la mirada desde un ángulo y después contemplan el otro ángulo para evitar tener algún margen de error. Serán siempre dos los que pueden obtener que el movimiento de la vida se vuelva equidirigido, equilibrado y recto.

4.- ¿Sabes? El Psiquiatra Robert Stenberg ha propuesto, entre sus teorías, la existencia de una INTELIGENCIA GRUPAL, al considerar que en la unión de dos o más intelectos puede crearse una mayor eficiencia. Aunque ciertamente un grupo no puede ser más inteligente que la suma total de todas sus fuerzas específicas, puede ser mucho más torpe si su funcionamiento interno no le permite a las personas compartir sus talentos.

En lo personal, yo creo, y he sido testigo de la veracidad que tiene la afirmación expuesta sobre la así llamada Inteligencia Grupal. Me parecen increíbles los resultados obtenidos cuando dos personas unen sus talentos, sus virtudes, sus genialidades y sus dones en beneficio de su familia o de algún otro grupo social más extenso.

En la historia, Dios ha permitido que coexistan en el tiempo y en el espacio parejas de santos, de científicos, de genios, de gente con todo tipo de talentos.

5.- En la vida cristiana, hay santos que Dios permitió que coincidieran en la historia para beneficio de la totalidad de los hombres: Sin Lugar a dudas: Santa María, Siempre Virgen y el Señor San José; así también San Pedro y san Pablo, santa Mónica y san Agustín, san Francisco y santo Domingo, santo Tomás de Aquino y san Buenaventura, san Ignacio de Loyola y san Francisco Javier, santa Teresa de Ávila y san Juan de la Cruz, y ¿Qué podríamos decir de la coincidencia providencial de Juan Pablo II y de la Madre Teresa de Calcuta de la que muchos de nosotros pudimos ser testigos?

En lo musical no dejo de admirar a Simón y Garfunkel así como me parece increíble el talento de Lloyd y Weber. En lo científico admiramos a Marie y Pierre Curie, en la teología tenemos grandes parejas como las de Flick y Alzseghy, Rahner y Overhage, y la de Auer y Ratzinger, este último es el actual Papa Benedicto XVI.

6.- Por supuesto, que los buenos esposos que han logrado ser buenos padres, como lo fueron la Virgen María y san José, me parece que son las parejas más geniales, en cuanto a inteligencia grupal se refiere. ¡Ojala también habláramos de santidad grupal o por lo menos de espiritualidad conyugal!

Recuerda que no es ni atrás ni adelante sino al lado de un gran hombre en donde existe una gran mujer, y que es al lado de una gran mujer en donde debe haber un gran hombre.

Dios ha enviado a los esposos en el concierto de su vida para que mientras que uno interpreta el otro sea el que ovacione,... nuestros problemas resultan lamentables y hasta vergonzosos cuando uno está cantando y el otro le desacredita, le avienta cosas desde el anónimato de las butacas o le entona chifladillas,... y esto es algo sumamente dañino en la vida de los esposos, pero más en la de los hijos.

6.- Es por ello que resulta necesario el darnos un poco de tiempo para que hablemos de varios elementos destructivos en la vida de aquéllos que caminan juntos: por el momento sólo hablemos de lo nocivo que resulta nuestra falta de unidad.

¿Cuántas veces, tú que me escuchas haz vivido en tu mundo, en tu pequeño horizonte, reducido mezquinamente sólo a tus propios intereses? Solamente vemos lo que satisface nuestras aspiraciones egoístas y vamos lastimando la unidad.

La desunión trae la infelicidad de los demás y por ende, la propia infelicidad y la irrealización de aquellos que deberían fortalecer sus vínculos y estrechar sus lazos.

7.- Hace algunos años, viendo un documental sobre la flora del mundo, se hablaba acerca de la Secoya, también llamada Secuoya. La Secoya –decían- es el árbol que crece más alto en el mundo, su altura alcanza desde los 80 metros y puede llegar hasta los 100 metroso más, y se le puede encontrar en el centro y sur de la Sierra Nevada de California.

El investigador aseguraba que, a pesar de sus dimensiones gigantescas, las raíces de esos árboles apenas penetraban la tierra.

Aquí fue en donde el especialista explicó la necesariedad ordinaria de que las raíces de los árboles sean profundas y proporcionadas a su altura o a sus necesidades de exploración subterránea; pero sobre todo para que así, en el caso de las Secuoyas, las tormentas y los vientos fuertes no los derribaran a causa de su grandes proporciones.

“Pero, no es así en el caso de las Secuoyas” –insistió el científico-. ¿Cómo le hacen las Secuoyas para mentenerse de pie a pesar de su gran altura y de la poca profundidad de su enraizamiento? Al regresar del corte se los explicaré –dijo él, no yo-, yo sí se los voy a explicar.

Ya al regresar del corte de aquel documental el científico explicó el secreto que les permite a las Secuoyas burlar algunas leyes de la física más elemental comolo es la de la gravitación: Estos árboles, tienen otra virtud: crecen siempre en grupos, y sus raíces bajo la superficie aunque no sean profundas se van enredando para formar un tejido subterráneo unas con otras, de manera que cuando sopla el viento fuerte se sostienen de pie una a la otra.

8.- Lo anterior encierra una enseñanza aplicable en este domingo: Nuestra familia, en cierta manera, es como la Secoya. El que los esposos y los hijos esten unidos en una familia les fortalece para que cuando vengan los vientos huracanados de la vida, todos y cada uno de los integrantes se apoyen y resistan la adversidad unidos. Es cierto que algunos árboles podrían experimentarse autosuficientes y erguirse aislados de la comunidad, pero será siempre la comunidad del bosque aquello que les permita a los árboles, el que las tormentas se queden en sólo amenazas para su persistencia.




II - EL ENCANTO Y LA DIGNIDAD BENDECIDOS POR DIOS.

“En aquel tiempo, llamó Jesús a los Doce, los envió de dos en dos y les dio poder sobre los espíritus inmundos. Les mandó que no llevaran nada para el camino: ni pan, ni mochila, ni dinero en el cinto, sino únicamente un bastón, sandalias y una sola túnica.

1.- Decía Marco Tulio Cicerón: Hay dos clases de belleza en el mundo: el encanto y la dignidad. El encanto es la cualidad de la mujer, la dignidad es la cualidad del hombre.

2.- Muy queridos amigos:

Hoy, que hemos escuchado el Evangelio en el que el Señor envía a predicar de dos en dos a sus apóstoles, no he podido arrancar de mis neuronas la bellísima imagen del hogar de Nazaret.

La imagen de aquella mujer Santa que ha escuchado la Palabra de Dios a través de su mensajero y en cuyo vientre inmaculado Aquel que es la Palabra eterna e Hijo del Divino Padre se ha hecho hombre, y que ha sido capaz de amarle, darle de su sangre y de su herencia, ofrecerle su carne y su calor, ha regresado por el tunel de la memoria tomada de la mano de aquel hombre justo que supo escuchar al ángel de Dios en sus sueños, y que supo hacerle caso en cada una de las indicaciones de incómodos desplazamientos, aquel que le ofreció al Verbo de Dios un corazón piadoso, un entendimiento dispuesto para profundizar en los mismísimos misterios de una eternidad que ha penetrado en el tiempo, un hombre que le ofreció su trabajo decoroso y que tuvo la virtud de alimentar a quien le da el alimento a todo hombre y a las aves del cielo, que le ofreció el techo y el calor de un hogar al que tiene la tierra por estrado de sus pies y que vistió a Aquel que ha vestido a las flores del campo. Dos personas que han venido a predicar al mundo y que le han ofrecido al mundo a Aquel que es la Palabra. Dos personas santas que deberán caminar por nuestras Iglesias, nuestras casas y por nuestras calles siempre unidas.

3.- ¿Sabes?

En el verano del año 1987, mientras estudiaba en la Universidad Pontificia de México pude, gracias a las gestiones del padre Alejandro Ostos Ávila, estar tres meses en una comunidad de un lugar llamado Altus, en el Estado de Oklahoma, para afiarzarme en la lengua inglesa. Fue el año 1987, hace 19 años que residía en la parroquia del Príncipe de la Paz, y es curioso que esta parroquia y su sacerdote, el Padre Don Wolf, se encargara de atender espiritualmente a los fieles de una basa militar aérea que estaba en ese lugar.

Recuerdo que en una de las semanas de esos tres meses, el Padre Don tuvo la brillante idea de hacer reacomodos en la distribución de los lugares litúrgicos. Al frente del Templo estaban juntas dos imágenes de bulto bellamente talladas en fina madera que medían apróximadamente un metro con veinte centímetros cada una de ellas: una era del señor san José y la otra era de la santísima Virgen María, quien traía al niño Jesús en sus brazos. En el reacomodo separó las imágenes y puso a san José al extremo derecho y a la Virgen a la distancia en el extreño izquierdo. El padre Don Wolff, el “padre lobito” como le llamaban afectuosamente los hispanos, estaba feliz por su creatividad e inventiva manifiesta.

¡Pues bien!, llegó el siguiente fin de semana y vivimos las celebraciones sacramentales del domingo y un servidor percibía un ambiente extraño en la comunidad, tanto en la celebración de hispanos como en las de los anglosajones. Al terminar aquel domingo con los diferentes oficios, estaba ayudando al Padre Wolff a verificar que estuviera todo en orden antes de que concluyéramos nuestra jornada. Antes de retirarnos el padre Don pasó frente a la imagen de la Virgen y se encontró un recado escrito en una hoja de papel y que estaba en las manos del Niño Jesús que ubicado en los brazos de la Virgen y que decía el siguiente texto escrito en inglés: “Padre Don Wolff le pedimos por favor que no separe a este matrimonio. Vivimos en un mundo y en unos tiempos en los que por todos los medios se ataca a nuestras familias y cada día que venimos a nuestra celebración el ver este bello matrimonio nos impulsa a luchar por nuestro matrimonio, y a no renunciar a la imagen de familia que Dios pide que seámos. No nos lo separe, necesitamos verlos juntos. Ellos están por siempre juntos, al lado de Jesús”. El recado estaba firmado por cinco matrimonios.

El padre Don Wolff se quedó pensativo y me enseño aquella glosa, y me pidió que le ayudara a mover aquellas imágenes sagradas para que regresaran a su posición original y originante: juntos.

4.- Y por cierto, aunque sobre las imágenes hablaremos en otro momento, sí te puedo decir que lo que la Biblia nos prohíbe hacer son ídolos, no imágenes. Si alguno de nuestros hermanos separados hubiera vivido en tiempos del Señor se habría escandalizado por la gran cantidad de imágenes religiosas de seres que están en la tierra y en el cielo, y que llenaban el Templo de Jerusalén. Mira, cuándo te ataquen tan sólo pregúntales ¿cuántas imágenes de ángeles tenía el arca de la alianza?...Que lean la Biblia para que respondan. Y sin embargo, el Señor Jesús no protestó contra un Templo que tenía imágenes sino que sus cordeles los usó contra aquellos que cometían injusticias y convertían en cuevas de ladrones la Casa de Dios, que es Casa de Oración para todos los pueblos; y tanto en nuestros templos católicos como en los protestantes hay ladrones que siguen cometiendo injusticias. Dios no ha prohibido las imágenes sino los ídolos y las injusticias.

5.- Pero bueno,... Hoy dirijamos nuestra mirada hacia la Sagrada Familia de Nazareth, para que percibamos las virtudes que en nuestro propio Nazareth debiéramos poner en práctica.

¿No te has fijado? Hoy vivimos en un tiempo lleno de hombres y mujeres saciados e insatisfechos simultáneamente. Hoy te puedes encontrar, con bastante frecuencia, a seres humanos que han levantado grandes empresas, personas con logros importantes, una generación de seres eruditos en los trabajos; personas competentes, verdaderos “non plus ultra” en los negocios y en las finanzas. Pero..., no les preguntes por su familia.

Ellos me recuerdan a aquel personaje de la mitología griega llamado Tántalo y que fue condenado, de acuerdo a los relatos, a vivir encadenado dentro de un receptáculo con agua que le llegaba hasta el cuello. Tántalo tiene sed y quiere agachar su cabeza para sorber un poco del vital líquido, pero al inclinar la cabeza el nivel del agua desciende proporcionalmente y no alcanza nunca a saciar su sed... Esa será su condena por la eternidad.

Modernos Tántalos somos todos los hombres, al mismo tiempo, saciados e insatisfechos. Seres que hemos dirigido nuestra mirada hacia una sola dirección en la vida y que hemos dejado de contemplar la totalidad de la existencia. Percibimos las cosas monocromáticamente y se nos pierden los demás matices. Nuestro olfato solamente percibe un único aroma: el aroma del dinero que se ha paseado mano por mano. Nuestras visiones son monofocales y se pierde toda tercera dimensión en la vida. En nuestra lente existencial solamente hay un acercamiento a las cosas, al trabajo, a la empresa y en ese “zoom” del existir desaparecen todas las otras imágenes, aunque sean tan reales, como las de nuestros seres más queridos, e incluso, la de Dios.

6.- Es cierto que cada quien habla de la vida de acuerdo a su propia experiencia. Al respecto, me causó hilaridad la expresión que utiliza Giovanni Papini en su obra El Espía del Mundo: “La Familia es una asociación de delincuentes en perjuicio del jefe de casa”.

¿Cómo definiríamos a la familia? La familia cristiana debe ser entendida, en su sentido estricto, como una comunidad de vida y amor. Un lugar en donde se respete el don precioso de la vida y en donde se valore, en su real sentido, el amor sincero. La carencia del respeto por la vida o del respeto por el amor anula el sentido cristiano de la familia.

7.- Dirijamos la mirada hacia la Virgen María y percibamos la imagen plena de la mujer; María Santísima es un ejemplo para todos los cristianos. ¡Ojalá, todos los hombres recibiéramos al Señor Jesús con el amor con que ella le recibió!

Sin embargo, principalmente toda mujer debería ver en el rostro de la Virgen María el propio rostro. Santa María es un ejemplo para las mujeres como Joven, como Esposa y como Madre. Incluso cuando ella se queda sola, porque su esposo fue llamado al Cielo y su Hijo ha concluido su Obra Redentora, ella es ejemplo de integridad y de fortaleza.

Para la Virgen María su misión no fue fácil: desde el silencio generado en torno a su embarazo virginal, desde el nacimiento de su Hijo en situaciones precarias, desde el tener que huir a tierras extranjeras para proteger la vida del “fruto bendito de su vientre y del Espíritu Santo”, sin olvidar el tremendo momento en que le regresan desfigurado y exánime a quien acarició y arrulló en su regazo.

8.- San José debería ser un verdadero modelo para todos aquellos que han recibido de Dios la tutoría de la vida. ¿Cuándo acabaremos de distinguir entre progenitura y paternidad? El progenitor es el que engendra, el padre es el que enseña a vivir. Para ser progenitor hacen falta algunos segundos, para ser padre hace falta toda una vida. Para ser progenitor basta con que dos células se fusionen y aparezca el milagro de la vida, para ser padre hace falta educar, aconsejar, corregir, acompañar, amar a los que Dios permitió que nacieran.

Hoy deambulan por las calles tantos progenitores y tan pocos padres de familia. Si bien San José no fue el Progenitor del Señor Jesús, podemos decir que fue un verdadero padre para el Hijo del Padre Eterno. San José también nos muestra la dignidad del rostro de aquellos que no han sido fecundos en lo biológico pero que son fecundos en la generosidad del corazón.

9.- El Señor ha enviado a los esposos a predicar de dos en dos. Es lo más eficaz, y al mismo tiempo lo más difícil.

Sería más fácil ir de tres en tres o de cuatro en cuatro, y así cuando discrepamos o discordamos con alguien, tener una alternancia en las soluciones y hasta proponer un consenso. Sin embargo, parece ser esto mismo la causa de nuestras desgracias: No nos damos cuenta de que Dios es el tercero en el matrimonio, en tu misión y en mi misión.

A Dios le agrada que no llevemos nada para el camino, y esto, para que aprendamos a confiar en su gracia más que en nuestros recursos. A Él le gusta que sepamos consultarle. Y sin embargo, somos tantos los que olvidamos que vamos de dos en dos, para que el tercero en nuestra consulta sea Dios en nuestra vida.




III - HACER DEL MATRIMONIO EL CIELO.

Les dijo: “Cuando entren en una casa, quédense en ella hasta que se vayan de ese lugar. Si en alguna parte no los reciben ni los escuchan, al abandonar ese lugar, sacúdanse el polvo de los pies, como una advertencia para ellos”.

1.- Muy queridos amigos:

Un amor no destierra la soledad ni elimina nuestras carencias. La misión es de dos, no de uno sólo, ni de dos mitades.

En el matrimonio cristiano, sólo cuando alguien pueda estar satisfecho de lo que es y se desempeñe bien como persona independiente, podrá desempeñarse bien en una relación. Para hacer una pareja sana no bastan dos mitades; se necesitan dos enteros.

Los problemas en muchos matrimonios actuales surgen de tantas personas que pensamos, juzgamos, decidimos y obramos las cosas a medias.

El Señor quiere que vayan de dos en dos, y no parejas de medias naranjas como lo expresaba Platón en sus mitos.

El Señor pide que no se ponga la confianza en lo material sino en el mensaje que se lleva y en la dignidad del mensajero. Recordaba aquel libro de Bombeck titulado: “Hacer del Matrimonio el cielo”. ¿te acuerdas?

3.- Estábamos allí sentados, los dos, uno frente al otro, en la mesa de jardín, en el patio de la casa.

Nos veíamos un tanto ridículos con aquellos sombreros de fiesta atados a la barbilla, ambos con cuarentaycinco años de edad.

La verdad es que yo había imaginado siempre de una manera muy distinta mis bodas de plata.

Yo siempre había imaginado una gran carpa blanca adornada con bellas flores. Una orquesta iba a tocar bellas melodías, mientras los invitados iban a pasear por doquier. Bill me iba a dar arándanos fuera de temporada, e íbamos a compartir regalos iguales: un par de brazaletes de oro con diamantes engarzados. Mientras la orquesta tocaba nuestra melodía preferida: “Nuestro amor nunca acabará”, ambos nos ibamos a deslizar por la pista del baile.

Al final nos ibamos a despedir desde la cubierta de un barco. Ibamos a lanzar serpentinas, y mientras nuestros hijos se quedaban llorando en el muelle, nosotros ibamos a brindar con copas de champagña...

Pero,... las cosas han resultado de forma muy distinta: nuestros hijos han asado salchichas y hamburguesas en el patio de la casa. Ellos las han engullido y se han marchado, dejándonos a nosotros que recojamos los vasos, los platos, los cubiertos, los manteles, las mesas, las sillas…

Mientras Bill empezaba a trabajar, yo veía sobre la mesa los regalos que nos hicieron: nos regalaron un par... de batas de baño con nuestra iniciales bordadas. Allí se encontraba también el regalo que Bill me hizo: me regalo un,... dispositivo para la ducha, de esos que tienen hasta cinco operaciones, desde una suave brisa que acaricia el rostro hasta un potente chorro que casi me lanza contra la pared.

En otro tiempo, yo hubiese esperado una recepción distinta: que nos recibieran todos de pie, con una ovasión y un aplauso, pero ahora parece que las cosas han cambiado: nuestros amigos nos miran un tanto con tristeza, ellos piensan que no hemos tenido el valor como para tomar otro tipo de desiciones,... pero ellos se equivocan, porque yo amo a Bill y sé que él me ama a mí. Nuestros hijos nos miran con extrañeza como si fuéramos una especie de animales en extinsión.

Me gusta mucho leer las participaciones sociales en la prensa, sobretodo cuando alguien cumple cincuenta o sesenta años de matrimonio. Pienso y me imagino que yo también puedo cumplirlos. Lo que no me gusta es la fotografía: dos personas sentadas una junto a la otra pero sin tomarse de la mano. A ella se le empieza a ver el cabello ralo y a él se le mira ya el cuero cabelludo. Ambos traen gafas iguales.

Mientras pensaba en esto, Bill se acercó y me dijo: pasamos una bonita noche, ¿no es así? “Claro que sí -le contesté-. ¿te gustaría comerte la útima hamburguesa? –me preguntó.

Yo la acepté, y mientras la empezaba a comer: pensaba en aquella lista de cosas que hacia veinticinco años había escrito y que me hubiesen gustado que Bill cambiara, y la verdad es que ha cambiado muy pocas cosas: Él sigue siendo un impuntual, yo no comprendo como él no puede imaginar que la puntualidad no es cuestión ni de un reloj ni de tiempo sino de educación, de cariño, de respeto y de atención para la persona amada. También el sigue siendo un desmañanado, a él le gusta levantarse muy temprano y a mí me gusta levantarme más tarde, el problema no es a que horas se lavanta, sino que parece que le gusta azotar la puertas y los cajones mientras que yo necesito descansar un poco más. Tengo que admitir que algunas cosas sí las ha cambiado: antes le gustaba irse con los amigotes, y ahora lo ha modificado por irse a trotar por las tardes o irse de pesca. Yo también le he enseñado cosas buenas: antes no le gustaban las verduras y ahora las come dos, tres o hasta cuatro veces por semana, y él sabe que está comiendo cosas más sanas.

Pensaba en ese momento: sí acaso él tenía alguna lista con las cosas que le hibiesen gustado que yo cambiara y me provocaba terror el pensar cuantas de esas cosas él había tachoneado.

Mientras estaba en estos pensamiento, volteé a mirarlo y le veía que seguía trabajando, plegando sillas y entonces no me resisti a hacerle un comentario que nunca he podido olvidar:

¡Oye, Bill! –Mande-, me contesto sin siquiera voltear.

¿Sabías tú que Richard Burton le regalo a Elizabeth Taylor un diamante muy raro?

Ahá – contestó sin siquiera voltear y mientras seguía trabajando.

¡Oye, Bill! –Mande-, parecía gruñir cuando nuevamente me contestó y seguía desarmando algunas mesas.

¿Sabías tú que Elizabeth Taylor le regaló a Richard Burton un abrigo largo de piel?

Él entonces no aguantó más, dejó a un lado las sillas y las mesas, se acercó a donde estaba yo y me dijo con molestia: ¿Y para qué crées que iba yo a querer un abrigo largo de piel? Después se fue a seguir trabajando.

La verdad es que yo le amo a él y sé que él me ama a mí. Hemos pasado muchos momentos juntos, algunos alegres y otros sumamente difíciles.

Son veinticinco años juntos y hemos sobrevivido a dos guerras, a tres cambios de casa, a ocho cambios de coche, a la muerte de dos de nuestros hijos. Sin lugar a dudas, el momentos más difícil de nuestra vida y el momento en que más unidos hemos estado.

Yo le he cortado el cabello unas doscientas o trascientas veces y le he doblado la ropa interior 33, 435 ocasiones.

Él me ha lavado los pies cuando en los días de embarazo yo ni siquiera puedo tocarlos. Y cuando he estado en el hospital, por embarazo o por enfermedad, él ha estado siempre junto a mí. Quizá lo más extraordinario de todo es el que él ha vuelto a estacionar el coche 18,675 veces en que yo lo he dejado mal estacionado, incluyendo el regresar el asiento a su posición original.

Hemos compartido el closet, las deudas, el dentrífico, los parientes...

Y sobre todo me agrada que él es una persona recta, a él le gusta ser honesto y leal. Así en el trabajo: Si él tiene un peso es porque él se lo ha ganado, a él no le gusta hacer las cosas, más que como Dios manda. Me gusta que sea así, porque sé que es un valor que vive también en el matrimonio: sé que él es leal conmigo, que él es fiel, que él es honesto y que él obra como Dios manda.

Mientra pensaba en esto. Nuevamente él se acercó y me dijo: “te tengo un regalo sorpresa”.

-¿Qué es?- Le pregunté con ilusión. -Cierra los ojos-, me dijo. Y cuando me pidió que los abriera, él tenía escondido algo entre sus manos. Fue abriendo dedo por dedo, y cuando al final terminó, tenía asido con el dedo pulgar e índice de su mano derecha una.... coliflor de esas que salen en los frascos de los pepinillos.

“La guardé para ti” –me dijo con alegría.

Después continúo: “Yo sabía que te gustaban, y si la hubiese dejado allí, los muchachos la hubiesen devorado”. Pero, ¿sabes por qué la guarde?

Porque me recordó el día en que te conocí. ¿Tú te acuerdas?

Recordé aquel día en que entré a aquel restaurante del pueblo. Tú estabas ya sentada en una mesa comiendo una hamburguesa. Cuando te ví, yo me senté lo más cercano a tu mesa, te miraba de reojo, y le pedí al mesero que también me trajera una hamburguesa y, algo como esto, que tú tenías en el plato, y que yo ni siquiera sabía que existían, ni mucho menos cómo se llamaban.

Me recordó ese primer día en que te ví, y en que me enamoré de ti. Me recordó que aceptaste que nos pudieramos ver en otra ocasión.

¿Sabes? El día en que aceptaste ser mi novia, sentía que me estaba volviendo loco por la felicidad que experimentaba en mi corazón.

Me recordó que el día en que aceptaste ser mi esposa no podía conciliar el sueño, quería levantar a toda la gente del pueblo y decirles la noticia más grande de mi vida.

¿Sabes? Me duele que en ocasiones las cosas no salgan como yo las planeo, me duele que en muchas ocasiones uno tiene un proyecto y resulta todo lo contrario. Trabajo mucho y en ocasiones gano poco, yo quisiera darte más cosas, pero en ocasiones en lugar de avanzar retrocedo.

Pero esta noche te quiero decir una cosa: Que tú éres lo más valioso en mi vida, que tú éres lo más grande que Dios me ha dado, que soy muy feliz en mi matrimonio, y te quiero decir que una sola cosa le he pedido a Dios en esta noche: le he pedido que si permitiera volver a nacer que me permitiera conocerte otra vez, y que me permitiera volverme a casar contigo.

¿Sabes? Dios ha sido muy bueno conmigo. Y aunque no tenemos muchas cosas, yo a ti no te cambiaría por nada de lo que hay en el mundo. Te amo, ¿lo sabías?

En esos momentos mis ojos lloraban. Bill me había hecho comprender que el amor está hecho de cosas muy sencillas”.

4.- Hermanos muy queridos:

Pidámosle a Dios que conceda en este día a los esposos cristianos la verdadera sabiduría para juzgar adecuadamente el afecto de la otra persona que se encuentra detrás de cualquier obsequio independientemente de la forma que tenga el obsequio.





IV - EXPULSAR EL DEMONIO DEL ADULTERIO

Los discípulos se fueron a predicar el arrepentimiento. Expulsaban a los demonios, ungían con aceite a los enfermos y los curaban”.

1.- Muy queridos hermanos:

Existe una clase de demonios que tienen que expulsarse en la vida de aquellos que han sido enviados a predicar de dos en dos por el Señor: el demonio del egoísmo, el de la soberbia, el del rencor, el de la autosuficiencia, el de la rutina, el del desgano, el de la apatía, en de el conformismo, el de la costumbre…

Y es que todas estas expresiones humanas demeritan la vida cotidiana y vuelven amarga la miel del amor. La estrategia ha sido marcada por el Señor: el arrepentimiento, la unción y la curación.

Y no obstante, al parecer, muchos preferimos la enfermedad que la salud, parece ser que es nuestra opción de vida ir por el camino existencial con las heridas expuestas y la carne hecha girones y como niños preferimos la enfermedad que el medicamento. ¿No te parece?

2.- ¡Oye! ¿Te has dado cuenta?

¿Qué momentos tan difíciles nos ha tocado vivir en nuestra historia? Las observaciones de campo sirven para apoyar una idea que actualmente circula: la familia está en crisis. Todo el mundo lo dice: la familia está en crisis, pero,… ¿en qué consiste la crisis de la familia?

En realidad, he de decirlo, lo que está en crisis no es la familia sino las funciones de la familia. ¿Te acuerdas? La sociología de la familia distingue dos tipos de funciones de la familia: las funciones institucionales y las funciones personales.

Dentro de las Funciones Institucionales se encuentran la biológica, la económica, la protectora, la cultural y la de integración, en tanto que dentro de las Funciones personales se encuentra la conyugal, la parental, la filial y la fraternal.

Quiero en este corto espacio sólo referir una de las crisis que más dolor le provocan a la familia: la crisis existente en la función conyugal.

¿Sabes? Napoleón Bonaparte solía decir: el destino de cada batalla se decidía en el espacio de unos cinco minutos. En efecto, todas las maniobras y preparaciones confluían en el estratégico momento de la crisis. Si el líder tenía la visión para sacar ventaja de esos pocos momentos, la derrota del enemigo sería completa: si, empero, el líder se portaba pusilánime y mediocremente lo dejaba pasar, la propia derrota era segura.

Podría captarse muy bien que la vida de una persona, o de una familia, no se decide exclusivamente por los acontecimientos ordinarios de lo cotidiano, sino más bien en los dos o tres grandes momentos de decisión que tienen lugar en toda vida.

A este respecto menciona un poema anónimo:
Hay una marea en los asuntos de los hombres
Que, tomada en creciente, lleva a la fortuna.
Evadida, todo el viaje de sus vidas
Queda sumido en sombras y miserias.

Pero, ¿cuáles son esas situaciones que en la vida de un matrimonio marcan los cinco minutos en los que se puede perder o ganar una batalla?

Es justo y necesario el que cada uno de nosotros pueda detectar las diferentes situaciones de peligro, para lo cual más que dejarle un lugar a mi imaginación recurro al genio y profesionalismo del psiquiatra matritense Enrique Rojas en su libro “El Amor Inteligente” que nos refiere como una situación de peligro cinco factores: los antiguos amores, los nuevos amigos, los subordinados, los superiores y los compañeros de trabajo.

Te habrás de preguntar: ¿Cuál suele ser el recorrido de una situación de infidelidad en ella? No pocas veces un marido exitoso, pero de ordinario absorbido por su trabajo. En este escenario aunque rodeada de notables lujos su esposa, ella se siente incomprensiblemente sola. Y sucede que un buen día ella se encuentra casualmente con un hombre que resulta amable y atento con ella, puede ser un antiguo amor de la juventud, con quien aunque la relación no fructificó, en medio de la enfermedad que ahora padece por los mecanismos de contraste vienen a su mente los momentos de dicha que pasaron juntos, puede ser también que quien le ilusione sea un perfecto desconocido, pero... le trata bien, con educación y caballerosidad, y así ella se deja llevar con la imaginación de lo que sería un matrimonio con este segundo hombre. Aquí todavía ella no cede, puesto que la mujer suele tener mayor resistencia que el hombre. Pero si las cosas se mantienen igual y si se da un nuevo encuentro se puede producir una circunstancia ocasional y un beso furtivo con este segundo hombre, y después se dará la necesidad de repetir este momento... Y así después, el adulterio, una familia deshecha,... Se trata de un proceso lento pero seguro, si no se tiene la capacidad de cortar al principio radicalmente, pero sobre todo sí él no es capaz de corregir y de aplicar los elementos preventivos para un matrimonio que Dios le ha confiado.

Ahora bien, ¿Cuál es el proceso o el retroceso del adulterio en él? La “compasión” suele ser una de las causas por las que un varón puede llegar al adulterio, máxime cuando se cultivan con una dama distinta a la esposa, esos lazos de los proyectos y esfuerzos en común, esto puede ser en una escuela, en un trabajo o hasta en un club deportivo,... sucede que él se encuentra con otra persona a la que conoce atravesando una situación difícil. El buen corazón del varón le inclina a ayudarla, no viendo ningún peligro en ello, y en ese trato nace el afecto entre los dos. Diría el refrán español que “por la caridad entró la peste”, y parece ser que él no se ha dado cuenta de que por convertirse en el paño de lágrimas de una persona que la ha pasado mal va a detonar las lágrimas de aquellos que más le aman, que por querer ofrecer un poco de consuelo a una dama con carencia de afecto detonará un desconsuelo irreversible a aquellos que como hijos, esposa, padres y hermanos confiaron plenamente en su persona. Y, es que, a causa de las atenciones recibidas ella se siente agradecida y comprometida a complacerle en todo, y hasta le llega a idealizar... Es cierto que este esquema puede poseer tantas variantes, pero si el hombre, premeditadamente, engaña a una mujer en su dolor para encariñarla y aprovecharse de ella, eso es una canallada a causa de la perversidad.

Ojalá que todos aquellos y aquellas que un día se enredan en situaciones de infidelidad pudieran comprender que el pronóstico de la nueva relación es por demás incierto. Y es que el enamorarse es demasiado fácil, pero lo difícil será el mantenerse enamorado. Así mismo, todos aquellos que un día viven el infierno de la infidelidad deben aceptar que al adulterio no se llega ordinariamente de un solo golpe, sino después de una serie de ligerezas repetidas, de imprudencias permitidas y de concesiones autojustificadas,... así como de descuidos de ambas partes.

En ambientes cada vez más pervertidos, algunos matrimonios llegan a practicar el intercambio de parejas, como si esto fuese un juego inofensivo: pero con esto ellos están preparando una bomba de relojería que, antes o después, hará saltar, hecho añicos, su matrimonio.

Algo que no deberá olvidar el esposo varón es que la amante del hombre puede ser una profesional que va buscando hombres casados para vaciarles sin escrúpulos la cartera. Es una mujer de cuatro letras, que en lugar de trabajar en la calle lo hace en lugares lujosos, entre ellos las oficinas de las empresas, pero se trata de una profesional del vicio que una vez que consiga su objetivo habrá perdido el atractivo que le atraía hacia aquel incauto.

En tanto las esposas deberán recordar que al convertirse ellas, en esa mujer “ingenua”, que insensiblemente se enreda en un amor prohibido, su ingenuidad no deja de ser culpable, pues ella bien sabe que su corazón ya posee un dueño y que aquel corazón de aquel hombre ya posee una dueña.

Las personas casadas deben ser de una prudencia extrema en este punto, y cerrar cuidadosamente la puerta de su corazón al menor síntoma de un afecto desordenado naciente hacia una tercera persona.

En el matrimonio hay que evitar dos cosas; tanto los celos infundados, pero también el ser bobalicones poniendo en peligro la fidelidad del otro cónyuge.

Recuerda que una aventura amorosa extramatrimonial puede hundir la felicidad de la familia, que no podrá recuperar el cariño de antes. Y esto no tiene precio.




V - LA SONRISA PERDIDA (TV-Edit).

Los discípulos se fueron a predicar el arrepentimiento. Expulsaban a los demonios, ungían con aceite a los enfermos y los curaban”.

1.- Muy queridos hermanos:

Quisiera en este inicio de las vacaciones referir algunos factores importantes en torno a los primeros destinatarios de la misión de aquellos que van de dos en dos en la familia,… hablemos sobre la responsabilidad para con los hijos.



El doctor Jean Sarkissoff, psiquiatra y psicoanalista suizo creador del psicoanálisis activo, refiere en su libro: Búsqueda de una Sonrisa perdida, que gracias a la aceptación de los padres de familia ha asistido a muchos partos practicados por el doctor Frederick Leboyer, y que ha podido percibir que al nacer, cuando todo va bien, el bebé busca de la manera más natural e inmediata la mirada de su madre y le sonríe.

El doctor Leboyer, conforme a su vasta experiencia, le ha afirmado a su amigo Sarkissoff que el destino de un niño se juega prácticamente en esos primeros cinco minutos que siguen al nacimiento.

Durante este corto lapso de tiempo, si todo sucede naturalmente y sin violencia alguna, el bebé supera la tristeza y la rabia que se genera al perder su envoltura intrauterina y consigue encontrar algo que es considerado como mucho más grande: su madre que le está dando la bienvenida con su sonrisa. Esto le permite al bebé aceptar su nacimiento y de forma satisfactoria ha encontrado la mejor forma para hacer el duelo por lo que fue la vida prenatal. Su mirada atestigua algo superior, se fija en la de su madre, quien, mirándole también, encuentra a su hijo. Es entonces que se establece una comunicación completa y viva.

A partir de ese momento, la pareja madre-hijo se constituye en una comunión, y es así como en apenas cinco minutos se crea un vínculo que sólo se romperá con la muerte, sí es que antes no sucede algo más trágico que la muerte,... ¿cómo qué?,… como el abandono y la indiferencia.

Ese primer instante es un momento privilegiado. Incluso antes de que el bebé pueda prenderse en el pecho de la mamá, la sonrisa y la empatía de la mamá le conectan con la belleza del mundo. Es aquí donde el bebé recibe la lección más importante del período post-uterino: el amor es el mejor alimento para el alma.

Ellos dos, madre e hijo, eran uno y ahora son dos, pero él la sigue necesitando. Es por ello que al inicio de su vida el niño al necesitar de la madre, la espera, todo su ser tiende hacia ella.

Lo anterior le ha hecho afirmar al Doctor Sarkissoff, que la búsqueda de la salud psiquiátrica en un paciente, no es otra búsqueda, sino esa larga búsqueda que un ser humano emprende para localizar la sonrisa perdida.

El rostro de la madre y su mirada son el primer espejo del niño. Aquí descifra si es amado y aceptado, o por lo contrario, sí es rechazado, criticado y condenado; es aquí en donde, aprende a discernir si su placer es compartido o no, adquiere los primeros rudimentos de la imagen de sí así como de su propio valor.

De esta manera cuando la madre no está ni disponible ni serena, o no maneja libremente su atención para captar los sutiles mensajes de su hijo, el espejo que le ofrece se enturbia y se oscurece.

Sarkissoff corroboró lo anterior en sus terapias al referir cómo una de sus pacientes había requerido de un signo de afecto que él no le podía ofrecer por ética clínica, pero que ella encontró al sollozar en brazos de su maestra de yoga, quien supo entender y satisfacer enseguida la necesidad de comprensión, ternura y contacto físico que ella padecía.

Y el problema es que los padres no terminan de entender que todo tiene su origen durante los primeros años de vida, por lo que el conferencista católico Earnie Larsen ha afirmado:“Los niños son como cemento húmedo. Lo que se imprime en ellos se endurece y se convierte en lo que somos de adultos”.

Sarkissoff también habla acerca de las patologías psiquiátricas relacionándolas con la sonrisa que se ha perdido. Menciona el especialista que se entiende por “neurosis aquella perturbación que se da en un campo de comunicación”.

Durante el primer año, el de los traumas graves, el diálogo madre-hijo se desarrolla a través de los intercambios corporales. Este es el mejor lenguaje ya que aunque la boca sepa mentir, las manos no pueden hacerlo. El bebé no sabe hablar, sentarse ni tenerse en pie. Necesita de su madre para poder trasladarse, para ser lavado, cambiado, acunado, consolado, nutrido,... o para percibir en el dolor todo lo contrario.

La primera infancia es la edad de la máxima dependencia y de la máxima vulnerabilidad. Es a través de su cuerpo y de sus sentidos como el niño sigue conectado con su madre, en el primer lenguaje que es el corporal.

El bebé descifra fácilmente, como el profesional que es en este campo, el lenguaje de las manos; de tal manera que todas las disonancias que se den en este diálogo vivo y vital quedan impresas en él, marcándole para siempre.

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