La humildad es, tal vez, el más divino de los atributos de Dios, en cuanto que es el más paradójico. Participar en tal paradoja es un don. En nuestro mundo, el despojo es el nombre mismo de la plenitud, y la humildad, el nombre de la mutua receptividad y donación. Y ambos son el nombre del amor. Porque Dios es amor, es decir, vaciamiento infinito de sí mismo en la circularidad de las tres Personas y vaciamiento de sí mismohacia su Creación. La cración es el vaciamiento de Dios fuera de sí mismo para dar lugar a la participación. Dios crea dándose, es decir, vaciándose. Este vaciarse de Dios en nosotros y por nosotros es su humildad. Así lo entendió Ignacio. Por ello pudo escribir: “de estos tres escalones induzgan a todas las otras virtudes” (EE 146)
Javier Melloni SJ, Mistagogía de los Ejercicios, pág 184
Publicado por A.M.D.G.
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