En los años del Concilio Vaticano II, la frase “ volver al Evangelio”, que tanto el Hno. Carlos repetía, se hizo como un eco y fuimos releyendo los Evangelios y toda la Biblia de forma distinta como se nos daba. Descubrimos el Dios del Exodo, que colaboraba en la liberación del pueblo esclavizado y nos sirvió para no resignarnos a la explotación que sufríamos, sino a unirnos a los hombres y mujeres que de distintos motivos trabajaban por la paz, la igualdad y una sociedad nueva. Nos ayudó a dialogar con “ el mundo”. Descubrimos que las injusticias y el hambre no la quería Dios, era fruto de que unos pocos se apropiaban del beneficio que la mayoría trabajaba.
Hoy, casi medio siglo después, necesitamos volver a releerlo desde la visión comunitaria, desclericalizada, que nos ayude a entender a ese Jesús de Nazaret, que fue un laico, que nos enseñó un Dios Padre de todos, una nueva forma de relacionarnos entre las personas y con Dios, que les enseñó a reunirse alrededor de una mesa como iguales y partir el pan, su pan, para que aprendamos a partir nuestra vida como Ël lo hacía hasta la muerte, para poder resucitar en una sociedad nueva, porque otro mundo está siendo posible..
Escogió a sus seguidores principalmente entre los excluidos de aquella sociedad; practicó con ellos el poder hablar con su Padre desde las casas, en el campo, en toda situación y acontecimiento, porque el Reino está en nosotros, porque “ el Padre siempre os escucha”.
Hoy que las gentes de esta sociedad respira democracia, desea se dialogue, que huye de imposición, que quiere participar y no ser simple espectadores, que desea ser protagonistas de su futuro, las iglesias se -
Eficacia del sacrificio de Cristo , cap. 10,11 ss
No hay lugares propios sagrados, ya todo lo es “ llegará el día, que no será necesario ir a orar a Jerusalén o Garizin, sino es espíritu y en verdad… y ya a llegado”.
Les enseñó a reunirse alrededor de una mesa y dar gracias al padre, partir el pan, enseñándoles que en ese pan estaba él, su estilo de vida partiéndose por los pequeños, para que descubrieran que Dios les ama. Así nosotros debemos hacer. Carlos de Foucauld intuyó este mensaje nuevo de Jesús, por eso decía : “Gritad el Evangelio desde la vida”. Eso es lo que él descubrió en Nazaret.
Nos viene necesariamente una reflexión : • Qué tienen del rito de Aarón nuestras liturgias y los sacerdotes. • Qué tienen del nuevo estilo que nos trae Jesús.
Cómo lo practicaron las comunidades de nazarenos
1.- Los seguidores de Jesús, se sienten enviados a proclamar su Buena Nueva y cuando se van de Jerusalén, bien porque terminó las fiestas de Pascua o por alguna persecuación, se extendieron por todo el mundo conocido : Egipto, Siria, India, Grecia, Italia, Hispania, Galia, norte de Africa, en el fondo aprovechando el imperio romano y su facilidad de comunicación por mar y tierra, así como las comunidades judías de la diáspora en muchas ocasiones.
Estos primeros nazarenos, que así le denominaban a los seguidores de Jesús al comienzo, donde quieran que iban se reunían con los que querían escucharles y les planteaban que otra forma de vivir era posible, la que Jesús les había enseñado, en comunidad y a los que creían en esta esperanza y se determinaban a cambiar de vida, se bautizaban y participaban en el convite del anticipo del Reino, la Eucaristía como signo y realidad de sus modo de vivir entroncado en Jesús. Es de entender que la dispersión por todos los países de entonces, a los que no habían llegado los discípulos más cercanos a Jesús, se reunían asiduamente a partir el pan, recordar las palabras del maestro y ponerlas en práctica.
De esto hay testimonios cómo en unos sitios se celebraba con pan, en otros con pan , vino y agua, tenían cuidado que no les asemejaran a los ritos paganos o judíos. Tanto que Plinio llega a decir en una carta al emperador explicándole lo de esta nueva secta : “no son religiosos, no tienen templo, ni altar, ni sacerdote, ni ofrendas…”
Era costumbre que presidiera la eucaristía, ya que se celebraba en una casa, el padreo madre de familia. Todavía en Roma te enseñan las Domus Ecclesiae (= las casas de las reuniones, de la asamblea) Los nombres que usan son laicos, del lenguaje de la calle, porque quieren diferenciarse de los ritos paganos y judíos .
Nunca se llama sacerdote al que preside, sino anciano (presbitero)
La misma palabra “Iglesia” es una palabra griega que designaba la asamblea que hacían el laos, los laicos (= el pueblo) para aclarar sus problemas o informarse.
No tenían templos, sino en las casas se reunían
No tenían “cosas” sagradas, pues sabían que ellos eran el templo de Dios, como piedras vivas cada uno de ellos.
2.- Pero van entrando grupos muy piadosos del Templo de Jerusalén y hasta sacerdotes ( Hechos 6,7)
Y como consecuencia la mayoría tienen que exiliarse, van reuniéndose en las casas, y algunos empiezan a echar de menos a añorar lo majestuoso de las ceremonias del Templo : aquellas trompetas de plata que anunciaban los actos, los cuernos que con sus notas graves les conectaba con la vida nómada, los vestidos ceremoniosos de los sacerdotes, que muchos de ellos realizaban, las filacterias en los vestidos, las palabras de la Biblia en la frente, los inciensos, los sacrificios de corderos, la multitud de gente de todo sitio… y ahora ellos los seguidores de Jesús en pequeños grupos, comunidades , exiliados… Y empezaron a tener la tentación de volver a esos ritos majestuosos. Por eso esta es la razón de la carta a los Hebreos, que en otro capítulo se trata.
Quieren ser como los judíos, como los paganos, tener su templo, sus ritos, sus sacerdotes. Y ya al final el siglo I san C. de Alejandría habla ya de sacerdotes, obispos, una jerarquía que empieza a parecerse a la de Aaron y sacerdotes paganos. Se podría decir que Constantino en el siglo IV, lo que hizo fue aprovecharse para sus intereses de estado, de esta tendencia, potenciarla, legalizarla. Quedando la práctica comunitaria reducida a pequeños grupos testimoniales.
REJUDAIZACIÓN Y PAGANIZACIÓN
Poco a poco, este sentido de sacrificio espiritual, es decir la vida diaria, como dice la carta a los Hebreos, se le va buscando un parecimiento al sacrificio en el A.T.; viendo en el Gólgota como un altar del sacrificio, que se repite en las eucaristías. Así en el siglo III en algunas comunidades se exigen el respeto por las reglas y normas de pureza, en particular las sexuales, las que se exigían a los piadosos israelitas, al cristiano que quería comulgar sin pecado. Hay una re-judeización del cristianismo ( lo critica la Didaché de los Apostóles ) Así al que preside la Asamblea cristiana, el presbítero, se le empieza a identifiar como un sacerdote, en sentido sacrificial, porque realiza el sacrificio ( al principio no se le llamaba así para indicar que la eucaristía era una realidad nueva).
A finales del siglo I, en la carta de Clemente Romano a los de Corinto establece un paralelismo entre jerarquía levítica y orden eclesiástico. ( Influencia judaizante)
En la segunda mitad del siglo II, se impone la organización monoepiscopal y que “ una eucaristía debe ser tenida por válida, la que celebra el obispo o alguno autorizado por él” ( Ignacio de Antioquia a los esmirnenses 8,1). Se empieza a legitimar el binomio jerarquía-clérigo/laicos.
Los paganos como Celso, acusaban a los cristianos de no ser religión, pues no tenían sacrificios como las otras religiones. Y los judios convertidos echaban de menos los sacrificios del Templo. Presionaron en algunas comunidades cristianas que fueron cediendo del “sacrificio espiritual”, a buscar un sacrificio sangriento ( la cruz, Gólgota, Eucaristía) y a tener un sacerdote.
Se fueron construyendo templos, como los paganos. Esta reconversión idílica, de añoranza, se inicia en la segunda mitad del siglo III, y va prevaleciendo un léxico sacrificial o relacionado con la cocina del sacrificio designando los dispositivos litúrgicos relacionados con la Eucaristía : edificios, mesas, recipientes . Empiezan a venerarse los cálices, los santos velos, “pasan a ser cosas santas”. Se va relacionando la mesa del sacrificio y de reliquias de santos como intermediarios.
Durante los tres primeros siglos, hay pocos testimonios, pero los que hay refrendan su convencimiento en que por medio del contenido de las anáforas, todos dan gracias por la gesta de Salvación y piden los beneficios divinos sobre la Iglesia y sus miembros, ya estén presentes, enfermos o de viaje.
No obstante el rito de la Eucaristía, es nuevo en el ambiente mediterraneo y recalcan la eucaristía como “pan de la concordia” y “signo de unidad”.
“Cuando el Señor llama pan a su cuerpo – el pan es el conjunto de muchos granos reunidos en uno – quiere significar que nosotros, el pueblo que él lleva en sí, estamos reunidos en uno. Igualmente cuando El llama vino a su propia sangre ; el vino es el producto prensado de un gran número de racimos y de granos reunidos en uno, quiere significar que nosotros, su rebaño, que formamos una multitud reunida conjuntamente, estamos mezclados y unidos en uno “ ( Cipriano, carta 69,1)
4.- SIGLOS IV AL X
Si es verdad que la Eucaristía se separó muy pronto de la comida participada comunitariamente, llamada “ágape”, la idea de participar y la de una celebración comunitaria se mantuvieron, y los fieles tenían obligación de aportar cada domingo a la mesa eucarística su ofrenda, panes ya cocidos o harina y vino en unos recipientes.
Empezaron a marcarse normas: “ Sólo pan reciente, todavía caliente, el vino puro mezclado con agua” ( seudo Atanasio , Copto). El pan y el vino en aquellas comunidades agrarias representaban realmente el trabajo del campo. Pronto surgió la idea de que ese pan tuviera una atención especial, para tener la seguridad de que Dios lo aceptaba : Pureza ritual en los que lo amasaban, que fueran personas piadosas, después fueron monjas. Más tarde en algunas iglesias se destinó a los clérigos, no a las mujeres, para preservar la pureza ritual. Como en Egipto el hacer pan era propio de esclavos, se destinó a los subdiáconos, no a los presbíteros.
No todos los panes eran consagrados, con las ofrendas se atendía a los pobres, y en base al principio de “ quien sirve al altar coma de él”, los miembros del clero, que consumían la mayor parte según su rango : 4 partes al obispo,3 a los presbíteros,2 a los diáconos, 1 para subdiáconos, cantores, sacristanes…
A veces en las parroquias de algunos pueblos las ofrendas no servían de suficiente alimento para el presbítero, su mujer y sus hijos, pero ayudaba al mantenimiento.
Con Carlomagno el Derecho Civil impone el “diezmo”. Las ofrendas pasan de obligación moral a una norma fiscal obligatoria. Según avanzan los siglos se ve indecoroso que el pan lo preparen las mujeres, y el miedo al sacrilegio, lleva a que sean las manos consagradas de un presbítero. ( cfr. Págs. 167ss)
Sobre cuando y con qué frecuencia se celebran las Eucaristía. Y el nacimiento de capillas,– oratorios en casa de los grandes, ver págs. 168-172,
5.- SIGLOS IX y X
El alejamiento de los fieles de los actos comunitarios, ayuda a que se desarrolle la dimensión personal, individual: oraciones silenciosas y personales para ser recitadas en la Misa ( tanto por el mismo sacerdote mientras se revestía, caminaba hacia el altar… como por los fieles mientras recitaba el sacerdote en latín cosas que no entendía el pueblo). La “necesidad” de pureza interior, hace disminuir y distanciarse a los fieles de la Eucaristía. Lleva que no toquen la eucaristía y comulgar en la boca, porque las manos no son puras. Se acostumbraba a cubrir la manos con un velo, para evitar tocar la eucaristía por la impureza que conllevan.
Da origen a numerosísimas devociones particulares. Se empieza el “contemplar” desde lejos más que el tocar En el Sínodo de Auxerre ( s.VI): “sólo los clérigos en la mano y con las dos especies. Se prohíbe a las mujeres comulgar con manos desnudas y tocar los manteles, porque comunicaban impureza”
Los fieles mantenían la importancia de la Eucaristía y promocionaron el Viático. Pagaban Misas privadas en las que no necesitaban estar presentes, para la salvación de los muertos. Es cuando los sacerdotes comienzan a decir muchas misas al día, necesitan liberarse de otros trabajos, para ello nacen los altares privados, se multiplican en las iglesias para que al mismo tiempo “digan” misas muchos sacerdotes, se motiva la preocupación por la salvación de los difuntos. El Papa León XIII ( a.795) decía 9 Misas diarias . No importaban las lecturas, sólo la ofrenda por los difuntos..
Por el temor a la negligencia o al sacrilegio, recuerdan las atenciones debidas con las especies consagradas y su conservación. Cirilo de Jerusalén y los Padres, declaran cómo el pan consagrado conserva el Cuerpo de Cristo más allá de la consagración, lo que hace posible la comunión a los enfermos y durante la semana en casa. ( pág. 180)
En el siglo XII aparecen restricciones sobre la autocomunión en las casas y que no salga la Eucaristía de las Iglesias y sólo el sacerdote las administrara.
Poco a poco se va perdiendo el sentido comunitario. Las construcciones de los templos o iglesias, se van edificando en base a esta nueva concepción jerárquica, que no comunitaria : cancela, barreras que separan clero-presbiterio de los fieles, que va relejan el esquema social imperante.
En oriente hasta corren unas cortinas para que el pueblo no vea lo que hacen los sacerdotes ( influencia pagana y judía).Mientras los fieles se dedican a sus devociones privadas. Algún obispo critica a los clérigos que se dedicaban a parlotear cuando se encerraban tras las cortinas.
Qué lejos de aquella comunidad alrededor de una mesa de iguales. Ahora sólo unos poco “saben”, los demás de “espectadores”. La preocupación por la salvación, desarrolla Misas privadas, pagadas, sin asistencia, fomentan los regalos de vasos de oro y plata, con inscripciones de los nombres de los donantes para que estén cerca de la Eucaristía. Los potentados ponen sus tumbas alrededor del altar, los cementerios alrededor de las iglesias, para “recibir algo de la eucaristía”, de la que estaban alejados por razones de pureza en especial las relacionadas con lo sexual : menstruación, parto, eyaculación, relaciones matrimoniales ( influencia judaizante)
Los templos se orientan hacia oriente, aparecen los sagrarios con adornos cada vez más ricos, apartados, y en alto para que sean “contemplados”. Se multiplican los ritos : copto, egipcio, romano, francés, mozárabe, griego, sirio, caldeo…
6.- SIGLO XI
Los latinos comulgan con pan ácimo, los orientales con pan fermentado. Estos acusan a los primeros de estar judaizando la Eucaristía. Se abren un gran debate teológico sobre si Cristo consagró con pan ázimo o fermentado, ya que lo hizo antes de empezar la semana de los ázimos.( pág.201)
La Eucaristía es el mayor de los misterios, pues en los otros Cristo nos hace partícipes de sus dones, mientras que en la Eucaristía se nos entrega a sí mismo. “ No participamos de algo de él, sino de él mismo; no recibimos en nuestras almas un rayo de luz, sino el mismo disco solar”(Nicolás Cabásilas, bizantino); “ nosotros recibimos,
verdaderamente, a Cristo en nuestras manos, lo acogemos en nuestras bocas, lo juntamos con nuestra alma, lo unimos a nuestro cuerpo y lo mezclamos con nuestra sangre. Nuestra alma queda unida a su alma, nuestro cuerpo a su cuerpo, nuestra sangre a su sangre”.
Nos transforma en él mismo. La liturgia no se entiende sin comunión. El pan consagrado es el que purifica al que lo come. La pureza, lejos de ser un requisito previo, es dado por el misterio. Promueve la comunión frecuente. La comunión es la base de toda la vida cristiana, incluido el plano moral: “ no extenderemos nuestras manos hacia lo que está mal, si tenemos presente que estos miembros son los miembros de Cristo, miembros consagrados, que contienen su sangre como una copa” ( De la Vida de Cristo de Cabásilas)
El rito bizantino está destinado a la comunión, no a la contemplación, más propio del latino. Su preocupación es que nuestra vida se parezca a la de Jesús, pues al contrario de lo que ocurre con el pan corriente, que al comerlo se hace parte de nuestro cuerpo; al comulgar el pan consagrado, es nuestro cuerpo el que se identifica, se asimila por Cristo, nos hace Cristos.
7.- SIGLO XII
Grupos heréticos negaban la presencia de Jesús en la Eucaristía ( ver págs. 234 ss ) Los teólogos buscan explicación en Aristóteles: transustanciación. La reforma gregoriana del siglo XI, va dejando claro que sólo realiza la eucaristía, el presbítero canónicamente ordenado. Dejando entrever que en la alta Edad media, presidían la eucaristía algunos que no eran presbíteros ordenados e incluso mujeres . Esta reforma reconoce que a las Eucaristías presididas por presbíteros simoníacos o concubinarios, no debían participar los laicos ( convertidos entonces ya en espectadores).
Los Valdenses, como les resultaba difícil encontrar un presbítero digno, acudían a laicos dignos, hombres o mujeres para presidir. Recogían así la tradición más antigua sobre la ordenación.
Entre los teólogos del siglo XII, se discutía si era necesario o no un ministro ordenado para la celebración eucarística, si cualquier persona ( incluso una mujer) hacía válida la presencia de Cristo.
El primer documento que habla de que debe ser un presbítero canónicamente ordenado, aparece en el 1215, Concilio de Letrán. En el Siglo XIII, se toma la costumbre de levantar la hostia y el vino después de la consagración, para indicar que ya está Cristo, pues el laico estaba alejado de estos misterios que se celebraban el en presbiterio , mientras él estaba entretenido con sus devociones privadas, y de esta manera se le llamaba la atención del momento.
En el Siglo XIV, se extiende la devoción extra-eucarística del Cuerpo de Cristo. Se desplaza esta devoción de la presencia real, del centro de la Liturgia, de la eucaristía-comida. La diversidad de liturgias de un país a otro, de un monasterio a otro, en los siglos XI y XII, les lleva a buscar una uniformidad, perdiéndose la riqueza de la diversidad
Los milagros de las formas consagradas ( para rebatir las herejías). Se practica la comunión espiritual, en lugar de la sacramental ( cfr. Págs. 242 y 243).
En estos siglos, surgen herejías negando la presencia de Cristo ( parece lógico con tanto trastorno y milagros) : Berengario, que dio paso a los Albigenses y cátaros. Hasta estos momentos no se había dudado de la presencia de Cristo en la Eucaristía.
Se empieza por definir la forma de la presencia de Cristo. Se había abierto la necesidad de interpretar la tradición. En 1.079 Berengario se retracta y acepta la presencia. Pero dejó abierta la controversia ( res y sacramentum; transubstantsatio; accidente y sustancia… basándose en Aristóteles)
La teóloga Dolores Alexandre, de una manera pedagógica e intuitiva explica este proceso histórico diciendo y pintando :
Una mesa, alrededor de la cual Jesús enseñó a reunirse y ser hermanos, iguales.
Después, en un segundo tiempo , un altar separado de las gentes que se sientan en bancos uniformados
Y ahora, vuelve a pintar una mesa a la que debemos de volver.
******************************************
Bibliografía consultada : Enciclopedia de la Ecaristía. Desclée de Brouwer Biblia de Jerusalén Diversos autores
Hoy, casi medio siglo después, necesitamos volver a releerlo desde la visión comunitaria, desclericalizada, que nos ayude a entender a ese Jesús de Nazaret, que fue un laico, que nos enseñó un Dios Padre de todos, una nueva forma de relacionarnos entre las personas y con Dios, que les enseñó a reunirse alrededor de una mesa como iguales y partir el pan, su pan, para que aprendamos a partir nuestra vida como Ël lo hacía hasta la muerte, para poder resucitar en una sociedad nueva, porque otro mundo está siendo posible..
Escogió a sus seguidores principalmente entre los excluidos de aquella sociedad; practicó con ellos el poder hablar con su Padre desde las casas, en el campo, en toda situación y acontecimiento, porque el Reino está en nosotros, porque “ el Padre siempre os escucha”.
Hoy que las gentes de esta sociedad respira democracia, desea se dialogue, que huye de imposición, que quiere participar y no ser simple espectadores, que desea ser protagonistas de su futuro, las iglesias se -
Eficacia del sacrificio de Cristo , cap. 10,11 ss
No hay lugares propios sagrados, ya todo lo es “ llegará el día, que no será necesario ir a orar a Jerusalén o Garizin, sino es espíritu y en verdad… y ya a llegado”.
Les enseñó a reunirse alrededor de una mesa y dar gracias al padre, partir el pan, enseñándoles que en ese pan estaba él, su estilo de vida partiéndose por los pequeños, para que descubrieran que Dios les ama. Así nosotros debemos hacer. Carlos de Foucauld intuyó este mensaje nuevo de Jesús, por eso decía : “Gritad el Evangelio desde la vida”. Eso es lo que él descubrió en Nazaret.
Nos viene necesariamente una reflexión : • Qué tienen del rito de Aarón nuestras liturgias y los sacerdotes. • Qué tienen del nuevo estilo que nos trae Jesús.
Cómo lo practicaron las comunidades de nazarenos
1.- Los seguidores de Jesús, se sienten enviados a proclamar su Buena Nueva y cuando se van de Jerusalén, bien porque terminó las fiestas de Pascua o por alguna persecuación, se extendieron por todo el mundo conocido : Egipto, Siria, India, Grecia, Italia, Hispania, Galia, norte de Africa, en el fondo aprovechando el imperio romano y su facilidad de comunicación por mar y tierra, así como las comunidades judías de la diáspora en muchas ocasiones.
Estos primeros nazarenos, que así le denominaban a los seguidores de Jesús al comienzo, donde quieran que iban se reunían con los que querían escucharles y les planteaban que otra forma de vivir era posible, la que Jesús les había enseñado, en comunidad y a los que creían en esta esperanza y se determinaban a cambiar de vida, se bautizaban y participaban en el convite del anticipo del Reino, la Eucaristía como signo y realidad de sus modo de vivir entroncado en Jesús. Es de entender que la dispersión por todos los países de entonces, a los que no habían llegado los discípulos más cercanos a Jesús, se reunían asiduamente a partir el pan, recordar las palabras del maestro y ponerlas en práctica.
De esto hay testimonios cómo en unos sitios se celebraba con pan, en otros con pan , vino y agua, tenían cuidado que no les asemejaran a los ritos paganos o judíos. Tanto que Plinio llega a decir en una carta al emperador explicándole lo de esta nueva secta : “no son religiosos, no tienen templo, ni altar, ni sacerdote, ni ofrendas…”
Era costumbre que presidiera la eucaristía, ya que se celebraba en una casa, el padreo madre de familia. Todavía en Roma te enseñan las Domus Ecclesiae (= las casas de las reuniones, de la asamblea) Los nombres que usan son laicos, del lenguaje de la calle, porque quieren diferenciarse de los ritos paganos y judíos .
Nunca se llama sacerdote al que preside, sino anciano (presbitero)
La misma palabra “Iglesia” es una palabra griega que designaba la asamblea que hacían el laos, los laicos (= el pueblo) para aclarar sus problemas o informarse.
No tenían templos, sino en las casas se reunían
No tenían “cosas” sagradas, pues sabían que ellos eran el templo de Dios, como piedras vivas cada uno de ellos.
2.- Pero van entrando grupos muy piadosos del Templo de Jerusalén y hasta sacerdotes ( Hechos 6,7)
Y como consecuencia la mayoría tienen que exiliarse, van reuniéndose en las casas, y algunos empiezan a echar de menos a añorar lo majestuoso de las ceremonias del Templo : aquellas trompetas de plata que anunciaban los actos, los cuernos que con sus notas graves les conectaba con la vida nómada, los vestidos ceremoniosos de los sacerdotes, que muchos de ellos realizaban, las filacterias en los vestidos, las palabras de la Biblia en la frente, los inciensos, los sacrificios de corderos, la multitud de gente de todo sitio… y ahora ellos los seguidores de Jesús en pequeños grupos, comunidades , exiliados… Y empezaron a tener la tentación de volver a esos ritos majestuosos. Por eso esta es la razón de la carta a los Hebreos, que en otro capítulo se trata.
Quieren ser como los judíos, como los paganos, tener su templo, sus ritos, sus sacerdotes. Y ya al final el siglo I san C. de Alejandría habla ya de sacerdotes, obispos, una jerarquía que empieza a parecerse a la de Aaron y sacerdotes paganos. Se podría decir que Constantino en el siglo IV, lo que hizo fue aprovecharse para sus intereses de estado, de esta tendencia, potenciarla, legalizarla. Quedando la práctica comunitaria reducida a pequeños grupos testimoniales.
REJUDAIZACIÓN Y PAGANIZACIÓN
Poco a poco, este sentido de sacrificio espiritual, es decir la vida diaria, como dice la carta a los Hebreos, se le va buscando un parecimiento al sacrificio en el A.T.; viendo en el Gólgota como un altar del sacrificio, que se repite en las eucaristías. Así en el siglo III en algunas comunidades se exigen el respeto por las reglas y normas de pureza, en particular las sexuales, las que se exigían a los piadosos israelitas, al cristiano que quería comulgar sin pecado. Hay una re-judeización del cristianismo ( lo critica la Didaché de los Apostóles ) Así al que preside la Asamblea cristiana, el presbítero, se le empieza a identifiar como un sacerdote, en sentido sacrificial, porque realiza el sacrificio ( al principio no se le llamaba así para indicar que la eucaristía era una realidad nueva).
A finales del siglo I, en la carta de Clemente Romano a los de Corinto establece un paralelismo entre jerarquía levítica y orden eclesiástico. ( Influencia judaizante)
En la segunda mitad del siglo II, se impone la organización monoepiscopal y que “ una eucaristía debe ser tenida por válida, la que celebra el obispo o alguno autorizado por él” ( Ignacio de Antioquia a los esmirnenses 8,1). Se empieza a legitimar el binomio jerarquía-clérigo/laicos.
Los paganos como Celso, acusaban a los cristianos de no ser religión, pues no tenían sacrificios como las otras religiones. Y los judios convertidos echaban de menos los sacrificios del Templo. Presionaron en algunas comunidades cristianas que fueron cediendo del “sacrificio espiritual”, a buscar un sacrificio sangriento ( la cruz, Gólgota, Eucaristía) y a tener un sacerdote.
Se fueron construyendo templos, como los paganos. Esta reconversión idílica, de añoranza, se inicia en la segunda mitad del siglo III, y va prevaleciendo un léxico sacrificial o relacionado con la cocina del sacrificio designando los dispositivos litúrgicos relacionados con la Eucaristía : edificios, mesas, recipientes . Empiezan a venerarse los cálices, los santos velos, “pasan a ser cosas santas”. Se va relacionando la mesa del sacrificio y de reliquias de santos como intermediarios.
Durante los tres primeros siglos, hay pocos testimonios, pero los que hay refrendan su convencimiento en que por medio del contenido de las anáforas, todos dan gracias por la gesta de Salvación y piden los beneficios divinos sobre la Iglesia y sus miembros, ya estén presentes, enfermos o de viaje.
No obstante el rito de la Eucaristía, es nuevo en el ambiente mediterraneo y recalcan la eucaristía como “pan de la concordia” y “signo de unidad”.
“Cuando el Señor llama pan a su cuerpo – el pan es el conjunto de muchos granos reunidos en uno – quiere significar que nosotros, el pueblo que él lleva en sí, estamos reunidos en uno. Igualmente cuando El llama vino a su propia sangre ; el vino es el producto prensado de un gran número de racimos y de granos reunidos en uno, quiere significar que nosotros, su rebaño, que formamos una multitud reunida conjuntamente, estamos mezclados y unidos en uno “ ( Cipriano, carta 69,1)
4.- SIGLOS IV AL X
Si es verdad que la Eucaristía se separó muy pronto de la comida participada comunitariamente, llamada “ágape”, la idea de participar y la de una celebración comunitaria se mantuvieron, y los fieles tenían obligación de aportar cada domingo a la mesa eucarística su ofrenda, panes ya cocidos o harina y vino en unos recipientes.
Empezaron a marcarse normas: “ Sólo pan reciente, todavía caliente, el vino puro mezclado con agua” ( seudo Atanasio , Copto). El pan y el vino en aquellas comunidades agrarias representaban realmente el trabajo del campo. Pronto surgió la idea de que ese pan tuviera una atención especial, para tener la seguridad de que Dios lo aceptaba : Pureza ritual en los que lo amasaban, que fueran personas piadosas, después fueron monjas. Más tarde en algunas iglesias se destinó a los clérigos, no a las mujeres, para preservar la pureza ritual. Como en Egipto el hacer pan era propio de esclavos, se destinó a los subdiáconos, no a los presbíteros.
No todos los panes eran consagrados, con las ofrendas se atendía a los pobres, y en base al principio de “ quien sirve al altar coma de él”, los miembros del clero, que consumían la mayor parte según su rango : 4 partes al obispo,3 a los presbíteros,2 a los diáconos, 1 para subdiáconos, cantores, sacristanes…
A veces en las parroquias de algunos pueblos las ofrendas no servían de suficiente alimento para el presbítero, su mujer y sus hijos, pero ayudaba al mantenimiento.
Con Carlomagno el Derecho Civil impone el “diezmo”. Las ofrendas pasan de obligación moral a una norma fiscal obligatoria. Según avanzan los siglos se ve indecoroso que el pan lo preparen las mujeres, y el miedo al sacrilegio, lleva a que sean las manos consagradas de un presbítero. ( cfr. Págs. 167ss)
Sobre cuando y con qué frecuencia se celebran las Eucaristía. Y el nacimiento de capillas,– oratorios en casa de los grandes, ver págs. 168-172,
5.- SIGLOS IX y X
El alejamiento de los fieles de los actos comunitarios, ayuda a que se desarrolle la dimensión personal, individual: oraciones silenciosas y personales para ser recitadas en la Misa ( tanto por el mismo sacerdote mientras se revestía, caminaba hacia el altar… como por los fieles mientras recitaba el sacerdote en latín cosas que no entendía el pueblo). La “necesidad” de pureza interior, hace disminuir y distanciarse a los fieles de la Eucaristía. Lleva que no toquen la eucaristía y comulgar en la boca, porque las manos no son puras. Se acostumbraba a cubrir la manos con un velo, para evitar tocar la eucaristía por la impureza que conllevan.
Da origen a numerosísimas devociones particulares. Se empieza el “contemplar” desde lejos más que el tocar En el Sínodo de Auxerre ( s.VI): “sólo los clérigos en la mano y con las dos especies. Se prohíbe a las mujeres comulgar con manos desnudas y tocar los manteles, porque comunicaban impureza”
Los fieles mantenían la importancia de la Eucaristía y promocionaron el Viático. Pagaban Misas privadas en las que no necesitaban estar presentes, para la salvación de los muertos. Es cuando los sacerdotes comienzan a decir muchas misas al día, necesitan liberarse de otros trabajos, para ello nacen los altares privados, se multiplican en las iglesias para que al mismo tiempo “digan” misas muchos sacerdotes, se motiva la preocupación por la salvación de los difuntos. El Papa León XIII ( a.795) decía 9 Misas diarias . No importaban las lecturas, sólo la ofrenda por los difuntos..
Por el temor a la negligencia o al sacrilegio, recuerdan las atenciones debidas con las especies consagradas y su conservación. Cirilo de Jerusalén y los Padres, declaran cómo el pan consagrado conserva el Cuerpo de Cristo más allá de la consagración, lo que hace posible la comunión a los enfermos y durante la semana en casa. ( pág. 180)
En el siglo XII aparecen restricciones sobre la autocomunión en las casas y que no salga la Eucaristía de las Iglesias y sólo el sacerdote las administrara.
Poco a poco se va perdiendo el sentido comunitario. Las construcciones de los templos o iglesias, se van edificando en base a esta nueva concepción jerárquica, que no comunitaria : cancela, barreras que separan clero-presbiterio de los fieles, que va relejan el esquema social imperante.
En oriente hasta corren unas cortinas para que el pueblo no vea lo que hacen los sacerdotes ( influencia pagana y judía).Mientras los fieles se dedican a sus devociones privadas. Algún obispo critica a los clérigos que se dedicaban a parlotear cuando se encerraban tras las cortinas.
Qué lejos de aquella comunidad alrededor de una mesa de iguales. Ahora sólo unos poco “saben”, los demás de “espectadores”. La preocupación por la salvación, desarrolla Misas privadas, pagadas, sin asistencia, fomentan los regalos de vasos de oro y plata, con inscripciones de los nombres de los donantes para que estén cerca de la Eucaristía. Los potentados ponen sus tumbas alrededor del altar, los cementerios alrededor de las iglesias, para “recibir algo de la eucaristía”, de la que estaban alejados por razones de pureza en especial las relacionadas con lo sexual : menstruación, parto, eyaculación, relaciones matrimoniales ( influencia judaizante)
Los templos se orientan hacia oriente, aparecen los sagrarios con adornos cada vez más ricos, apartados, y en alto para que sean “contemplados”. Se multiplican los ritos : copto, egipcio, romano, francés, mozárabe, griego, sirio, caldeo…
6.- SIGLO XI
Los latinos comulgan con pan ácimo, los orientales con pan fermentado. Estos acusan a los primeros de estar judaizando la Eucaristía. Se abren un gran debate teológico sobre si Cristo consagró con pan ázimo o fermentado, ya que lo hizo antes de empezar la semana de los ázimos.( pág.201)
La Eucaristía es el mayor de los misterios, pues en los otros Cristo nos hace partícipes de sus dones, mientras que en la Eucaristía se nos entrega a sí mismo. “ No participamos de algo de él, sino de él mismo; no recibimos en nuestras almas un rayo de luz, sino el mismo disco solar”(Nicolás Cabásilas, bizantino); “ nosotros recibimos,
verdaderamente, a Cristo en nuestras manos, lo acogemos en nuestras bocas, lo juntamos con nuestra alma, lo unimos a nuestro cuerpo y lo mezclamos con nuestra sangre. Nuestra alma queda unida a su alma, nuestro cuerpo a su cuerpo, nuestra sangre a su sangre”.
Nos transforma en él mismo. La liturgia no se entiende sin comunión. El pan consagrado es el que purifica al que lo come. La pureza, lejos de ser un requisito previo, es dado por el misterio. Promueve la comunión frecuente. La comunión es la base de toda la vida cristiana, incluido el plano moral: “ no extenderemos nuestras manos hacia lo que está mal, si tenemos presente que estos miembros son los miembros de Cristo, miembros consagrados, que contienen su sangre como una copa” ( De la Vida de Cristo de Cabásilas)
El rito bizantino está destinado a la comunión, no a la contemplación, más propio del latino. Su preocupación es que nuestra vida se parezca a la de Jesús, pues al contrario de lo que ocurre con el pan corriente, que al comerlo se hace parte de nuestro cuerpo; al comulgar el pan consagrado, es nuestro cuerpo el que se identifica, se asimila por Cristo, nos hace Cristos.
7.- SIGLO XII
Grupos heréticos negaban la presencia de Jesús en la Eucaristía ( ver págs. 234 ss ) Los teólogos buscan explicación en Aristóteles: transustanciación. La reforma gregoriana del siglo XI, va dejando claro que sólo realiza la eucaristía, el presbítero canónicamente ordenado. Dejando entrever que en la alta Edad media, presidían la eucaristía algunos que no eran presbíteros ordenados e incluso mujeres . Esta reforma reconoce que a las Eucaristías presididas por presbíteros simoníacos o concubinarios, no debían participar los laicos ( convertidos entonces ya en espectadores).
Los Valdenses, como les resultaba difícil encontrar un presbítero digno, acudían a laicos dignos, hombres o mujeres para presidir. Recogían así la tradición más antigua sobre la ordenación.
Entre los teólogos del siglo XII, se discutía si era necesario o no un ministro ordenado para la celebración eucarística, si cualquier persona ( incluso una mujer) hacía válida la presencia de Cristo.
El primer documento que habla de que debe ser un presbítero canónicamente ordenado, aparece en el 1215, Concilio de Letrán. En el Siglo XIII, se toma la costumbre de levantar la hostia y el vino después de la consagración, para indicar que ya está Cristo, pues el laico estaba alejado de estos misterios que se celebraban el en presbiterio , mientras él estaba entretenido con sus devociones privadas, y de esta manera se le llamaba la atención del momento.
En el Siglo XIV, se extiende la devoción extra-eucarística del Cuerpo de Cristo. Se desplaza esta devoción de la presencia real, del centro de la Liturgia, de la eucaristía-comida. La diversidad de liturgias de un país a otro, de un monasterio a otro, en los siglos XI y XII, les lleva a buscar una uniformidad, perdiéndose la riqueza de la diversidad
Los milagros de las formas consagradas ( para rebatir las herejías). Se practica la comunión espiritual, en lugar de la sacramental ( cfr. Págs. 242 y 243).
En estos siglos, surgen herejías negando la presencia de Cristo ( parece lógico con tanto trastorno y milagros) : Berengario, que dio paso a los Albigenses y cátaros. Hasta estos momentos no se había dudado de la presencia de Cristo en la Eucaristía.
Se empieza por definir la forma de la presencia de Cristo. Se había abierto la necesidad de interpretar la tradición. En 1.079 Berengario se retracta y acepta la presencia. Pero dejó abierta la controversia ( res y sacramentum; transubstantsatio; accidente y sustancia… basándose en Aristóteles)
La teóloga Dolores Alexandre, de una manera pedagógica e intuitiva explica este proceso histórico diciendo y pintando :
Una mesa, alrededor de la cual Jesús enseñó a reunirse y ser hermanos, iguales.
Después, en un segundo tiempo , un altar separado de las gentes que se sientan en bancos uniformados
Y ahora, vuelve a pintar una mesa a la que debemos de volver.
******************************************
Bibliografía consultada : Enciclopedia de la Ecaristía. Desclée de Brouwer Biblia de Jerusalén Diversos autores
No hay comentarios:
Publicar un comentario