Casaretto explica tres modos de celebrarla
Asegura que "nadie es indiferente" a esta fiesta. Sostiene que un buen modo de hacerlo es a través del diálogo, para ponerse de acuerdo, realizando un gesto de perdón, al menos uno, y trabajando por la paz.
En una nota publicada este miércoles en el diario Clarín, el obispo de San Isidro, monseñor Jorge Casaretto, explica tres modos de celebrar la Navidad, fiesta que asegura a "nadie le es indiferente".
Sostiene que un buen modo de hacerlo es a través del diálogo tan necesario entre los argentinos, para ponerse de acuerdo; realiando un gesto de reconciliación, de perdón, al menos uno; y trabajando por la paz.
El texto
La Navidad es una fiesta que en general no deja indiferente a nadie: el que cree, el que no cree, el que le gusta estar solo y el que quiere pasarla con otros: todos hacemos algo en Navidad y con la Navidad.
La fecha llega cada año y nosotros decidimos qué hacer con ella. En realidad, la Navidad es la celebración de un acto de comunicación, festejamos el hecho de que Dios ha querido ponerse en diálogo con lo humano de tal modo que se hizo hombre.
Cuando nos dicen "fulano quiere hablar con vos", tenemos distintas reacciones de acuerdo a la significación que tenga esa persona en nuestras vidas. Ese anuncio puede provocar angustia o esperanza, alegría o pena, de acuerdo a nuestra expectativa respecto de lo que se nos va a decir. En este sentido, Dios no es original. Cada Navidad nos dice lo mismo: que le importan las personas, cada persona y todas ellas.
Que viene a compartirlo todo con nosotros y que quiere que cada uno comparta algo con los demás. Que Él nos ama y nos perdona, que nos perdonemos entre nosotros para empezar a ser libres y felices de verdad. Que la paz es algo muy simple pero difícil de construir y que hay que construirla todos los días.
Esta noticia, tan repetida, 2008 veces reiterada, no deja de ser Buena Noticia (eso significa la palabra evangelio), sobre todo porque es verdadera.
La prueba nos la dio el mismo Jesucristo, "poniendo el cuerpo" en el más auténtico sentido de la expresión.
Tratando de llevar esto a nuestra realidad argentina de fines de 2008, se me ocurren tres modos de celebrar la Navidad.
El primero es a través del diálogo. Los argentinos estamos necesitando dialogar y ponernos de acuerdo. Para realizar ese cometido a nivel social es necesario empezar por el diálogo con nosotros mismos, con nuestros más cercanos (familia, amigos, vecinos, compañeros de trabajo, etc.) y con Dios.
Empezar sobre todo a escuchar lo que el otro/a tiene para decir, prestar atención y decir lo mío con respeto. Hacer círculos de diálogo cada vez más amplios, que incluyan a todos/as. Esta Navidad, podemos intentar un diálogo con alguien. Uno sólo, para empezar.
El segundo modo de celebrar la Navidad auténticamente este año es hacer algún gesto de reconciliación. Cada uno sabe a quién no ha perdonado, y sabe también lo bueno que sería vivir más reconciliados con los demás, con nuestra historia personal y nacional.
Esta Navidad hagamos un gesto de perdón. Uno sólo, como anticipo.
La tercera manera de celebrar esta fiesta que recordamos como "noche de paz, noche de amor", es trabajando por la paz. Benedicto XVI nos da una pista concreta para realizar esto, con el lema que ha elegido para la Jornada Mundial de la Paz del 1° de enero 2009: "Combatir la pobreza, construir la paz". Todos sabemos que no puede haber paz ni en una familia, ni en un pueblo si no hay justicia, si no hay equidad, si la gente sufre hambre o graves necesidades. Este año, construyamos la paz, haciendo algo por los pobres de cualquier tipo que se encuentren a nuestro lado: por el que no tenga pan, techo, trabajo, salud, compañía, familia.
Justamente en estos días estamos recordando los 30 años de la intervención del Papa Juan Pablo ll, que logró la paz entre Argentina y Chile, cuando era inminente la declaración de la guerra. Fue un gesto ejemplar.
Muchos de estos gestos nos pueden encaminar al Bicentenario de nuestra Patria, mejorados en nuestra geografía social y en camino de recuperar los valores que nos inculcaron los grandes hombres y mujeres que forjaron nuestra Argentina. Caminando hacia la solidaridad y la inclusión. Esto es lo que quisimos recordar los obispos en el documento de nuestra última reunión.
Estimados amigos, les deseo una Navidad que no llegue solamente con el calendario, sino que cada uno pueda construir desde su libertad, eligiendo estos valores que nos mejoran como personas: el diálogo, la reconciliación y la paz.
Que tengamos y hagamos entre todos, una Navidad feliz, como primer paso hacia una Argentina más fraterna e inclusiva.
En una nota publicada este miércoles en el diario Clarín, el obispo de San Isidro, monseñor Jorge Casaretto, explica tres modos de celebrar la Navidad, fiesta que asegura a "nadie le es indiferente".
Sostiene que un buen modo de hacerlo es a través del diálogo tan necesario entre los argentinos, para ponerse de acuerdo; realiando un gesto de reconciliación, de perdón, al menos uno; y trabajando por la paz.
El texto
La Navidad es una fiesta que en general no deja indiferente a nadie: el que cree, el que no cree, el que le gusta estar solo y el que quiere pasarla con otros: todos hacemos algo en Navidad y con la Navidad.
La fecha llega cada año y nosotros decidimos qué hacer con ella. En realidad, la Navidad es la celebración de un acto de comunicación, festejamos el hecho de que Dios ha querido ponerse en diálogo con lo humano de tal modo que se hizo hombre.
Cuando nos dicen "fulano quiere hablar con vos", tenemos distintas reacciones de acuerdo a la significación que tenga esa persona en nuestras vidas. Ese anuncio puede provocar angustia o esperanza, alegría o pena, de acuerdo a nuestra expectativa respecto de lo que se nos va a decir. En este sentido, Dios no es original. Cada Navidad nos dice lo mismo: que le importan las personas, cada persona y todas ellas.
Que viene a compartirlo todo con nosotros y que quiere que cada uno comparta algo con los demás. Que Él nos ama y nos perdona, que nos perdonemos entre nosotros para empezar a ser libres y felices de verdad. Que la paz es algo muy simple pero difícil de construir y que hay que construirla todos los días.
Esta noticia, tan repetida, 2008 veces reiterada, no deja de ser Buena Noticia (eso significa la palabra evangelio), sobre todo porque es verdadera.
La prueba nos la dio el mismo Jesucristo, "poniendo el cuerpo" en el más auténtico sentido de la expresión.
Tratando de llevar esto a nuestra realidad argentina de fines de 2008, se me ocurren tres modos de celebrar la Navidad.
El primero es a través del diálogo. Los argentinos estamos necesitando dialogar y ponernos de acuerdo. Para realizar ese cometido a nivel social es necesario empezar por el diálogo con nosotros mismos, con nuestros más cercanos (familia, amigos, vecinos, compañeros de trabajo, etc.) y con Dios.
Empezar sobre todo a escuchar lo que el otro/a tiene para decir, prestar atención y decir lo mío con respeto. Hacer círculos de diálogo cada vez más amplios, que incluyan a todos/as. Esta Navidad, podemos intentar un diálogo con alguien. Uno sólo, para empezar.
El segundo modo de celebrar la Navidad auténticamente este año es hacer algún gesto de reconciliación. Cada uno sabe a quién no ha perdonado, y sabe también lo bueno que sería vivir más reconciliados con los demás, con nuestra historia personal y nacional.
Esta Navidad hagamos un gesto de perdón. Uno sólo, como anticipo.
La tercera manera de celebrar esta fiesta que recordamos como "noche de paz, noche de amor", es trabajando por la paz. Benedicto XVI nos da una pista concreta para realizar esto, con el lema que ha elegido para la Jornada Mundial de la Paz del 1° de enero 2009: "Combatir la pobreza, construir la paz". Todos sabemos que no puede haber paz ni en una familia, ni en un pueblo si no hay justicia, si no hay equidad, si la gente sufre hambre o graves necesidades. Este año, construyamos la paz, haciendo algo por los pobres de cualquier tipo que se encuentren a nuestro lado: por el que no tenga pan, techo, trabajo, salud, compañía, familia.
Justamente en estos días estamos recordando los 30 años de la intervención del Papa Juan Pablo ll, que logró la paz entre Argentina y Chile, cuando era inminente la declaración de la guerra. Fue un gesto ejemplar.
Muchos de estos gestos nos pueden encaminar al Bicentenario de nuestra Patria, mejorados en nuestra geografía social y en camino de recuperar los valores que nos inculcaron los grandes hombres y mujeres que forjaron nuestra Argentina. Caminando hacia la solidaridad y la inclusión. Esto es lo que quisimos recordar los obispos en el documento de nuestra última reunión.
Estimados amigos, les deseo una Navidad que no llegue solamente con el calendario, sino que cada uno pueda construir desde su libertad, eligiendo estos valores que nos mejoran como personas: el diálogo, la reconciliación y la paz.
Que tengamos y hagamos entre todos, una Navidad feliz, como primer paso hacia una Argentina más fraterna e inclusiva.
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