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viernes, 27 de febrero de 2009

Liturgia, Reflexiones, Exégesis y Oración: I Domingo de Cuaresma - Ciclo B

UN TIEMPO PARA LA AUDACIA
Publicado por Dabar

Corren tiempos difíciles y complejos. La violencia prolifera. La crisis se va cobrando cada vez más víctimas. Compartimos, sufrimos y protagonizamos un cambio de era. No son pocas las instituciones y las personas que están agotadas, no saben qué rumbo tomar y acumulan frustraciones y desánimo. Abunda la inercia, la mediocridad. Aumenta el miedo… y en este contexto escuchamos la voz de Jesús: “se ha cumplido el plazo, está cerca el Reino de Dios…”.

Se ha cumplido el plazo y caminamos hacia la Pascua, la Cuaresma nos acerca a ella. Y la Cuaresma, desde esta época que nos toca vivir y la cercanía del Reino de Dios proclamado por Jesús, se convierte en un tiempo privilegiado para la audacia. La audacia es la cualidad de las personas que abren caminos nuevos y los recorren; de las que proceden como quien cree que otro mundo u otra Iglesia están ya a las puertas y comienzan a trabajar para que sean realidad. Es la cualidad propia de quienes hacen propuestas exigentes y generosas y reducen el campo de lo imposible empeñadas en transformar la realidad. Audacia es la cualidad de aquellas y aquellos que tienen firmeza interior para afrontar situaciones difíciles. Incluye una mezcla de celo, atrevimiento, perseverancia, tenacidad, capacidad para soportar un esfuerzo prolongado de paciencia y osadía…

Lo opuesto a la audacia es el temor, el miedo y la cobardía. El miedo paraliza, destruye y hace retroceder; disminuye y reduce la vida. La audacia mueve, dinamiza, multiplica, ayuda a avanzar y a crecer, aunque se corra el riesgo de la equivocación y del fracaso. La audacia es fuerza interna y movilizadora que pone vida y dinamismo en nuestras personas. Esta fuerza nos la da el Espíritu y por eso es don y se llama parresía, ya que es una mezcla de libertad y valentía; donde está el Espíritu hay vida nueva y contagiosa. La audacia invita a soñar, crear y actuar. Se ha dicho que la audacia de los malos es el resultado de la cobardía de los buenos. A veces así es. Rescatar la audacia y ponerla en las manos, en la mente, en los pies y en el corazón de la persona creyente y de mí misma puede ser el ayuno, oración y penitencia para esta Cuaresma del 2009.

La audacia supone una honda experiencia de Dios, un serio discernimiento para tomar conciencia de que es el Espíritu quien nos empuja, días de desierto y el poso del coraje que deja la fe en la existencia humana. La audacia lleva a adorar sólo a Dios, a no doblegarse ante nada ni ante nadie. Desde ahí brota la motivación para reproducir con valor la audacia de Jesús en nuestra realidad concreta. Las personas audaces están llamadas a perseverar en el camino a pesar de las dificultades que marcan la vida cotidiana y a abrir nuevas brechas. La audacia es también invitación a avanzar mar adentro: “No se descubren nuevas tierras sin consentir en perder de vista la orilla durante mucho tiempo”.

Existe audacia en la Iglesia y en el mundo pero, a veces, nos cuesta verla. Cuesta identificar las huellas de los empeños nuevos y darles nombre, admirarlos y llamar a sus protagonistas “audaces”. Pero no hay duda de que existe un ansia por lo mejor, por la realización de lo bueno, de vivir para la entrega, de jugarse el tipo, de un esfuerzo porque no mueran los grandes ideales y se hagan realidad. Por la acción del Espíritu audacia ha habido, hay y habrá en la Iglesia y en la sociedad. La utopía y la novedad no han abandonado a la Iglesia porque las lleva en sus genes. Brotó del costado del Resucitado. Los pobres y sencillos intentan revelar estas cosas a las mujeres y los hombres que tienen capacidad de verlas y quieran profesar audacia al vivir su fe; y muchas veces lo consiguen.

La Eucaristía celebra la audacia de Jesús. El misterio proclamado, celebrado y vivido suscita audacia. Es audaz invitarnos a comer su cuerpo y a beber su sangre y ponerlo como condición para tener vida abundante. Ser creyente es ser audaz, es apostar la vida a una sola carta, la del Reino de Dios.

MARICARMEN MARTÍN
carmen@dabar.net



DIOS HABLA

GENESIS 9, 8 15
Dios dijo a Noé y a sus hijos: «Yo hago un pacto con vosotros y con vuestros descendientes, con todos los animales que os acompañaron: aves, ganado y fieras; con todos los que salieron del arca y ahora viven en la tierra. Hago un pacto con vosotros: el diluvio no volverá a destruir la vida ni habrá otro diluvio que devaste la tierra». Y Dios añadió: «Ésta es la señal del pacto que hago con vosotros y con todo lo que vive con vosotros, para todas las edades: pondré mi arco en el cielo, como señal de mi pacto con la tierra. Cuando traiga nubes sobre la tierra, aparecerá en las nubes el arco, y recordaré mi pacto con vosotros y con todos los animales, y el diluvio no volverá a destruir los vivientes».

I PEDRO 3, 18 22
Queridos hermanos: Cristo murió por los pecados una vez para siempre: el inocente por los culpables, para conducirnos a Dios. Como era hombre, lo mataron; pero, como poseía el Espíritu, fue devuelto a la vida. Con este Espíritu, fue a proclamar su mensaje a los espíritus encarcelados que en un tiempo habían sido rebeldes, cuando la paciencia de Dios aguardaba en tiempos de Noé, mientras se construía el arca, en la que unos pocos ocho personas se salvaron cruzando las aguas. Aquello fue un símbolo del bautismo que actualmente os salva: que no consiste en limpiar una suciedad corporal, sino en impetrar de Dios una conciencia pura, por la resurrección de Cristo Jesús, Señor nuestro, que llegó al cielo, se le sometieron ángeles, autoridades y poderes, y está a la derecha de Dios.

MARCOS 1, 12 15
En aquel tiempo, el Espíritu empujó a Jesús al desierto. Se quedó en el desierto cuarenta días, dejándose tentar por Satanás; vivía entre alimañas, y los ángeles le servían. Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios. Decía: «Se ha cumplido el plazo, está cerca el Reino de Dios: Convertíos y creed en el Evangelio».



EXEGESIS

PRIMERA LECTURA
El cap.9 de Génesis ha comenzado con la nueva bendición que Dios otorga a la humanidad renacida tras el diluvio. Y a esta nueva humanidad –Noé y sus hijos y los animales salvados del diluvio- Dios se compromete a no volverlos a someter a la amenaza de la destrucción.

Una alianza muy particular en la que quien ha sido agraviado, salva. Y a los salvados les dice que ‘levanta acta’ de no destruirlos. Y esta actitud nos la presenta el libro del Génesis como referida a toda la humanidad, salvada de la destrucción por el mismo que además se compromete consigo mismo de no destruirlo. Y de tal forma que la ‘señal’ (el memorial o recordatorio) que deja en arras del cumplimento es el Arco Iris, a la vista del cual él, el Señor, no dejará de recordar su propio compromiso.

Sin tener ninguna conexión litúrgica este domingo primero de Cuaresma con el anterior 7º domingo ordinario coinciden estas primeras lecturas en el mensaje fundamental. El Señor ama de tal manera a la humanidad con la que ha proyectado su amor, que es incapaz de castigarla. Prefiere comprometerse El mismo, que no basar su relación en la fidelidad del pueblo. Sabe que El ‘no se olvidará’ (‘¿Puede una madre olvidar el fruto de sus entrañas?’ Is 49,15), por eso se auto impone la tarea de recordar. E incluso elige como signo el arco iris que toda la humanidad, toda la naturaleza, puede contemplar para recobrar la confianza.

Es una hermosa repetición de su relación con todo lo existente. Al principio fue su decisión de crearlo todo. Y ahora establece una alianza ‘con la tierra, todos los vivientes y vosotros’ (vv.13-14).
De alguna manera Dios re-crea una y mil veces lo que la infidelidad del pueblo destruye. Esta es una idea recurrente en los profetas.. La misma historia nos recuerda cómo cíclicamente el Señor tiene que recomponer a su pueblo que ha dejado de ser su pueblo (Os 2,25); es la oración constante y repetitiva de Esdras y Nehemías: ‘Nos hemos apartado de ti, te hemos olvidado, pero Tú, Señor’.. (Neh 9,17.19. 28…). En Isaías tenemos capítulos enteros (Cfr Is 4343,10-44,5) para recordarnos cómo repetidamente el Señor ‘crea’, ‘forma’ ‘plasma, ‘adquiere’ (vocabulario propio de la creación o de la alianza) a este pueblo que le olvida. Sólo su amor entrañable es la razón de esta eterna predilección.

TOMÁS RAMÍREZ
tomas@dabar.net



SEGUNDA LECTURA
Como motivación fundamental para enfrentarse con la situación de dificultad y aun persecución que sufren los destinatarios de Primera Pedro superarla, el autor – que desde luego no es el apóstol Pedro, pues estamos ante un caso claro de pseudonimia y pertenece curiosamente a la tradición paulina - propone el ejemplo de Cristo.
Hay una primera afirmación soteriológica aludiendo al efecto salvador de la muerte de Cristo con las expresiones tradicionales de “por los pecados” y “por los impíos”. Aunque en castellano se traducen con la misma palabra “por”, en el original griego se matiza insinuando cómo la muerte de Cristo en “en favor de los impíos” y “por” motivo, causa etc. de los pecados. En este texto el primer “por” iría más bien en el sentido de que Cristo murió porque hay pecados en el mundo y para destruirlos y el segundo, “por los culpables”, en el de “a favor de”
Se menciona también expresamente la finalidad positiva de la muerte de Cristo, “llevarnos a Dios”, fórmula sintética que dice de la relación entre el ser humano y Dios hecha posible por la muerte y resurrección de Cristo. La posibilidad de la muerte de Cristo es su real humanidad, lo cual sería una especie de alusión velada el himno de Flp. 2 donde se menciona el abajamiento del Hijo asumiendo la condición humana.
La resurrección se atribuye aquí al Espíritu. Una forma de hablar de lo divino. Los vv 19-20 han dado el apoyo escriturístico al descenso de Cristo “a los infiernos”. Pero más vale no insistir demasiado en ese punto dados los problemas que plantea, pese a que la expresión la encontremos en el Credo. Pocas veces se dan tantos problemas exegéticos y de otro tipo reunidos en tan pocas líneas. Pastoralmente mejor es dejarlos fuera de nuestra consideración.
Lo mismo ocurre con la mención del mito del diluvio. Si nos atenemos a la pura letra del Génesis puede valer como comparación salvífica. Pero no aporta nada nuevo y es mejor no complicarse la vida.
Termina el párrafo hablando del bautismo. Dejando aparte su conexión formal con lo anterior -un tanto artificial- la consideración del bautismo encaja bien con lo dicho anteriormente. Es el modo concreto en que cada cristiano hace suya toda la dimensión soteriológica de la muerte y resurrección del Señor.

FEDERICO PASTOR
federico@dabar.net


EVANGELIO
Texto. Nos retrotraemos al acontecimiento programático de la proclamación de la llegada del Reino de Dios (1,14-15). Texto fundamental en la estructura del evangelio de Marcos. Correcciones a la traducción litúrgica de estos versículos: Jesús se marchó a Galilea a proclamar la buena noticia de Dios. Decía: Se ha cumplido el plazo y ha llegado el Reino de Dios. Cambiad de mentalidad y dad crédito a la buena noticia.
Por ello mismo, no nos pueden extrañar los dos versículos 12-13 que preceden a esta proclamación programática. Una fuerza personal empuja a Jesús al desierto, donde por espacio de cuarenta días es puesto a prueba, convive con fieras y es alimentado por ángeles. Hemos de evitar dejarnos llevar por el recuerdo de los otros dos sinópticos, que hablan de un período de ayuno de cuarenta días, al término de los cuales, al menos en el caso de Mateo, es cuando comienzan las tentaciones, finalizadas las cuales llegan los ángeles. No, no es ésta la secuencia que ofrece Marcos. En él no hay ayuno y además todo acontece simultáneamente durante los cuarenta días: prueba, convivencia con las fieras y servicio angélico. No se puede hablar de preeminencia de una situación sobre las otras dos. Todo acontece simultáneamente; lo importante es la totalidad del cuadro.
Cuadros de este tipo son típicos de la literatura que se abre hacia un horizonte de futuro. Es la literatura utópica o apocalíptica, cuyos comienzos se remontan a los profetas del s.VIII a.C y cuyo florecimiento se da en torno a la era cristiana. Habitará el lobo con el cordero, el novillo y el león pacerán juntos, porque está lleno el país del conocimiento del Señor (Is.11,6-9). A sus ángeles ha dado órdenes para que te guarden en tus caminos. Caminarás sobre chacales y víboras (Sal. 91,11-16). Si hacéis el bien, hijos míos, hombres y ángeles os bendecirán, el diablo huirá de vosotros y las fieras os temerán (Testamento de Neftalí, 8,4).
El cuadro ofrecido por Marcos es similar a los anteriores. Se trata de una escenografía apocalíptica al servicio del tiempo final, el tiempo de la presencia aquí y ahora del Reino de Dios (vs.14-15).

Comentario. Si seguimos el guión de Marcos, lo que debe acaparar nuestra atención es la gran noticia dada por Jesús. Lo que Marcos escribe en los dos primeros versículos está al servicio de esa noticia. Es la forma que tiene Marcos de decirle al lector y, por tanto, a nosotros, que Jesús ha abierto el tan ansiado tiempo final del que se habla en la literatura apocalíptica.
Esta asombrosa noticia requiere de nosotros un cambio radical de mentalidad, en el sentido de dejar de esperar lo que ya está presente: el Reino de Dios. En el pórtico de la cuaresma Jesús nos invita a dar crédito a la noticia que él trajo hace dos mil años: el Reino de Dios ha llegado ya. Las tentaciones para no creernos esto son muchas y de toda índole.

ALBERTO BENITO
alberto@dabar.net



NOTAS PARA LA HOMILIA

¡YA ES HORA!
Desde el miércoles pasado, miércoles de ceniza, estamos en cuaresma, un tiempo de preparación para celebrar con sentido y profundidad los acontecimientos últimos de la vida de Jesús en donde se nos presentan las preguntas más radicales y fuertes sobre su vida y la nuestra, sobre su significación y el sentido de lo que hacemos y vivimos, creemos y esperamos.

Hemos terminado el tiempo de rebajas, la crisis sigue agobiando a muchas personas y llevando tristeza y problemas a muchos hogares, el recorrido de un mes con sus 30 días se hace más difícil para muchos padres y, aunque algunos no sean muy devotos de la cuaresma, este año habrá personas que tendrán un sentido más austero de este tiempo que es, fundamentalmente, un tiempo de reflexión.

Las lecturas también nos irán invitando a pensar centrando simultáneamente nuestro pensamiento en lo que es la vida nuestra, con sus avatares, problemas y anhelos fundamentales, y lo que es la vida y el mensaje de Jesús. Pero no todos los detalles de su vida ni todas las devociones de nuestra rica tradición de prácticas piadosas y ritos secundarios. Sólo lo realmente importante, lo central, aquello que constituye el fundamento de nuestra fe.

Es crucial, de cuando en cuando, detenerse y hacer posible una reflexión que distinga lo fundamental de lo accesorio, precisamente para no caer en el fundamentalismo que asume todo con la misma importancia y pretende exigir el cumplimiento de todas y cada una de las muchas tradiciones que hemos ido incorporando a lo largo de nuestra historia.

En tiempos de debates abiertos, de encuentros polémicos, de exageraciones y fanatismos varios, cuando algunos pretenden aprovechar la confusión para promover el descrédito de toda experiencia religiosa, es bueno depurar también nuestra propia vivencia y nuestras expresiones, someterlas a un proceso de selección y a un control exhaustivo de calidad, porque también nosotros podemos haber caído en desviaciones, idolatrías y errores.

Para ello puede ayudarnos la escucha atenta de las lecturas. En ellas siempre encontramos huellas profundas de antiguos caminantes de la vida que han marcado sus pasos en la arena de la dificultad y en los cruces de la duda. Ellos nos han querido legar su experiencia y los resortes que utilizaron para superar tanto problema, para sobreponerse a tanto desánimo, para avanzar a pesar de los obstáculos.

El evangelio también nos introduce en ese ambiente propio de la vida. Los cuarenta días son su expresión simbólica. El desierto evoca el escenario que para la Biblia es donde se desarrolla la trama de nuestros días, con sus aspectos dramáticos, trágicos o de sainete. La vida al desnudo, sin tapujos ni maquillajes, sin velos que la oculten ni alfombras que suavicen su caminar.

En medio del desierto, es decir, de la vida, resuena el mensaje central, importante y profundo de lo que es el cristianismo: Creed la buena noticia que puede cambiar la suerte de quienes están necesitados de oír algo que merezca la pena.

Una frase concentra el significado de todo: El Reino de Dios. Expresión llena de resonancias en aquel momento y, por eso mismo, difícil de entender en un solo sentido. Expresión hoy también llena de usos y significados, por eso mismo difícil también hoy de entender.

Para ellos, como para nosotros, queda una sola posibilidad de entender el sentido central de nuestra fe: Fijarse en el mensajero y vivir como Él.

Porque Jesús, mensajero de la buena noticia que es el Reino de Dios para nuestra vida, es quien refleja en su propia experiencia vital los contenidos de esa frase. Viviendo como él podremos llegar a entender y, sobre todo, a vivir esa buena noticia que cambia la vida.

Siguiendo sus pasos nos encontraremos viviendo con la libertad de un hijo, la confianza de encontrarnos en casa, la alegría de sabernos queridos y la capacidad de dedicarnos a ayudar y servir sin sentirnos disminuidos en nuestra dignidad.

JOSE ALEGRE ARAGÜES
pepe@dabar.net


PARA LA ORACION

Señor que nos acompañas en las aventuras de la vida y nos ayudas a llevar la carga de nuestra existencia promoviendo un espíritu de esfuerzo y superación que nos lleve hacia horizontes de mayor humanidad personal y comunitaria, cambia y transforma nuestro corazón como transformas el pan y el vino, para que vivamos al estilo de Jesús y provoquemos tu búsqueda en quien no te conoce.
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Te ofrecemos el esfuerzo de caminar cada día hacia la satisfacción de nuestras necesidades. Por eso te agradecemos el pan que nos alcanzas con nuestro trabajo y recordamos a quienes no consiguen lo necesario para ellos y sus familias. Con ellos podemos compartirnos como Tú te compartes con nosotros.
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Y nunca podemos dejar de agradecerte todo lo que significas en nuestra vida. Precisamente porque somos la comunidad de quienes creemos que de Ti recibimos todo lo que somos y tenemos: el mundo, la vida, el pan, el trabajo, el perdón, la inquietud que busca un mundo más justo y solidario, la reconciliación entre nosotros y con los demás tan necesaria para promover una convivencia pacífica entre personas y grupos distintos.
Te damos gracias, especialmente, por Jesús, con quien nos envías la buena noticia de sabernos hijos tuyos, asumidos en nuestra realidad humana que nunca es ideal pero siempre puede ser querida y amada. Porque esperas todavía de nosotros, no te das por vencido y te empeñas en sacar todo lo mejor que llevamos puesto dentro como semilla que quiere crecer hacia la felicidad y la plenitud.
La conciencia de ser hijos nos libera del miedo a tu castigo, que sería nuestra ruina, y nos deja libres para hacernos hermanos unos de otros y trabajar por el bien de los más necesitados, como hacen tantos creyentes que entregan su vida al servicio de los demás.
Te damos gracias por encontrarnos un Dios profundamente humano que nos marca la senda hacia nuestra propia humanización. Por todo queremos mostrarte nuestra gratitud y lo hacemos cantando llenos de alegría
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La celebración de la eucaristía recarga nuestras pilas de esperanza, levanta nuestro ánimo para la rutina esforzada de cada día y nos recuerda tu invitación al amor solidario con todos. Ya que nuestro mundo necesita signos de esperanza y de amor, conviértenos en señales de tu presencia, tu cercanía y tu afecto.


LA MISA DE HOY

MONICIÓN DE ENTRADA
Bienvenidos a la celebración semanal de la vida y la eucaristía. Y sed bienvenidos a este tiempo de reflexión especial que es la cuaresma cuya andadura quiere ser un paralelo a las andanzas de la vida. Jesús nos invita al cambio y a pensar en el sentido central de su mensaje. Pero vamos a hacerlo con la actitud de agradecimiento que es la característica de nuestra comunidad

ACTO PENITENCIAL
Ante Dios, Grande de corazón y Padre lleno de ternura podemos mirar nuestra realidad sin tener que esconderla. Él no nos acompleja ni nos acusa, nos acepta como somos. Reconozcamos, pues, nuestra condición:
-Tú que conoces cómo somos los seres humanos con nuestros defectos, limitaciones y contradicciones. Señor, ten piedad
-Tú que has conocido la vida en la dureza de la crisis, en la duda de la tentación y en la dificultad de ánimo. Cristo, ten piedad
-Tú que sacas de nosotros nuestras mejores posibilidades y nos invitas a seguir superando nuestros miedos. Señor, ten piedad
Oración: Dios nos acepta, nos anima y nos invita a la fiesta con la que cerrará la historia y dará comienzo a la plenitud y la felicidad.

MONICIÓN A LA PRIMERA LECTURA
Desde los comienzos de la historia de la humanidad Dios conoce la capacidad humana de equivocarse y sublevarse contra su propia destino. Pero Dios no se cansa de señalar futuros de esperanza y de sentimientos de perdón hacia nosotros. El pacto de Noé es uno de los muchos que en la vida experimentamos que Dios hace con nosotros.

SALMO RESPONSORIAL (Sal. 24)
Tus sendas, Señor, son misericordia y lealtad para los que guardan tu alianza.
Señor, enséñame tus caminos, instrúyeme en tus sendas: haz que camine con lealtad; enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador.
Tus sendas, Señor, son misericordia y lealtad...
Recuerda, Señor, que tu ternura y tu misericordia son eternas. Acuérdate de mí con misericordia, por tu bondad, Señor.
Tus sendas, Señor, son misericordia y lealtad...
El Señor es bueno y es recto, y enseña el camino a los pecadores; hace caminar a los humildes con rectitud, enseña su camino a los humildes.
Tus sendas, Señor, son misericordia y lealtad...

MONICIÓN A LA SEGUNDA LECTURA
Lo mismo que Jesús pasó por las circunstancias de la vida con sus cansancios y sentido de fracaso, también nosotros pasamos por una vida llena de dificultades que nos despiertan muchas dudas. Al final, porque le ocurrió a Jesús, sabemos que Dios nos reserva aquello por lo que luchamos. Al final de la cuaresma, como de la vida, está la resurrección.

MONICIÓN A LA LECTURA EVANGÉLICA
Aunque a veces no miramos hacia delante y nos sentimos presas del pánico o del cansancio. Jesús nos anuncia que al final está siempre Dios, en ese horizonte en que nuestra vista no está acostumbrada a ver y distinguir, pero es el horizonte de un tiempo y de un estilo, el de Dios.

ORACIÓN DE LOS FIELES
En forma de súplica hacemos un repaso a los problemas que acechan a nuestro mundo y a nosotros.
- Por los creyentes, acostumbrados durante mucho tiempo a la facilidad y la rutina, para que despertemos a la dificultad, el debate y los interrogantes. Roguemos al Señor.
- Por los necesitados de este mundo en crisis económica, laboral y familiar, para que no se dejen agobiar por las dificultades. Roguemos al Señor
- Por los que no entienden que Dios es tan importante para vivir con esperanza, confianza y ánimo. Roguemos al Señor.
- Por los jóvenes y niños que todavía no han descubierto que la vida es dura, difícil y necesita mucho ánimo interior, para que les ayudemos a no acobardarse. Roguemos al Señor
- Por quienes tenemos la suerte de sentirnos acompañados de un Dios que es tan bueno y comprensivo como nos ha hecho saber Jesús, para que seamos mensajeros de tan buena noticia. Roguemos al Señor
Oración: Escucha, Dios bueno, estas súplicas por nuestro mundo que te necesita y que te pedimos por Jesucristo Nuestro Señor.

DESPEDIDA
El camino de cuaresma iniciado nos repetirá la invitación a reflexionar sobre la vida y sobre nuestra fe. Podemos seguir haciéndolo junto con quienes forman nuestra familia o nuestro grupo de amistad y de trabajo. Hagámoslo.



CANTOS PARA LA CELEBRACION

Entrada: Hoy vuelvo de lejos, del disco del mismo título; Cómo le cantaré al Señor.
Acto Penitencial: Conviene resaltarlo en toda la cuaresma. Por ejemplo con el canto Señor ten piedad, del casette o CD titulado " 12 Canciones Religiosas y Litúrgicas para el Siglo XXI", o con otros cantos penitenciales.
Salmo: LdS o el Salmo Caminaré.
Ofertorio: en silencio o el canto latino Attende Domine.
Santo: Gregoriano de la Misa de difuntos.
Aclamación al memorial: (2 CLN J 21).
Cordero de Dios: (1 CLN N 2).
Comunión: No podemos caminar, Altísimo Señor, Tan cerca de mí (de Luis Alfredo Díaz, en el disco "Baja a Dios de las nubes").
Final: Silencio o música gregoriana o polifónica.



Director: José Ángel Fuertes Sancho •Paricio Frontiñán, s/n• Tlf 976458529 Fax 976439635 • 50004 ZARAGOZA
Tlf. del Evangelio: 976.44.45.46 - Página web: www.dabar.net - Correo-e: dabar@dabar.net

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