XXII Domingo del T.O. (Marcos 7, 1-8. 14-15. 21-23) - Ciclo B
Por José Enrique Ruiz de Galarreta, SJ
TEMAS Y CONTEXTOS
EL TEXTO DEL DEUTERONOMIO
Por José Enrique Ruiz de Galarreta, SJ
TEMAS Y CONTEXTOS
EL TEXTO DEL DEUTERONOMIO
Los tres primeros capítulos del Deuteronomio son una introducción histórica en la que se pone en labios de Moisés el resumen de la historia del pueblo desde el Horeb hasta el momento en que se encuentran, a la entrada de Canaán. Sirven para mostrar la importancia de permanecer fieles a la ley del Señor, que va a ser nuevamente promulgada a partir del capítulo 4º. Los versos que hoy leemos son el principio de ese capítulo 4º: antes de promulgar la Ley se hace una exhortación a su cumplimiento y "a no cambiar nada" de la misma. El argumento básico desarrollado en este capítulo 4º consiste en mostrar los grandes prodigios que el Señor ha hecho por su pueblo, el terrible peligro de desaparición que se deriva de la infidelidad a Dios, y termina así: "Guarda los mandatos y preceptos que te daré hoy; así os irá bien a ti y a los hijos que te sucedan y prolongarás la vida en la tierra que el Señor, tu Dios, te va a dar para siempre".
Todos estos textos muestran la enorme importancia que el pueblo daba a La Ley. Su cumplimiento, por parte de “los santos” del pueblo, los fariseos, era, por eso, sumamente estricto, aunque no pocas veces se centraba en una observancia meticulosa, de detalle, olvidada del espíritu profundo de la Ley (la justicia, la misericordia, la fidelidad, como les recordó Jesús)
Pero en el texto hay bastantes cosas que hacen pensar.
1.- un autor dice que Moisés dice que Dios dice... Y luego otros dicen que todo esto es Palabra de Dios. Seamos serios, antes de tragarnos sin más que eso es Palabra de Dios.
El origen de todos los fundamentalismos está en esta cadena. Si escucha usted a alguien decir: “Dios me ha dicho”, prepárese a correr.
2.- cumplid mi ley y os regalaré una tierra, una tierra que es de otros. Un autor dice que Dios dice que les regala la tierra. Nuestro dios a favor de nosotros contra otros.
Terrible mensaje de todo el A.T. Dios mata egipcios para nosotros, Dios extermina cananeos para nosotros, Dios nos manda exterminar... Y servir a Dios tiene un premio en este mundo, un premio de posesión y poder contra otros. Si esto se parece algo a lo de Jesús, que me lo expliquen.
3.- no cambiéis nada. Pero Jesús es noticia, novedad, conversión. Estar abierto a la Palabra, que siempre pedirá cambiar, a las personas y a la Institución. Estar dispuesto a cambiar, asignatura pendiente de una Iglesia instalada en lo de siempre, porque conviene a su status, a su seguridad y a la tranquilidad de “su” tierra prometida. ¿Contra quiénes?
4.- y el orgullo del pueblo. Dios nos hace grandes. La Iglesia es como una gran nación privilegiada por un Dios parcial, a favor de ella y contra sus enemigos.
¿Tiene todo esto algo que ver con el evangelio? ¿Una vez leeremos toda esta sarta de atrocidades y exigiremos al pueblo que lo reconozca como “Palabra de Dios? ¿Otra vez tendremos que rebuscar en la Biblia algún texto que no contradiga a Jesús?
Durante cinco domingos haremos un lectura continua de esta carta, que antes se dató como el más antiguo de los escritos del NT (hacia el 49) y ahora se estima escrita a finales del siglo. Se atribuyó también su autoría a Santiago "el hermano del Señor", personaje importante de la comunidad de Jerusalén, aunque hoy se tiende más bien a considerar el nombre como un seudónimo. Su género literario, más que carta, parece sapiencial, en la línea de los Libros de Sabiduría del AT, sin unidad ni plan de conjunto, como una serie de máximas que desarrollan varios aspectos de la religiosidad de los cristianos (fe/obras, regeneración por la palabra, la ley de la libertad... )
En conexión con los otros textos de este domingo llama la atención cómo sigue este texto la línea de Jesús en lo que se refiere a llevar a la práctica la palabra y concebir la religión como servicio a los necesitados. Y encontramos al final una receta definitiva, entroncada con las parábolas del samaritano y del juicio final, La religión pura e intachable a los ojos de Dios Padre es ésta:
visitar huérfanos y viudas en sus tribulaciones y no mancharse las manos con este mundo.
Que no necesita ningún comentario
El texto que leemos ha sido despiadadamente mutilado, eligiendo un serie de versículos y prescindiendo de otros, con lo que se pierde bastante de la energía de la composición de Marcos, aunque se conserva lo esencial. El texto completo es:
Cp 7|v1 Se reúnen junto a él los fariseos, así como algunos escribas venidos de Jerusalén. |v2 Y al ver que algunos de sus discípulos comían con manos impuras, es decir no lavadas, |v3 - es que los fariseos y todos los judíos no comen sin haberse lavado las manos hasta el codo, aferrados a la tradición de los antiguos, |v4 y al volver de la plaza, si no se bañan, no comen; y hay otras muchas cosas que observan por tradición, como la purificación de copas, jarros y bandejas -.
|v5 Por ello, los fariseos y los escribas le preguntan: « ¿Por qué tus discípulos no viven conforme a la tradición de los antepasados, sino que comen con manos impuras? »
|v6 El les dijo: « Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, según está escrito: Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. |v7 En vano me rinden culto, ya que enseñan doctrinas que son preceptos de hombres.
|v8 Dejando el precepto de Dios, os aferráis a la tradición de los hombres. » |v9 Les decía también: « ¡Qué bien violáis el mandamiento de Dios, para conservar vuestra tradición! |v10 Porque Moisés dijo: Honra a tu padre y a tu madre y: el que maldiga a su padre o a su madre, sea castigado con la muerte. Pero vosotros decís: |v11 Si uno dice a su padre o a su madre: "Lo que de mí podrías recibir como ayuda lo declaro Korbán - es decir: ofrenda -", |v12 ya no le dejáis hacer nada por su padre y por su madre, |v13 anulando así la Palabra de Dios por vuestra tradición que os habéis transmitido; y hacéis muchas cosas semejantes a éstas. »
|v14 Llamó otra vez a la gente y les dijo: « Oídme todos y entended. |v15 Nada hay fuera del hombre que, entrando en él, pueda contaminarle; sino lo que sale del hombre, eso es lo que contamina al hombre. |v16 Quien tenga oídos para oír, que oiga. » |v17 Y cuando, apartándose de la gente, entró en casa, sus discípulos le preguntaban sobre la parábola. |v18 El les dijo: « ¿Conque también vosotros estáis sin inteligencia? ¿No comprendéis que todo lo que de fuera entra en el hombre no puede contaminarle, |v19 pues no entra en su corazón, sino en el vientre y va a parar al excusado? » - así declaraba puros todos los alimentos -.
|v20 Y decía: « Lo que sale del hombre, eso es lo que contamina al hombre. |v21 Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen las intenciones malas: fornicaciones, robos, asesinatos, |v22 adulterios, avaricias, maldades, fraude, libertinaje, envidia, injuria, insolencia, insensatez. |v23 Todas estas perversidades salen de dentro y contaminan al hombre. » (Mc 7:1-23)
Los versículos suprimidos son 8-13 y 15-20. En 8-13 Jesús aplica la doctrina no sólo a las costumbres tradicionales sino a la misma interpretación de la Ley que hacen los fariseos. En efecto, los fariseos habían desarrollado los preceptos de la Ley ampliándolos y especificándolos en infinitos mandamientos, transmitidos muchas veces oralmente.
Esta enorme carga de preceptos era absolutamente in-cumpible por la gente normal, pero se observaba meticulosamente por parte de los fariseos, que se consideraban, por ello, "justos". Jesús rechaza en principio todo ese mundo de preceptos pero, además, la misma interpretación de la Ley como cumplimiento escrupuloso de preceptos. Lo que mancha al hombre no viene de fuera, sino de dentro: las cosas no son puras o impuras; es el corazón del hombre lo que las hace puras o impuras.
En 15-20 se da la enseñanza al pueblo, en contraposición de 21-23 en que se explica todo más detenidamente a los discípulos. Marcos va subrayando cada vez más la doble actividad de Jesús: con las masas y con los discípulos. En esta línea se inscribirá el "secreto mesiánico", tan característico de Marcos, que en definitiva significa el alejamiento por parte de Jesús del concepto mesiánico habitual, sustituyéndolo por el anuncio de la cruz y la resurrección.
Así, la enseñanza de Jesús pasa de la defensa de los discípulos porque no cumplen todas las tradiciones farisaicas a una interpretación mucho más profunda y espiritual de la ley y de la religión misma.
El texto refleja dos oposiciones históricamente reales: la que opusieron a Jesús los fariseos y los letrados (especialmente los de Jerusalén), y la que sufrieron las comunidades cristianas por parte de esos mismos fariseos, ya en el nacimiento de las comunidades cristianas (recuérdese la persecución ejercida por el fariseo Saulo) y más radicalmente tras la destrucción del Templo y la desaparición de la clase sacerdotal.
Es un texto muy característico de la mentalidad e intención de Marcos. Desde el comienzo la predicación de Jesús en Galilea, Marcos presenta la oposición de los fariseos y los letrados, en contraste con el entusiasmo de la gente. Desde los capítulos primero y segundo se subraya la oposición larvada, que se hace manifiesta en la comida en casa de Leví (2, 16), en el ayuno (2,18) en las acciones y curaciones en sábado (2,23. 3,1).
Esta oposición va a ir creciendo hasta convertirse en una verdadera persecución. Ya en 3,6 los fariseos y los herodianos se proponen acabar con él, y en 3,22 dicen que lleva dentro a Belcebú.
Marcos presenta pues una figura de Jesús sumamente polémica, que culmina en la gran reprobación del capítulo 12, en vísperas de la Pasión, cuando ya la situación de ruptura es irreversible. Así, el evangelio de Marcos representa una posición muy diferente a la de Mateo, que presenta a Jesús mucho más como culminación de la Ley, aunque es el que más violentamente narra la oposición y condena de los fariseos en el terrible capítulo 23.
Marcos nos muestra la evolución de las comunidades cristianas, que parten de entender a Jesús desde la Antigua Ley, como cumbre de la misma, y llegan hasta entenderle como "vino nuevo que rompe los odres viejos" (Mc.2,22).
El evangelio de Marcos nos invita a entrar una vez más en el mundo de la religiosidad, de las deformaciones de la religiosidad, y de la extremada supremacía del mensaje de Jesús sobre otras formas de religiosidad, presentes tanto en su entorno como en nosotros, hoy. A Jesús lo llevarán a la muerte cuatro irreligiosidades básicas: la de los fariseos y letrados, la de los saduceos y sacerdotes, la de los políticos romanos, la del pueblo.
Los saduceos, los sacerdotes y el poder político romano serán los que definitivamente y como protagonistas eliminen a Jesús: lo consideran un peligro para la estabilidad y la conveniencia. Jesús desequilibra una situación conveniente: el status quo entre el poder de Israel y Roma, el enorme negocio del Templo, la religión "oficial", la estabilidad política y religiosa, injusta pero conveniente para las clases dirigentes.
Externamente, el pueblo abandona a Jesús en el momento más importante. Las autoridades temían que detener a Jesús públicamente produjera una revuelta, pero se equivocaban: el pueblo tiene que elegir entre la religión de Jesús, tan pura, tan personal y tan poco nacionalista, y la religión tradicional. Y el pecado del pueblo es elegir "pan y circo", como se muestra en la reacción popular ante la multiplicación de los panes: un mesías milagrero que da de comer gratis, ése es nuestro rey. Un Mesías desinteresado por esos aspectos, que predica el Reino a los pobres y propone como programa la conversión, deja de ser popular. La inmensa mayoría del pueblo no quiere conversión sino facilidades materiales.
En lo más íntimo del problema, los fariseos y los letrados, que entienden muy bien el meollo del problema, desde el principio: no se trata de política o de nacionalismo religioso, se trata del corazón de la religión. Y esta polémica es absolutamente actual, en el corazón de cada uno y en la concepción misma de la iglesia.
Hay dos clases de "religión". Una "de fuera a dentro y de arriba a abajo". Otra "de dentro a fuera y de abajo a arriba", y éstas dos se pelean en el mundo y en cada uno de nosotros. "De fuera a dentro y de arriba a abajo" significa separar el mundo en sagrado/profano, entender a los creyentes como privilegiados, dar valor objetivo al culto por el mero hecho de asistir a lo que se celebra, sentirse justo por cumplir preceptos, imaginar a Dios como juez, creer más en la divinidad que en la humanidad de Jesús, entender a la jerarquía religiosa desde los parámetros del poder civil multiplicado por el aval divino. Es una religiosidad fundada en la seguridad, en la posesión de la Palabra, no siente la necesidad de cambio (más aún, lo teme y lo rechaza), tiende a excluir y condenar a los que piensan de distinta manera, da gran importancia a las manifestaciones externas de lo religioso, se considera maestra de todos los demás.
"De dentro afuera y de abajo a arriba" significa que la esencia de lo religioso es la búsqueda de sentido a la vida desde el interior, sentir a Dios como levadura de todo lo humano, entender la divinidad desde la humanidad de Jesús, no sentirse poseedor de la verdad absoluta sino mensajero de una palabra que es para todos, sentir menos seguridad que necesidad de buscar y caminar, sentirse inclinado a compartir la búsqueda con todos los hombres de buena voluntad, preferir sembrar entre los sencillos que dominar desde las estructuras, no entender el pecado como ofensa sino como enfermedad, sentirse invitado a cambiar todos los segundos de la vida, no utilizar la Palabra como seguridad sino como llamada a la conversión.
Los fariseos y los letrados fueron expresión paradigmática de la primera actitud: Dios es para Israel; la palabra humana de la Ley está avalada por Dios; cumplir los preceptos nos hace justos ante Dios; la autoridad de la tradición es inmutable, tan importante como la misma Palabra de Dios; sólo los jerárquicamente autorizados pueden interpretar la palabra; el pueblo es pecador y sus jefes, letrados y sacerdotes son santos.
Jesús es la más sorprendente manifestación de todo lo contrario; es la gente sencilla la que entiende la Palabra; la Palabra transforma la vida desde dentro, como la semilla, como la levadura; los preceptos son para el hombre, y no al revés; nadie es más que nadie, ni el israelita más que el gentil ni el juez más que la viuda ni el sabio más que el niño ni el varón más que la mujer, ni el ortodoxo más que el hereje; los jefes no tienen poder sino más obligación de servir; no se trata de ganar la vida eterna invirtiendo lo que me sobra en limosnas, sino de ser capaz de con-padecer y evitar el sufrimiento de los hermanos.
Nuestra religiosidad es un proceso de conversión. De dentro a fuera. Religión no es someterse a unos modos culturales establecidos y convenientes sino atender a la Palabra de Dios y seguirla. La religión que fundamenta y justifica los modos y costumbres de una sociedad es sospechosa. La Palabra llama siempre a caminar. La religión que lleva a que nos consideremos justos es más sospechosa aún. La Palabra hace que nos sintamos cada vez más insuficientes y necesitados de Dios. La conversión es siempre conversión a la Palabra: dichosos los que escuchan la Palabra y la ponen en práctica. Y la Palabra es el Evangelio, la Palabra es Jesús. En todos los tiempos, y en el nuestro como en todos o más que nunca, volver al evangelio es la asignatura pendiente de cada cristiano y de la iglesia, del magisterio y la teología.
A veces siente uno la impresión de que la Teología considera al Evangelio como demasiado simple, que hay que desarrollar en forma doctrinal, científica y sistemática, lo que en los evangelios tiene forma de dichos y parábolas. Pero cada vez que meditamos los dichos, las parábolas, los gestos de Jesús, encontramos en ellos tal profundidad que cada uno de ellos, por sí mismos, es capaz de transformar nuestra religiosidad y revolver nuestros criterios y certezas.
A veces tiene uno la impresión de que predomina entre los cristianos cierta espiritualidad de "cumplimiento para la seguridad": obediencia a magisterio seguro, normas morales fijas y claras, observancia de lo cultual como obediencia. Todas estas cosas tienen que existir, pero no como protagonistas de lo religioso: el protagonismo de lo religioso es la disposición a cambiar urgidos por la palabra, en el ámbito individual y en el colectivo.
Por todo lo anterior debemos concluir al menos en dos reflexiones básicas, de importante aplicación actual:
- ante todo, la necesidad inexcusable de todo cristiano y de la iglesia como comunidad, de atender permanentemente a la Palabra, tal como el evangelio la presenta: entenderla, meditarla, hacer de ella alimento cotidiano. Su capacidad de cuestionar nuestra vida, criterios y valores es más que humana. Ése es el pan bajado del cielo y el único que pude dar vida eterna. No hay cristianismo ni iglesia sin el alimento de La Palabra.
- las polémicas con los letrados y fariseos son sin duda relatos históricos, pero adquieren valor de símbolo de la resistencia del pecado a la palabra, y siguen existiendo en cada uno de nosotros y en la iglesia como comunidad. La historia nos muestra a aquellas personas como soberbias, vengativas, inmisericordes... pero consideradas por los demás (y por sí mismos) como "justas", por la ortodoxia dogmática y el cumplimiento de preceptos externos. Esto no es un simple acontecimiento histórico, algo que sucedió una vez; es la cara más peligrosa del pecado, es el Mal disfrazado de Religión; y es quizá una de nuestras tentaciones más peligrosas, a nivel personal y de Iglesia.
- volvamos a la carta de Santiago, que termina con una expresión absolutamente drástica:
“religión pura e intachable a los ojos de Dios Padre es ésta: visitar huérfanos y viudas en sus tribulaciones y no mancharse las manos con este mundo”.
No se puede dar mejor resumen de la mentalidad completa de Jesús. Debemos sacar las consecuencias más severas: por decir esto lo mataron, lo mató la otra religión (¿la nuestra?).
Todos estos textos muestran la enorme importancia que el pueblo daba a La Ley. Su cumplimiento, por parte de “los santos” del pueblo, los fariseos, era, por eso, sumamente estricto, aunque no pocas veces se centraba en una observancia meticulosa, de detalle, olvidada del espíritu profundo de la Ley (la justicia, la misericordia, la fidelidad, como les recordó Jesús)
Pero en el texto hay bastantes cosas que hacen pensar.
1.- un autor dice que Moisés dice que Dios dice... Y luego otros dicen que todo esto es Palabra de Dios. Seamos serios, antes de tragarnos sin más que eso es Palabra de Dios.
El origen de todos los fundamentalismos está en esta cadena. Si escucha usted a alguien decir: “Dios me ha dicho”, prepárese a correr.
2.- cumplid mi ley y os regalaré una tierra, una tierra que es de otros. Un autor dice que Dios dice que les regala la tierra. Nuestro dios a favor de nosotros contra otros.
Terrible mensaje de todo el A.T. Dios mata egipcios para nosotros, Dios extermina cananeos para nosotros, Dios nos manda exterminar... Y servir a Dios tiene un premio en este mundo, un premio de posesión y poder contra otros. Si esto se parece algo a lo de Jesús, que me lo expliquen.
3.- no cambiéis nada. Pero Jesús es noticia, novedad, conversión. Estar abierto a la Palabra, que siempre pedirá cambiar, a las personas y a la Institución. Estar dispuesto a cambiar, asignatura pendiente de una Iglesia instalada en lo de siempre, porque conviene a su status, a su seguridad y a la tranquilidad de “su” tierra prometida. ¿Contra quiénes?
4.- y el orgullo del pueblo. Dios nos hace grandes. La Iglesia es como una gran nación privilegiada por un Dios parcial, a favor de ella y contra sus enemigos.
¿Tiene todo esto algo que ver con el evangelio? ¿Una vez leeremos toda esta sarta de atrocidades y exigiremos al pueblo que lo reconozca como “Palabra de Dios? ¿Otra vez tendremos que rebuscar en la Biblia algún texto que no contradiga a Jesús?
EL TEXTO DE LA CARTA DE SANTIAGO
Durante cinco domingos haremos un lectura continua de esta carta, que antes se dató como el más antiguo de los escritos del NT (hacia el 49) y ahora se estima escrita a finales del siglo. Se atribuyó también su autoría a Santiago "el hermano del Señor", personaje importante de la comunidad de Jerusalén, aunque hoy se tiende más bien a considerar el nombre como un seudónimo. Su género literario, más que carta, parece sapiencial, en la línea de los Libros de Sabiduría del AT, sin unidad ni plan de conjunto, como una serie de máximas que desarrollan varios aspectos de la religiosidad de los cristianos (fe/obras, regeneración por la palabra, la ley de la libertad... )
En conexión con los otros textos de este domingo llama la atención cómo sigue este texto la línea de Jesús en lo que se refiere a llevar a la práctica la palabra y concebir la religión como servicio a los necesitados. Y encontramos al final una receta definitiva, entroncada con las parábolas del samaritano y del juicio final, La religión pura e intachable a los ojos de Dios Padre es ésta:
visitar huérfanos y viudas en sus tribulaciones y no mancharse las manos con este mundo.
Que no necesita ningún comentario
EL TEXTO DE MARCOS
El texto que leemos ha sido despiadadamente mutilado, eligiendo un serie de versículos y prescindiendo de otros, con lo que se pierde bastante de la energía de la composición de Marcos, aunque se conserva lo esencial. El texto completo es:
Cp 7|v1 Se reúnen junto a él los fariseos, así como algunos escribas venidos de Jerusalén. |v2 Y al ver que algunos de sus discípulos comían con manos impuras, es decir no lavadas, |v3 - es que los fariseos y todos los judíos no comen sin haberse lavado las manos hasta el codo, aferrados a la tradición de los antiguos, |v4 y al volver de la plaza, si no se bañan, no comen; y hay otras muchas cosas que observan por tradición, como la purificación de copas, jarros y bandejas -.
|v5 Por ello, los fariseos y los escribas le preguntan: « ¿Por qué tus discípulos no viven conforme a la tradición de los antepasados, sino que comen con manos impuras? »
|v6 El les dijo: « Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, según está escrito: Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. |v7 En vano me rinden culto, ya que enseñan doctrinas que son preceptos de hombres.
|v8 Dejando el precepto de Dios, os aferráis a la tradición de los hombres. » |v9 Les decía también: « ¡Qué bien violáis el mandamiento de Dios, para conservar vuestra tradición! |v10 Porque Moisés dijo: Honra a tu padre y a tu madre y: el que maldiga a su padre o a su madre, sea castigado con la muerte. Pero vosotros decís: |v11 Si uno dice a su padre o a su madre: "Lo que de mí podrías recibir como ayuda lo declaro Korbán - es decir: ofrenda -", |v12 ya no le dejáis hacer nada por su padre y por su madre, |v13 anulando así la Palabra de Dios por vuestra tradición que os habéis transmitido; y hacéis muchas cosas semejantes a éstas. »
|v14 Llamó otra vez a la gente y les dijo: « Oídme todos y entended. |v15 Nada hay fuera del hombre que, entrando en él, pueda contaminarle; sino lo que sale del hombre, eso es lo que contamina al hombre. |v16 Quien tenga oídos para oír, que oiga. » |v17 Y cuando, apartándose de la gente, entró en casa, sus discípulos le preguntaban sobre la parábola. |v18 El les dijo: « ¿Conque también vosotros estáis sin inteligencia? ¿No comprendéis que todo lo que de fuera entra en el hombre no puede contaminarle, |v19 pues no entra en su corazón, sino en el vientre y va a parar al excusado? » - así declaraba puros todos los alimentos -.
|v20 Y decía: « Lo que sale del hombre, eso es lo que contamina al hombre. |v21 Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen las intenciones malas: fornicaciones, robos, asesinatos, |v22 adulterios, avaricias, maldades, fraude, libertinaje, envidia, injuria, insolencia, insensatez. |v23 Todas estas perversidades salen de dentro y contaminan al hombre. » (Mc 7:1-23)
Los versículos suprimidos son 8-13 y 15-20. En 8-13 Jesús aplica la doctrina no sólo a las costumbres tradicionales sino a la misma interpretación de la Ley que hacen los fariseos. En efecto, los fariseos habían desarrollado los preceptos de la Ley ampliándolos y especificándolos en infinitos mandamientos, transmitidos muchas veces oralmente.
Esta enorme carga de preceptos era absolutamente in-cumpible por la gente normal, pero se observaba meticulosamente por parte de los fariseos, que se consideraban, por ello, "justos". Jesús rechaza en principio todo ese mundo de preceptos pero, además, la misma interpretación de la Ley como cumplimiento escrupuloso de preceptos. Lo que mancha al hombre no viene de fuera, sino de dentro: las cosas no son puras o impuras; es el corazón del hombre lo que las hace puras o impuras.
En 15-20 se da la enseñanza al pueblo, en contraposición de 21-23 en que se explica todo más detenidamente a los discípulos. Marcos va subrayando cada vez más la doble actividad de Jesús: con las masas y con los discípulos. En esta línea se inscribirá el "secreto mesiánico", tan característico de Marcos, que en definitiva significa el alejamiento por parte de Jesús del concepto mesiánico habitual, sustituyéndolo por el anuncio de la cruz y la resurrección.
Así, la enseñanza de Jesús pasa de la defensa de los discípulos porque no cumplen todas las tradiciones farisaicas a una interpretación mucho más profunda y espiritual de la ley y de la religión misma.
El texto refleja dos oposiciones históricamente reales: la que opusieron a Jesús los fariseos y los letrados (especialmente los de Jerusalén), y la que sufrieron las comunidades cristianas por parte de esos mismos fariseos, ya en el nacimiento de las comunidades cristianas (recuérdese la persecución ejercida por el fariseo Saulo) y más radicalmente tras la destrucción del Templo y la desaparición de la clase sacerdotal.
Es un texto muy característico de la mentalidad e intención de Marcos. Desde el comienzo la predicación de Jesús en Galilea, Marcos presenta la oposición de los fariseos y los letrados, en contraste con el entusiasmo de la gente. Desde los capítulos primero y segundo se subraya la oposición larvada, que se hace manifiesta en la comida en casa de Leví (2, 16), en el ayuno (2,18) en las acciones y curaciones en sábado (2,23. 3,1).
Esta oposición va a ir creciendo hasta convertirse en una verdadera persecución. Ya en 3,6 los fariseos y los herodianos se proponen acabar con él, y en 3,22 dicen que lleva dentro a Belcebú.
Marcos presenta pues una figura de Jesús sumamente polémica, que culmina en la gran reprobación del capítulo 12, en vísperas de la Pasión, cuando ya la situación de ruptura es irreversible. Así, el evangelio de Marcos representa una posición muy diferente a la de Mateo, que presenta a Jesús mucho más como culminación de la Ley, aunque es el que más violentamente narra la oposición y condena de los fariseos en el terrible capítulo 23.
Marcos nos muestra la evolución de las comunidades cristianas, que parten de entender a Jesús desde la Antigua Ley, como cumbre de la misma, y llegan hasta entenderle como "vino nuevo que rompe los odres viejos" (Mc.2,22).
R E F L E X I Ó N
El evangelio de Marcos nos invita a entrar una vez más en el mundo de la religiosidad, de las deformaciones de la religiosidad, y de la extremada supremacía del mensaje de Jesús sobre otras formas de religiosidad, presentes tanto en su entorno como en nosotros, hoy. A Jesús lo llevarán a la muerte cuatro irreligiosidades básicas: la de los fariseos y letrados, la de los saduceos y sacerdotes, la de los políticos romanos, la del pueblo.
Los saduceos, los sacerdotes y el poder político romano serán los que definitivamente y como protagonistas eliminen a Jesús: lo consideran un peligro para la estabilidad y la conveniencia. Jesús desequilibra una situación conveniente: el status quo entre el poder de Israel y Roma, el enorme negocio del Templo, la religión "oficial", la estabilidad política y religiosa, injusta pero conveniente para las clases dirigentes.
Externamente, el pueblo abandona a Jesús en el momento más importante. Las autoridades temían que detener a Jesús públicamente produjera una revuelta, pero se equivocaban: el pueblo tiene que elegir entre la religión de Jesús, tan pura, tan personal y tan poco nacionalista, y la religión tradicional. Y el pecado del pueblo es elegir "pan y circo", como se muestra en la reacción popular ante la multiplicación de los panes: un mesías milagrero que da de comer gratis, ése es nuestro rey. Un Mesías desinteresado por esos aspectos, que predica el Reino a los pobres y propone como programa la conversión, deja de ser popular. La inmensa mayoría del pueblo no quiere conversión sino facilidades materiales.
En lo más íntimo del problema, los fariseos y los letrados, que entienden muy bien el meollo del problema, desde el principio: no se trata de política o de nacionalismo religioso, se trata del corazón de la religión. Y esta polémica es absolutamente actual, en el corazón de cada uno y en la concepción misma de la iglesia.
Hay dos clases de "religión". Una "de fuera a dentro y de arriba a abajo". Otra "de dentro a fuera y de abajo a arriba", y éstas dos se pelean en el mundo y en cada uno de nosotros. "De fuera a dentro y de arriba a abajo" significa separar el mundo en sagrado/profano, entender a los creyentes como privilegiados, dar valor objetivo al culto por el mero hecho de asistir a lo que se celebra, sentirse justo por cumplir preceptos, imaginar a Dios como juez, creer más en la divinidad que en la humanidad de Jesús, entender a la jerarquía religiosa desde los parámetros del poder civil multiplicado por el aval divino. Es una religiosidad fundada en la seguridad, en la posesión de la Palabra, no siente la necesidad de cambio (más aún, lo teme y lo rechaza), tiende a excluir y condenar a los que piensan de distinta manera, da gran importancia a las manifestaciones externas de lo religioso, se considera maestra de todos los demás.
"De dentro afuera y de abajo a arriba" significa que la esencia de lo religioso es la búsqueda de sentido a la vida desde el interior, sentir a Dios como levadura de todo lo humano, entender la divinidad desde la humanidad de Jesús, no sentirse poseedor de la verdad absoluta sino mensajero de una palabra que es para todos, sentir menos seguridad que necesidad de buscar y caminar, sentirse inclinado a compartir la búsqueda con todos los hombres de buena voluntad, preferir sembrar entre los sencillos que dominar desde las estructuras, no entender el pecado como ofensa sino como enfermedad, sentirse invitado a cambiar todos los segundos de la vida, no utilizar la Palabra como seguridad sino como llamada a la conversión.
Los fariseos y los letrados fueron expresión paradigmática de la primera actitud: Dios es para Israel; la palabra humana de la Ley está avalada por Dios; cumplir los preceptos nos hace justos ante Dios; la autoridad de la tradición es inmutable, tan importante como la misma Palabra de Dios; sólo los jerárquicamente autorizados pueden interpretar la palabra; el pueblo es pecador y sus jefes, letrados y sacerdotes son santos.
Jesús es la más sorprendente manifestación de todo lo contrario; es la gente sencilla la que entiende la Palabra; la Palabra transforma la vida desde dentro, como la semilla, como la levadura; los preceptos son para el hombre, y no al revés; nadie es más que nadie, ni el israelita más que el gentil ni el juez más que la viuda ni el sabio más que el niño ni el varón más que la mujer, ni el ortodoxo más que el hereje; los jefes no tienen poder sino más obligación de servir; no se trata de ganar la vida eterna invirtiendo lo que me sobra en limosnas, sino de ser capaz de con-padecer y evitar el sufrimiento de los hermanos.
PARA NUESTRA ORACIÓN
Nuestra religiosidad es un proceso de conversión. De dentro a fuera. Religión no es someterse a unos modos culturales establecidos y convenientes sino atender a la Palabra de Dios y seguirla. La religión que fundamenta y justifica los modos y costumbres de una sociedad es sospechosa. La Palabra llama siempre a caminar. La religión que lleva a que nos consideremos justos es más sospechosa aún. La Palabra hace que nos sintamos cada vez más insuficientes y necesitados de Dios. La conversión es siempre conversión a la Palabra: dichosos los que escuchan la Palabra y la ponen en práctica. Y la Palabra es el Evangelio, la Palabra es Jesús. En todos los tiempos, y en el nuestro como en todos o más que nunca, volver al evangelio es la asignatura pendiente de cada cristiano y de la iglesia, del magisterio y la teología.
A veces siente uno la impresión de que la Teología considera al Evangelio como demasiado simple, que hay que desarrollar en forma doctrinal, científica y sistemática, lo que en los evangelios tiene forma de dichos y parábolas. Pero cada vez que meditamos los dichos, las parábolas, los gestos de Jesús, encontramos en ellos tal profundidad que cada uno de ellos, por sí mismos, es capaz de transformar nuestra religiosidad y revolver nuestros criterios y certezas.
A veces tiene uno la impresión de que predomina entre los cristianos cierta espiritualidad de "cumplimiento para la seguridad": obediencia a magisterio seguro, normas morales fijas y claras, observancia de lo cultual como obediencia. Todas estas cosas tienen que existir, pero no como protagonistas de lo religioso: el protagonismo de lo religioso es la disposición a cambiar urgidos por la palabra, en el ámbito individual y en el colectivo.
Por todo lo anterior debemos concluir al menos en dos reflexiones básicas, de importante aplicación actual:
- ante todo, la necesidad inexcusable de todo cristiano y de la iglesia como comunidad, de atender permanentemente a la Palabra, tal como el evangelio la presenta: entenderla, meditarla, hacer de ella alimento cotidiano. Su capacidad de cuestionar nuestra vida, criterios y valores es más que humana. Ése es el pan bajado del cielo y el único que pude dar vida eterna. No hay cristianismo ni iglesia sin el alimento de La Palabra.
- las polémicas con los letrados y fariseos son sin duda relatos históricos, pero adquieren valor de símbolo de la resistencia del pecado a la palabra, y siguen existiendo en cada uno de nosotros y en la iglesia como comunidad. La historia nos muestra a aquellas personas como soberbias, vengativas, inmisericordes... pero consideradas por los demás (y por sí mismos) como "justas", por la ortodoxia dogmática y el cumplimiento de preceptos externos. Esto no es un simple acontecimiento histórico, algo que sucedió una vez; es la cara más peligrosa del pecado, es el Mal disfrazado de Religión; y es quizá una de nuestras tentaciones más peligrosas, a nivel personal y de Iglesia.
- volvamos a la carta de Santiago, que termina con una expresión absolutamente drástica:
“religión pura e intachable a los ojos de Dios Padre es ésta: visitar huérfanos y viudas en sus tribulaciones y no mancharse las manos con este mundo”.
No se puede dar mejor resumen de la mentalidad completa de Jesús. Debemos sacar las consecuencias más severas: por decir esto lo mataron, lo mató la otra religión (¿la nuestra?).
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