Por Pedro M. Lamet
Ahora he emprendido el camino. Salí de casa al amanecer y me adentré en el bosque. Iba en busca de una cabaña perdida, no sabría dónde. Frío, lluvia, nieve, animales salvajes, miedo y soledad me asaltaron día y noche.
Algo me animaba a continuar. No sabría definirlo: era un saber y no saber, una certeza del corazón en medio de la oscuridad. Lo llaman fe. A mi me gusta llamara confianza, que es una mezcla de fe y esperanza, como una intuición de lo profundo del ser humano.
-Pero, ¿cómo? ¿Te pones en camino sin saber a dónde vas? ¿Estás loco?
-Sí, estoy loco, pues de los cuerdos no es el reino de los cielos, sino la empresa, la institución, la fábrica, el imperio de este mundo.
Mi ir de camino es mi esencia. Mi esperar es mi encuentro. Mi soñar es mi despertar.
Sé que en la cabaña, allá lejos, estará el fuego encendido y una mano grande que cobije mis débiles hombros y un pan partido que sacia y un vino que enamora.
¿No tienes miedo?
Si no tuviera miedo, estaría completamente seguro y no te necesitaría.
Soy débil y estoy contento de de ello porque es mi nostalgia del Ser total.
Mi segunda piel es la ilusión. Mi motivo para levantarme cada día y caminar es la esperanza. No soy dueño, ni capataz, ni director, ni presidente de mi vida
Soy un camino sin caminos, con fuego en el corazón y certeza de hogar: Soy Adviento.
Algo me animaba a continuar. No sabría definirlo: era un saber y no saber, una certeza del corazón en medio de la oscuridad. Lo llaman fe. A mi me gusta llamara confianza, que es una mezcla de fe y esperanza, como una intuición de lo profundo del ser humano.
-Pero, ¿cómo? ¿Te pones en camino sin saber a dónde vas? ¿Estás loco?
-Sí, estoy loco, pues de los cuerdos no es el reino de los cielos, sino la empresa, la institución, la fábrica, el imperio de este mundo.
Mi ir de camino es mi esencia. Mi esperar es mi encuentro. Mi soñar es mi despertar.
Sé que en la cabaña, allá lejos, estará el fuego encendido y una mano grande que cobije mis débiles hombros y un pan partido que sacia y un vino que enamora.
¿No tienes miedo?
Si no tuviera miedo, estaría completamente seguro y no te necesitaría.
Soy débil y estoy contento de de ello porque es mi nostalgia del Ser total.
Mi segunda piel es la ilusión. Mi motivo para levantarme cada día y caminar es la esperanza. No soy dueño, ni capataz, ni director, ni presidente de mi vida
Soy un camino sin caminos, con fuego en el corazón y certeza de hogar: Soy Adviento.
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