Por Pedro Miguel Lamet sj
Vivimos una época de apasionamientos y posiciones encontradas. Todo es blanco o negro y o entras en uno de los compartimentos estancos de izquierda, derecha, conservador y progresita, del Barsa o del Madrid o no hay tu tía.
Recuerdo un cuentecillo ilustrador:
Después de pronunciar un encendido discurso en un mitin político, un dsicípulo le preguntó al Maestro:
-Díganos qué le ha parecido.
El Maestro sonrió:
-Si lo que ha dicho es verdad, ¿qué necesidad tenía de gritar tanto?
Luego comentó a sus discípulos:
-Le hace más daño a la Verdad el ardor de sus defensores que los ataques de sus enemigos.
La historia es aplicable no solo a los políticos, que nos tienen hartos de sus desmelanimientos, sino a muchos jerarcas de Iglesia y, más aún a católicos de ambas trincheras. Lo explicaría otro maestro con estas palabras:
-Combatir el mal con gritos y violencia, aunque sea verbal, es como combatir la oscuridad con las manos. Lo que necesitáis es luz, no lucha.
Y ¿qué decir de los que “se pegan” en nombre de Dios, con absoluta seguridad de ser sus indiscutibles e infalibles representantes?
Recuerdo un cuentecillo ilustrador:
Después de pronunciar un encendido discurso en un mitin político, un dsicípulo le preguntó al Maestro:
-Díganos qué le ha parecido.
El Maestro sonrió:
-Si lo que ha dicho es verdad, ¿qué necesidad tenía de gritar tanto?
Luego comentó a sus discípulos:
-Le hace más daño a la Verdad el ardor de sus defensores que los ataques de sus enemigos.
La historia es aplicable no solo a los políticos, que nos tienen hartos de sus desmelanimientos, sino a muchos jerarcas de Iglesia y, más aún a católicos de ambas trincheras. Lo explicaría otro maestro con estas palabras:
-Combatir el mal con gritos y violencia, aunque sea verbal, es como combatir la oscuridad con las manos. Lo que necesitáis es luz, no lucha.
Y ¿qué decir de los que “se pegan” en nombre de Dios, con absoluta seguridad de ser sus indiscutibles e infalibles representantes?
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