Publicado por Valores Religiosos
En un comienzo fue considerada como un regalo del cielo para la ciudad de Lima, en Perú. En el siglo XVI un diluvio impidió el desembarco de fuerzas enemigas.
Si bien hoy en día resulta uno de los temporales más fuertes y tediosos que azota a la Argentina, la tormenta de Santa Rosa, que anuncia el ocaso del invierno y deja como consuelo la próxima llegada de la primavera, fue en sus inicios un regalo del cielo, una respuesta milagrosa a la desesperación de un pueblo aterrado por las invasiones.
Cuenta la leyenda popular que en la capital de Perú, el 30 de agosto de 1615, la Iglesia ordenó a los habitantes elevar sendos rezos al cielo en cada uno de los monasterios de la región para frenar la invasión calvinista, anunciada por el avistaje de una flota de buques holandeses frente a las costas del Callao.
Al tiempo que los frailes dominicos se levantaban en armas para resistir el ataque enemigo, una mujer, desesperada por un futuro incierto y peligroso, comenzó a orar de tal manera que, dice el mito, provocó una lluvia torrencial que no permitió a los invasores irrumpir en tierra americana y la Iglesia de Lima quedó a salvo del enemigo.
Lo que más llamó la atención a los pobladores peruanos fue que, como consecuencia de un microclima muy particular, en esa zona no solía llover en esa época del año, por lo que toda la gloria fue atribuida a la fe de "Santa Rosa".
La mujer del milagro había nacido el 30 de abril de 1586, y si bien en su lecho natal fue bautizada como Isabel Flores de Oliva, su madre la apodó Rosa y la religión la santificó como Rosa de Santa María de Lima y la convirtió en patrona de la iglesia Católica de Hispanoamérica y Filipinas.
Cada 30 de agosto en la región del Río de la Plata, se recuerda a la mujer del milagro y su imagen aparece, año a año, con las fuertes temporales que el acervo popular decidió llamar "tormenta de Santa Rosa".
No tan místico. Según el Servicio Meteorológico Nacional (SMN), la tormenta de Santa Rosa no es más que un fenómeno producido como consecuencia de la retirada del invierno y el comienzo de la primavera, donde una masa de aire cálido de origen subtropical y cargada de humedad choca con la masa de aire frío de origen polar.
Si bien hoy en día resulta uno de los temporales más fuertes y tediosos que azota a la Argentina, la tormenta de Santa Rosa, que anuncia el ocaso del invierno y deja como consuelo la próxima llegada de la primavera, fue en sus inicios un regalo del cielo, una respuesta milagrosa a la desesperación de un pueblo aterrado por las invasiones.
Cuenta la leyenda popular que en la capital de Perú, el 30 de agosto de 1615, la Iglesia ordenó a los habitantes elevar sendos rezos al cielo en cada uno de los monasterios de la región para frenar la invasión calvinista, anunciada por el avistaje de una flota de buques holandeses frente a las costas del Callao.
Al tiempo que los frailes dominicos se levantaban en armas para resistir el ataque enemigo, una mujer, desesperada por un futuro incierto y peligroso, comenzó a orar de tal manera que, dice el mito, provocó una lluvia torrencial que no permitió a los invasores irrumpir en tierra americana y la Iglesia de Lima quedó a salvo del enemigo.
Lo que más llamó la atención a los pobladores peruanos fue que, como consecuencia de un microclima muy particular, en esa zona no solía llover en esa época del año, por lo que toda la gloria fue atribuida a la fe de "Santa Rosa".
La mujer del milagro había nacido el 30 de abril de 1586, y si bien en su lecho natal fue bautizada como Isabel Flores de Oliva, su madre la apodó Rosa y la religión la santificó como Rosa de Santa María de Lima y la convirtió en patrona de la iglesia Católica de Hispanoamérica y Filipinas.
Cada 30 de agosto en la región del Río de la Plata, se recuerda a la mujer del milagro y su imagen aparece, año a año, con las fuertes temporales que el acervo popular decidió llamar "tormenta de Santa Rosa".
No tan místico. Según el Servicio Meteorológico Nacional (SMN), la tormenta de Santa Rosa no es más que un fenómeno producido como consecuencia de la retirada del invierno y el comienzo de la primavera, donde una masa de aire cálido de origen subtropical y cargada de humedad choca con la masa de aire frío de origen polar.
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