Publicado por Cipecar
Lecturas: Hch 4,32-35; Salmo 117, 2-24; 1Jn 5,1-6
Evangelio: Jn 20, 19-31
Es el mismo primer día de la semana.
Los discípulos:
- tienen bien cerradas las puertas por miedo a los líderes judíos,
- están juntos, sin saber bien lo que hacen.
El Señor:
-se presentó en medio de ellos,
-les saludó con “La paz con vosotros”,
-les mostró las manos y el costado,
-les dijo otra vez: “La paz con vosotros”,
-los envió como Él fue enviado por el Padre,
-les regaló el Espíritu Santo,
-les dio el poder espiritual de perdonar los pecados.
Los discípulos se alegraron de ver al Señor.
Tomás, uno de los Doce, no estuvo presente cuando vino Jesús. No creyó lo que los demás le dijeron. Con fuerte realismo incrédulo pedía algo más concreto y real para creer.
Una semana más tarde, en la celebración dominical están todos incluido Tomás.
Jesús,
- se presentó en medio de ellos
- saludó con “La paz con vosotros”
- dice a Tomás:
. acerca aquí tu dedo y mira mis manos,
. trae tu mano y métela en mi costado.
- y sigue diciéndole:
- “No seas incrédulo, sino fiel”.
Tomás le contestó:
- SEÑOR MÍO Y DIOS MÍO
Ahí llegó Tomás y todos los demás a la confesión plena de Jesús como Dios y Señor.
Dichosos los que no han visto y han creído.
Señor Jesús, entra en nuestros corazones, aunque a veces tengamos las puertas interiores bien cerradas por miedo a que nos hieran. Te pedimos que tu Presencia nos produzca gozo interior. Haz que en ese contacto contigo podamos oír de ti: “Dichoso tú que sin ver cosas maravillosas, te fías de Mí”. Amén
No hay comentarios:
Publicar un comentario