Lectura del santo Evangelio según san Juan 12, 24-26
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Les aseguro que si el grano de trigo que cae en la tierra no muere, queda solo; pero si muere, da mucho fruto.
El que ama su vida la perderá; pero el que odia su vida en este mundo la conservará para la vida eterna.
El que quiera servirme, que me siga, y donde yo esté, estará también mi servidor. El que quiera servirme será honrado por mi Padre».
“Reparte limosna a los pobres, su caridad es constante, sin falta”
En los Hechos de los apóstoles vimos como, estos, nombraron a siete diáconos con el fin de que los pobres no estuvieran desatendidos. Diaconía es servicio, Lorenzo, a quien podemos aplicar la frase :”Al que da de buena gana, lo ama el Señor”; Dedicó su vida al servicio de los necesitados. Cuando le preguntaron por las riquezas de la Iglesia, él contestó: “La verdadera riqueza de la Iglesia son los pobres”. La Iglesia en España, siente la alegría de tener entre los mártires fieles a su fe a este gran mártir , martirizado en Roma, pero nacido en Huesca.
En él, se realizan las dos dimensiones del Reino: Dios y los hermanos. Su fe plena en Dios, le dio fuerza para demostrar su amor a Cristo y confesarlo desde la parrilla donde fue asándose lentamente, después de que su vida fuera una entrega constante a los más necesitados, en los cuales veía a Cristo.
En ellos encontró su gloria, la llamada de Cristo:”Venid benditos de mi Padre, porque tuve hambre y me distéis de comer…”
Aprendamos de este gran santo a vivir nuestra entrega a Dios ayudando a los pobres con caridad cristiana.
“El que quiera servirme que me siga”
Así como la glorificación de Jesús se realiza en su muerte-Resurrección-Ascensión, la de sus discípulos sigue el mismo trayecto.
El grano de trigo que muere..”Cristo murió”, da mucho fruto; Cristo nos ganó una nueva vida. Sus seguidores tenemos que ir muriendo, olvidándonos de nosotros para entregarnos a los demás, como lo hizo Él.
Seguir a Cristo es servirle y este servicio nos lleva a estar con Él. Los grandes santos han sido grandes servidores de los demás y esto les ha llevado al triunfo, a la gloria.
Lo vemos en la fiesta que celebramos hoy, Lorenzo diácono, servidor de la Iglesia en los más pobres, mereció la corona del martirio, murió para dar fruto y resucitar con Cristo.
La vida del cristiano tiene que ser entrega, muerte que lleva a la vida para ser glorificados por el Padre.
Sólo viviendo en plenitud la fe, podremos practicar la caridad, verdadero amor de entrega, al final nos espera la plenitud del Amor, la gloria que el Padre dio a Cristo y que también la tiene reservada para nosotros.
II. Oramos con la Palabra
SEÑOR,caer en tierra, morir, aborrecerse a sí mismo..., son palabras duras, que golpean mis oídos e instintivamente provocan el rechazo. Pero yo sé que tú me quieres, y tu Palabra, pese a las apariencias, me indica siempre el camino de la vida y de la felicidad. Quiero servirte, quiero seguirte, estar contigo y ser reconocido por el Padre. ¿Me lo concedes?
El que ama su vida la perderá; pero el que odia su vida en este mundo la conservará para la vida eterna.
El que quiera servirme, que me siga, y donde yo esté, estará también mi servidor. El que quiera servirme será honrado por mi Padre».
Compartiendo la Palabra
Por Dominicos.org
Por Dominicos.org
“Reparte limosna a los pobres, su caridad es constante, sin falta”
En los Hechos de los apóstoles vimos como, estos, nombraron a siete diáconos con el fin de que los pobres no estuvieran desatendidos. Diaconía es servicio, Lorenzo, a quien podemos aplicar la frase :”Al que da de buena gana, lo ama el Señor”; Dedicó su vida al servicio de los necesitados. Cuando le preguntaron por las riquezas de la Iglesia, él contestó: “La verdadera riqueza de la Iglesia son los pobres”. La Iglesia en España, siente la alegría de tener entre los mártires fieles a su fe a este gran mártir , martirizado en Roma, pero nacido en Huesca.
En él, se realizan las dos dimensiones del Reino: Dios y los hermanos. Su fe plena en Dios, le dio fuerza para demostrar su amor a Cristo y confesarlo desde la parrilla donde fue asándose lentamente, después de que su vida fuera una entrega constante a los más necesitados, en los cuales veía a Cristo.
En ellos encontró su gloria, la llamada de Cristo:”Venid benditos de mi Padre, porque tuve hambre y me distéis de comer…”
Aprendamos de este gran santo a vivir nuestra entrega a Dios ayudando a los pobres con caridad cristiana.
“El que quiera servirme que me siga”
Así como la glorificación de Jesús se realiza en su muerte-Resurrección-Ascensión, la de sus discípulos sigue el mismo trayecto.
El grano de trigo que muere..”Cristo murió”, da mucho fruto; Cristo nos ganó una nueva vida. Sus seguidores tenemos que ir muriendo, olvidándonos de nosotros para entregarnos a los demás, como lo hizo Él.
Seguir a Cristo es servirle y este servicio nos lleva a estar con Él. Los grandes santos han sido grandes servidores de los demás y esto les ha llevado al triunfo, a la gloria.
Lo vemos en la fiesta que celebramos hoy, Lorenzo diácono, servidor de la Iglesia en los más pobres, mereció la corona del martirio, murió para dar fruto y resucitar con Cristo.
La vida del cristiano tiene que ser entrega, muerte que lleva a la vida para ser glorificados por el Padre.
Sólo viviendo en plenitud la fe, podremos practicar la caridad, verdadero amor de entrega, al final nos espera la plenitud del Amor, la gloria que el Padre dio a Cristo y que también la tiene reservada para nosotros.
Hna. María Pilar Garrúes El Cid
Misionera Dominica del Rosario
Misionera Dominica del Rosario
II. Oramos con la Palabra
SEÑOR,caer en tierra, morir, aborrecerse a sí mismo..., son palabras duras, que golpean mis oídos e instintivamente provocan el rechazo. Pero yo sé que tú me quieres, y tu Palabra, pese a las apariencias, me indica siempre el camino de la vida y de la felicidad. Quiero servirte, quiero seguirte, estar contigo y ser reconocido por el Padre. ¿Me lo concedes?
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