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miércoles, 28 de enero de 2009

Pablo 4. Primer encuentro en Jerusalén. Los tres líderes

Publicado por El Blog de X. Pikaza

La buena acogida del post de ayer me anima a seguir con la historia de Pablo. Como vimos ayer, tres años duró la primera misión de Pablo en Damasco y Arabia, una misión autónoma, vinculada al mundo oriental, quizá con la esperanza de venir a Jerusalén desde los lugares donde nace el sol, [tres] con el mismo Jesús resucitado (¡que viene de Arabia, que viene del desierto! Cf. Cant 8, 5), para iniciar allí el Reino de Dios. Pero aquella misión acabó pronto y para siempre, quizá por la persecución de la que hablan Hch 9, 25 y 2 cor 11, 32 (tuvo que huir de Damasco), quizá porque el mismo Pablo tuvo un cambio en su forma de entender el evangelio. Su camino tuvo que pasar por Jerusalén antes de que llegara el fin de los tiempos. Allí se encontró con los otros líderes de la Iglesia, una iglesia plural, desde el principio. Supo que Jerusalén no era la meta (¡todo acaba allí!), sino un hito en el camino. Supo que Jerusalén tenía que ser el lugar de los diálogo, para empezar de otra manera. Dejó el Oriente, caminó hacia Occidente. De su decisión y misión posterior dependemos los cristianos actuales.


El camino de Jerusalén. Los excluídos

En ese contexto se sitúa su primera venida a Jerusalén, con lo que ella implica de vuelta a las raíces y de encuentro con los representantes de la comunidad cristiana más antigua. Cerca de Damasco estaba el Monte Hermón, lugar tradicional de las grandes «historias apocalípticas» de los libros de Henoc, pero Pablo no parece interesado ahora por esas tradiciones, sino que va a Jerusalén, la raíz del judaísmo, el lugar de los testigos de Jesús:

Pasados tres años, subí a Jerusalén para conversar con Cefas y estuve con él quince días. Pero no vi a ningún otro de los apóstoles, sino a Santiago, el hermano del Señor. Por lo que se refiere a las cosas que os escribo, he aquí que os lo digo delante de Dios, que no miento (Gal 1, 18-20)

Ha proclamado el camino de Jesús durante tres años, sin necesidad de ponerse en contacto con los primeros cristianos de Jerusalén, apoyándose sólo en aquello que le han dicho los helenistas a quienes primero había perseguido. Sólo ahora, pasados tres años, cuando va a terminar (a dejar) la misión de Oriente, en el territorio de los nabateos/árabes, se interesa por conversar con Pedro. Es muy posible que quiera transformar su estilo y tarea misionera y por eso viene a Jerusalén, realizando un gesto que será esencial en su trayectoria misionera.
Ir a Jerusalén significa, sin duda, volver a la raíces, no sólo del judaísmo, sino del movimiento central de Jesús, con el que Pablo quiero ponerse en contacto. Pero el hecho de ir a Jerusalén «sin Jesús» (es decir, sin que Jesús haya vuelto a instaurar su Reino) puede suponer un cambio en la forma de entender la misión cristiana. Quizá podamos decir que Pablo fue a Jerusalén porque la «parusía» no había llegado y porque se abría un tiempo para la Iglesia.

(a) No va a Galilea, sino a Jerusalén. Cerca de Damasco queda Galilea, lugar donde se ha desarrollado la vida de Jesús y su primera misión, un entorno donde, sin duda, sigue habiendo muchos testigos del mensaje y proyecto de Jesús. Años más tarde, el evangelio de Marcos pedirá a los discípulos y a Pedro que vuelvan a Galilea, para retomar el camino de Jesus (Mc 16, 7-8). Pues bien, Pablo no va por Galilea, ni se detiene en su entorno, aunque ha podido pasar por allí (tomando el llamado «camino del mar»), sino que va a Jerusalén, donde se encuentra a su juicio la raíz del cristianismo.

(b) No busca a Magdalena y a las otras mujeres de la Pascua. Ciertamente, Pablo dará después gran importancia a las mujeres (cf. Rom 16). Pero en este momento de su venida a Jerusalén parece que ellas no cuentan. No ha buscado a Magdalena (o al menos no se dice), ni a las otras mujeres de la tradición de los evangelios (ni a la madre de Jesús, que sin duda vive todavía. Las mujeres cristianas le importan, pero no las cita ni tampoco en el relato fundamental de 1 Cor 15, 3-9, donde evoca todos los grupos cristianos del principio. Es como si en ese principio de la Iglesia sólo le importara Pedro (y Santiago), como punto de partida del movimiento cristiano.

Jerusalén, los encuentros

(a) Se ha relacionado de manera específica con Pedro. Pablo no va como un aprendiz, ni como alguien que hasta ahora no sabía quién era Jesús, sino como alguien que tiene una larga experiencia de Cristo y de su misión y que quiere compulsarla con Cefas (=Pedro, Piedra), a quien mira, sin duda, como referencia central de la iglesia. No va para ponerse a sus órdenes, ni para que le «ordenen», en el sentido posterior de la palabra (que le hagan presbítero u obispo), sino para dialogar sobre el evangelio, una vez que la misión de Arabia parece haber terminado. Va para «conversar» (historêsai), para compulsar su visión de la Iglesia con la visión y camino de Pedro, a quien considera como referencia fundamental en su camino. Va probablemente para iniciar una nueva etapa, una vez que ha terminado la anterior, de Oriente.

(b) En un segundo lugar, como en forma concesiva, dice que vio Santiago, el Hermano del Señor. Su referencia fundamental ha sido Pedro y parece que no necesitaba más, para seguir avanzando en su tarea, al iniciar su nueva etapa de misión. Y, sin embargo, añade que vio a Santiago, lo que significa que ha querido conocer los aspectos genealógicos de Jesús, sus vinculaciones familiares o, quizá, de un modo más preciso, los elementos básicos de la comunidad que Santiago el Menor (no el Zebedeo, que es el Mayor) está empezando a construir en Jerusalén (a los cinco años de la muerte de Jesús, su hermano).

Pablo ha ido a Jerusalén para conversar con Pedro (y con Santiago), pero no queda allí, quizá porque sabe que la iglesia de aquella ciudad no es la suya y porque tiene, sin duda, nuevos proyectos, vinculados con vocación de anunciar el evangelio entre los gentiles (Gal 1, 16). Si Cristo no ha venido por (desde) Oriente, después que Pablo ha misionado en aquella zona por tres años, ese mismo Cristo puede venir desde Occidente, donde Pablo quiere iniciar ahora su misión.
Sea como fuere, Pablo no puede formar parte de la Iglesia de Santiago, porque su visión del mensaje de Jesús es diferente (ha sido llamado por Dios para realizar una tarea entre los gentiles). Tampoco se integra en la misión de Pedro, que parece abrirse hacia la costa de Palestina, ni a la Felipe, que parece haberse extendido hacia Samaría (cf. Hch 8 y 10- 12), pues ellos tienen sus propios caminos y proyectos. Pablo, elegido de Dios, iniciará una misión distinta, la misión del occidente.

Los tres líderes

A Pablo no le importan en este contexto las mujeres, ni de los galileos, ni los Doce como tales, ni de los helenistas de Jerusalén. Su relato está centrado en los líderes o representantes más significativos de las iglesias posteriores, ya consolidadas (tal como los ha recordado la historia posterior : Santiago, Pablo y Pedro). Ellos hunden sus raíces en los momentos anteriores de la historia que estamos escritianatudiando: (a) Pedro forma parte del grupo primitivo de Jesús y de los Doce; (b) Pablo asume y despliega la línea de los helenistas; (c) Santiago representa a la familia de Jesús. Pero sólo ahora se consolida y define su influjo, entre el 41 y el 66 d.C., por poner dos fechas simbólicas, que deben tomarse con cierta flexibilidad .
Como algunos siguen diciendo, muchos investigadores protestantes del siglo XIX y principios del siglo XX han aplicado a los tres líderes un esquema de evolución de tipo hegeliano, interpretando la historia de la iglesia primitiva como despliegue dialéctico, con un polo judeo-cristianismo (Santiago) y otro más pagano-cristianismo (Pablo), que se habrían vinculado después no sólo por Pedro, sino también por otras versiones del mensaje de Jesús, tal como lo han puesto de relieve, desde diversas perspectivas, Lucas y Mateo o el evangelio de Juan.
Ese esquema de oposición dialéctica y evolución histórica ha podido tener ciertos valores, pero resulta demasiado estrecho, pues la realidad ha sido y sigue siendo mucho más compleja. Ciertamente, podemos y debemos trazar modelos históricos, con sus posibles oposiciones y vinculaciones, pero lo que a veces parecen oposiciones no lo son y además la realidad resulta mucho más rica que nuestros esquemas. En la Iglesia cristiana del principio hay otros personas y grupos creadores, que han sido muy importantes:

Están las mujeres
Los galileos
Los del grupo del Discípulo amado
Los de una tendencia cercana al evangelio de Tomás posterior
Los de Apolo
Y grupos y grupos anónimos que han creado Iglesia

Sea como fuere, los tres líderes cristianos ofrecen un buen panorama para estudiar el cristianismo primitivo. Así, al tratar de Santiago me ocuparé de las comunidades judeo-cristianas; al tratar de Pablo me ocuparé de las helenistas y con Pedro trataré de la búsqueda de unidad de las iglesias.

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