Publicado por Pastoral SJ
La vida está llena de posibilidades. Innumerables caminos que podremos recorrer.
Gentes que se asoman a nuestra vida. Retos, provocaciones, aprendizajes, risas que aún no han nacido, motivos para celebrar… lecciones que aprenderemos, y nos harán un poco más lúcidos, algo más humanos, quizás también más sencillos.
Hay mucho que está en nuestras manos. Que nunca perdamos la oportunidad de vivir a fondo.
“Sal de tu tierra, de la casa de tu padre, a la tierra que yo te mostraré…” (Gen 12, 1)
Es importante, una y otra vez, aprovechar la vida, no atarnos a seguridades que, quizás, nos encierren un poco. Es importante estar dispuestos a dar cabida en nuestra historia a nuevas personas, nuevas vivencias, nuevas experiencias. Porque siempre hay algo distinto que puede enriquecernos…
Salir de nuestras seguridades para adentrarnos en el terreno de lo incierto. Salir de los espacios donde uno se siente fuerte para arriesgarse a caminar por la tierra donde eres débil. Salir de lo incuestionable para enfrentarse con lo nuevo…
¿En qué facetas de mi vida puedo “salir” de los terrenos conocidos? ¿Alguna vez arriesgo?
“Buscad el reino de Dios y su justicia, y lo demás se os dará por añadidura” (Mt 6,33)
Cada vida es única, diferente. Cada persona es un mundo. Y cada uno de nosotros somos un milagro. Cada uno tenemos la oportunidad de elegir: Qué queremos hacer. Cómo vivir. Qué valores sostener, y qué metas perseguir.
No es fácil encontrar las respuestas, y la mayor parte del tiempo la viviremos en búsqueda, pero está bien intentarlo. Y si, al hacerlo, vamos encontrando nuestro propio camino, único, distinto, propio y genial, entonces, ¿qué más podemos pedir?
¿Qué prefiero en la vida? ¿En el amor? ¿En el poder? ¿En la fe? ¿En la amistad? ¿En el trabajo? ¿En el dinero? ¿En el ocio? ¿Qué he elegido hasta ahora?
Gentes que se asoman a nuestra vida. Retos, provocaciones, aprendizajes, risas que aún no han nacido, motivos para celebrar… lecciones que aprenderemos, y nos harán un poco más lúcidos, algo más humanos, quizás también más sencillos.
Hay mucho que está en nuestras manos. Que nunca perdamos la oportunidad de vivir a fondo.
1. Salir
“Sal de tu tierra, de la casa de tu padre, a la tierra que yo te mostraré…” (Gen 12, 1)
Es importante, una y otra vez, aprovechar la vida, no atarnos a seguridades que, quizás, nos encierren un poco. Es importante estar dispuestos a dar cabida en nuestra historia a nuevas personas, nuevas vivencias, nuevas experiencias. Porque siempre hay algo distinto que puede enriquecernos…
Salir de nuestras seguridades para adentrarnos en el terreno de lo incierto. Salir de los espacios donde uno se siente fuerte para arriesgarse a caminar por la tierra donde eres débil. Salir de lo incuestionable para enfrentarse con lo nuevo…
¿En qué facetas de mi vida puedo “salir” de los terrenos conocidos? ¿Alguna vez arriesgo?
AIRE LIBRE
Si algo me gusta, es vivir.
Ver mi cuerpo en la calle,
hablar contigo como un camarada,
mirar escaparates
y, sobre todo, sonreír de lejos
a los árboles...
También me gustan los camiones grises
y muchísimo más los elefantes.
Besar tus pechos,
echarme en tu regazo y despeinarte,
tragar agua de mar como cerveza
amarga, espumeante.
Todo lo que sea salir
de casa, estornudar de tarde en tarde,
escupir contra el cielo de los tundras
y las medallas de los similares,
salir
de esta espaciosa y triste cárcel,
aligerar los ríos y los soles,
salir, salir al aire libre, al aire.
Si algo me gusta, es vivir.
Ver mi cuerpo en la calle,
hablar contigo como un camarada,
mirar escaparates
y, sobre todo, sonreír de lejos
a los árboles...
También me gustan los camiones grises
y muchísimo más los elefantes.
Besar tus pechos,
echarme en tu regazo y despeinarte,
tragar agua de mar como cerveza
amarga, espumeante.
Todo lo que sea salir
de casa, estornudar de tarde en tarde,
escupir contra el cielo de los tundras
y las medallas de los similares,
salir
de esta espaciosa y triste cárcel,
aligerar los ríos y los soles,
salir, salir al aire libre, al aire.
Blas de Otero
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2. Y elegir
“Buscad el reino de Dios y su justicia, y lo demás se os dará por añadidura” (Mt 6,33)
Cada vida es única, diferente. Cada persona es un mundo. Y cada uno de nosotros somos un milagro. Cada uno tenemos la oportunidad de elegir: Qué queremos hacer. Cómo vivir. Qué valores sostener, y qué metas perseguir.
No es fácil encontrar las respuestas, y la mayor parte del tiempo la viviremos en búsqueda, pero está bien intentarlo. Y si, al hacerlo, vamos encontrando nuestro propio camino, único, distinto, propio y genial, entonces, ¿qué más podemos pedir?
¿Qué prefiero en la vida? ¿En el amor? ¿En el poder? ¿En la fe? ¿En la amistad? ¿En el trabajo? ¿En el dinero? ¿En el ocio? ¿Qué he elegido hasta ahora?
PREFERENCIAS
Ni las cumbres sublimes ni los ríos
que no han sido ensuciados por los hombres;
ni los palacios ni las blancas ruinas
de los templos antiguos, ni los dioses
de mármol o bronce, iguales todos,
ni la alada victoria ni un bugatti,
y menos aún la música y el baile,
con sus amanerados sacerdotes:
ninguna de esas cosas y de otras
tan admiradas por los más sensibles
y que tienen que ver con el buen gusto
me proporciona una emoción profunda.
Si acaso, los hangares en desuso,
las estaciones fuera de servicio,
el laberinto de las fundiciones,
el brumoso extrarradio, un descampado
en el que sólo puede comprenderse
la perpleja tristeza de los hombres,
y los ríos que arrastran su miseria,
oscuros, majestuosos y solemnes,
y las descomunales escombreras.
Ni las cumbres sublimes ni los ríos
que no han sido ensuciados por los hombres;
ni los palacios ni las blancas ruinas
de los templos antiguos, ni los dioses
de mármol o bronce, iguales todos,
ni la alada victoria ni un bugatti,
y menos aún la música y el baile,
con sus amanerados sacerdotes:
ninguna de esas cosas y de otras
tan admiradas por los más sensibles
y que tienen que ver con el buen gusto
me proporciona una emoción profunda.
Si acaso, los hangares en desuso,
las estaciones fuera de servicio,
el laberinto de las fundiciones,
el brumoso extrarradio, un descampado
en el que sólo puede comprenderse
la perpleja tristeza de los hombres,
y los ríos que arrastran su miseria,
oscuros, majestuosos y solemnes,
y las descomunales escombreras.
Andrés Trapiello
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