NO DEJES DE VISITAR
GIF animations generator gifup.com www.misionerosencamino.blogspot.com
El Blog donde encontrarás abundante material de formación, dinámicas, catequesis, charlas, videos, música y variados recursos litúrgicos y pastorales para la actividad de los grupos misioneros.
Fireworks Text - http://www.fireworkstext.com
BREVE COMENTARIO, REFLEXIÓN U ORACIÓN CON EL EVANGELIO DEL DÍA, DESDE LA VIVENCIA MISIONERA
SI DESEAS RECIBIR EL EVANGELIO MISIONERO DEL DÍA EN TU MAIL, DEBES SUSCRIBIRTE EN EL RECUADRO HABILITADO EN LA COLUMNA DE LA DERECHA

viernes, 1 de octubre de 2010

XXVII Domingo del Tiempo Ordinario (Lc 17, 5-10) - Ciclo C: DON Y RESPONSABILIDAD



La fe es don de Dios, pero también es tarea; es un regalo de vida y de libertad que está permanentemente ofrecido a todo el que lo quiera aceptar. Pero hay que ir a buscarlo allí donde está el Dios de la libertad y vida, y para ello hay que abandonar a los dioses del miedo y la esclavitud. Esa es nuestra responsabi lidad.

PELIGRO DE ESCANDALO

La parábola del rico y el pobre Lázaro, que comentábamos el domingo pasado, constituye la denuncia de una doctrina escandalosa (escandalizar no es «asombrar», sino poner a uno en peligro de hacer las cosas mal) que llevaba a la gente sencilla a considerar qué nada se podía hacer para vencer el sufrimiento y la injusticia, puesto que, según ellos, las cosas eran como eran porque así lo quería Dios; ya se encargaría el Señor de compensar en la otra vida a los que lo pasaran mal en ésta. Esta enseñanza provocaba escándalo porque lle vaba a la gente a adoptar una actitud contraria a la voluntad de Dios, cómplice, conformista y resignada ante la injusticia. Jesús se lamenta ante sus discípulos por la facilidad con que prende esta doctrina en la gente sencilla. «Es inevitable que sucedan esos escándalos...», al mismo tiempo, lanza una seria advertencia contra los que la enseñan: «... pero ¡ay del que los provoca! Más le valdría que le encajaran en el cuello una piedra de molino y lo arrojasen al mar antes que escanda lizar a uno de estos pequeños. Andaos con cuidado» (Lc 17,1-3a). Jesús dirige este aviso a sus discípulos, en especial a los de origen judío, quienes, dominados durante mucho tiempo por las doctrinas fariseas, eran más propensos a per mitir que las mismas influyeran en su manera de pensar, actuar y hablar.


AUMENTANOS LA FE

Los apóstoles le pidieron al Señor:

Auméntanos la fe.


El único medio eficaz de evitar ese peligro es la fe, que, ya lo sabemos, no es sólo aceptar una serie de verdades teó ricas, sino ponerse de parte de Jesús en su conflicto con la injusticia del mundo, el pecado, y en la tarea de realizar el proyecto que los evangelios llaman el reino de Dios: convertir este mundo en un mundo de hermanos.

Esta fe es don gratuito de Dios, que permanentemente ofrece al hombre su vida, que, aceptada por éste, se convierte en capacidad de amor y de entrega. Pero, por otro lado, la aceptación de este don tiene que ser una decisión personal, libre y responsable. Dentro de este segundo aspecto se incluye, como condición previa, el romper con todo -ideas y compor tamientos- cuanto sea incompatible con un Dios que quiere ser Padre de todos aquellos que estén dispuestos a vivir como hermanos.

Este compromiso asusta, sobre todo a quienes no están acostumbrados al ejercicio de la libertad, y lo mismo que al encontrarse frente a una situación de injusticia lo más fácil es descargar en Dios nuestra responsabilidad (Dios lo ha he cho así; nosotros sólo podemos acatar su voluntad), de la misma manera, al saber que Dios quiere que el hombre sea libre también de/ante de El, el miedo se apodera de los que aún no han dejado de ser esclavos y, aferrándose a un Dios que sólo exige sumisión y obediencia, prefieren seguir siendo un pobre siervo.


POBRES SIERVOS

Pero suponer que un siervo vuestro... ¿Tenéis que estar agradecidos al siervo porque hace lo que se le manda? Pues vosotros lo mismo: cuando hayáis hecho todo lo que os han mandado, decid: «Somos unos pobres siervos, hemos hecho lo que teníamos que hacer».


Jesús ve este miedo en la petición de los discípulos. Por eso su respuesta resulta dura: «Si tuvierais fe como un grano de mostaza... » Y sus palabras sólo como un reproche se pue­den entender en el contexto del evangelio. No es posible que Jesús, a los mismos que les había dicho: «Amad a vuestros enemigos, haced el bien y prestad sin esperar nada; así ten­dréis una gran recompensa y seréis hijos del Altísimo... » (Lc 6,35), diga ahora: «Cuando hayáis hecho todo lo que os han mandado, decid: "Somos unos pobres siervos, hemos hecho lo que teníamos que hacer"».

A los discípulos les resultaba difícil confiar que pudiera cambiar el mundo y ser desarraigada la injusticia de la socie dad humana, les costaba trabajo creer que la fuerza del amor pudiera acabar de raíz con el sufrimiento del pobre Lázaro; era más fácil esperar a la otra vida... Por eso, al escuchar la parábola, le piden a Jesús: «Auméntanos la fe». Pero Jesús no se la podía aumentar: eran ellos los que debían dar los pasos necesarios para llegar a ella. Su fe no era ni siquiera «como un grano de mostaza»; porque aún no habían puesto la condición previa a la fe, no habían roto con sus antiguas ideas sobre Dios y sobre el mundo, todavía no se habían atrevido a aceptar que Dios es Padre y no amo. Estaban todavía en la tierra de la esclavitud y tenían miedo de ponerse en camino en busca de la tierra prometida. Como el hijo mayor de la parábola del hijo pródigo (Lc 15,25-32; véase comentario núm. 13), no se atrevían a ser hijos, no se atrevían a ser libres... Así no podían ser agentes de liberación.

No hay comentarios: