Publicado por El Blog de X. Pikaza
Escribí ayer una recensión del libro ejemplar de A. Aya y J. M. M. Portales, sobre El Dios de la Perplejidad, comentando la importancia que puede tener para el diálogo cristiano-musulmán. Para ayudar a quienes quieran detenerse en el tema, leyendo el post entero (y, a poder ser, el libro), añado una breves reflexiones sobre el sentido de ese diálogo.
Cosas que nos unen:
a) La mística, es decir, la experiencia radical de Dios. En esa línea, Aya y Portales han podido concordar al cien por cien.
b) El compromiso a favor de los más pobres (o de los excluidos). En ese campo, Aya y Portales han seguido concordando al cien por cien.
c) La vida concreta de la mayoría de los creyentes, de un lado y de otro, que viven conforme a los principios de su propia convicción religiosa, en forma humana y solidaria, en respeto mutuo. Aquí también concuerdan Aya y Portales.
d) La exigencia de una reflexión, es decir, de una racionalidad, que puede y debe tener matices distintos, pero que el fondo es común. Aya y Portales han elaborado una teología de fondo, pero no la han concretado en formulaciones doctrinales, campo en el que podría haber diferencias.
Cosas que nos separan:
a) Un tipo de desarrollo histórico distinto, que se ha dado, sobre todo en los tres últimos siglos, entre países de mayoría cristiana y países de mayoría musulmana, cosa que ha llevado a que surjan recelos mutuos, y ansias de superioridad de unos y/o de otros. Ese tipo de “desfase” cultural se ha dado y se da entre ciertos grupos, pero hay personas como Aya y Portales que no tienen diferencia en ese campo.
b) Un tipo de “iglesia/comunidad”, es decir, la forma de organización social de las respectivas comunidades, que ha llevado y sigue llevando a enfrentamientos y exclusivismos. Aya y Portales no han entrado en ese campo.
c) Una forma distinta de entender la “política religiosa”, es decir, la inserción e implicación de las respectivas “confesiones”, con los riesgos de exclusivismo que se han dado en determinados momentos y lugares. En ese campo, en este momento, parece mayor el riesgo de algunos estados musulmanes (empezando por Arabia Saudita), que no permiten una verdadera libertad religiosa.
d) Un tipo de economía que tiende a imponer sobre el mundo un “mercado capitalista”, cuyos beneficiarios parecen ser algunos países de occidente y sólo algunos grupos de las comunidades musulmanas. Sin una transformación de la economía real (y de la política real) parece difícil una convivencia entre comunidades religiosas.
Temas candentes (a tener en cuenta) para una convivencia:
a) La necesidad de una profundización religiosa de cristianos y musulmanes, buscando cada comunidad sus raíces “místicas, inspiradas en la revelación de Dios.
b) El cese de la situación de “exilio” (marginación y riesgo) en que viven las comunidades cristianas en algunos países musulmanes, después de más de 1300 años de convivencia, más o menos difícil, pero real. En un siglo han desaparecido o están desapareciendo las comunidades cristianas de Irán, Irak, Turquía, Siria, Egipto etc.
c) Una forma distinta de entender la libertad y la dignidad humana, superando el tipo de sociedad de imposición económica que estamos creando (una imposición externa e interna que se muestra de forma especial en la forma en que la economía de occidente está incidiendo en algunos países musulmanes).
d) Es bueno que algunos estados musulmanes encuentren un camino de liberad y democracia, después de años de dictadura de líderes que no representan a sus pueblos. El ejemplo de Túnez y Egipto, estos días, debe llevarnos a pensar que son necesarios los cambios en esos países (pero también en la forma de vida de los países occidentales más influyentes).
Conclusión: Pasar de la perplejidad al compromiso
Aya y Portales han querido situarse en un plano de reflexión "perpleja"... Pero se trata de una perplejidad que ha de abrirse al compromiso, es decir, a la afirmación activa, a favor de la experiencia radical religiosa, a favor de los excluidos de la sociedad, desde sus comunidades concretas.
Cosas que nos unen:
a) La mística, es decir, la experiencia radical de Dios. En esa línea, Aya y Portales han podido concordar al cien por cien.
b) El compromiso a favor de los más pobres (o de los excluidos). En ese campo, Aya y Portales han seguido concordando al cien por cien.
c) La vida concreta de la mayoría de los creyentes, de un lado y de otro, que viven conforme a los principios de su propia convicción religiosa, en forma humana y solidaria, en respeto mutuo. Aquí también concuerdan Aya y Portales.
d) La exigencia de una reflexión, es decir, de una racionalidad, que puede y debe tener matices distintos, pero que el fondo es común. Aya y Portales han elaborado una teología de fondo, pero no la han concretado en formulaciones doctrinales, campo en el que podría haber diferencias.
Cosas que nos separan:
a) Un tipo de desarrollo histórico distinto, que se ha dado, sobre todo en los tres últimos siglos, entre países de mayoría cristiana y países de mayoría musulmana, cosa que ha llevado a que surjan recelos mutuos, y ansias de superioridad de unos y/o de otros. Ese tipo de “desfase” cultural se ha dado y se da entre ciertos grupos, pero hay personas como Aya y Portales que no tienen diferencia en ese campo.
b) Un tipo de “iglesia/comunidad”, es decir, la forma de organización social de las respectivas comunidades, que ha llevado y sigue llevando a enfrentamientos y exclusivismos. Aya y Portales no han entrado en ese campo.
c) Una forma distinta de entender la “política religiosa”, es decir, la inserción e implicación de las respectivas “confesiones”, con los riesgos de exclusivismo que se han dado en determinados momentos y lugares. En ese campo, en este momento, parece mayor el riesgo de algunos estados musulmanes (empezando por Arabia Saudita), que no permiten una verdadera libertad religiosa.
d) Un tipo de economía que tiende a imponer sobre el mundo un “mercado capitalista”, cuyos beneficiarios parecen ser algunos países de occidente y sólo algunos grupos de las comunidades musulmanas. Sin una transformación de la economía real (y de la política real) parece difícil una convivencia entre comunidades religiosas.
Temas candentes (a tener en cuenta) para una convivencia:
a) La necesidad de una profundización religiosa de cristianos y musulmanes, buscando cada comunidad sus raíces “místicas, inspiradas en la revelación de Dios.
b) El cese de la situación de “exilio” (marginación y riesgo) en que viven las comunidades cristianas en algunos países musulmanes, después de más de 1300 años de convivencia, más o menos difícil, pero real. En un siglo han desaparecido o están desapareciendo las comunidades cristianas de Irán, Irak, Turquía, Siria, Egipto etc.
c) Una forma distinta de entender la libertad y la dignidad humana, superando el tipo de sociedad de imposición económica que estamos creando (una imposición externa e interna que se muestra de forma especial en la forma en que la economía de occidente está incidiendo en algunos países musulmanes).
d) Es bueno que algunos estados musulmanes encuentren un camino de liberad y democracia, después de años de dictadura de líderes que no representan a sus pueblos. El ejemplo de Túnez y Egipto, estos días, debe llevarnos a pensar que son necesarios los cambios en esos países (pero también en la forma de vida de los países occidentales más influyentes).
Conclusión: Pasar de la perplejidad al compromiso
Aya y Portales han querido situarse en un plano de reflexión "perpleja"... Pero se trata de una perplejidad que ha de abrirse al compromiso, es decir, a la afirmación activa, a favor de la experiencia radical religiosa, a favor de los excluidos de la sociedad, desde sus comunidades concretas.
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