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sábado, 9 de abril de 2011

Liturgia y Contemplación: QUINTO DOMINGO DE CUARESMA

Publicado por Cipecar

Lecturas: Ezequiel 37, 12-14; Salmo 129, 1-8; Romanos 8,8-11
Evangelio: Juan 11, 1-45
"Cuando Jesús llegó, Lázaro llevaba ya cuatro días enterrado. Betania distaba poco de Jerusalén: unos tres kilómetros; y muchos judíos habían ido a ver a Marta y a María, para darles el pésame por su hermano. Cuando Marta se enteró de que llegaba Jesús, salió a su encuentro, mientras María se quedaba en casa. Y dijo Marta a Jesús:
-«Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo concederá.»
Jesús le dijo:
-«Tu hermano resucitará.»
Marta respondió:
-«Sé que resucitará en la resurrección del último día.»
Jesús le dice:
-«Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees esto?»
Ella le contestó:
-«Sí, Señor: yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo.»
vv. 1-2: Había un cierto enfermo, Lázaro, de Betania, pueblo de María y de su hermana Marta. María era la que ungió al Señor con perfumes y le secó los pies con sus cabellos; su hermano Lázaro era el enfermo.

Betania estaba cerca de Jerusalén como a unos quince estadios, unos tres kilómetros, así se dice más adelante en el v. 18.
Estos hermanos nos son conocidos también en Lucas.
Esta María:
No tiene nada que ver con María de Magdala (la Magdalena), ciudad que estaba junto al Lago de Generesaret a más de 120 km. de Betania.

Ni con la pecadora anónima que ungió a Jesús los pies del Señor llorando (Lc 7,36ss).

María de Betania aparece ungiendo la cabeza de Jesús (Jn 12)

v. 3: Las hermanas enviaron a decir a Jesús: “Señor, aquel a quien tú quieres, está enfermo.”

… a quien amas… Hermosa descripción del amigo Lázaro.

v. 4: Al oírlo Jesús, dijo: “Esta enfermedad no es de muerte, es para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella.”

… no es de muerte… Se ve que a Jesús le encantaba hablar a dos niveles:

1.-No es de muerte, es decir, no va a morir de esta enfermedad, así pensaban literalmente los discípulos.

2.-No es verdadera muerte porque se va a manifestar el Poder divino; eso es lo que quiere decir Jesús.

Para gloria… para que el Hijo de Dios sea glorificado…
El sentido de esta enfermedad será que se manifieste la gloria o el poder de Dios.

Y todo eso será a favor a que el Hijo de Dios sea glorificado.

v. 5: Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro.

Era importante decir que Jesús amaba a los tres hermanos para que no se le juzgara como desinteresado por la muerte de su amigo Lázaro.
Quiere dar una grandiosa señal, la mayor de todas, antes de la súper señal de la Pasión y Resurrección.
vv. 6: Cuando se enteró de que estaba enfermo, permaneció dos días más en el lugar donde se encontraba.

Permaneció dos días más… ¿Por qué se nos dice eso? Uno piadosamente cree porque su amor de amigo no le hubiera permitido dejarlo morir. Eso es lo que le dirán las dos hermanas.
vv. 7-10: Al cabo de ellos, dice a sus discípulos: “Volvamos de nuevo a Judea.” Le dicen los discípulos: “Rabbí, con que hace poco los judíos querían apedrearte, ¿y vuelves allí?” Jesús respondió: “¿No son doce las horas del día? Si uno anda de día, no tropieza, porque ve la luz de este mundo; pero si uno anda de noche, tropieza, porque no está la luz en él.”

Judíos. Judíos son todos los que intervienen en esta escena, incluidos Jesús y sus discípulos
Aquí y en otros lugares del N. T. son los contrarios a Jesús, los líderes judíos.

Noche. Entonces, como no existía la iluminación artificial, el contraste entre el día (la buena conducta) y la noche (la mala conducta) era más notoria.
vv. 11-15: Dijo esto y añadió: «Nuestro amigo Lázaro duerme; pero voy a despertarle.» Le dijeron sus discípulos: «Señor, si duerme, se curará.» Jesús lo había dicho de su muerte, pero ellos creyeron que hablaba del descanso del sueño. Entonces Jesús les dijo abiertamente: «Lázaro ha muerto, y me alegro por vosotros de no haber estado allí, para que creáis. Pero vayamos donde él.»

Duerme… si duerme… Como el cristiano está liberado del Último Enemigo que es la Muerte (1Cor15) no muere de verdad, sino que duerme, esperando ser resucitado de entre los muertos.
… les dijo abiertamente. Como en tantas veces los discípulos no captan el delicioso y santo doble lenguaje.
Lázaro ha muerto. Me alegro. La señal que va a realizar va a ser contundente para que creáis.
v. 16: Entonces Tomás, llamado el Mellizo, dijo a los otros discípulos: «Vayamos también nosotros a morir con él.»

Tomás es nombre hebreo que significa Dídimo (en gr.) y Gemelo (lat.)
v. 17: Cuando llegó Jesús, se encontró con que Lázaro llevaba ya cuatro días en el sepulcro.

Es decir que estaba muerto y bien muerto.
Públicamente reconocido como tal
vv. 18-19: Betania estaba cerca de Jerusalén como a unos quince estadios, y muchos judíos habían venido a casa de Marta y María para consolarlas por su hermano.

Judíos: En Juan generalmente son la clase dirigente judía. Es un dato importante que dirigentes judíos son testigos del milagro de Jesús.
Estos hermanos serían gente bien, si es que esos judíos que vinieron era líderes del Pueblo judío.
vv. 20-22: Cuando Marta supo que había venido Jesús, le salió al encuentro, mientras María permanecía en casa. Dijo Marta a Jesús: “Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano. Pero aun ahora yo sé que cuanto pidas a Dios, Dios te lo concederá.”

Las características de las dos hermanas coinciden con los rasgos que aparecen en Lc 10, 30-40. Marta, activa, corre a Jesús. María permanece sentada.
Marta está maravillosa.
Primero, ante todo lo llama Señor o Kyrios.

No habría muerto. Jesús tiene tanta Vida, que imposible que la Muerte hubiera triunfado en su hermano.

Está tan cerca de Dios, de la Vida, que cuanto pida a Dios lo obtendrá.

v. 23: Le dice Jesús: “Tu hermano resucitará.”

Jesús le responde a tono. Jesús cree en la resurrección de los muertos como los fariseos; teológicamente está con la nueva teología, no con la rancia teología saducea que negaba la resurrección de los muertos porque no aparecía esa doctrina en la Thorah.
v. 24: Le respondió Marta: “Ya sé que resucitará en la resurrección, el último día.”

Marta le responde como muchos piadosos judíos de hoy en día.
… resucitará el último día… pensando que eso y nada… Total, a efectos prácticos se va y pueden decir: “No está aquí”, como dijo aquella mujer sencilla: ¡Qué le vamos a hacer, pues!”.
vv. 25-26: Jesús le respondió: “Yo soy la resurrección. El que cree en mí, aunque muera, vivirá; y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?”

Jesús trae a Marta –y en ella a todos nosotros- al presente con un pretencioso YO SOY… como Yahvéh dijo a Moisés en Ex 3…
YO SOY LA RESURRECCIÓN. La Resurrección, he anástasis, no es una diosa como se creyeron los atenienses a oír a Pablo predicar e el Jesús y la Resurrección (Hch17, 18 Anunciaba a Jesús y la resurrección).

La persona JESUS DE NAZARET- EL HIJO DE DIOS es la Resurrección. Es imposible hacerlo más concreto.
Si sonaba a disparate el decir que una persona con acento galileo es la Resurrección, incluso suena más raro eso de El que cree en mí, aunque muera, vivirá. Parece un juego de palabras, pero en la dimensión mística –más allá de la dimensión lógica- lo que dice es verdadero.
Jesús es Dios. Confiar en Dios es impregnarse de Vida. Esta Vida ahuyenta la muerte.
Bien unidos a Jesús, la Vida, no podemos morir definitivamente ni quedarnos como sombras a-vitales en el Sheol.
v. 27: Le dice ella: “Sí, Señor, yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que iba a venir al mundo.”

Yo creo. Valiente Marta. Bien te mereces una Memoria Obligatoria en la Liturgia romana. Nos animas a proclamar a tu amado Jesús como:
El Cristo. El mayor título judío. Eres el Mesías esperado durante siglos.

El Hijo de Dios, tan unido al Padre; Dios igual que el Padre.

El que iba a venir como profeta definitivo; quien nos has hablado la Palabra definitiva del Padre según Dt 18,18.

vv. 28-32: Dicho esto, fue a llamar a su hermana María y le dijo al oído: «El Maestro está ahí y te llama.» Ella, en cuanto lo oyó, se levantó rápidamente, y se fue donde él. Jesús todavía no había llegado al pueblo; sino que seguía en el lugar donde Marta lo había encontrado. Los judíos que estaban con María en casa consolándola, al ver que se levantaba rápidamente y salía, la siguieron pensando que iba al sepulcro para llorar allí. Cuando María llegó donde estaba Jesús, al verle, cayó a sus pies y le dijo: «Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto.»

… si hubieras estado aquí… Se ve que las hermanas se repetían esta frase.
vv. 33-35: Viéndola llorar Jesús y que también lloraban los judíos que la acompañaban, se conmovió interiormente, se turbó y dijo: “¿Dónde lo habéis puesto?” Le responden: “Señor, ven y lo verás.” Jesús se echó a llorar.

Una vez más es el gran teólogo Juan quien nos da más pinceladas de la carne que asumió el Verbo.
El Verbo se hizo carne, hombre inundado muchas veces por sus sentimientos y sensaciones.
Parece que Juan se ha deleitado en estos tres versículos:
María llora; nada de eso se dice de Marta.

Jesús ve llorar a María y a los judíos que la acompañaban.

Se conmovió… se turbó.

Como buen hijo de Adán intentó disimular con la decisión de actuar sin dejarse llevar por los sentimientos: “Vamos, ¿dónde lo habéis puesto?”

Pero le domina el sentimiento y Jesús se echó a llorar.

Entonces Jesús se conmovió de nuevo en su interior y fue al sepulcro (v.38)

vv. 36-37: Los judíos entonces decían: «Mirad cómo le quería.» Pero algunos de ellos dijeron: «Este, que abrió los ojos del ciego, ¿no podía haber hecho que éste no muriera?»

Están los buenos que se alegran y hacen notar lo que lo quería y están los grajos con sus destempladas críticas… ¿no podía haber hecho?...
vv. 38-40: Entonces Jesús se conmovió de nuevo en su interior y fue al sepulcro. Era una cueva, y tenía puesta encima una piedra. Dice Jesús: «Quitad la piedra.» Le responde Marta, la hermana del muerto: «Señor, ya huele; es el cuarto día.» Le dice Jesús: “¿No te he dicho que, si crees, verás la gloria de Dios?”

¿No te he dicho que, si crees, verás la gloria de Dios? Jesús ha recobrado su auténtico temple. Actúa con una seguridad soberana.
Marta da la razón del mal olor que iba a inundarles. El cadáver tenía que estar corrompiéndose.
… si crees… es lo que Jesús nos dice a cada uno de sus seguidores.
vv. 41-42: Quitaron, pues, la piedra. Entonces Jesús levantó los ojos a lo alto y dijo: “Padre, te doy gracias por haberme escuchado. Ya sabía yo que tú siempre me escuchas; pero lo he dicho por estos que me rodean, para que crean que tú me has enviado.”

Padre, a secas, nada de Dios Todopoderoso y Eterno
Qué acción de gracias más bella… Da gracias por haberme escuchado.
No da gracias porque el Padre resucite a Lázaro; Jesús tiene poder para resucitar. La acción de gracias es para que éstos que me rodean crean en la gran unión entre Padre e Hijo.
vv. 43-44: Dicho esto, gritó con fuerte voz: “¡Lázaro, sal fuera!” Y salió el muerto, atado de pies y manos con vendas y envuelto el rostro en un sudario. Jesús les dice: “Desatadlo y dejadle andar.”

Se solía envolver al cadáver con una sábana y luego ésta se sujetaba con vendas a los pies y manos.
El sudario era una pañoleta grande con que se sujetaba la cara para cerrar la boca del muerto.
Jesús quiere colaboradores para nos ayudemos a desatarnos y a caminar con la libertad gloriosa de los hijos de Dios (Rm 8,22).
Jesús, nuestro Señor e hijo del Padre, te damos gracias porque nos garantizas la vida para siempre y en plenitud; porque eres la VIDA en plenitud por ser el Hijo de Dios. Gracias porque quieres hacernos partícipes de esa VIDA tuya. También queremos saludarte a vosotros Marta, María y Lázaro. Interceded por nosotros. Amén.

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