Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 1, 18-23
Éste fue el origen de Jesucristo:
María, su madre, estaba comprometida con José y, cuando todavía no habían vivido juntos, concibió un hijo por obra, del Espíritu Santo. José, su esposo, que era un hombre justo y no quería denunciarla públicamente, resolvió abandonarla en secreto.
Mientras pensaba en esto, el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que ha sido engendrado en ella pro- viene del Espíritu Santo. Ella dará a luz un hijo, a quien pondrás el nombre de Jesús, porque Él salvará a su Pueblo de todos sus pecados».
Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por el Profeta:
"La Virgen concebirá
y dará a luz un hijo, a quien pondrán
el nombre de Emanuel",
que traducido significa: «Dios con nosotros».
Queridos amigos y amigas:
Celebramos hoy la fiesta de la Natividad de la Virgen María . Festejamos, con palabras de un himno de este día, que “ Hoy nace una clara estrella, tan divina y celestial, que, con ser estrella, es tal, que el mismo sol nace de ella” . Dice San Andrés de Creta : «Convenía, pues, que esta fulgurante y sorprendente venida de Dios a los hombres fuera precedida de algún hecho que nos preparara a recibir con gozo el gran don de la salvación. [...] el nacimiento de la Madre de Dios es el exordio de todo este cúmulo de bienes [...]. Un doble beneficio nos aporta este hecho: nos conduce a la verdad y nos libera de una manera de vivir sujeta a la esclavitud de la letra de la ley. ¿De qué modo tiene lugar esto? Por el hecho de que la sombra se retira ante la llegada de la luz, y la gracia sustituye a la letra de la ley por la libertad del espíritu.» El que es la luz del mundo, viene precedido por esta luz de María que conmemoramos hoy, en nuestra lectura de la historia de la salvación.
La vida de la madre de Dios es, toda ella, historia de luz y salvación. En Ella también podemos leer nuestra propia existencia, necesitada de luz y salvación, como historia agraciada. Con la única condición de decir SÍ en los momentos en los que Dios se nos ofrece, para llevarnos a plenitud a cada uno de nosotros y, a través de nosotros, a este mundo que Él ha creado y redimido, con el mayor compromiso, en el cumplimiento fiel y hondo de sus promesas. ¡Feliz Fiesta de la Natividad de la Virgen! ¡Feliz fiesta de vida y esperanza nuestra!
María, su madre, estaba comprometida con José y, cuando todavía no habían vivido juntos, concibió un hijo por obra, del Espíritu Santo. José, su esposo, que era un hombre justo y no quería denunciarla públicamente, resolvió abandonarla en secreto.
Mientras pensaba en esto, el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que ha sido engendrado en ella pro- viene del Espíritu Santo. Ella dará a luz un hijo, a quien pondrás el nombre de Jesús, porque Él salvará a su Pueblo de todos sus pecados».
Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por el Profeta:
"La Virgen concebirá
y dará a luz un hijo, a quien pondrán
el nombre de Emanuel",
que traducido significa: «Dios con nosotros».
Queridos amigos y amigas:
Celebramos hoy la fiesta de la Natividad de la Virgen María . Festejamos, con palabras de un himno de este día, que “ Hoy nace una clara estrella, tan divina y celestial, que, con ser estrella, es tal, que el mismo sol nace de ella” . Dice San Andrés de Creta : «Convenía, pues, que esta fulgurante y sorprendente venida de Dios a los hombres fuera precedida de algún hecho que nos preparara a recibir con gozo el gran don de la salvación. [...] el nacimiento de la Madre de Dios es el exordio de todo este cúmulo de bienes [...]. Un doble beneficio nos aporta este hecho: nos conduce a la verdad y nos libera de una manera de vivir sujeta a la esclavitud de la letra de la ley. ¿De qué modo tiene lugar esto? Por el hecho de que la sombra se retira ante la llegada de la luz, y la gracia sustituye a la letra de la ley por la libertad del espíritu.» El que es la luz del mundo, viene precedido por esta luz de María que conmemoramos hoy, en nuestra lectura de la historia de la salvación.
La vida de la madre de Dios es, toda ella, historia de luz y salvación. En Ella también podemos leer nuestra propia existencia, necesitada de luz y salvación, como historia agraciada. Con la única condición de decir SÍ en los momentos en los que Dios se nos ofrece, para llevarnos a plenitud a cada uno de nosotros y, a través de nosotros, a este mundo que Él ha creado y redimido, con el mayor compromiso, en el cumplimiento fiel y hondo de sus promesas. ¡Feliz Fiesta de la Natividad de la Virgen! ¡Feliz fiesta de vida y esperanza nuestra!
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