Publicado por Pastoral Vocacional
Nos acercamos en el día de hoy al misterio de la Asunción de Jesús desde dos perspectivas teológicas: la que nos ofrece Lucas en la primera lectura y la de Mateo en el evangelio. Ello nos ayudará a encontrar detalles interesantes.
Quizá las dos diferencias más claras a simple vista se refieren al tiempo y al lugar. Mientras que en Mateo la Ascensión tiene lugar en Galilea probablemente el mismo día de la resurrección, Lucas señala que fue en Jerusalén cuarenta días después. ¿A qué obedecen estas discrepancias?
Situando la escena en la “Galilea de los gentiles” Mateo quiere ya remarcar el carácter universal de la misión dirigida a “todos los pueblos”, a la vez que pone su origen en el mismo lugar donde Jesús comenzó su ministerio. Con ello queda claro que la misión de los apóstoles, de la Iglesia, nuestra propia misión, está en continuidad con la misma de Jesús.
En Lucas, sin embargo, todo su evangelio se concibe como un camino hacia Jerusalén, culmen de una etapa. Pero también Jerusalén es comienzo de otra, pues de aquí parte la misión universal. Los cuarenta días de instrucción aparecen como un tiempo de espera y preparación siendo instruidos los discípulos por el Señor, lo cual les da autoridad como auténticos y reconocidos enviados suyos de cara a la comunidad. Con la ascensión Lucas señala además que el tiempo de las apariciones ha terminado.La primera parte del evangelio de hoy tiene la intención de mostrarnos la identidad de Cristo resucitado a quien se le ha dado “pleno poder en el cielo y en la tierra”. En este sentido la segunda lectura profundiza algo más al indicar que Jesús está sentado a la derecha del Padre y todo le está sometido. Es una presentación del Cristo victorioso.
Ante esta manifestación (que tiene lugar en lo alto de un monte) los discípulos “se postraron, pero algunos vacilaban”. Mateo expresa aquí esa actitud de duda en los apóstoles que los demás evangelistas presentan en los relatos de aparición. No es algo nuevo, sino que está en continuidad con la actitud que ellos tuvieron durante la pasión y muerte del Maestro. Jesús se revela para devolver las fuerzas a todos los que vacilaron en esos críticos momentos. Dándoles y confiándoles la misión, les recuerda que éste es un don que nadie merece. Esto refleja nuestra propia actitud en el seguimiento de Jesús, que está hecha de luces y sombras, de adoración y vacilación.
Lucas sin embargo pone de relieve que incluso ahora los discípulos son tardos para entender todo lo que Jesús les ha enseñado. Por eso tienen necesidad del Espíritu. Y será él quien les guíe y les explique todo.
Esta misión encomendada tiene carácter universal, “hasta los confines del mundo” y requiere ponerse ya en acción. De ahí la llamada que escuchan los discípulos: “¿qué hacéis ahí plantados mirando al cielo?”. Para llevar a cabo esta misión, el mismo Jesús nos promete su presencia: “Sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo”. La Ascensión no es por ello el momento en el que Jesús se desentiende del mundo, sino todo lo contrario, él se hace presente en todo el mundo y por todas partes a través y gracias a su Iglesia
2.Ideas clave para la homilía
-El evangelio de hoy nos invita en primer lugar a encontrarnos con el Señor Resucitado, a acercarnos para contemplar su misterio: el Cristo victorioso de la muerte.
-Esta actitud de contemplación y adoración es fundamental en toda vocación. Al igual que algunos de los discípulos vacilaban, nosotros también nos movemos en nuestra propia ambigüedad en materia de fe y seguimiento de Jesús.
-A pesar de nuestra mediocridad el Señor nos confía su misión: compartir lo que él nos ha enseñado para hacer discípulos suyos.
-Aunque esta tarea nos sobrepasa, no debemos temer, pues él está con nosotros “todos los días hasta el fin del mundo”.
3.Preguntas para la reflexión personal o en grupo
-¿Cómo vives en tu vida esa mezcla de “adoración y vacilación” ante el misterio de Jesús?
-¿Sientes que tu vida y tu ministerio pastoral están llamados a continuar la tarea de Jesús? ¿Qué repercusiones tiene esto para tu vida de fe?
-¿En qué sentido vives como “discípulo” de Jesús, es decir, instruido por él?
-¿Qué significa para ti que a pesar de tu debilidad y tibieza, el Señor te confía su propia misión?
-¿A qué lugares te sientes llamado a llevar la Buena Nueva de Jesús?
-¿En qué sientes que la promesa de presencia de Jesús es una realidad viva?
4.Un poco de poesía
Jesús, tú que te marchaste,
¿seremos capaces nosotros
de dejar de mirar
hacia atrás o hacia el cielo,
cuando tú nos encargas
construir el porvenir y la humanidad?
Jesús, tú que te marchaste
para preparar innumerables mansiones,
¿seremos capaces de prolongar
tu andar ligero
que despertaba a los hombres
y transformaba la vida?
Jesús, tú que te marchaste,
recuerdo y espera,
eucaristía inagotable,
¿seremos capaces nosotros a lo largo de los días
de esculpir las piedras vivas de la ciudad de Dios?
(Besssière)
5.Para darle vueltas
Porque en este camino, el bajar es subir y el subir, bajar. (San Juan de la Cruz)
Quizá las dos diferencias más claras a simple vista se refieren al tiempo y al lugar. Mientras que en Mateo la Ascensión tiene lugar en Galilea probablemente el mismo día de la resurrección, Lucas señala que fue en Jerusalén cuarenta días después. ¿A qué obedecen estas discrepancias?
Situando la escena en la “Galilea de los gentiles” Mateo quiere ya remarcar el carácter universal de la misión dirigida a “todos los pueblos”, a la vez que pone su origen en el mismo lugar donde Jesús comenzó su ministerio. Con ello queda claro que la misión de los apóstoles, de la Iglesia, nuestra propia misión, está en continuidad con la misma de Jesús.
En Lucas, sin embargo, todo su evangelio se concibe como un camino hacia Jerusalén, culmen de una etapa. Pero también Jerusalén es comienzo de otra, pues de aquí parte la misión universal. Los cuarenta días de instrucción aparecen como un tiempo de espera y preparación siendo instruidos los discípulos por el Señor, lo cual les da autoridad como auténticos y reconocidos enviados suyos de cara a la comunidad. Con la ascensión Lucas señala además que el tiempo de las apariciones ha terminado.La primera parte del evangelio de hoy tiene la intención de mostrarnos la identidad de Cristo resucitado a quien se le ha dado “pleno poder en el cielo y en la tierra”. En este sentido la segunda lectura profundiza algo más al indicar que Jesús está sentado a la derecha del Padre y todo le está sometido. Es una presentación del Cristo victorioso.
Ante esta manifestación (que tiene lugar en lo alto de un monte) los discípulos “se postraron, pero algunos vacilaban”. Mateo expresa aquí esa actitud de duda en los apóstoles que los demás evangelistas presentan en los relatos de aparición. No es algo nuevo, sino que está en continuidad con la actitud que ellos tuvieron durante la pasión y muerte del Maestro. Jesús se revela para devolver las fuerzas a todos los que vacilaron en esos críticos momentos. Dándoles y confiándoles la misión, les recuerda que éste es un don que nadie merece. Esto refleja nuestra propia actitud en el seguimiento de Jesús, que está hecha de luces y sombras, de adoración y vacilación.
Lucas sin embargo pone de relieve que incluso ahora los discípulos son tardos para entender todo lo que Jesús les ha enseñado. Por eso tienen necesidad del Espíritu. Y será él quien les guíe y les explique todo.
Esta misión encomendada tiene carácter universal, “hasta los confines del mundo” y requiere ponerse ya en acción. De ahí la llamada que escuchan los discípulos: “¿qué hacéis ahí plantados mirando al cielo?”. Para llevar a cabo esta misión, el mismo Jesús nos promete su presencia: “Sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo”. La Ascensión no es por ello el momento en el que Jesús se desentiende del mundo, sino todo lo contrario, él se hace presente en todo el mundo y por todas partes a través y gracias a su Iglesia
2.Ideas clave para la homilía
-El evangelio de hoy nos invita en primer lugar a encontrarnos con el Señor Resucitado, a acercarnos para contemplar su misterio: el Cristo victorioso de la muerte.
-Esta actitud de contemplación y adoración es fundamental en toda vocación. Al igual que algunos de los discípulos vacilaban, nosotros también nos movemos en nuestra propia ambigüedad en materia de fe y seguimiento de Jesús.
-A pesar de nuestra mediocridad el Señor nos confía su misión: compartir lo que él nos ha enseñado para hacer discípulos suyos.
-Aunque esta tarea nos sobrepasa, no debemos temer, pues él está con nosotros “todos los días hasta el fin del mundo”.
3.Preguntas para la reflexión personal o en grupo
-¿Cómo vives en tu vida esa mezcla de “adoración y vacilación” ante el misterio de Jesús?
-¿Sientes que tu vida y tu ministerio pastoral están llamados a continuar la tarea de Jesús? ¿Qué repercusiones tiene esto para tu vida de fe?
-¿En qué sentido vives como “discípulo” de Jesús, es decir, instruido por él?
-¿Qué significa para ti que a pesar de tu debilidad y tibieza, el Señor te confía su propia misión?
-¿A qué lugares te sientes llamado a llevar la Buena Nueva de Jesús?
-¿En qué sientes que la promesa de presencia de Jesús es una realidad viva?
4.Un poco de poesía
Jesús, tú que te marchaste,
¿seremos capaces nosotros
de dejar de mirar
hacia atrás o hacia el cielo,
cuando tú nos encargas
construir el porvenir y la humanidad?
Jesús, tú que te marchaste
para preparar innumerables mansiones,
¿seremos capaces de prolongar
tu andar ligero
que despertaba a los hombres
y transformaba la vida?
Jesús, tú que te marchaste,
recuerdo y espera,
eucaristía inagotable,
¿seremos capaces nosotros a lo largo de los días
de esculpir las piedras vivas de la ciudad de Dios?
(Besssière)
5.Para darle vueltas
Porque en este camino, el bajar es subir y el subir, bajar. (San Juan de la Cruz)
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