Publicado por El Blog de X. Pikaza
Vuelvo hoy al motivo de los hermanos Boff (Clodovis y Leonardo) que representan dos líneas de iglesia y cristianismo que nacieron juntas y que ahora corren el riesgo de enfrentarse, aunque estoy convencido de que pueden y deben entenderse, por su bien y por el bien de los hombres (¡propter nos homines et propter nostram salutem!), según el evangelio. Quien quiera empezar desde el principio, vuelva a leer los trabajos de Clodovis y Leonardo, que publiqué, con un breve comentario, el 19 y 20 del presente. Algunos han lanzado al aire los cañones hablando de cismas, rupturas y abandonos de la teología de la liberación. Algo de eso puede haber, pero la cosa resulta a mi juicio más sencilla e importante. Clodovis y Leonardo representan dos ángulos, dos claves, que deben mantenerse dialogando siempre, para bien de ellas, para bien del ser humano (como las dos manos de una cruz o de una tau). El que sólo tiene una clave, una verdad y quiere imponerla se equivoca siempre. Por eso es bueno que se haya destapado este enfrentamiento.
Unas tesis: Honor de Dios, vida de los pobres
1. Del honor de Dios a la vida de los pobres. Clodovis sabe que la teología trata de Dios y debe defender su honor. Dios es lo que importa, su honor es lo primero: AMDG (Ad maiorem Dei gloriam, A mayor gloria de Dios….). Pero, como cristianos, de Dios sólo sabemos de verdad una cosa: que ha creado el mundo (y que lo quiere salvar en Jesucristo); y la gloria de Dios está en que el mundo viva (¡que el reloj funcione), que los pobres de su tierra tengan esperanza. Un honor de Dios sin vida para los pobres resulta mentira, escándalo. Por eso, si empiezas con Dios, acabas (¡sin salir de Dios!) ocupándote de sus pobres. Un Dios que nos pidiera que cantáramos su gloria y nos inclináramos ante el paso de su procesión o ante la sombra de su iglesia sin entregarnos del todo a sus pobres sería un tirano y habría que matarlo. Por eso, si empezamos con Dios acabamos con los pobres.
2. De la vida de los pobres al honor de Dios. Dios no se ocupa de su gloria, sino de los pobres y los encarcelados. Así me dijo un día Bienvenido Lahoz (del que he hablado en este blog…), con su inmensa sonrisa baturra: ¡Dios no es religioso, no se dedica a adorar al Santísimo, ni a decir misa con grandes incensarios!. Así me dijo Lahoz: ¡Dios había venido a cuidar a los pobres de su Cárcel Modelo de Barcelona! (y añadía que el Dios de Jesús había bajado al infierno para sacar de allí a los condenados). Pero eso de curar y cuidar a los pobres, eso de dar un valor absoluto a los huérfano y viudas y extranjeros (Éxodo, Deuteronomio), eso de entregar la vida por los hambrientos-sedientos-desnudos-encarcelados-enfermos-extranjeros (Mt 25) no es fácil hacerlo de verdad… a no ser que Dios está ahí, a no se que eso (¡amar al pobre!) sea el absoluto. Éste ha sido el argumento teológico más hondo formulado en todo el siglo XX por un judío (E. Lévinas) y retomado desde el judaísmo por los cristianos. Cuidar a los pobres nos lleva a decir: ¡Hay Dios!
3. La teología de las verdades dobles… Una verdad única nunca es verdad. Para los aficionados a la teología lo diré en forma teológica: ¡Un Dios que solo fuera Padre no sería ni Padre ni Dios: Dios es Padre dando vida al Hijo y es Hijo acogiendo y devolviendo vida en el Espíritu! Quizá, en otro planeta teológico-ontológico haya verdades ab-solutas. En este planeta nuestro (del Dios encarnado en Jesús) sólo hay verdades relacionales (¡nada de relativistas!): la verdad de Dios es la vida de los pobres, de forma que creer en Dios y adorarle es amar a sus pobres, es decir, apostar a favor de una creación en la que quepan todos, en la que vivan todos. Ésta es la teología de las verdades dobles (sin dobles): la verdad de Dios se muestra en los pobres (¡si Dios fuera incapaz de salvarles no sería Dios); la vida de los pobres se funda en Dios (si no crees que Dios está en ellos sería mejor eliminar a los que “sobran”, como quiso cierto Hitler, como está haciendo de hecho cierto capitalismo que a veces se llama cristiano).
4. El principio Clodovis, el principio Leonardo… Conforme a todo lo anterior, si tomas en serio a Clodovis (¡honor de Dios!) desembocas en su hermano Leonardo (¡Que vivan los pobres!: una ecología abierta para todos). Y si tomas en serio a Leonardo desembocas en Clodovis (¡Que viva Dios¡: ¡qué insondable es el misterio de la realidad!). Cuanto más quieras a los pobres… más te introduces en Dios, de hecho, en verdad, no con palabras ideológicas o mentiras (tema de las cartas de Juan). Cuando más quieras a Dios y busques su honor… más tendrás que entregarte a favor de los pobres, poniendo al servicio de ellos el posible honor, verdad y gloria de tu iglesia (con sus COPES y sus APARECIDAS, con sus VATICANOS… y sus más simples ermitas de aldea).
5. El tema es Dios…La teodicea no consiste en defender en abstracto a Dios en sí, como pudo pensar San Anselmo (¡Fernando, vuelve, que te necesitamos!) o San W. Leibniz (santo por el calendario filosófico). La teodicea consiste en defender en concreto a los seres humanos, como quiso Jesús, Hijo de Dios, que no construyó una catedral mejor para adorar mejor a Dios Tetragrama (con buenos dogmas santos y privilegios religiosos), sino que quiso echar abajo el templo de los santos-santos (de los cultos-cultos, con incensarios y cámaras oscuras), para que todos los pueblos adoraran en espíritu y verdad, es decir, comiendo y bebiendo, con salud, sin demonios (como nos ha estado diciendo J. A. Pagola). Defender a Dios significa defender su creación: hacer que la vida de los hombres sobre el mundo sea viable, hacer que haya salud y palabra para todos, y esperanza de Reino (con riesgo de que los privilegiados de un sistema de verdad única y piñón fijo, el suyo, te maten).
6. El tema es la Iglesia, la querida Iglesia de “Santa Sofía”, la Santa Sabiduría del Espíritu de Dios, una Iglesia donde todos encuentren impulso para vivir en salud, con comida, en dignidad y respeto, en amor y esperanza…. El tema es crear, recrear, cada día la iglesia (eclesiogénesis) allí donde parece que ella se pierde y termina. Y hacerlo sin acusar, sin condenar…. sabiendo que, cuando miramos al crucificado, Dios y los Pobres se con-funden (sin fundirse) en una misma imagen. ¡Ay, Calcedonia! Si vivieran León los Padres de aquel concilio dirían Dios “y” los hombres…., sabiendo que esa “y” griega tiene algo que ver con la “tau” judía y con la Cruz. En sus dos brazos caben bien y son necesarios Clodovis y Leonardo. Buen día a todos.
Unas tesis: Honor de Dios, vida de los pobres
1. Del honor de Dios a la vida de los pobres. Clodovis sabe que la teología trata de Dios y debe defender su honor. Dios es lo que importa, su honor es lo primero: AMDG (Ad maiorem Dei gloriam, A mayor gloria de Dios….). Pero, como cristianos, de Dios sólo sabemos de verdad una cosa: que ha creado el mundo (y que lo quiere salvar en Jesucristo); y la gloria de Dios está en que el mundo viva (¡que el reloj funcione), que los pobres de su tierra tengan esperanza. Un honor de Dios sin vida para los pobres resulta mentira, escándalo. Por eso, si empiezas con Dios, acabas (¡sin salir de Dios!) ocupándote de sus pobres. Un Dios que nos pidiera que cantáramos su gloria y nos inclináramos ante el paso de su procesión o ante la sombra de su iglesia sin entregarnos del todo a sus pobres sería un tirano y habría que matarlo. Por eso, si empezamos con Dios acabamos con los pobres.
2. De la vida de los pobres al honor de Dios. Dios no se ocupa de su gloria, sino de los pobres y los encarcelados. Así me dijo un día Bienvenido Lahoz (del que he hablado en este blog…), con su inmensa sonrisa baturra: ¡Dios no es religioso, no se dedica a adorar al Santísimo, ni a decir misa con grandes incensarios!. Así me dijo Lahoz: ¡Dios había venido a cuidar a los pobres de su Cárcel Modelo de Barcelona! (y añadía que el Dios de Jesús había bajado al infierno para sacar de allí a los condenados). Pero eso de curar y cuidar a los pobres, eso de dar un valor absoluto a los huérfano y viudas y extranjeros (Éxodo, Deuteronomio), eso de entregar la vida por los hambrientos-sedientos-desnudos-encarcelados-enfermos-extranjeros (Mt 25) no es fácil hacerlo de verdad… a no ser que Dios está ahí, a no se que eso (¡amar al pobre!) sea el absoluto. Éste ha sido el argumento teológico más hondo formulado en todo el siglo XX por un judío (E. Lévinas) y retomado desde el judaísmo por los cristianos. Cuidar a los pobres nos lleva a decir: ¡Hay Dios!
3. La teología de las verdades dobles… Una verdad única nunca es verdad. Para los aficionados a la teología lo diré en forma teológica: ¡Un Dios que solo fuera Padre no sería ni Padre ni Dios: Dios es Padre dando vida al Hijo y es Hijo acogiendo y devolviendo vida en el Espíritu! Quizá, en otro planeta teológico-ontológico haya verdades ab-solutas. En este planeta nuestro (del Dios encarnado en Jesús) sólo hay verdades relacionales (¡nada de relativistas!): la verdad de Dios es la vida de los pobres, de forma que creer en Dios y adorarle es amar a sus pobres, es decir, apostar a favor de una creación en la que quepan todos, en la que vivan todos. Ésta es la teología de las verdades dobles (sin dobles): la verdad de Dios se muestra en los pobres (¡si Dios fuera incapaz de salvarles no sería Dios); la vida de los pobres se funda en Dios (si no crees que Dios está en ellos sería mejor eliminar a los que “sobran”, como quiso cierto Hitler, como está haciendo de hecho cierto capitalismo que a veces se llama cristiano).
4. El principio Clodovis, el principio Leonardo… Conforme a todo lo anterior, si tomas en serio a Clodovis (¡honor de Dios!) desembocas en su hermano Leonardo (¡Que vivan los pobres!: una ecología abierta para todos). Y si tomas en serio a Leonardo desembocas en Clodovis (¡Que viva Dios¡: ¡qué insondable es el misterio de la realidad!). Cuanto más quieras a los pobres… más te introduces en Dios, de hecho, en verdad, no con palabras ideológicas o mentiras (tema de las cartas de Juan). Cuando más quieras a Dios y busques su honor… más tendrás que entregarte a favor de los pobres, poniendo al servicio de ellos el posible honor, verdad y gloria de tu iglesia (con sus COPES y sus APARECIDAS, con sus VATICANOS… y sus más simples ermitas de aldea).
5. El tema es Dios…La teodicea no consiste en defender en abstracto a Dios en sí, como pudo pensar San Anselmo (¡Fernando, vuelve, que te necesitamos!) o San W. Leibniz (santo por el calendario filosófico). La teodicea consiste en defender en concreto a los seres humanos, como quiso Jesús, Hijo de Dios, que no construyó una catedral mejor para adorar mejor a Dios Tetragrama (con buenos dogmas santos y privilegios religiosos), sino que quiso echar abajo el templo de los santos-santos (de los cultos-cultos, con incensarios y cámaras oscuras), para que todos los pueblos adoraran en espíritu y verdad, es decir, comiendo y bebiendo, con salud, sin demonios (como nos ha estado diciendo J. A. Pagola). Defender a Dios significa defender su creación: hacer que la vida de los hombres sobre el mundo sea viable, hacer que haya salud y palabra para todos, y esperanza de Reino (con riesgo de que los privilegiados de un sistema de verdad única y piñón fijo, el suyo, te maten).
6. El tema es la Iglesia, la querida Iglesia de “Santa Sofía”, la Santa Sabiduría del Espíritu de Dios, una Iglesia donde todos encuentren impulso para vivir en salud, con comida, en dignidad y respeto, en amor y esperanza…. El tema es crear, recrear, cada día la iglesia (eclesiogénesis) allí donde parece que ella se pierde y termina. Y hacerlo sin acusar, sin condenar…. sabiendo que, cuando miramos al crucificado, Dios y los Pobres se con-funden (sin fundirse) en una misma imagen. ¡Ay, Calcedonia! Si vivieran León los Padres de aquel concilio dirían Dios “y” los hombres…., sabiendo que esa “y” griega tiene algo que ver con la “tau” judía y con la Cruz. En sus dos brazos caben bien y son necesarios Clodovis y Leonardo. Buen día a todos.
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