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sábado, 20 de septiembre de 2008

Cuatro momentos para meditar el Evangelio del Domingo: XXV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO - CICLO A

I - EL GLADIADOR DE LA FAMILIA.

1.- Muy querido amigo:

Si alguno de ustedes ha visto la película EL GLADIADOR estelarizada por Russell Crowe y basada en la historia de la vida del general romano de nombre Máximo, llamado el magnánimo por el sabio Emperador Romano Marco Aurelio, se podrá acordar de aquel ofrecimiento de parte del Emperador al Gladiador y de aquella solicitud que le hace El Gladiador al Emperador, quien lo miraba con admiración y respeto y le estaba ofreciendo seguirlo encumbrando en su Imperio. El Gradiador, héroe de mil batallas y que acababa de vencer a los germanos, manifiesta la única necesidad verdadera que él tenía. “Pídeme lo que quieras” le ha dicho el augusto Monarca, a lo que el heroico guerrero le ha respondido: “Lo único que quiero, lo único que deseo es irme a mi hogar, ir con mi familia. Sueño con estar con los míos”.

¿Es tu deseo ir a tu hogar? ¿Es este espacio tu pasión dominante? ¿Darías cualquier cosa por gozar de la placidez que allí se te ofrece?

2.- ¿Sabes? El día de hoy, en que el Evangelio nos permite abrir nuestra mente a la valoración de ese trabajo al que Dios nos convoca cada día, y en el que nos invita a no fijarnos mezquinamente en el denario sino a nuestra aportación en su viña, te quiero invitar a que percibamos que el trabajo está en función de las personas y no las personas en función del trabajo. Que entendamos que el dinero está en función del bienestar de las personas y que nuestro bienestar no se queda solamente en el dinero. Que una cada está en función de ofrecer un hogar a una familia y que no es la familia la que tiene que sacrificar la calidez de un hogar por la apariencia de una casa.

3.- ¿Qué es un hogar? El hogar por propia definición es el “sitio en donde se hace fuego”. El hogar es algo cálido, un espacio acogedor, algo que se busca con ansia. Decía Goethe que “el hombre realmente feliz es aquel que siendo Rey o Campesino encuentra la alegría en su hogar”.

Por desgracia, mucho más que unas hogueras, algunos hogares modernos se parecen a unos cuartos fríos. Se trata de un lugar en el que el ambiente es de frialdad y en donde nadie quiere vivir.

Ocasionalmente la esposa empieza a sentir su casa como si fuese una especie de pequeña jaula, y el esposo le da varias vueltas a la manzana antes de entrar en su casa.

Algunos autores han definido el hogar como “el lugar en el que vive una persona en la intimidad”. Pero cuando falta el amor, habrá tal vez una bonita casa, bien amueblada, un excelente coche a la puerta, pero allí no existe un hogar auténtico.

Decía Plinio el joven que a un hogar no le constituyen cuatro paredes, o la belleza de su construcción, sino que “el hogar es el lugar en dónde habita el corazón”. Y, por desgracia, el corazón ha emigrado de la casa desde hace no pocos años. ¿Las razones? Son varias y distintas, hoy te comento solamente una de ellas, en la que el rostro de la esposa ha desaparecido y con ello el rostro de la madre también. ¿Podrías tú pensar que los hijos suelen faltarle al respeto a las mamás cuyo esposo les falta el respeto?

4.- Te quiero comentar que en el último libro del filósofo y psicólogo Italiano Piero Ferruci, titulado "Nuestros maestros los niños",el cual ya ha sido traducido a 11 idiomas, narra esa vida ajetreada que suelen tener los esposos cuando son demasiado “exitosos”. Allí Piero Ferrucci admite su propio problema y nos dice: "Ha hecho falta tiempo, pero al final me he dado cuenta: la relación con mis hijos pasa a través de la relación con mi mujer. No puedo tener con ellos una buena relación si mi relación con ella no es buena".

La experiencia clínica de Ferruci le ha demostrado que "cada ser humano es el resultado de la relación entre dos individuos: su padre y su madre. Y esa relación sigue viviendo dentro de nosotros como una armonía bellísima o como una laceración dolorosa. La relación entre nuestros progenitores -dice Ferruci- nos constituye en lo que somos. Y esto es verdad también en esta época de la familia dormitorio, de los progenitores single, de la fecundación artificial, de la manipulación genética, de los vientres de alquiler, de los bancos de espermatozoides... Un niño siente con todo su ser la relación entre sus progenitores, sea cual sea, la siente en sí mismo. Si la relación está envenenada, el veneno circulará por su organismo. Si la atmósfera no es armoniosa, crecerá en la disonancia. Si está llena de ansias e inseguridades, también su futuro será incierto"

La conclusión entonces parece clara: “si quieres ser un buen padre, sé un gran marido”. Si quieres ser una buena madre, sé una gran compañera para tu marido. Esto que parece simple, en la práctica no lo es. ¿Por qué? Piero Ferruci responde en primera persona, con una gran humildad:

"A veces yo mismo he olvidado esta realidad. He tenido demasiada confianza. Sabiendo que nuestra relación va bien, la he dejado allí". Abandonada la relación a su propia suerte, pronto aparecen los disgustos, las recriminaciones.

Cuando un matrimonio reacciona a tiempo y recupera lo bello de su amor, los primeros en darse cuenta serán los hijos. Y él cuenta su propia experiencia, después de una temporada en que, obsesionado por escribir sus libros, comenzó a levantarse a las 5 de la mañana y dormirse más allá de la media noche, y por supuesto a pasar el día rabiando por el ruido y las interrupciones:

"Comencé a sentirme deprimido, algo no andaba bien. Al fin comprendí lo que sabía pero no quería admitir. El orden de mis prioridades estaba equivocado.

Decidí devolver a Vivien, mi mujer, un marido que no se cayera de sueño. Después ocurrió algo sutil y sorprendente. También mejoró la relación entre Emilio, mi hijo, y Vivien, mi esposa y su madre. No es que fuese una relación mala, pero había algo que no me gustaba. A menudo Emilio era descortés con ella y hablaba conmigo como si Vivien no existiera, ignorándola como el machista más encallecido. Después lo he entendido: Emilio me mostraba cuál era mi actitud hacia Vivien... Era yo quien la transformaba en una sombra. Por fortuna me di cuenta a tiempo".

5.- ¿Cómo mantener y mejorar constantemente la relación conyugal? Este autor italiano ha sido catalogado como un gran romántico, y es que él cree que la fuente de amor para los esposos radica en el recuerdo de sus mejores momentos.

"Al contrario de lo que muchos piensan, yo creo que el hecho de enamorarse es el instante más auténtico de la relación entre dos personas; es cuando ellas ven que todas las posibilidades se abren ante ellas, cuando tocan la esencia y belleza del amor... Ante los ojos de mi mente desfilan nuestros momentos más luminosos: el primer paseo juntos, la decisión de casarnos una tarde de septiembre, Vivien que acude a recibirme al aeropuerto un día de lluvia. El concierto que disfrutamos juntos durante el embarazo de Emilio...

Todo eso es el origen y la fuente: el lugar en que todo va bien y es perfecto. Resulta positivo regresar de vez en cuando a los orígenes y beber de aquella fuente de agua pura".

6.- ¡Oye! ¿Estás de acuerdo con lo que nos expresa Ferrucci? ¿Hay algo que puedas hacer todavía a favor de tu familia?

Hoy quiero invitarte para que revises como está transcurriendo la vida en el seno de tu hogar. Es posible que en ti mismo y en mí mismo se encuentre la causa que origina el fin de aquello que más amamos.

¿No lo crees? ¿Sabías que en el año 1892, Don José Martí, poeta y libertador cubano, tomó rumbo a Santo Domingo para visitar a Máximo Gómez e invitarlo a participar en los preparativos de una nueva gesta independentista de la isla de Cuba? Gómez, por aquellos días un tanto desanimado luego de los descalabros de la anterior contienda, escuchó con atención los proyectos de José Martí acerca de una revolución y entonces le expresó descreído:

-¡Pero es un sueño!

-¡Realizable!, le replicó José Martí con el entusiasmo que siempre le caracterizó.

Uno y otro continuaron discutiendo, sopesando los argumentos y buscando los modos de viabilizar aquel proyecto de libertad para un pueblo.

-¡Imposible!, vuelve a asegurar el dominicano Gómez. Acuérdese del Zanjón, le ofreció como prueba de su afirmación.

-Es preciso otra tentativa. No son los mismos tiempos- le insiste Martí.

-¿Y con qué elementos contamos?, pregunta con tono de preocupación el ilustre guerrero.

Entonces Martí, que estaba seguro de contar con la cooperación de Gómez, le espeta convincente: -¡Contamos con los desatinos de España!

Huelga decir que con este argumento Don Máximo Gómez entregó nuevamente su sabiduría y su experiencia al concurso de la libertad de Cuba... Y la alcanzaron.

6.- ¿Cuáles son nuestros desatinos? ¿Cuáles son nuestros descuidos? En más ocasiones de las que te puedas imaginar nuestras derrotas no se han escrito con los argumentos de nuestros enemigos sino con la lamentable ausencia de nuestro propio interés. Parece que no percibimos que si bien una maquina demoledora puede acabar con una construcción también acaba con ella la falta de mantenimiento de parte nuestra, que un árbol frutal se viene abajo cuando con una sierra eléctrica le sentenciamos a muerte y cuando dejamos de abonarle, de regarle y ofrecerle nuestros cuidados.

Ojalá que cuando alguien te pudiera estar ofreciendo el mundo entero para que lo domines pudieras responderle desde la sinceridad que se anida en lo más profundo de tu corazón: “Lo único que quiero, lo único que deseo es irme a mi hogar, ir con mi familia. Sueño con estar con los míos”.


II - EL VALOR DEL TRABAJO.

“En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos esta parábola: “El Reino de los cielos es semejante a un propietario que, al amanecer, salió a contratar trabajadores para su viña. Después de quedar con ellos en pagarles un denario por día, los mandó a su viña. Salió otra vez a media mañana, vio a unos que estaban ociosos en la plaza y les dijo: “Vayan también ustedes a mi viña y les pagaré lo que sea justo”. Salió de nuevo a medio día y a media tarde e hizo lo mismo.

1.- Muy queridos amigos:

La parábola del Evangelio de este día nos presenta un episodio de reclutamiento laboral en tiempos del Señor, una escena típica del ambiente agrícola de la Palestina de aquel entonces: alistamiento, pacto sobre la cifra a pagar, la jornada de trabajo y, al momento final, el desenlace en la retribución monetaria.

Se trata de una actividad decorosa en un trabajo realizado que se aúna a la visión que se posee sobre aquello de que nos hace merecedores nuestro ejercicio laboral. Y, ¿te fijas? Como la actividad no tiene problema, ni siquiera el cansancio ni la diferencia en los horarios,… pero sí esa nuestra visión sobre la remuneración.

2.- Y es que todos nosotros, consciente o inconscientemente, vamos formándonos, acerca de la realidad de la vida y del mundo en que vivimos, una verdadera filosofía. Entendiendo naturalmente por filosofía, en el sentido más amplio de la palabra, una forma de pensar, por medio de la cual nos ubicamos dentro de la realidad. Todos tratamos de ubicarnos ante la realidad de la vida y del mundo. Y esa relativa autonomía de pensamiento y vida que va trazando cada uno en el pasar de los años, es lo que se ha llamado en estos días con una palabrita alemana, la WELTANSCHAUNG, esto es, la visión del mundo y de la vida, que siempre será muy personal. Tan personal, que difícilmente coincide con otras semejantes visiones del mundo y de la vida por parte de nuestros contemporáneos.

¡Tantos conflictos de mentalidad y de generaciones, entre los padres y los hijos, entre el esposo y la esposa, entre los médicos y los pacientes, entre los clientes y los comerciantes, entre los patrones y los obreros, entre las religiosas y las superioras, entre los gobernantes y los gobernados, entre los pastores y los fieles...! Todo ese juego de conflictos es precisamente debido a esa distinta filosofía, esa distinta actitud y visión del mundo, de la vida y de la realidad.

3.- Ahora, también tenemos que advertir que dentro de esa filosofía que nos ubica dentro de la realidad siempre habrá ciertos factores comunes. Uno de ellos, uno de esos elementos, es precisamente el dinero. Hacia ese sentido de la vida y del dinero nos orienta esta parábola. El dinero forma parte de nuestra actitud ante la realidad. El número forma parte de nuestra forma de ubicarnos ante la realidad de la vida. ¿Cuál fue el origen de las matemáticas, sino ese deseo de ubicar al individuo ante la multiplicidad del universo y del mundo? ¿ Y de la geometría? Sino precisamente esa relación numérica que se da entre las cosas. Y así esa cuantificación que en términos de dinero le damos, queramos o no a nuestro trabajo, a nuestro esfuerzo, a nuestra fatiga, a nuestra profesión es parte de nuestra visión de la vida.

Dime si no es verdad, escucha alrededor de ti las conversaciones y verás que la gente está hablando de dinero toda la vida y todo el santo día. Ya llega el tiempo en que hablar de dinero en algunos lugares y con algunas personas nos llega a causar repulsión. Todas esas conversaciones del dinero, el dinero para arriba, y el dinero para abajo, ya nos tienen hartos. Y sin embargo, tenemos que aceptar que esa cuantificación numérica de todo lo que es vivir, luchar, trabajar, dentro de la realidad del mundo, es parte de nuestra vida y de la visión que tenemos sobre la vida. Sólo que, y aquí es donde entra el mensaje evangélico, no podemos permitir que esa cuantificación en términos de "pesos", “monedas” y de "caro", de dólar, de euros y de libras, llegue a ser de tal manera determinante en todos nosotros que por la ganancia olvidemos el sentido mismo de la vida. O que toda nuestra vida no tenga más sentido que la ganancia. Y ese es el gran reproche, y ese es el gran mensaje que encontramos en este Evangelio, ¿qué es más importante, el denario o el día transcurrido en el trabajo soportando el peso del sol y del calor en la viña del Señor? Y la respuesta de Cristo ahí está: primero es vivir y que el sentido de nuestra vida, y el valor que le damos a la vida misma, esté por encima de cualquier otra consideración.

4.- Pero,... si queremos ser congruentes y convincentes, tampoco nos pongamos en una actitud absurda y desarraigada de la realidad porque el número es una exigencia, como también el dinero es una forma de establecer relaciones comprensibles, razonables, sanas, ante la realidad de la sociedad,... no obstante, tenemos que evitar que al enfatizar tanto el número y valorizar el dinero, perdamos el sentido de la vida. ¡Eso es precisamente lo que nos está pasando! Que ya para nosotros lo que importa es ganar, y lo último es vivir. Ganar, ¡ganar!, ganar a costa de los que sea y costa de quien sea, ha sido el fatal mensaje escuchado en la vergüenza el lunes pasado en la bella Morelia.

Los seres humanos ya no nos ocupamos en vivir, tan ocupados estamos en ganar y éste es una tentación que se nos presenta en modo particular en tiempos de crisis, es decir siempre.

¿Por qué estamos tan preocupados por el dinero? Precisamente porque no hay dinero que alcance. ¡De acuerdo! ¿Por qué esa lucha por ganar y por cuantificar el esfuerzo sino precisamente porque el dinero es poco? Porque tal parece que no alcanza para nada. Y nos hemos dejado obsesionar, de tal manera, que ya nos olvidamos de la vida misma.

5.- Ese es el mensaje, la sabiduría de Dios: primero es vivir, Vivamos. Vale más comprender la belleza y el significado inmenso que tiene el vivir unos con otros. Ese construir juntos algo que vale la pena. Esa satisfacción de haberle dado contenido a todos esos minutos, a todas esas horas que Dios nos ha concedido. Vivir a lo largo del día.

Que el médico pueda llegar al final del día a cerrar su consultorio con la satisfacción y la alegría de haber llevado consuelo y alivio o curación a sus enfermos. Que el comerciante cierre su negocio al final de la jornada con la satisfacción de haber construido relaciones humanas y haber sabido distribuir los bienes y haber sabido hacerlos llegar hasta la existencia misma de sus semejantes. Que el maestro y el alumno terminen sus horas-clase con la satisfacción y la alegría de haber comprendido juntos algo acerca de la verdad, que es la que nos hace libres y fuertes ante la realidad, ¿Quieres comprar todos estos valores con el dinero? Aun sin ponernos en una actitud absurda tenemos que comprender que es incomparablemente más hermoso vivir que ganar, y que una vida dedicada a la ganancia dejará en algún momento de ser vida verdadera para volverse simplemente una forma de existencia infrahumana y degradante, como es infrahumana y degradante la vida del hombre que existe sólo en función del dinero.

Que, ¿Por qué es verdaderamente degradante? Piensa por un momento. ¿Con qué pagas el pensamiento de tus semejantes? ¿Con qué dinero pagas el esfuerzo o la compasión de tu hermano? ¿Con qué dinero pagas una hora de vida? ¿Quién cree que puede pagar justamente por lo que recibe de sus semejantes? ¿Cuánto vale una noche de insomnio? ¿Cuál es el precio de unas lágrimas? ¿Cuánto vale el abrazo de una madre de familia en la plaza Melchor Ocampo para salvar a su pequeño niño de seis meses de edad? Pensar que te están pagando a ti lo que es justo es no entender lo que eres, ni tu grandeza, ni tu dignidad. Por eso vivir en función de la ganancia es degradarse para el hombre.

6.- Que tengamos que ganar no tiene remedio. Que tengamos que cuantificar en alguna forma nuestro esfuerzo es necesario en una sociedad organizada como está organizada la nuestra, y no parece que haya otra forma de organizarla. Pero vivir en función de la ganancia es degradarse vilmente a los ojos de Dios y llegar a tal punto en esa degradación de no comprenderlo siquiera. Porque el hombre que vive en función de la ganancia no vive, porque ya no es auténticamente un hombre ni para Dios, ni para sus semejantes,... ni para su familia, ni para sí mismo.

Ahora, ésta es la sabiduría de Dios y ésta es nuestra fe. El espíritu del Señor nos está llamando el día de hoy para que reflexionemos ¿cuál es nuestra razón de vida? Vigila a lo largo del día y de la semana tus conversaciones, ¿Cuántas conversaciones de dinero hemos tenido? ¿Cuál es nuestra actitud ante el dinero? Vamos a ver cómo estamos valuando nuestro trabajo, si en términos de servicio o de ganancia.

¡Qué manera de envilecer una profesión o un trabajo es el reducirlo a una cuantificación en dinero y en números! Seamos sabios con la sabiduría de Dios. El trabajo debe darte satisfacción antes que ganancias, sino eres un esclavo y estás viviendo en la servidumbre. ¡La satisfacción es lo más grande!

7.- Sin desarraigarnos de la realidad, porque en ésta realidad tenemos que vivir. Vamos a vivir primero. Vamos a exaltar todos esos valores de la convivencia y del trato. Vamos a darnos cuenta de lo hermoso que es vivir, sirviéndonos los unos a los otros, en un ambiente de trabajo y de colaboración. Vamos a encontrar la belleza de nuestros semejantes, ofreciéndoles a ellos toda una riqueza interior, porque, hagas lo que hagas, puedes hacer que tu prójimo sea feliz. Que seamos entonces sabios con la sabiduría de Dios, y ya verás que al que busca la justicia de Dios no le falta lo necesario, tal vez sí le faltará lo superfluo.

Tal vez sí le faltará lo que corrompe el corazón, pero sí buscas el reino de Dios y su justicia, todo lo demás se te dará por añadidura. Hermanos, vivamos sobriamente y con justicia en nuestra vida de todos los días para que Dios nos bendiga con la paz y la felicidad interior que no nos dará jamás el dinero, sea mucho, sea regular o sea poco.

Hermanos muy queridos: que nada absolutamente nos quite la paz del corazón. Que la paz del corazón no se compra con dinero, decía aquella canción. Que la paz del alma la concede Dios a quienes sirven y a quienes soportan con alegría el peso de la vida y del servicio a los demás en la viña del Señor. Sólo hay una cosa que debe inquietar a nuestro corazón y es el no haber trabajado con entusiasmo en esta vida que es nuestra, en esta sociedad que es nuestra, en esta relación humana por medio de la cual Dios quiere hacernos mejores y permitirnos hacer mejores a nuestros semejantes.


III - NO FUNCIONA.

Por último, salió también al caer la tarde y encontró todavía otros que estaban en la plaza y les dijo: “¿Por qué han estado aquí todo el día sin trabajar?”. Ellos le respondieron: “Porque nadie nos ha contratado”. El les dijo: “Vayan también ustedes a mi viña”.

1.- Muy querido amigo:

¡Fíjate bien! Como Jesucristo, el Señor, en su profunda pedagogía divina era gustoso de utilizar una infinidad de recursos destinados a transmitir una mejor comprensión de un mensaje de salvación: lo mismo hablaba de las actividades del hombre como de sus relaciones, así también utilizaba imágenes de la flora como de las de la fauna, lo mismo enseñaba afirmando que preguntándoles, con sus palabras y con sus acciones, con sus discursos y con sus silencios, con su nacimiento y con su resurrección, con su vida y con su muerte...

De esta manera, nos encontramos que una de las maneras que Jesús utiliza para invitar a trabajar por el Reino de los cielos es comparándolo con los oficios de su tiempo para manifestar las cualidades y actitudes de aquellos que realmente quieran trabajar por el Reino de los cielos.

Esta parábola, que nos habla en este domingo sobre aquellos hombres que fueron invitados a trabajar en su viña nos debe recordar la igualdad que a los ojos de Dios tiene el trabajo de cada uno de los seres humanos, al mismo tiempo, que nos debe enfatizar ese rasgo de bondad, de generosidad y de gracia que suele tener el proceder de Dios al querer recompensar el trabajo realizado por los hombres. En la realidad, debemos ser conscientes de que para Dios los hombres no seremos nunca unos asalariados, sino que somos sus hijos.

2.- Querido amigo:

Considero, la presente ocasión, como una excelente oportunidad que Dios nos está ofreciendo en orden a que reflexionemos sobre ese sentido cristiano que tiene el trabajo que todos realizamos.

3.- Primero, refiramos la situación de aquellos que no tenemos ni oficio ni beneficio. ¿Para qué nací? Suele ser una pregunta que nos hacemos cada uno de nosotros en algunos momentos estratégicos de nuestra vida.

Y lo peor que pudiera sucedernos en la vida será el que cualquier hombre, incluyéndonos tú y yo, no le encontrásemos sentido a nuestra estancia en este mundo.

Y lamentablemente tenemos que aceptar que en muchos de nosotros hay algo que en alguna parte está mal.

¿Sabes? André Auw, es un sacerdote que en una poesía atípica titulada: "No funciona", describe sus reacciones cuando se encuentra con una joven madre, que trata de explicarle de mil maneras a su pequeño hijo de cuatro años que aquella máquina de hacer palomitas que está frente a ellos, aún cuando se ve normal, en realidad no puede entregarles aquel producto que sí tiene en su interior:

"No hijito, no puedes conseguir palomitas.
La máquina está descompuesta.
Mira el letrero que tiene: 'No funciona'.

Pero él no comprendió. Porque, después de todo,
él quería palomitas, tenía dinero
y ahí estaba ante sus ojos la máquina de palomitas.
Y sin embargo, algo anda mal,
puesto que él no podía obtener palomitas.

El niño dio la vuelta para abrazar a su madre
y tuvo ganas de llorar.

Yo también, Señor, he tenido ganas de llorar
por todas esas personas que se han convertido
en máquinas trabadas, atascadas y rotas,
máquinas repletas de aquella bondad
que otras personas necesitan y quieren
y que nunca llegará a gozar,
porque hay algo
que no funciona por dentro.

Resulta verdaderamente lamentable el que muchos de nosotros por el lamentable hecho de no hacer lo que podemos hacer emulemos a ese tipo de máquinas atascadas, trabadas y rotas de las que cuelga un letrero que dice simplemente y con verdadera tristeza: “No Funciona”.

4.- No puedo generalizar, puesto que sé que algunos otros, quizá yo mismo, sí solemos trabajar, es por ello que tenemos que iluminar nuestro quehacer diario y yo te propongo que le pidamos en este día a Dios, nuestro Señor, dos virtudes necesarias, pero que rara vez coinciden ambas en una personas: la entrega y la constancia.

La entrega es la calidad en nuestros quehaceres que efectuamos y la constancia es la cantidad en nuestro esfuerzo. La entrega se percibe en la labor diaria y nuestra constancia se manifiesta con el paso de nuestros años.

Pidámosle la entrega, puesto que muchos de nosotros vamos realizando nuestros quehaceres sin el amor, la ilusión, las ganas y la sazón que son necesarias. Por el contrario somos no pocos los que realizamos nuestras funciones con desgano, con tal desamor y tan insípidamente, que lo mismo daría que lo hiciéramos o que no lo hiciéramos.

Ahora bien es el momento de pensar también en la necesidad de la constancia, puesto que ocasional o muy frecuentemente no faltamos en el campo de la existencia, en la fábrica de nuestra historia o en el taller de la vida, todos aquellos que realizamos nuestros quehaceres con una cierta entrega, pero sin la constancia necesaria.

Somos aquellos que somos muy buenos para hacer algo bien pero durante una hora, quizá un día, posiblemente una semana, o bien un mes, es posible que un semestre, puede ser un año, o tal vez una temporada..., pero cuando sobrevienen las dificultades solemos claudicar, renunciamos a nuestros proyectos, nos cruzamos de brazos, nos sentamos a la vera del camino entristecidos y llorando, lamentándonos por las circunstancias que no nos han favorecido, contemplando el desfile triunfal de aquellos, para quienes los tropiezos les han sido útiles para sacar el coraje del alma.

5.- No obstante, para todos aquellos que realizamos una labor en la vida, hoy el Evangelio nos debe recordar una doble dimensión que tiene todo trabajo que realizamos: la dimensión intrapersonal y la interpersonal.

¿Qué querrá decir el cura con eso de la dimensión intrapersonal de nuestro trabajo?

La dimensión intrapersonal, se dirige hacia nuestro interior y hacia nuestra expansión personal, es el crecimiento y el desarrollo de las habilidades que Dios nos ha dado. El trabajo debe ser realización y nos debe conducir a esa condición que es llamada “estado de flujo” por Mihaly Csikszentmihalyi.

Nuestros quehaceres debiéramos realizarlos con tal dedicación y con tal empeño que nos deben transportar a un estado de absorción o de éxtasis suspensorio causado por el amor y el gusto de lo que realizamos y en lo que utilizamos todas o casi todas nuestras habilidades. La humanización de este nuestro mundo surgirá de todas aquellas personas que realmente amen lo que realizan.

6.- ¿Y que hay de lo interpersonal?

Existe otro factor importante: nuestro trabajo tiene una dimensión interpersonal, es decir, relacional. Nuestras actividades son también un servicio que ofrecemos al hermano y es, al mismo tiempo, una cooperación en la obra de Dios. ¿Por qué hago esto?, nuestra respuesta cambia de tonalidad cuando respondemos no sólo porque es algo que me gusta, sino porque quiero servir, porque quiero ser útil, porque amo a mi hermano.

La profundidad del mensaje divino en este domingo nos debiera conducir a descubrir que cuando no trabajamos estamos perdiendo el sentido de nuestra vida; que cuando trabajamos y lo hacemos sin amor, el trabajo es incipiente; que cuando trabajamos y lo hacemos con gusto, estamos ya cercanos al proyecto de Dios; pero cuando trabajamos y lo hacemos no tan sólo porque nos gusta o no tan sólo porque nos reditúa unas monedas, sino con la convicción de estar ayudando en la realización del plan de Dios y en el servicio del hermano, es entonces cuando tenemos un verdadero acceso al Reino de los Cielos, y entonces ¿qué me puede importar que me pagues la misma moneda que al otro que llegó más tarde o más temprano que yo?...

Los cristianos no debemos trabajar por el interés de un denario, sino por el gusto que se genera al estar colaborando en el proyecto de Dios, y eso es suficiente. Buscamos el Reino de Dios y su justicia y todo lo demás viene por añadidura. ¡Bendita añadidura de Dios que lo incluye todo! ¡Todo está añadido!

7.- Pero resulta lamentable el encontrarnos, cada vez más, con personas miserables que cuantifican en términos de monedas o de papel moneda el trabajo, el esfuerzo, la fatiga y la dedicación. Se trata de aquellas personas mezquinas que lejos de ver la dimensión intrapersonal e interpersonal del trabajo, solamente se quedan pensando en las aritméticas.

¿Qué la vida no tiene más sentido que la ganancia? ¿Qué es más importante, el denario o el servicio que se presta al enfermo, al ignorante, al que implora justicia, al que tiene hambre? La respuesta de Cristo ahí está: primero está el vivir, y el sentido de nuestra vida está muy por encima de cualquier consideración.

Y sin embargo, todos somos testigos de que para el hombre contemporáneo lo importante es el ganar, y lo último que considera es el vivir. Nos hemos dejado obsesionar, de tal manera que nos hemos olvidado de la vida misma.

8.- ¿No comprendemos la sabiduría de Dios? Es más valiosa esa satisfacción que brota de haberle dado sentido a todos esos minutos que Dios mismo nos ha dado, que un pedazo de metal o de papel sea cual fuere su estimación.

No se trata de actitudes absurdas que surjan de la invitación de un iluso. Date cuenta y comprende que una vida dedicada a la ganancia deja de ser vida.

Aquel que miserablemente trabaja solo por la ganancia no entiende lo que es el hombre, ni su grandeza, ni su dignidad. ¿Cuál es la razón de tu vida? Desembarázate de tus pesos, de tus medidas, de tu miserable contabilidad, de tus criterios de juicio. ¡Que Dios nos bendiga con esa paz y esa felicidad interior que no nos dará jamás el dinero, sea mucho, sea regular o sea poco! La paz del corazón la concede Dios a quienes le sirven y a quienes soportan con alegría el peso de la vida y del servicio a los demás en su Viña.


IV -TRABAJAR A LAS CINCO DE LA TARDE...

Al atardecer, el dueño de la viña le dijo a su administrador: “Llama a los trabajadores y págales su jornal, comenzando por los últimos hasta que llegues a los primeros”. Se acercaron, pues, los que habían llegado al caer la tarde y recibieron un denario cada uno.
Cuando les llegó su turno a los primeros, creyeron que recibirían más; pero también ellos recibieron un denario cada uno. Al recibirlo, comenzaron a reclamarle al propietario, diciéndole: “Esos que llegaron al último sólo y trabajaron una hora, y sin embargo, les pagas lo mismo que a nosotros, que soportamos el peso del día y del calor.

1.- ¡Nunca es tarde para empezar!, ¡Más vale tarde que nunca!, ¡La mañana llega y la tarde también!, ¡El búho de Minerva inicia su vuelo al caer el crepúsculo! ¡Pocas cosas hay tan anticuadas como querer ser modernos!, ¡Los jóvenes conocen las reglas y los ancianos la excepciones!, ¡Los jóvenes poseen el calor pero el anciano posee la luz!, ¡Todo el mundo puede decir que ha sido joven, pero no todo el mundo puede decir que ha sido viejo!...

2.- Muy queridos amigos:

El párrafo anterior compendia una serie de frases que pertenecen a la sabiduría popular de los árabes, de las poblaciones africanas, mexicanas, españolas, de André Gide, de Hegel, de Cervantes,...

¿Por qué hacerles un espacio? ¿Cuál es la razón que justifique nuestra referencia?

3.- La parábola de este domingo suele ser conocida con el nombre de "los trabajadores de las 5:00 de la tarde”... ¡Exacto! Aquellos que han llegado una hora antes de que concluya la jornada.

Este propietario de la viña, que es Dios, es cierto que ha salido desde el amanecer, para buscarnos. Se trata de un Dios que ha dejado la placidez de “su hacienda” desde la alborada, y ha salido en nuestra búsqueda mucho antes de que nosotros nos levantemos.

Pero,... debiera sorprendernos positivamente que su quehacer no se haya quedado reducido en un actuar sólo y únicamente con el romper del alba. Acontece que Dios sale también a buscarnos a todas las horas del día, puesto que para Él no existen ni las edades ni los tiempos que pudieran marcar una verdadera diferencia entre unos y otros. Para Él nunca será demasiado tarde, mientras que quede, aunque sea sólo un segundo en el reloj de nuestra vida...

¿Qué cuál es la hora de Dios? ¡Todas! Resulta adecuado que conozcas que en la Palestina de nuestro Señor el horario del día se medía conforme al reloj de los romanos: el propietario salió a la primera hora (seis de la mañana), a la hora tercia (nueve de la mañana), a la hora sexta (doce del mediodía) y a la nona (tres de la tarde), y todavía salió a la hora undécima (cinco de la tarde)...

4.- Así es esta historia llamada “cristianismo”, en todo tiempo han aparecido nuevos episodios de la historia ”de los trabajadores de las cinco de la tarde”. Así sucedió con san Mateo a quien hoy celebramos por ser 21 de septiembre (elevo a Dios una oración por mi papá que el día de hoy estaría cumpliendo 75 años), así sucedió con san Pedro, con la Adúltera sorprendida en flagrante adulterio, con la Samaritana, con san Pablo, con Zaqueo,... en todos ellos el reloj marcaba las cinco,... es más el mismísimo san Juan menciona que su encuentro con el Señor fue a las cuatro de la tarde “era como la hora décima” (Jn 1,39) , ¡Cómo lo iba a olvidar!, aún cuando el Evangelio lo escribió sesenta años después cuando estaba desterrado en Patmos hacia el año 90 de la era cristiana.

Más aún, tenemos que decir y no dejar en el olvido que hubo alguno, y no sólo uno, que al faltar un minuto, para que al escuchar el silbato de la industria que indicaba que el tarjetón tenía que ingresar al reloj que marca la hora de salida tuvo la fortuna de encontrarse con este viñador que sonriente nos ofrece su bondad transformada en oportunidades: ¡Hoy estará conmigo en el paraíso! ¿Te acuerdas? ¿Crees que fue injusto?...

5.- ¿Y por qué les puede molestar a los trabajadores de la primera hora el que se les pague a los de las cinco de la tarde lo mismo que a los de las seis de la mañana, las nueve, las doce,...? ¿Por qué los judíos se pudieran molestar con los gentiles que se han añadido al pueblo de su elección? Más aún, ¿por qué los cristianos nos molestamos por el hecho de que alguien que no haya conocido a nuestro Señor pueda recibir la misma paga que nosotros si fuese capaz de responder al llamado a las cinco de la tarde?

El Dios de las oportunidades ya había manifestado su pedagogía en el Antiguo Testamento: Moisés inició su misión de liberación cuando tenía ochenta años, Abraham salió con su padre Teraj de Ur de Caldea y se establece en Jarán, y cuando sale de Jarán tenía sesenta y cinco años. ¿No se pudiera calificar como una especie de hora undécima?

6.- El reloj marcaba las cinco de la tarde en la vida de San Agustín después de que al paso de las horas su madre derramara tantas lágrimas y plegarias; el reloj marcaba las cinco de la tarde en la vida de un san Francisco de Asís que se pasó las primeras horas buscando honores militares y convertirse en un “hidalgo” mediante las glorias de las armas”; el reloj marcaba las cinco de la tarde en la vida de un San Ignacio de Loyola quien después de combatir en la compañía española quiso fundar la compañía de Jesús; el reloj marcaba las cinco de la tarde en la vida de san Vicente de Paul, o si quieres eran las tres de la tarde, pero ya se habían pasado algunos momentos de una jornada escondiéndose hasta de sus mismos padres; el reloj marcaba las cinco de la tarde en la vida de Santa Teresa de Ávila, ¡Ella misma dice que su verdadera conversión se dio cuando tenía cuarenta años!

7.- El propietario de la viña sigue saliendo a las distintas horas del día y entonces se produce ese encuentro personal y decisivo con Jesús, que se ha hecho carne e historia en tantos personajes célebres del mundo de los convertidos: Paul Claudel, Edith Stein, Charles de Foucauld, André Frossard,... El efecto es siempre el mismo: la transformación de una vida.

Y se inicia una conversión que se convertirá en historia nueva, en la cual hasta se abandonará el cántaro puesto que ya no nos resulta necesario, o bien se abandonan las redes y la barca, se deja a un lado la mesa de los impuestos, se dejan caer las piedras de las manos y los permisos que extendía la sinagoga para lapidar...

¡Finalmente salió a las cinco de la tarde! Seamos específicos en cinco referencias de grandes personajes y hablemos de su conversión al cristianismo “a las cinco de la tarde”: El inglés Gilbert Keith Chesterton se convirtió al catolicismo y fue bautizado cuando tenía 48 años de edad habiendo nacido en una cuna anglicana, aunque nunca bautizado, al final de su vida decía: “En la Iglesia me respetan y me piden que me quite el sobrero al ingresar al templo pero nunca me han pedido que me quite la cabeza”.

Ahí está el filósofo existencialista y personalista francés Gabriel Marcel, muerto en el año 1973, excelente escritor, pensador y dramaturgo que se convirtió al catolicismo y se bautizó en 1929, a la edad de 40 años llegará a comprender el mensaje de Cristo y a través de la comunión diaria expresará: “Amar a alguien es esperar siempre en él”, y sobre la muerte expresaba en el drama “La Sed”: “Amar a alguien es decirle: Tú no morirás. Es ver en las tinieblas del más allá y sacarle de las nieblas”. “Morir es abrirse a lo que hemos vivido sobre la tierra”. ¡Aunque sea a las cinco de la tarde!

¡Invitados a trabajar en la viña a las cinco de la tarde! Ahí tienes al escritor italiano Giovanni Papini, quien por su parte, se convirtió al catolicismo cuando en 1920 estando en un hospital, se acercó un sacerdote y le preguntó si quería dialogar. Tras charlar un rato, Papini le dijo que se sentía insatisfecho con 39 años de vida y aunque ya había escrito varios libros (tragedia cotidiana, experiencia futurista) sentía que las manos las tenía vacías, y entonces le mostró sus manos. El sacerdote le pidió que repitiera el gesto. Al hacerlo, le colocó en las palmas un crucifijo, añadiendo: “Esas manos ya están llenas...”

De hecho, cuando un año después (1921) ya restablecido, escribía su obra “La Historia de Cristo”, el manifestaba que veía en el mundo una gran Cruz invisible, plantada en medio de la tierra: “Bajo esa cruz gigantesca, goteando sangre todavía, van a llorar y buscar fuerzas los crucificados en el alma.”

8.- ¿Otro más? En lo personal, yo creo que el compositor francés Héctor Berlioz al inicio del siglo XIX, poco podía pensar que una de sus composiciones musicales iba a ser motivo para la conversión cristiana de uno de los grandes pensadores de la España del siglo XX.

Don Manuel García Morente es considerado como una de las grandes figuras universitaria española de la primera mitad del siglo XX, fue Decano de la Facultad de Filosofía y Letras de Madrid y cuenta él mismo su conversión la noche del 29 al 30 de abril de 1937. Él tenía 49 años.

Enciende la radio para distraerse, y escucha fragmentos de la obra “LA INFANCIA DE JESÚS” del francés Héctor Berlioz. Esta obra le sumergió en un estado de “deliciosa paz”. La marea de la belleza iba aliada con la revelación de un Dios hecho niño, que esconde su divinidad de forma humilde. Y suscitó en su inquieta imaginación una visión intensa de escenas fundamentales de la vida de un Dios hecho un ser menesteroso, como nosotros, y entregado a hacer el bien hasta su muerte en una cruz. Esta imagen más que provocar rechazo alguno, abrió por primera ocasión en su vida: confianza y amor en el “Divino Menesteroso”.

9.- El último de esta jornada sobre los últimos de la jornada: Blas Pascal nace en 1623, después de su tratado sobre los sonidos a los 11 años de edad, de su ensayo sobre la figuras cónicas a los 16 años de edad, de su invento de la máquina de calcular a los 19 años de edad, de su experimentar sobre el vacío y sobre el equilibrio de los líquidos, de sus estudios sobre el peso del aire y de que a los 31 años de edad descubriera el cálculo de las probabilidades. Así mismo, después de llevar una vida mundana, experimenta el vacío en su interior y recurre a la Abadía de Port-Royal en donde Singling le recomienda oración. El narra que la luz apareció en la noche el 23 de noviembre de 1654, ¡tenía 31 años! y se convirtió, después escribió los Pensamientos, El Misterio de Jesús, su Memorial y los Tres Órdenes.

Existe una nota conocida como “el memorial”, de valor único, ya que es testimonio de un acontecimiento que cambió radicalmente la vida de Pascal. El acontecimiento está fechado con toda precisión: lunes, 23 de noviembre de 1654, entre las diez y media y las doce y media de la noche.

10.- Querido Amigo: nunca será demasiado tarde como para que nos dejemos "contratar" por la amistad, jamás será demasiado inoportuno como para que seamos empleados por esas necesidades que tienen nuestros hermanos; en ningún tiempo dejaremos de ser colocables en un buen puesto para que hagamos oración, vivamos la esperanza o ejerzamos la justicia. Nunca será demasiado tarde como para dejarnos "contratar" por el perdón y por la paz...

Hay personas que han comenzado a vivir realmente a los 65 años... y llegan a descubrir un secreto fundamental: que ellos son "los consentidos" de Dios... ¿Podemos reclamarle algo al Señor? Entonces ¿Por qué te molestas?

Los hombres que han dejado monumentos como único recuerdo de su existencia, han desaparecido con el tiempo; en cambio, los que se convirtieron a las cinco de la tarde y se han puesto a trabajar, aunque sea a la hora undécima, y han sobrevivido para la eternidad. Y eso, ¡es lo más importante.

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