Tema
Discípulos de los fariseos y herodianos se unen para tender una trampa a Jesús. Después de una alabanza a su sinceridad y franqueza que lo hacen igual para con todos, le hacen la pregunta acerca de si se debe pagar o no al tributo a Roma. Jesús descubre la celada y se lo enrostra pero pide le muestren una moneda con la que pagan el impuesto y haciéndoles ver en ella la figura del césar les da su respuesta: Dénle al césar lo que le corresponde y a Dios lo que es de Dios.
Síntesis de la Homilía
Puede verse en la respuesta de Jesús un modo ingenioso de evitar las cuestiones controvertidas que se incluyen en la pregunta trampa, cuidadosamente preparada. Puede también interpretarse que tanto el poder civil aunque sea opresor o represor tiene sus derechos que hay que respetar, como Dios a quien hay que darle todo lo que pertenece. Así se probaría que hay asuntos en que no hay que meterse a discurrir desde el punto de vista de quienes creemos en Dios porque pertenecen a una esfera distinta. Un orden religioso y uno civil. Y aquí pueden darse dos extremos. Uno, el de quienes sostienen por ejemplo, que los cristianos como tales no nos tenemos que meter a razonar y formar juicio sobre procederes meramente humanos que tienen que ver con lo político y lo económico Otro el de muchos católicos que con un reduccionismo formidable afirman que sólo con honrar a Dios pueden tener solndo coincidencias entre las Lectrasución los diversos problemas en que nos vemos envueltos.
Con una lectura un poco más profunda y partiendo de que no hay nada que no pertenezca a Dios, la frase de Jesús colocada en su contexto y en la intención de quienes Hacen la pregunta, contiene todos los verdaderos enfoques de Jesús sobre la situación del momento. Hay primero un reproche a quienes admiten el dominio romano y se someten a la presión económica y a otras reglas o conductas impuestas por el Imperio, o peor aún se acomodan a sus exigencias para gozar de sus favores y privilegios. Con la frase añadida “A Dios lo que es de Dios” Jesús indica la superioridad y primacía absoluta de la voluntad de Dios a la que han de subordinarse tanto las leyes del Imperio como la de Moisés. El dar a cada uno lo que le perteneces deja a criterio de los oyentes lo que se pueda atribuir al César y fija su relatividad frente a lo que seguramente pertenece a la voluntad del Dios presentada por Jesús.
Cuando hablamos de la primacía absoluta de Dios no nos referimos a que deban tener esa primacía las disposiciones de la iglesia católica que muchas veces ocultan un sentido desfigurante de la realidad, sino de las prioridades que aparecen ligadas a la misión proclamada y testimoniada por Jesús de Nazaret al defender los derechos del ser humano, la atención a los más pobres como único medio de tranquilidad y paz social y la admisión de la felicidad comunitaria como objetivo de la lucha y los esfuerzos de todos.
Sale al cruce espontánea y hasta inevitablemente la cuestión de si la Iglesia o los curas deben meterse en política. Advirtiendo que la institución no debiera hacerlo nunca cuando se trata de búsqueda o conquista del poder, es muy claro que cuando están de por medio situaciones de injusticia, opresión, violación de derechos humanos o en otro sentido, proyectos realizaciones o esfuerzos de cambios para hacer una sociedad más fraternal, el silencio resultaría cómplice del mal para la sociedad y los seres humanos y por tanto el silencio y la ausencia resultarían traición al testimonio de Jesús. En ese mismo ámbito es donde aparece el papel de todo cristiano como tal para que lo que “es de Dios” que por otra parte es lo auténticamente humano, sea respetado.
Buscando coincidencias entre las Lecturas
Ciro, un rey pagano es calificado por Isaías como ungido del Señor porque libera de la esclavitud a Israel. Desde lo que es del poder imperial para a lo que es de Dios. Pablo se regocija de que la Palabra de Dios haya llegado a los tesalonicenses con signos de poder liberador. Jesús subordina todo lo que pertenece a los hombres a la voluntad salvadora de Dios.
Domingo 19 de Octubre - Día de la madre
En la lectura del evangelio de este día Jesús habla de dar a cada uno lo que le corresponde y crea directamente la responsabilidad de encontrar en medio de las variantes circunstancias de cada realidad, la solución a esa responsabilidad.
Los derechos de los padres han estado muy establecidos en los regímenes patriarcales que habiendo pertenecido a muchas épocas y culturas del pasado han dejado sin embargo una huella muy profunda aunque a veces inconsciente en nuestra sociedad. La mujer y los hijos resultan perdedores cuando la sociedad no es conducida a reflexionar sobre la injusticia de las discriminaciones. Y eso sucede en muchas ocasiones.
Pero si el machismo y la sujeción incondicional de los hijos fueron, para nuestra valoración de la libertad como una capacidad y derecho inalienables del ser humano en lo que se refiere a sus decisiones conscientes y maduras, hoy el consumismo capitalista que se ha aprovechado de la prolongación de las rebeldías adolescentes para seducir y cautivar a los hijos, se los ha robado literalmente, a los padres. No sólo en los excesos fomentados de libertades y exigencias, sino también en el afecto que ellos se merecen y necesitan frente a los desafíos cada vez más graves que se les presentan como familia y como padres en la sociedad moderna.
Favorecer que, al menos de cuando en cuando, esa relación fundamental de padres a hijos y de hijos a padres recupere su fuerza de modo que los afectos renovados, inclinen a la valoración y gratitud por lo que cada uno hace y puede hacer por la felicidad de los otros, es laudable y necesario. Tan lamentable como el encierro familiar que ha sido uno de los postulados de las sociedades que no admiten cambios, ni siquiera los más urgentes, resulta esa especie de superación de los valores más espontáneos como son los afectos familiares, para someterlos a la ambición desmedida del dinero y el prestigio. Hurgando entonces en la profundidad del corazón elaboremos hoy un deseo sincero de Felicidad para el día de la madre.
Discípulos de los fariseos y herodianos se unen para tender una trampa a Jesús. Después de una alabanza a su sinceridad y franqueza que lo hacen igual para con todos, le hacen la pregunta acerca de si se debe pagar o no al tributo a Roma. Jesús descubre la celada y se lo enrostra pero pide le muestren una moneda con la que pagan el impuesto y haciéndoles ver en ella la figura del césar les da su respuesta: Dénle al césar lo que le corresponde y a Dios lo que es de Dios.Síntesis de la Homilía
Puede verse en la respuesta de Jesús un modo ingenioso de evitar las cuestiones controvertidas que se incluyen en la pregunta trampa, cuidadosamente preparada. Puede también interpretarse que tanto el poder civil aunque sea opresor o represor tiene sus derechos que hay que respetar, como Dios a quien hay que darle todo lo que pertenece. Así se probaría que hay asuntos en que no hay que meterse a discurrir desde el punto de vista de quienes creemos en Dios porque pertenecen a una esfera distinta. Un orden religioso y uno civil. Y aquí pueden darse dos extremos. Uno, el de quienes sostienen por ejemplo, que los cristianos como tales no nos tenemos que meter a razonar y formar juicio sobre procederes meramente humanos que tienen que ver con lo político y lo económico Otro el de muchos católicos que con un reduccionismo formidable afirman que sólo con honrar a Dios pueden tener solndo coincidencias entre las Lectrasución los diversos problemas en que nos vemos envueltos.
Con una lectura un poco más profunda y partiendo de que no hay nada que no pertenezca a Dios, la frase de Jesús colocada en su contexto y en la intención de quienes Hacen la pregunta, contiene todos los verdaderos enfoques de Jesús sobre la situación del momento. Hay primero un reproche a quienes admiten el dominio romano y se someten a la presión económica y a otras reglas o conductas impuestas por el Imperio, o peor aún se acomodan a sus exigencias para gozar de sus favores y privilegios. Con la frase añadida “A Dios lo que es de Dios” Jesús indica la superioridad y primacía absoluta de la voluntad de Dios a la que han de subordinarse tanto las leyes del Imperio como la de Moisés. El dar a cada uno lo que le perteneces deja a criterio de los oyentes lo que se pueda atribuir al César y fija su relatividad frente a lo que seguramente pertenece a la voluntad del Dios presentada por Jesús.
Cuando hablamos de la primacía absoluta de Dios no nos referimos a que deban tener esa primacía las disposiciones de la iglesia católica que muchas veces ocultan un sentido desfigurante de la realidad, sino de las prioridades que aparecen ligadas a la misión proclamada y testimoniada por Jesús de Nazaret al defender los derechos del ser humano, la atención a los más pobres como único medio de tranquilidad y paz social y la admisión de la felicidad comunitaria como objetivo de la lucha y los esfuerzos de todos.
Sale al cruce espontánea y hasta inevitablemente la cuestión de si la Iglesia o los curas deben meterse en política. Advirtiendo que la institución no debiera hacerlo nunca cuando se trata de búsqueda o conquista del poder, es muy claro que cuando están de por medio situaciones de injusticia, opresión, violación de derechos humanos o en otro sentido, proyectos realizaciones o esfuerzos de cambios para hacer una sociedad más fraternal, el silencio resultaría cómplice del mal para la sociedad y los seres humanos y por tanto el silencio y la ausencia resultarían traición al testimonio de Jesús. En ese mismo ámbito es donde aparece el papel de todo cristiano como tal para que lo que “es de Dios” que por otra parte es lo auténticamente humano, sea respetado.
Buscando coincidencias entre las Lecturas
Ciro, un rey pagano es calificado por Isaías como ungido del Señor porque libera de la esclavitud a Israel. Desde lo que es del poder imperial para a lo que es de Dios. Pablo se regocija de que la Palabra de Dios haya llegado a los tesalonicenses con signos de poder liberador. Jesús subordina todo lo que pertenece a los hombres a la voluntad salvadora de Dios.
Domingo 19 de Octubre - Día de la madre
En la lectura del evangelio de este día Jesús habla de dar a cada uno lo que le corresponde y crea directamente la responsabilidad de encontrar en medio de las variantes circunstancias de cada realidad, la solución a esa responsabilidad.
Los derechos de los padres han estado muy establecidos en los regímenes patriarcales que habiendo pertenecido a muchas épocas y culturas del pasado han dejado sin embargo una huella muy profunda aunque a veces inconsciente en nuestra sociedad. La mujer y los hijos resultan perdedores cuando la sociedad no es conducida a reflexionar sobre la injusticia de las discriminaciones. Y eso sucede en muchas ocasiones.
Pero si el machismo y la sujeción incondicional de los hijos fueron, para nuestra valoración de la libertad como una capacidad y derecho inalienables del ser humano en lo que se refiere a sus decisiones conscientes y maduras, hoy el consumismo capitalista que se ha aprovechado de la prolongación de las rebeldías adolescentes para seducir y cautivar a los hijos, se los ha robado literalmente, a los padres. No sólo en los excesos fomentados de libertades y exigencias, sino también en el afecto que ellos se merecen y necesitan frente a los desafíos cada vez más graves que se les presentan como familia y como padres en la sociedad moderna.
Favorecer que, al menos de cuando en cuando, esa relación fundamental de padres a hijos y de hijos a padres recupere su fuerza de modo que los afectos renovados, inclinen a la valoración y gratitud por lo que cada uno hace y puede hacer por la felicidad de los otros, es laudable y necesario. Tan lamentable como el encierro familiar que ha sido uno de los postulados de las sociedades que no admiten cambios, ni siquiera los más urgentes, resulta esa especie de superación de los valores más espontáneos como son los afectos familiares, para someterlos a la ambición desmedida del dinero y el prestigio. Hurgando entonces en la profundidad del corazón elaboremos hoy un deseo sincero de Felicidad para el día de la madre.
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