Por José María Maruri, SJ
1.- Una novela o una película empezada por el desenlace perdería su interés, pero porque no arriesgamos nada en leerla o verla. La historia de la humanidad, y en ella, mi propia historia, preferiríamos conocerla por el final. Eso es lo que el mismo San Pablo, en párrafo que acabamos de oír, y el Evangelio, nos describen hoy.La humanidad está llamada a tener un desenlace feliz, está llamada a sentarse en el trono de gloria, ese mismo trono de gloria en que se nos aparece hoy el Hijo de Dios.
El Jesús que acabó su vida mortal en el patíbulo, el Jesús desconocido, despreciado o perseguido en sus discípulos, al fin va a triunfar y con Él todos los que sean juzgados por Él dignos del Reino. En medio de los problemas de nuestra vida, de enfermedades y desgracias, este desenlace feliz del video de nuestra vida nos debe dar ánimos y esperanzas.
2.- ¿Y de qué nos van a juzgar? ¿Cuál es la materia de nuestro examen? ¿De los diez mandamientos de Dios y los cinco de la Iglesia y otros muchos etcéteras de qué nos van a examinar? De amor. Y no del amor a Dios sino del amor a los hombres y mujeres, del amor a la humanidad.
Ni el dogma, ni el culto, ni los sacramentos. Sino del amor eficiente, activo y sacrificado. El que saque un cero en esta sola materia suspende todas, aunque en otras tenga matrícula de honor.
Esto no es un puro humanitarismo. Se ha hablado mucho en contra del humanitarismo, suponiendo que no es suficientemente noble para ser cristiano y el Señor nos dice todo lo contrario. Es el Señor el que transforma el humanitarismo en Cristología, porque lo sepas o no sepas, el Señor está metido en el necesitado.
--El rostro triste que pide tu consuelo es el rostro del Señor.
--La mano que se tiende hacia ti es la mano del Señor.
--El cuerpo aterido de frío es el cuerpo del Señor
--El corazón encogido de angustia por las necesidades o el dolor, es el corazón del Señor.
--El huésped inoportuno que llama a tu puerta es el Seños
Pensemos su vamos a ser capaces de resistir la mano acusadora del que tendió su mano y no recibió
**la miranda penetrante y fría del que buscó misericordia en nuestros ojos y no la encontró.
3.- Recordáis que un día dijo el Señor que el Reino de los Cielos está dentro de vosotros. Así es. Está en la fábrica del corazón. En mi corazón. ¿Y reina Cristo en mi corazón? No se como nadará vuestro corazón pero el mío anda en guerra civil desde hace, casi, ochenta años.
Necesitamos que ese poderoso Rey entre en nuestro corazón y ponga las cosas en paz:
**que venza con su verdad y sinceridad, sin fariseísmo.
**con su vitalidad y energía mis pasotismos.
**con su santidad y gracia mis inconfensables pasiones
**con su justicia mi falta de honradez
**con su amor mis reconoces nunca sanados.
**y así llegue a mi corazón el reino de la paz, de su paz, de la paz de Cristo Rey.
Vamos a pedirle a Cristo Rey que envíe su Espíritu a esos corazones nuestros… Pisos desalquilados, botijos sedientos tirados en un porche en ruinas, lata de coca cola estrujada junto al camino…
Adelante
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