Manos Unidas y la única guerra justa

Publicado por Jesús de las Heras Muela - Director de ECCLESIA

La campaña contra el hambre de Manos Unidas cumple 50 años

Desde hace cincuenta el viernes previo al segundo domingo de febrero es el día del ayuno voluntario en solidaridad con quienes tienen todos los días, tantos días, que ayunar. Desde hace cincuenta años celebramos la Campaña contra el Hambre, la extraordinaria iniciativa de un grupo de mujeres de Acción Católica que decidieron plantarle cara al hambre, a la injusticia y a la insolidaridad.

Declaramos la guerra al hambre

“Declaramos la guerra al hambre” proclamaban, convencidas y comprometidas, un nutrido grupo de mujeres pertenecientes a la Unión Mundial de organizaciones Femeninas Católicas. Fue en Roma en 1955.

Cuatro años después las mujeres de la Acción Católica Española decidieron dar un paso adelante, asumir aquel reto, hacer realidad esta proclama. Nació la campaña contra el hambre, nació Manos Unidas. Y en sus ya cincuenta años de actividades y de campaña, Manos Unidas ha acometido más de 3.500 proyectos, unos 3.000 de promoción a la mujer, cerca de 4.000 iniciativas de promoción y desarrollo agrícola, alrededor de 6.000 obras sociales y casi 8.000 educativas.

Le declararon la guerra al hambre y nos hicieron a tantos partícipes de su proyecto porque combatir el hambre es, sí, como reza el lema de la campaña de este año, proyecto de tantos, proyecto -¡ojalá!- todos.


Una guerra justa que todavía no ha concluido

Manos Unidas todavía no concluido su batalla contra el hambre. Hay todavía en nuestro mundo cerca mil millones de personas –la mitad niños- que sufren y mueren de hambre. Pero nuestro mundo es menos injusto gracias a Manos Unidas. Y Manos Unidas –ese proyecto, esa realización de todos, al menos, de tantos- está convencida de que ganará la batalla, la guerra –la única guerra justa- al hambre.

Y es que, Manos Unidas somos todos, hemos de ser todos. Es un imperativo, humano y cristiano ante el que no nos podemos mostrar indiferentes. Precisamente, la indiferencia ante la gran injusticia del hambre, de la pobreza y del subdesarrollo es la principal y más letal de las armas para perder esta guerra.

Sí, el opulento y orondo Occidente está en crisis, España está en crisis. Pero precisamente esta crisis económica que nos golpea y que eleva a millones las cifras del paro tiene como base la crisis moral de la avidez insolidaria, de la avaricia insaciable, de la especulación miserable, de la irresponsabilidad ciega, de la idolatrización del dinero.

Gracias, Manos Unidas, por ponernos en pie de guerra contra la injusticia. Las vuestras son Manos Unidas que hacen la fuerza; Manos Unidas elevadas en plegaria y oración; Manos Unidas que acogen, estrechan y dan calor y esperanza; Manos Unidas, en suma, con las que podremos ganar la batalla al hambre, a la crisis y a la insolidaridad.