Se celebraba una fiesta de los judíos y Jesús subió a Jerusalén.
Junto a la puerta de las Ovejas, en Jerusalén, hay una piscina llamada en hebreo "Betsata", que tiene cinco pórticos. Bajo estos pórticos yacía una multitud de enfermos, ciegos, lisiados y paralíticos.
Había allí un hombre que estaba enfermo desde hacía treinta y ocho años. Al verlo tendido, y sabiendo que hacía tanto tiempo que estaba así, Jesús le preguntó: «¿Quieres sanarte?».
Él respondió: «Señor, no tengo a nadie que me sumerja en la piscina cuando el agua comienza a agitarse; mientras yo voy, otro desciende antes».
Jesús le dijo: «Levántate, toma tu camilla y camina».
En seguida el hombre se sanó, tomó su camilla y empezó a caminar.
Era un sábado, y los judíos dijeron entonces al que acababa de ser sanado: «Es sábado. No te está permitido llevar tu camilla».
Él les respondió: «El que me sanó me dijo: "Toma tu camilla y camina"». Ellos le preguntaron: «¿Quién es ese hombre que te dijo: "Toma tu camilla y camina"?».
Pero el enfermo lo ignoraba, porque Jesús había desaparecido entre la multitud que estaba allí.
Después, Jesús lo encontró en el Templo y le dijo: «Has sido sanado; no vuelvas a pecar, de lo contrario te ocurrirán peores cosas todavía».
El hombre fue a decir a los judíos que era Jesús el que lo había sanado. Ellos atacaban a Jesús, porque hacía esas cosas en sábado.
Él les respondió: «Mi Padre trabaja siempre, y Yo también trabajo». Pero para los judíos ésta era una razón más para matarlo, porque no sólo violaba el sábado, sino que se hacía igual a Dios, llamándolo su propio Padre.
Querido amigo/a:
Parafraseando a Shakespeare y con el evangelio de hoy en la mano, yo diría: “Estar o no estar en lo importante. Esa es la cuestión”.
Jesús está en lo importante: un hombre enfermo, con una dolencia bastante enquistada –38 años ya-, que cuando le dice algo, le responde “Si, pero...”. Lo importante en esa situación era decirle: “Levántate, toma tu camilla y echa a andar”, porque lo importante es la vida.
Los que rodeaban a Jesús no estaban en lo importante: que si es sábado, que si no se puede llevar la camilla, que si quién ha sido... No son capaces de ver que más allá de las costumbres, lo primero son las personas. Y sobre todo, no son capaces de descubrir que la fuerza no está en la Ley, sino en la persona de Jesús.
Un buen texto para contemplar y posicionarse.
Y tú: ¿estás o no estás en lo importante?
En la vida: hay mil cosas que nos reclaman, que nos solicitan. La madurez empieza por saber decir sí a lo que merece la pena y saber decir no a lo que me aparta del camino de la vida.
En tus tareas: ¿para qué haces lo que haces? Seguro que si lo clarificas, habrá cosas que serán más importantes, imprescindibles, y otras que pueden quedar en un segundo plano... hasta dejar de hacerse.
En la fe: ¿cuál es lo fundamental, a lo que no podrías renunciar, porque Jesús nunca lo haría... y qué es secundario o circunstancial? Jesús lo resumió en el amor a Dios y al prójimo. ¿Cómo lo dirías tú?
Como decía el otro, “que lo urgente no nos separe de lo importante”. Como hacía Jesús. Que también tú lo vayas logrando.
Tu hermano en la fe:
Luis Manuel Suárez, claretiano
Junto a la puerta de las Ovejas, en Jerusalén, hay una piscina llamada en hebreo "Betsata", que tiene cinco pórticos. Bajo estos pórticos yacía una multitud de enfermos, ciegos, lisiados y paralíticos.
Había allí un hombre que estaba enfermo desde hacía treinta y ocho años. Al verlo tendido, y sabiendo que hacía tanto tiempo que estaba así, Jesús le preguntó: «¿Quieres sanarte?».
Él respondió: «Señor, no tengo a nadie que me sumerja en la piscina cuando el agua comienza a agitarse; mientras yo voy, otro desciende antes».
Jesús le dijo: «Levántate, toma tu camilla y camina».
En seguida el hombre se sanó, tomó su camilla y empezó a caminar.
Era un sábado, y los judíos dijeron entonces al que acababa de ser sanado: «Es sábado. No te está permitido llevar tu camilla».
Él les respondió: «El que me sanó me dijo: "Toma tu camilla y camina"». Ellos le preguntaron: «¿Quién es ese hombre que te dijo: "Toma tu camilla y camina"?».
Pero el enfermo lo ignoraba, porque Jesús había desaparecido entre la multitud que estaba allí.
Después, Jesús lo encontró en el Templo y le dijo: «Has sido sanado; no vuelvas a pecar, de lo contrario te ocurrirán peores cosas todavía».
El hombre fue a decir a los judíos que era Jesús el que lo había sanado. Ellos atacaban a Jesús, porque hacía esas cosas en sábado.
Él les respondió: «Mi Padre trabaja siempre, y Yo también trabajo». Pero para los judíos ésta era una razón más para matarlo, porque no sólo violaba el sábado, sino que se hacía igual a Dios, llamándolo su propio Padre.
Querido amigo/a:
Parafraseando a Shakespeare y con el evangelio de hoy en la mano, yo diría: “Estar o no estar en lo importante. Esa es la cuestión”.
Jesús está en lo importante: un hombre enfermo, con una dolencia bastante enquistada –38 años ya-, que cuando le dice algo, le responde “Si, pero...”. Lo importante en esa situación era decirle: “Levántate, toma tu camilla y echa a andar”, porque lo importante es la vida.
Los que rodeaban a Jesús no estaban en lo importante: que si es sábado, que si no se puede llevar la camilla, que si quién ha sido... No son capaces de ver que más allá de las costumbres, lo primero son las personas. Y sobre todo, no son capaces de descubrir que la fuerza no está en la Ley, sino en la persona de Jesús.
Un buen texto para contemplar y posicionarse.
Y tú: ¿estás o no estás en lo importante?
En la vida: hay mil cosas que nos reclaman, que nos solicitan. La madurez empieza por saber decir sí a lo que merece la pena y saber decir no a lo que me aparta del camino de la vida.
En tus tareas: ¿para qué haces lo que haces? Seguro que si lo clarificas, habrá cosas que serán más importantes, imprescindibles, y otras que pueden quedar en un segundo plano... hasta dejar de hacerse.
En la fe: ¿cuál es lo fundamental, a lo que no podrías renunciar, porque Jesús nunca lo haría... y qué es secundario o circunstancial? Jesús lo resumió en el amor a Dios y al prójimo. ¿Cómo lo dirías tú?
Como decía el otro, “que lo urgente no nos separe de lo importante”. Como hacía Jesús. Que también tú lo vayas logrando.
Tu hermano en la fe:
Luis Manuel Suárez, claretiano
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