María: Dios tiene rostro de mujer

Publicado por Como Dios manda

Hace años que conocí a María, una tarde de primavera tendida en su cama, en su pequeña pieza, rodeada de un montón de niños que gritaban al su alrededor y ella con amor me acogía como si me conociera desde toda la vida. María había dado a luz recién…. el último de sus cinco hijos. Wildor.

Cuando conocí a María, yo era una joven entusiasta, dedicada a salvar el mundo, y a todo aquel que se pusiera en mi camino… ¿Cuando me imaginaría yo, que fue María quién me cambio la vida a mí? María me fue transformando, mi alma revolucionaria fue cambiando a un alma de hermana… Hace algunos meses un período en mi vida marco mi historia y la seguirá marcando… Mi incongruencia ante el horror que viven tantos hermanos a la cuadra de mi casa me toco en lo más profundo… Piezas oscuras, sopas constantes para alimentar a los niños, gritos de amenaza, olor a pito que consume y permite eliminar la desesperanza. Ahí vive María, con Héctor y sus cinco hijos… Yo vivo a una cuadra… Mis ojos hace algunos meses largaban lágrimas…mi incongruencia me hacia bajar el rostro y decirme con fuerza que no sabía bien como amar.

Comenzó una persecución, el rostro de María, sus ojos de misericordia constante, su sonrisa de ternura transparente me seguían hacía donde fuera…Al principio un latigazo, ¿Cómo María me va a amar así si yo no soy capaz de responder a su amor? Salía, mi eficacia, la revolucionaria que salva al mundo, la que necesita demostrar con resultados…y ahí aparece María con el rostro inamovible….Solo Amor, solo misericordia…

Durante semanas, me fui dando cuenta, que María es quién me salva, y no en mi eficacia agotadora…sino que en ser mi hermana, en darnos tiempos, en sentarnos, en contemplar a los niños, en contemplarnos. Con María nos devolvemos la dignidad, no hay roles, no hay exigencias más que la verdad, no hay discursos… La sociedad nos consume con fuerza, nos exige resultados, si no eres competente no sirves, si no das eres bajo la norma…

María me ama… María no baja su rostro… María comparte conmigo su vida, y me invita a compartir nuestras vidas, cada día más… A no pasar por alto su vida, sus penas, su lucha… A compartir mi vida, mis penas, mis luchas… A ser hermana, con historia, con rostro… A olvidarme de los sustantivos comunes que me hacen ser una entre tantos…y apropiarnos del sustantivo propio que nos da identidad y nos trasciende… Me llama a ser verbo… al ejercicio constante de salir, de no quedarse…
Dejarme mirar por los ojos de Dios…
Porque Dios en ella se me revela…
Porque Dios tiene rostro de Mujer…