El P. Sawada, sacerdote de la diócesis de Tokyo, juega con la gramática para explorar el perdón de los pecados.
Invita a comparar las frases siguientes:
Yo perdono tus pecados
Yo te perdono
Yo te perdono tus pecados
Tus pecados son perdonados
Tus pecados te son perdonados.
Llega el P. Sawada a la conclusión de que ninguna de las fórmulas satisface por completo. Perodonar no es borrar, ni limpiar, ni decir que “aquí no ha pasado nada”, porque sí ha pasado y lo mal hecho, hecho está. Perdonar es decir que, a pesar de todo eso, a pesar de los pesares, yo te libro de la esclavitud con que te esclaviza tu pecado.
Retraduce así las frases evangélicas, sustituyendo la expresión “tus pecados son perdonados” o “te perdono tus pecados” por otra más exacta que sería: “Yo pongo una barrera entre tus pecados y tú, yo doy un corte a la cadena que te esclaviza a tus pecados. El pecado y el mal siguen estando ahí, pero yo corto la relación (en japonés, lo dice con la noción budista de “EN”) , la vinculación, el encadenamiento entre el pecado y tú. En pocas palabras: “Yo, dice Jesús (el único que puede decirlo) te libero del pecado”. El perdón es liberación, penitente y confesor ruegan por esa liberación y dan testimonio juntos de recibirla. Por eso el sacramento es pacificatorio, terapéutico y letificante.
Invita a comparar las frases siguientes:
Yo perdono tus pecados
Yo te perdono
Yo te perdono tus pecados
Tus pecados son perdonados
Tus pecados te son perdonados.
Llega el P. Sawada a la conclusión de que ninguna de las fórmulas satisface por completo. Perodonar no es borrar, ni limpiar, ni decir que “aquí no ha pasado nada”, porque sí ha pasado y lo mal hecho, hecho está. Perdonar es decir que, a pesar de todo eso, a pesar de los pesares, yo te libro de la esclavitud con que te esclaviza tu pecado.
Retraduce así las frases evangélicas, sustituyendo la expresión “tus pecados son perdonados” o “te perdono tus pecados” por otra más exacta que sería: “Yo pongo una barrera entre tus pecados y tú, yo doy un corte a la cadena que te esclaviza a tus pecados. El pecado y el mal siguen estando ahí, pero yo corto la relación (en japonés, lo dice con la noción budista de “EN”) , la vinculación, el encadenamiento entre el pecado y tú. En pocas palabras: “Yo, dice Jesús (el único que puede decirlo) te libero del pecado”. El perdón es liberación, penitente y confesor ruegan por esa liberación y dan testimonio juntos de recibirla. Por eso el sacramento es pacificatorio, terapéutico y letificante.
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