Este domingo, conocido como el del Buen Pastor, recientemente desde tiempos del Papa Pablo VI tiene el matiz propio de ser Jornada de oración por las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada.
Una de las imágenes bíblicas más entrañables es la del pastor. Ya en las catacumbas y en los mosaicos de las antiguas basílicas es frecuente la imagen del "buen pastor", joven y fuerte, que carga una oveja sobre sus hombros. Pastor y cordero son una misma realidad dentro de la maravillosa unidad de las imágenes terrenas usadas para representar al Cristo pascual desde la primitiva Iglesia. Son rasgos propios del pastor la fortaleza, el aguante, el silencio, la sensibilidad, la capacidad de observación, la sencillez de un rico mundo espiritual, la constancia. Todas estas características encerradas en la figura, frecuentemente enjuta y curtida, del pastor, hacen que sea persona entrañable e imprescindible en la experiencia de la vida rural de todos los tiempos, aunque muchos de nosotros, habitantes de la gran ciudad y un tanto tecnificados, tengamos que hacer un esfuerzo para captar la riqueza de su significado.
El trozo de evangelio que se lee este año, la última parte de la parábola, está centrado en la relación que existe entre las ovejas y el pastor Jesús, que se presenta a si mismo como pastor verdadero, identificándose de esta manera con Dios, a quien los profetas y salmos proclaman como el Pastor de Israel. "Yo y el Padre somos uno".
Señor, Padre santo, tú que invitas a todos los fieles a alcanzar la caridad perfecta, pero no dejas de llamar a muchos para que sigan más de cerca las huellas de tu Hijo, concede a los que tú quieras elegir con una vocación particular llegar a ser, por su vida, signo y testimonio de tu reino ante la Iglesia y ante el mundo.
Palabra de Dios:
Hechos de los apóstoles 13, 14. 43-52
Sal 99, 2. 3. 5
Apocalipsis 7, 9. 14b-17
San Juan 10, 27-30
En la Lectura del Evangelio, este Domingo Cuarto de Pascua escuchamos sucesivos fragmentos (ciclos A, B y C) del Capítulo 10 del Evangelio según San Juan. Expone su enseñanza Jesús en diálogo - arduo diálogo - con los dirigentes religiosos de Israel. Jesús se atribuye títulos divinos: “Yo soy la Puerta de las ovejas”.
La Divinidad del Padre-Pastor transparece en la humanidad de Dios Hijo. Oportunamente escuchamos esta enseñanza del Señor en Tiempo Pascual. Sólo desde la perspectiva de la Pascua tiene esa enseñanza plenitud de sentido.
Pone el Señor de relieve la vinculación del Rebaño a su Pastor, de la Iglesia a Cristo. “A los que escuchan mi voz - dice el Señor - ... y me siguen, nadie las arrebatará de mi mano.... de la mano de mi Padre”. Los perseguidores de la Iglesia no otra cosa pretender sino romper el vínculo de la iglesia - el Cuerpo Eclesial - con sus pastores, que simbolizan y hacen presente al Supremo Pastor, Cristo, de modo que el el Rebaño, los fieles, caigan en la desorientación y sean fácil presa de las ideologías imperantes y así la Iglesia, desviada, desconcertada - piensan - perezcan para siempre. Tal pretensiones se agudiza en nuestros días con el Laicismo.
En el fondo es lo que pretendían los dirigentes de la Sinagoga de Antioquía de Pisidia (1ª Lectura) al “responder con insultos a la Palabra de Pablo”: desacreditarle ante los creyentes.
En la predicación del Apóstol se cumple el Misterio Pascual. El Anuncio de la Muerte Salvífica de Jesucristo se cumple en “la persecución y expulsión del territorio de Pablo y Bernabé “ (en otras localidades vecinas llegaron incluso a lapidarlos). Y el anuncio de la Resurrección de Cristo se cumple también anticipadamente en “la alegría de los gentiles creyentes, que alababan la Palabra del Señor” (”los discípulos quedaron llenos de alegría y del Espíritu Santo”) y en la difusión de la Palabra de Dios por toda aquella región.
La Victoria definitiva sobre las fuerzas del Mal está garantizada, como nos lo asegura San Juan en su Visión-Revelación del Apocalipsis (2ª Lectura): La multitud incontable de los que llevan vestiduras blancas y palmas en las masnos, que “siguen al Cordero-Pastor ante el Trono de Dios, a las fuentes de aguas vivas en la bienaventuranza eterna.
Haz, Señor Jesús, que, del ejemplo del santo Cura de Ars, nuestros jóvenes sepan cuánto es necesario, humilde y generoso el ministerio sacerdotal, que quieres entregar a aquellos que escuchan tu llamada.
Haz que la caridad de nuestros pastores anime y encienda la caridad de todos los fieles, en tal manera que todas las vocaciones y todos los carismas, infundidos por el Espíritu Santo, puedan ser acogidos y valorizados...
La fecundidad de la propuesta vocacional depende primariamente de la acción gratuita de Dios, pero, como confirma la experiencia pastoral, está favorecida también por la cualidad y la riqueza del testimonio personal y comunitario de cuantos han respondido ya a la llamada del Señor en el ministerio sacerdotal y en la vida consagrada, puesto que su testimonio puede suscitar en otros el deseo de corresponder con generosidad a la llamada de Cristo. Este tema está, pues, estrechamente unido a la vida y a la misión de los sacerdotes y de los consagrados. Por tanto, quisiera invitar a todos los que el Señor ha llamado a trabajar en su viña a renovar su fiel respuesta, sobre todo en este Año Sacerdotal, que he convocado con ocasión del 150 aniversario de la muerte de san Juan María Vianney, el Cura de Ars, modelo siempre actual de presbítero y de párroco.
La iniciativa libre y gratuita de Dios encuentra e interpela la responsabilidad humana de cuantos acogen su invitación para convertirse con su propio testimonio en instrumentos de la llamada divina: Esto acontece también hoy en la Iglesia. Dios se sirve del testimonio de los sacerdotes, fieles a su misión, para suscitar nuevas vocaciones religiosas al servicio del pueblo de Dios.
Lunes 26:
San Isidoro, 680-836, arzobispo de Sevilla durante 40 años, hombre erudito, de vastisimo saber, figura destacada de la liturgia mozárabe.
1 Corintios 2,1-10. Vuestra fe se apoya en el poder de Dios.
Mateo 5,13-16. Vosotros sois la luz del mundo.
Martes 27:
Hechos 11,19-26. Se pusieron a hablar también a los griegos, anunciándoles al Señor Jesús.
Juan 10,22-30. Yo y el Padre somos uno.
Miércoles 28:
Hechos 12,24-13,5a. Apartamos a Bernabé y a Saulo.
Juan 12,44-50. Yo he venido al mundo como luz.
Jueves 29:
Santa Catalina de Siena (1347-1389), virgen, doctora de la libertad y de la paz, patrona de Europa.
1 Juan 1,54-1,3. La sangre de Jesús nos limpia los pecados.
Mateo 11,25-30. Has escondido estas cosas a los sabios y las has revelado a la gente sencilla.
Viernes 30:
Hechos 13,26-33. Dios ha cumplido su promesa resucitando a Jesús.
Juan 14,1-5. Yo soy el camino y la verdad y la vida.
Sábado 1:
Hechos 13,44-52. Sabed que nos dedicamos a los gentiles.
Juan 14,7-14. Quien me ha visto a mí ha visto al Padre
Una de las imágenes bíblicas más entrañables es la del pastor. Ya en las catacumbas y en los mosaicos de las antiguas basílicas es frecuente la imagen del "buen pastor", joven y fuerte, que carga una oveja sobre sus hombros. Pastor y cordero son una misma realidad dentro de la maravillosa unidad de las imágenes terrenas usadas para representar al Cristo pascual desde la primitiva Iglesia. Son rasgos propios del pastor la fortaleza, el aguante, el silencio, la sensibilidad, la capacidad de observación, la sencillez de un rico mundo espiritual, la constancia. Todas estas características encerradas en la figura, frecuentemente enjuta y curtida, del pastor, hacen que sea persona entrañable e imprescindible en la experiencia de la vida rural de todos los tiempos, aunque muchos de nosotros, habitantes de la gran ciudad y un tanto tecnificados, tengamos que hacer un esfuerzo para captar la riqueza de su significado.
El trozo de evangelio que se lee este año, la última parte de la parábola, está centrado en la relación que existe entre las ovejas y el pastor Jesús, que se presenta a si mismo como pastor verdadero, identificándose de esta manera con Dios, a quien los profetas y salmos proclaman como el Pastor de Israel. "Yo y el Padre somos uno".
Andrés Pardo
Para orar con la liturgia
Señor, Padre santo, tú que invitas a todos los fieles a alcanzar la caridad perfecta, pero no dejas de llamar a muchos para que sigan más de cerca las huellas de tu Hijo, concede a los que tú quieras elegir con una vocación particular llegar a ser, por su vida, signo y testimonio de tu reino ante la Iglesia y ante el mundo.
Palabra de Dios:
Hechos de los apóstoles 13, 14. 43-52
Sal 99, 2. 3. 5
Apocalipsis 7, 9. 14b-17
San Juan 10, 27-30
Comprender la Palabra
En la Lectura del Evangelio, este Domingo Cuarto de Pascua escuchamos sucesivos fragmentos (ciclos A, B y C) del Capítulo 10 del Evangelio según San Juan. Expone su enseñanza Jesús en diálogo - arduo diálogo - con los dirigentes religiosos de Israel. Jesús se atribuye títulos divinos: “Yo soy la Puerta de las ovejas”.
La Divinidad del Padre-Pastor transparece en la humanidad de Dios Hijo. Oportunamente escuchamos esta enseñanza del Señor en Tiempo Pascual. Sólo desde la perspectiva de la Pascua tiene esa enseñanza plenitud de sentido.
Pone el Señor de relieve la vinculación del Rebaño a su Pastor, de la Iglesia a Cristo. “A los que escuchan mi voz - dice el Señor - ... y me siguen, nadie las arrebatará de mi mano.... de la mano de mi Padre”. Los perseguidores de la Iglesia no otra cosa pretender sino romper el vínculo de la iglesia - el Cuerpo Eclesial - con sus pastores, que simbolizan y hacen presente al Supremo Pastor, Cristo, de modo que el el Rebaño, los fieles, caigan en la desorientación y sean fácil presa de las ideologías imperantes y así la Iglesia, desviada, desconcertada - piensan - perezcan para siempre. Tal pretensiones se agudiza en nuestros días con el Laicismo.
En el fondo es lo que pretendían los dirigentes de la Sinagoga de Antioquía de Pisidia (1ª Lectura) al “responder con insultos a la Palabra de Pablo”: desacreditarle ante los creyentes.
En la predicación del Apóstol se cumple el Misterio Pascual. El Anuncio de la Muerte Salvífica de Jesucristo se cumple en “la persecución y expulsión del territorio de Pablo y Bernabé “ (en otras localidades vecinas llegaron incluso a lapidarlos). Y el anuncio de la Resurrección de Cristo se cumple también anticipadamente en “la alegría de los gentiles creyentes, que alababan la Palabra del Señor” (”los discípulos quedaron llenos de alegría y del Espíritu Santo”) y en la difusión de la Palabra de Dios por toda aquella región.
La Victoria definitiva sobre las fuerzas del Mal está garantizada, como nos lo asegura San Juan en su Visión-Revelación del Apocalipsis (2ª Lectura): La multitud incontable de los que llevan vestiduras blancas y palmas en las masnos, que “siguen al Cordero-Pastor ante el Trono de Dios, a las fuentes de aguas vivas en la bienaventuranza eterna.
Avelino Cayón
SUGERENCIAS LITÚRGICAS
ORACIÓN POR LAS VOCACIONES EN EL AÑO SACERDOTAL
ORACIÓN POR LAS VOCACIONES EN EL AÑO SACERDOTAL
Haz, Señor Jesús, que, del ejemplo del santo Cura de Ars, nuestros jóvenes sepan cuánto es necesario, humilde y generoso el ministerio sacerdotal, que quieres entregar a aquellos que escuchan tu llamada.
Haz que la caridad de nuestros pastores anime y encienda la caridad de todos los fieles, en tal manera que todas las vocaciones y todos los carismas, infundidos por el Espíritu Santo, puedan ser acogidos y valorizados...
Celebrar mejor
JORNADA MUNDIAL DE ORACIÓN POR LAS VOCACIONES
El testimonio suscitia vocaciones
El testimonio suscitia vocaciones
La fecundidad de la propuesta vocacional depende primariamente de la acción gratuita de Dios, pero, como confirma la experiencia pastoral, está favorecida también por la cualidad y la riqueza del testimonio personal y comunitario de cuantos han respondido ya a la llamada del Señor en el ministerio sacerdotal y en la vida consagrada, puesto que su testimonio puede suscitar en otros el deseo de corresponder con generosidad a la llamada de Cristo. Este tema está, pues, estrechamente unido a la vida y a la misión de los sacerdotes y de los consagrados. Por tanto, quisiera invitar a todos los que el Señor ha llamado a trabajar en su viña a renovar su fiel respuesta, sobre todo en este Año Sacerdotal, que he convocado con ocasión del 150 aniversario de la muerte de san Juan María Vianney, el Cura de Ars, modelo siempre actual de presbítero y de párroco.
La iniciativa libre y gratuita de Dios encuentra e interpela la responsabilidad humana de cuantos acogen su invitación para convertirse con su propio testimonio en instrumentos de la llamada divina: Esto acontece también hoy en la Iglesia. Dios se sirve del testimonio de los sacerdotes, fieles a su misión, para suscitar nuevas vocaciones religiosas al servicio del pueblo de Dios.
Benedicto XVI,
Mensaje para la Jornada de oración por la vocaciones
Mensaje para la Jornada de oración por la vocaciones
Para la Semana
Lunes 26:
San Isidoro, 680-836, arzobispo de Sevilla durante 40 años, hombre erudito, de vastisimo saber, figura destacada de la liturgia mozárabe.
1 Corintios 2,1-10. Vuestra fe se apoya en el poder de Dios.
Mateo 5,13-16. Vosotros sois la luz del mundo.
Martes 27:
Hechos 11,19-26. Se pusieron a hablar también a los griegos, anunciándoles al Señor Jesús.
Juan 10,22-30. Yo y el Padre somos uno.
Miércoles 28:
Hechos 12,24-13,5a. Apartamos a Bernabé y a Saulo.
Juan 12,44-50. Yo he venido al mundo como luz.
Jueves 29:
Santa Catalina de Siena (1347-1389), virgen, doctora de la libertad y de la paz, patrona de Europa.
1 Juan 1,54-1,3. La sangre de Jesús nos limpia los pecados.
Mateo 11,25-30. Has escondido estas cosas a los sabios y las has revelado a la gente sencilla.
Viernes 30:
Hechos 13,26-33. Dios ha cumplido su promesa resucitando a Jesús.
Juan 14,1-5. Yo soy el camino y la verdad y la vida.
Sábado 1:
Hechos 13,44-52. Sabed que nos dedicamos a los gentiles.
Juan 14,7-14. Quien me ha visto a mí ha visto al Padre
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