NO DEJES DE VISITAR
GIF animations generator gifup.com www.misionerosencamino.blogspot.com
El Blog donde encontrarás abundante material de formación, dinámicas, catequesis, charlas, videos, música y variados recursos litúrgicos y pastorales para la actividad de los grupos misioneros.
Fireworks Text - http://www.fireworkstext.com
BREVE COMENTARIO, REFLEXIÓN U ORACIÓN CON EL EVANGELIO DEL DÍA, DESDE LA VIVENCIA MISIONERA
SI DESEAS RECIBIR EL EVANGELIO MISIONERO DEL DÍA EN TU MAIL, DEBES SUSCRIBIRTE EN EL RECUADRO HABILITADO EN LA COLUMNA DE LA DERECHA

lunes, 20 de septiembre de 2010

¿CUÁNDO ESTAMOS VIVOS?


Cuando se alcanzan los 80 o los 90 años se tiene acumulada la experiencia de doce o quince años de “infancia”, quince o 20 de “juventud”, treinta de “madurez” y el resto de “vejez”.

Damos por hecho que estas catalogaciones son relativas, pero utilizándolas porque todas lo son, es indudable que a esas edades avanzadas, se tiene la ventaja de haber contemplado el desfile de varias generaciones, variopintos gobiernos, desde repúblicas a monarquías, pasando por largas dictaduras, se conocen los entresijos, grandezas y miserias de asociaciones, iglesias, instituciones, partidos y sindicatos, se han visto evoluciones e involuciones, progresos y regresos, enriquecimientos y empobrecimientos, felicidades y desgracias de personas, familias, pueblos, naciones y continentes.

Uno, una por dentro es como un mundo en miniatura, como una biblioteca pequeña pero viva, una geografía de ríos, montes, mares disfrutados, una historia sufrida y gozada, una literatura saboreada, una astronomía contemplada con estupor admirativo. Una se ha sentido artesana unas veces, obrera otras, una aprendiz de casi todo, siempre.

He creído, he dudado, he contemplado, me he hundido y reflotado, me he estremecido con las dádivas generosas de muchos, con la total gratuidad del Dios vivo; he abrazado a los que decepcionados por las “religiones” dicen no tener fe pero derraman amor.

He encontrado el quicio del AMOR y la felicidad que conlleva, en la gratuidad y desposesión y en el deseo de que sean felices aquellos a los que amo.

Una se extraña de que quizá los que no han vivido la infancia intensamente, vivieron la juventud con poca profundidad y entran en la madurez tal vez con miedo a las muecas o los guiños que la vejez hace a la vuelta de la esquina…, te digan: “qué joven eres” como un piropo, aunque lo más probable es que no les interesen tus opiniones, porque, al fin de cuentas, piensan “los años son los años y no pasan en balde”, vamos, que pasan factura.

Pues, sesudas personas de 45 a 62 años:

Ustedes y yo no sólo hemos vivido una infancia juguetona, imaginativa, transparente, la tenemos incorporada a nuestro ser más profundo. Otra cosa es que no la dejemos aflorar.

Ustedes y yo no sólo hemos sido jóvenes llenas de ilusiones, de amores, altruismos, de contradicciones también; hemos desplegado las alas y los sueños de conquista, hasta hemos amado locamente y rumiado desengaños. Esta juventud no ha pasado a mejor vida, está palpitante en las fibras más entrañadas de nuestro ser que no tiene por qué arrugarse, que puede ser nuevo cada día, si le dejamos renacer.

Cuando a alguien le llamamos santo, místico o poeta, le adjudicamos un apellido como el de pobre, viejo, joven... pero esos tres apelativos tienen al menos la función indicativa de mostrar un camino por el que todos caminamos, una realidad que todos somos con tal de que pulsemos las cuerdas del arpa cubierta de polvo de nuestra infancia, reformateemos la configuración de nuestra vivida juventud y la madurez que reordenó las subidas y bajadas del tono de nuestros pensamientos, emociones y reacciones.

Conjugar estas experiencias, actualizarlas, eso es VIVIR.

Pero vivir, vivir, ¿Cuánta gente está viva a los 12, 15, 20, 40 años? ¡Cuánto muerto ambulante se cuela por las calles, las oficinas, las universidades, las discotecas, hasta por algunos escritores!

Nos extraña ver una persona “VIVA” a los 80 o 90 años y qué pocas facilidades le damos para que siga viviendo así, como tiene que ser.

Tendría que extrañarnos mucho más ver personas muertas a tempranas edades, es decir, sin ganas de moverse, ahítas de todo, con pesimismos congénitos, miopes y estigmáticas ante la vida y sobre todo, vueltas y arrugadas sobre sí mismas, encerradas en su propio capullo de seda que se ha convertido en su sepulcro como el capullo del gusano para la crisálida, su atuendo mortuorio.


Matilde Garzón Ruipérez
catedrática de latín, jubilada

No hay comentarios: