Publicado por Mi Vocación
La verdad ha sido y es un concepto utilizado con frecuencia, tanto en el ámbito académico como en la vida cotidiana. A todos nos gusta que nos digan la verdad pero no que “nos canten las verdades”. Para aceptar lo que se nos dice con ira o con rabia requiere de nuestra parte una gran dosis de humildad. Y lo que ocurre en estos casos, es que aquello que se nos decía que era en realidad cierto, sea rechazado y no acerque posiciones sino que las aleje. Como decía el dominico francés Congar, “una verdad que no cura las divisiones no es una verdad cristiana. Corre el peligro de convertirse en simple ideología o política de partido”.Tampoco une el que quiere imponer su verdad frente al otro. Porque además la Verdad absoluta solamente la posee Dios. Los humanos tenemos que tender a esta Verdad, es un camino de toda la vida acercarnos a ella. Hay que ayudar al otro para que descubra la verdad y salga del error.
La verdad, incluso en minúscula, es una fuente de alegría, un descanso para el que se esfuerza a vivir en ella. Su conciencia no le remuerde, vive serena, sin temor porque se sabe en el camino recto.
Texto: Hna. María Nuria Gaza.




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